—¿Leo me dejó los ojos morados? —pregunté—. Solo me abofeteó, no fue...
—Deja de decir tonterías Keit, tus ojos no están morados por algún golpe. ¡Es tu iris!
—Aún estás afectado, debe ser eso —le indiqué.
Me miró de mala gana y sonreí nerviosa.
—¡Eh, ¿están bien?!
Me giré hacia atrás encontrándome con Emma y Henry. Se veían agotados en cuestión de pelea. ¿Qué había puesto Leo para detenerlos?
—¿Están bien? —volvió a repetir Emma cuando ninguno contestó—. ¡¿Por qué tus ojos son...?!
—¿Morados? —completó Henry sorprendido—. ¿De qué nos perdimos?
Giré hacia Blake. No estaba imaginándoselo, en verdad lo había dicho enserio.
—Será para después —musitó Blake parándose lentamente—. Emma, checa a Ethan, le dieron unos buenos golpes.
—Si —respondió Emma caminando hacia Ethan.
—¿Y dónde está Leo? —inquirió Henry.
No tenía sentido.
¡Nada tenía sentido! Querían volverme loca.
Todo se complicaba, y no quien se encontraba mal, si el mundo o yo.
Había muchas dudas, como el porqué Angélica dejaría una misión al espejo. ¿Cómo es que sabía exactamente lo que nos pasaría?
¿Por qué estábamos infectados en primer lugar?
Me senté en el suelo, encajando mis uñas en ambas piernas. Estaba frustrada pero sobre todo cansada.
Todo esto era un rompecabezas, uno en el que varias piezas se habían perdido.
—¡Ah! —grité cuando me había lastimado ambas piernas.
—Pero mira, ya no tienes los ojos morados, han regresado a su color original —dijo Blake sentándose a un lado mío.
—Blake, ¿crees que es suficiente vivir con lo que sabemos? —miré a todos—. ¿O todos? Cada que damos un paso retrocedemos, cada que queremos hacer algo bien, alguien acaba lastimado —apunté a Ethan.
—Tranquila —pidió Blake.
—Es que no sé qué pasa chicos, no tenemos nada. Somos marionetas para la PATFS. Y hablo del congreso, no confío en ellos. ¿O por qué Leo me preguntó por un tal círculo plateado?
—Vamos Keitlyn, estás teniendo un shock —argumentó Henry acercándose a mi—. ¿Por qué no mejor empezamos por dónde está Leo?
¿Qué iba a decir? Solo pensé en apartarlo de Blake y desapareció.
—Yo... no lo sé —agaché mi cabeza.
—Pues creo tener una —Henry fue por un pedazo de la máquina que Leo rompió, trayéndola delante mío. El trozo de la máquina era pequeño. No tenía idea alguna del porqué Henry me lo trajo—. Mira con cuidado ese pedazo de máquina.
—Ya lo vi, ¿y después?
—Piensa que es Leo.
—Pero es basura.
—¡Solo concéntrate!
Rodé los ojos y me enfoqué únicamente en aquel pedazo. Era algo simple, pero eso no quitaba el hecho de que fue parte de una máquina horrible que casi me mata. Me daba rabia el tan solo recordar, quería que desapareciera, que no estuviera aquí más.
Sentí una sensación, la misma de cuando Leo desapareció.
El pedazo desapareció, y ahí comprendí a lo que quería referirse Henry.
¡Mi otro poder! El regalo de la bruja blanca.
Desaparecía cosas, eso hacía.
<<Bueno y tal parece que las apareces.>>
<<¿De qué...?>>
<<Mira bien.>>
Alcé mi vista hacia delante. Leo me miraba furioso, sus venas resultaban de enojo, y sus ojos de un azul totalmente fuerte y oscuro.
—¡¿Qué hiciste, perra?! —gruñó.
¿Y yo era el perro?
Corrió hacia mi para atacarme.
—¡Muévete! —gritó Blake y me hice hacia atrás justo para que él pudiera hacer una barrera de rocas—. Retrocede, no tardará en derrumbarla.
Blake me ayudó a pararme y ambos corrimos hacia los demás.
—¡Atrás! _Emma apuntó indicando algo malo.
