Ethan corrió siguiendo a Alex.
Rápidamente me apresuré a seguirlo sin dudarlo ni pensarlo dos veces.
Llegamos a un cuarto extraño, parecía uno de esos en los que se planea algo o se observan los problemas. Los dos pusieron identificaciones, a los lados de la puerta habían guardias. Por mala suerte a mi me detuvieron dejando pasar solo a Ethan y Alex.
Quería ver qué pasaba, y ni siquiera sabía porque, algo me decía que tenía que saber el problema, algo así como un presentimiento o sensación.
Y mi inteligencia se prendió.
Pregunté a una que aparentemente era enfermera, sobre el lugar en donde se guardaban los vehículos, me señaló el camino y fui directo allá.
Duré 10 minutos esperando a Ethan y Alex, hasta que estos bajaron.
—¿Crees que las armas estén ahí? —preguntó Alex, sin duda era él.
—Puede que sí, no lo sé, si ellos llegan antes que nosotros tendremos problemas —contestó Ethan.
—¿Le contaste de ellos a tu hermanastra?
—Ni loco, no es momento de exponerla de esa manera, con todo lo que está pasando sería idiota contarle de ellos. Súbete a ese vehículo, yo iré de copiloto —dijo nuevamente Ethan.
—Bien.
Contestó sin más Alex.
Ambos se subieron, y yo, que estaba escondida detrás de un vehículo, me colgué de la parte trasera en el que se irían ellos, en segundos arrancaron.
Genial mi plan iba bien. Ellos conducirían a donde sea que irían y yo los seguiría, realmente sentía que algo me llamaba.
Al llegar visualicé un edificio grande. Me desenganché del vehículo en el que me encontraba y empecé a caminar hacia la puerta de ese edificio.
—¿¡Qué haces aquí!?
Se me olvidó ver primero si ya se habían bajado ellos. «Tonta».
Giré nerviosa de enfrentarme a Ethan.
—Yo... verás, te sonará gracioso —respondí riendo ligeramente.
Ethan me miraba con una cara de desaprobación, justo al instante una explosión se escuchó en la parte superior del edificio. Alex me agachó tapándome la cabeza para que ningún fragmento de vidrio o ladrillo me cayera.
—Mierda —susurró Alex—. Llegaron antes Ethan, debemos de darnos prisa, agarrarán las armas y los artefactos.
—Maldición —murmuró Ethan—. Keit, quédate aquí, ni se te ocurra entrar. Escóndete por ahí, por favor cúbrete y si vez a alguien sospechoso que va hacia ti huye.
Ethan y Alex salieron corriendo con armas en las manos hacia el edificio. La mayoría del piso estaba cubierto por fragmentos de vidrios y escombros ocasionados por la explosión.
Reaccioné cuando recordé lo dicho por Ethan, busqué con la mirada un lugar en el cual ocultarme, cuando lo encontré simplemente me escondí.
Al poco tiempo de haberme escondido una persona se acercó al edificio con una bomba en la mano, la aventó hacia arriba del edificio y salió corriendo.
No... Ethan y Alex seguían arriba.
Corrí con la intención de meterme al edificio y avisarles, pero así como la bomba fue aventada, explotó.
Me quedé paralizada en el sitio, todo a mi alrededor se había vuelto mudo, estaba en algún trance de shock.
No escuchaba nada pero podía ver, y cuando por fin recupere mis sentidos completamente vi que un escombro grande venía hacia mí, no podía moverme, quería que esto acabara ya, si esa cosa iba a aplastarme, que así fuera.
Me resigné y me quedé quieta esperando el impacto, de repente sentí como todo mi cuerpo cayó a un lado de donde yo estaba parada, algo tapaba mis ojos y cuerpo.
—Vaya, ¿estás bien? Esa cosa casi te aplasta —escuche decir a alguien.
Lentamente la persona se alejó más de mi, poniéndolo en mi campo de visión.
Era un chico. Cabello rubio, ojos verdes, estatura más o menos de un metro ochenta y piel blanca. Guapo, muy guapo.
Me sonrojé al estar pensando en eso.
—Gracias por ayudarme, pero tengo algo que hacer...
Guardé silencio al escuchar otra voz aparte de la de nosotros.
—Si hay algo que mi organización odia son los testigos, lamento mucho lo que haré a continuación, espero hayan tenido una buena vida.
El chico y yo volteamos a verlo asustados, me alerté cuando vi una pistola en su mano lista para atacar.
—No dolerá, aunque la verdad quisiera que sí.
