Capítulo 39|Propuesta aceptada.

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Cuando pasamos por el espacio oscuro llegamos a una sala, todo a nuestro alrededor era rocoso, aun así había unas cuantas sillas fijas alrededor de una mesa.

Astaroth se encontraba de pie frente a nosotros y a su lado dos demonios más. Supuse eran parte del congreso.

—No vendré con formalidades, iré directamente al grano.

—¿Quién es esta humana? —preguntó un demonio—. ¿No te la has comido Astaroth? Me impresiona, a estas alturas ya habría absorbido su aura y esencia.

—No te excites tanto Balaam. Es hija de los reyes de fuego —respondió Astaroth.

El que parece ser Balaam me miró. De hecho todos tenían miradas frías cuando escucharon quién era, percibí el odio a nuestro alrededor, y no precisamente de ellos, el fuego de mi alrededor me lo decía.

—¿Qué quiere? —preguntó el otro demonio.

—Ocupar el lugar de mis padres —sonreí, ellos no—. ¿No les agrada la idea? Se han presentado varios casos y múltiples apariciones de «criaturas horrorosas» en la Tierra. Ustedes son los responsables, muchos creen que no existen pero últimamente han aparecido demasiado. —Astaroth sonrió levemente—. Te dará más gracia lo que se viene a continuación.

—Es un mundo libre.

—Ya no —me crucé de brazos—. Permanecerán aquí, si desobedecen y salen al exterior yo misma los haré regresar.

—Negado. Siempre hemos salido, princesa, el que tú lo digas no nos detendrá. Tus padres no lograron mucho intentando eso —habló el demonio cuyo nombre desconozco.

—No soy ellos. —Le hice una señal a Thea para que se pusiera a mí mismo nivel—. Ella se llama Thea; es una habitante de mi reino, ha sido testigo de todo lo que han hecho y es por eso que no habrá libertad alguna para ustedes.

—Ya veo —rió Astaroth—. Estás aquí por Scott, ¿no? —entrecerré mis ojos—. Quieres preguntarnos cómo detenerlo. —Su sonrisa se amplió—. Con esto no ganas méritos.

—Escúchame bien princesita, no importa cuantas reglas pongas o cuantas veces tengas que regresarnos al infierno, no te haremos caso —declaró Balaam.

—Tienes que, ella es la princesa —gesticuló Henry.

—Scott también tiene poder aquí —sonrió y yo lo fulminé con la mirada—. Puede que tus nos prohibas cosas, pero él puede cambiarlas aunque no tenga el poder de fuego. Él es tu hermano, tiene derecho como miembro de la familia real. —El otro miembro del congreso me sonrió siniestramente, él si que me sacaba más humos.

—No —rió Blake—. Yo creo que si querrán colaborar con la decisión de Keitlyn —sacó el círculo plateado que le di a cuidar.

Los tres demonios se voltearon a ver entre sí, cualquiera pensaría que estaban organizando un plan para matarnos a todos en este mismo momento, pero solo se miraban... ¿cierto?

Astaroth giró a verme.

—Tienes un medio para detener al demonio dentro de Scott, no necesitas nada más aquí —acotó.

—Quiero sacarlo de su interior, no controlarlo —apreté mis manos en puños—. El círculo plateado solo hace que obedezca órdenes, no es un artefacto que se pueda usar para expulsar al demonio de la luz azul oscura.

—Queremos que nos digan con que podemos ayudarlo —habló Blake—. Podrán tener sus códigos pero créanme, si no colaboran, las nuevas reglas que se implantarán en el infierno serán muy estrictas.

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