Ambos volteamos y observamos que Leo ya había roto la barrera. Blake se detuvo y se giró a él para comenzar a pelear.
Leo lanzó una esfera que me dio a mi. Caí al suelo a los pies de Henry, me ayudó a pararme con cuidado.
Eso distrajo a Blake, pues mi hermano aprovechó para darle un golpe fuerte en la mandíbula que lo hizo ganar en el suelo. Emma expulsó un chorro de agua para alejar a Leo de Blake. Henry se lanzó para pelear contra él. Aproveché para ir hacia Blake y asegurarme de que estuviera bien,
—Ey, ¿te encuentras bien? —lo moví un poco.
—He recibido peores golpes que estos —admitió y lo ayudé a pararse.
—Pues eres un chico fuerte.
Sonrió.
—¿Por qué sonríes?
—Admites que soy fuerte.
Ambos giramos cuando escuchamos a alguien correr. Leo se aproximaba a nosotros. Blake y yo alzamos la mano para combinar un poder, pero él fue más rápido y lo esquivó saltando por encima de nosotros.
¿Dónde estaban mis ojos morados cuando los necesitaba?
Leo acúmulo energía desde arriba en sus dos manos. Pero Henry llegó justo a tiempo expulsando a Leo con una inmensa cantidad de aire lejos de nosotros.
Henry se impulsó con el aire para de nuevo llegar a él.
—Hoy no, demente —mencionó Henry golpeándolo en el estómago.
Leo salió volando aún más hacia atrás, escupió sangre por el golpe y al impactar, destrozó una pared entera. Henry tenía una súper fuerza, ese golpe si que debió doler.
—¿Te crees muy fuerte no? —siseó escupiendo sangre.
—No soy el que está tirado en el suelo —espetó.
Leo sonrió y dio un puñetazo al suelo, donde por abajo de Emma salió una esfera negra que la golpeó.
—¡Emma! —gritamos Henry y yo.
—Serás fuerte, pero no rápido —aclaró Leo mandando una gran cantidad de poder azul hacia Blake y hacia mi.
Todo estaba pasando muy rápido. Henry trataba de llegar desesperado a nosotros. Apreté los dientes y cubrí el cuerpo de Blake con él mío hincándome en el suelo.
Parpadeé cuando mis manos comenzaron a brillar, es como si Blake me hubiera dado fuerzas de repente.
Me despegué de Blake y alcé ambas manos para expulsar yo una esfera enorme de luz morada.
Ambos ataques chocaron, pero mi luz cubrió totalmente a la de Leo. Desaparecieron y, en un instante, apareció el mismísimo ataque de Leo impactándose contra él.
—¿Pero cómo...?
Se paró débilmente mirándome con odio.
—Apareces y desapareces, genial —bufó inspeccionando a todos por si atacábamos.
—¿Dónde acabaste? —le pregunté.
—Eso no es de tu incumbencia —espetó—. Y esto no se quedará así.
Dicho eso último, desapareció.
—Dios mío, ¿estás bien Keit? —preguntó Emma aproximándose a nosotros.
—¿Cómo está Ethan? —le pregunté.
—Estará bien, está más agotado que herido —mencionó.
—Descubriste el regalo de la bruja blanca. ¿Cómo te sientes al respecto?
Miré mis manos, estaban rojas. Mis ojos me ardían y mi cabeza me daba vueltas. Empecé a caer, Henry y Emma me alcanzaron a sostener. Vi como Blake se paró del suelo de golpe.
—¿Keitlyn?
Me llamó Blake, antes de que cayera inconsciente de repente.
***
Me quejé cuando podía ver destellos de luz con los ojos cerrados.
Abrí los ojos de golpe, había una luz en el techo que me daba directo a mis ojos. Todo había sido tan rápido, primero estábamos allá con Leo, y ahora estaba en una cama de enfermería en la PATFS.
Me intenté levantar y me dolió la cabeza.
—Auch —me quejé.
—Claro que duele.
Volteé hacia el dueño de esa voz, en una esquina se encontraba Jordan cruzado de brazos, con una pierna doblada a la pared y otra recta al suelo.
—¿Qué pasó? ¿Qué haces aquí?
—Tranquila agente, solo me dejaron a tu cuidado. F está regañando a tu equipo en estos momentos.
Tragué saliva, eso no era buena señal. F nos matará.
—¿Dónde se encuentra Ethan?
—Si observarás con atención la habitación, te hubieras dado cuenta antes.
Giré a mi lado derecho. En una cama se encontraba Ethan, al parecer aún no despertaba, tenía una herida en la frente y se veía muy cansado.
—Pero él estará bien —indicó Jordan. Se acercó sentándose en una silla frente a mi—. ¿Cómo te sientes?
Jordan no era de muchas palabras, él simplemente se metía en conversaciones que tuvieran que ver con nuestra magia, no nuestros sentimientos, o nuestra salud, o no sé, si teníamos hambre. Por eso su pregunta me tomó por sorpresa.
—Pues bien...
—¿Qué pasó allá afuera?
—Dudo mucho que no te hayas enterado pero fuimos a...
—No hablo del espejo —me interrumpió—. Hablo de tu repentino desmayo. Tus compañeros me han contado lo que hiciste, ¿sabes qué es lo que hiciste?
—Desaparecí a...
—Si, desapareciste a Leo —me volvió a interrumpir. ¿Si sabía todas las respuestas por qué seguía preguntándome?—. Pero ese poder no puede ni debe desaparecer ni aparecer personas. No puedes sobrecargar tu poder de esa manera, y lo hiciste dos veces, inclusive desapareciste una ráfaga de poder, y eso también requiere de mucha energía.
—Estoy entendiendo que me estás regañando, pero ya lo capto. A lo próxima tendré más cuidado, no haré nada con personas, solo con objetos, únicamente no debo excederme, es sencillo.
—Es fácil decirlo que hacerlo —dijo reclinándose hacia atrás.
—No lo sabía, sigo dando lo mejor de mi. Y estoy convencida de que lo haré porque no pienso lastimar a nadie —dije y él me miró directamente.
Como si quisiera encontrar una respuesta en mi. Suspiró y se tronó los dedos.
—Creo que deberías saber algo más.
—¿Qué es? —alcé una ceja alarmada por el tono de voz que utilizó.
—Tu hermano tiene la luz azul.
—¿Y qué tiene que ver?
Él sonrió por mi clara ignorancia y bufó.
—Ambas brujas fueron muy listas. Vieron el futuro y supieron que Leo se uniría al bando contrario. Él tiene la luz azul oscura y tú la luz morada clara. Son poderes contrarios.
¿Entonces Leo se había enojado por eso...?
—Entonces yo...
—Tú posees el poder para desaparecer y reaparecer. Tu hermano, quien posee el poder contrario al tuyo, solo puede romper o rearmar. Claro que no puede a personas, solo a objetos, para agregar, tu puedes hacerlo mentalmente, él requiere tener contacto físico con lo que deseé emplear su poder.
Agaché mi cabeza.
—¿Qué intentas decirme? —le pregunté cabizbaja.
—Antes tenían cierta rivalidad, ahora más si ya sabe lo que posees. No dudará en matarte o matar a los demás a la próxima.
Resoplé mirando hacia arriba. El mundo me odiaba, conspiraba contra mi.
Jordan y yo giramos hacia la puerta. Entraron mis tres compañeros con cara de regañados. Vieron que estaba despierta y se acercaron hacia Jordan para verme.
—Pero miren, si es nuestra chica valiente —expresó Henry viéndome con alivio.
—Te salvaste de un regaño fuerte —suspiró Emma—. F ya está al tanto de todo, entregamos un reporte de lo sucedido, supongo que por ahora nos dejará en paz.
Miré a Jordan, él parecía estar vigilando cada una de nuestras acciones y escuchando con atención nuestras palabras. No tenía algo más que hacer aquí, así que era obvio que estaba para vigilarnos. Había pasado tanto tiempo con Ethan como para saberlo.
<<Blake, sé que me escuchas.>>
<<Estabas muy atenta, quería saber en qué pensabas. ¿Cuál es el plan?>>
<<¿Crees poder conectarnos a todos? Necesito decirles algo, evita contacto visual con Jordan.>>
Vi como Blake cerró sus ojos y de repente sentí más presión en mi cabeza. Por lo visto no solo afectaba a Blake, sino a todos nosotros, esto tenía que ser rápido.
Henry y Emma agrandaron los ojos de repente, seguro sentían el poder de Blake.
<<Escuchen, sospecho que Jordan nos vigila, y algo dentro de mi me dice que es por el círculo plateado que mencionó Leo hace rato. Investiguen, pero háganlo lejos de todos, por favor...>>
Sentí que la presión en mi cabeza desapareció. Blake se tocaba la suya con dolor, era obvio que se estaba mareando, conectar con tres mentes en vez de una era mucha energía.
—Me alegra saber que estés bien —mencionó Emma sonriéndome—. Nosotros tenemos que cumplir con el castigo de F, así que si nos disculpan.
—Si, no se preocupen —mencioné.
Los tres salieron en un instante. Jordan no dejó de seguirlos con la mirada hasta que cerraron la puerta. Se quedó mirando ahí un buen tiempo hasta que se dignó en voltear a verme.
—¿Cuál fue el castigo?
—No lo sé, pero seguro no debe ser bueno —dije para calmarlo si es que tenía sospechas.
—Claro que no...
Él si que era un hombre misterioso, era directo, de eso no había duda. Había algo en él que no quería que supiéramos, algo me decía que escondía mucho más de lo que aparentaba.
—Debo irme —se levantó de la silla—. Cuando despierte tu hermano avísale a las enfermeras.
Asentí y salió de la habitación.
Miré el lugar. Bufé, ni siquiera me habían dejado un libro o algo para entretenerme.
Pasaron varios minutos después en los que me la pasé aburrida, hasta que sentí me mente acompañada.
<<Encontramos algo, estaba escondido. Pero no te gustará nada.>>
<<¿Qué dice?>>
<<Será mejor que lo aparezcas por allá. Nos están vigilando tres guardias.>>
Jordan si había sospechado algo.
<<Bien, puedo hacerlo.>>
<<¿Segura que sí? No quiero que te sientas mal, no me gustaría que te lastimaras.>>
<<Tengo que saberlo, ¿no? Descríbeme cómo es.>>
Blake comenzó a describírmelo, y es que necesitaba por lo menos una idea para poder emplear mi poder. Me concentré todo lo que pude imaginándome el libro en mi mente.
De pronto, nuevamente me sentí extraña, mis ojos eran morados y en mis manos había luces del mismo color que mis ojos. Lo estaba logrando.
De pronto, ya tenía el libro conmigo.
<<¿Lo tienes verdad? Porque desapareció de mis manos y te juro me aterré.>>
<<Si, ya lo tengo.>>
<<Muy bien, ten cuidado por favor, que nadie te vea con el. Por cierto... no hemos hablado bien de lo del espejo y...>>
<<Sé... qué quieres hacerlo, pero necesito leer. Sal de mi mente, por favor...>>
<<Si, lo entiendo... nos vemos en un rato.>>
Sabía que era una tonta, pero mi prioridad era saber porque Leo quería ir a por algo personal como el círculo plateado. Jeremy me dejó en claro que no fue una orden directa de DarkBan. Intuía que era algo importante.
Abrí el libro buscando la página donde estaba la información del objeto que buscaba. Mis ojos se abrieron como platos, empecé a respirar rápido. ¿Qué clase de artefacto estaba buscando?
—Tu no... no tenías porque ver eso.
Giré hacia Ethan. Sus palabras significaban que él sabía de esto.
—¿Qué es esto? —inquirí.
—El círculo plateado.
—No mientas. ¿Quién es él que tiene en su poder el círculo plateado?
Solo me observó. Sentí rabia dentro de mi.
—El del dibujo, aquí en el libro. ¡¿Quién es?!
—¿Por qué quieres saberlo?
—Sabes muy bien porqué —puntualicé llena de ira—. Pero solo quiero que me lo digas porque sé que ya lo sabías.
—No creo...
—Ethan Carter, basta de mentiras —le pedí.
Suspiró.
—Es Leo —apreté el libro—. Ese demonio es Leo.