El chico me cubrió nuevamente, escuché el disparo, por unos segundos pensé que el chico lo había recibido, pero de a poco se fue separando sin ningún problema de mí.
Era increíble lo que estaba viendo, sus ojos de ser verdes, pasaron a ser marrones, con un brillo especial que de alguna manera me cautivaba.
—Tus ojos —murmuré—. Eres igual a mí.
—Esto es extraño... —susurró.
—¿Por qué lo dices? —Le pregunté.
—Los tuyos se volvieron rojos...
Se supone que el color de mis ojos solo se activaba si utilizaba algún poder, o eso era lo que había captado.
Entonces... ¿por qué mis ojos brillaron y los suyos también?
Parpadea un par de veces, después mira hacia un lado y abre los ojos como platos, yo volteó también y me quedó anonadada.
Hay una forma de mano sosteniendo la bala.
¡Y está hecha de tierra!
—¿Qué son ustedes? —preguntó la persona que nos disparó asustada.
El chico se para, y me extiende la mano para levantarme. Aún tenemos los ojos de color, brillaban, entendí al instante que elemento era.
La persona sale corriendo rápidamente, el chico iba a seguirlo pero lo detuve negando con la cabeza, había más prioridades importantes ahora.
—Estoy confundido... ¿cómo pude hacer eso? —preguntó asustado.
—Es una larga historia que aún no la entiendo bien, pero ya te contaré lo que sé, eh... —Le sonreí esperando que me dijera su nombre.
—Oh si, perdón, mi nombre es Blake Smith —sonrió ampliamente.
Era extraño, la sensación anterior que tuve desapareció cuando me encontré con este chico. ¿Era lo que venía a buscar? ¿A él?
—Keitlyn Carter —respondí de la misma manera.
Abrí los ojos ampliamente al recordar a Ethan y Alex, comencé a correr al edificio, pero justo al instante vi dos siluetas caminar hacía nosotros.
Al salir del humo que se esparcía por todo el lugar, los vi. Ambos venían golpeados, Ethan venía agarrado por Alex, él tenía el brazo alrededor de los hombros de Alex, no era difícil de deducir que estaba débil, ambos caen al suelo.
Me acerco rápidamente a ellos y pongo la cabeza de Ethan en mi regazo.
—¿Estás bien? —Le pregunté a Ethan preocupada.
—Si, tranquila pero... ¿quién es el? —preguntó apuntando hacia Blake.
Volteó hacia él y me sonríe tímidamente.
—Se llama Blake Smith, elemento tierra a su servicio. —Le contesté..
Ethan y Alex abrieron sus ojos sorprendidos, aún así se podía ver la desconfianza que le tenían.
—Me salvó la vida... dos veces —aclaré para calmarlos.
Ethan lo mira una vez más, antes de posar su mirada nuevamente en mí.
Él entrecierra sus ojos y yo tragó saliva, ya sabía que venia.
—No se me olvida que viniste aquí sin mi autorización, señorita. —Me dijo seriamente.
—¿Ya acabaron de pelear? Sigo aquí tirado —dice Alex alzando una mano para que lo viéramos—. En fin, oye tu chico —mira a Blake—, bienvenido al equipo, ya van dos.
—¿Quieres decir que hay más como nosotros? —pregunta asombrado—. Esto es tan confuso...
—Obviamente rubiesito. —Le responde burlón.
Blake agacha la cabeza, suspira y me mira fijamente.
Después de un rato esperando a que Ethan y Alex recobrarán fuerza, subimos a la camioneta.
—¿Seguros que está bien que venga aquí con ustedes? Soy un peligro, sea lo que sea que soy, no están seguros y más si no se controlarlo —cuestionó Blake.
—Blake... Mejor guarda silencio, también tengo dudas, controlo el fuego, sabes que es más peligroso —dije tristemente.
—Sabremos cómo tratarlos, descuida Blake, Keitlyn no ha iniciado ningún monitoreo ni nada, hoy descansarán, y mañana se les realizará diversas pruebas y análisis —aclara Ethan.
—Bien... —respondemos aún con duda.
Le había contado todo a Blake de camino al cuartel, él entró por varias fases de carácter:
Primero rió.
Después negó.
Se asustó.
Y al final aceptó.
Mismas fases por las que yo pasé.
Al fin llegamos a nuestro destino, Blake parecía sorprendido por no haber notado el edificio antes, asintió afirmativamente con la cabeza, con aprobación. Ethan ingresó su identificación para poder ingresar a las instalaciones, una vez dentro giró viendo a Alex.
—Informaré de lo sucedido a F, llévalos a sus habitaciones —indicó.
Alex asintió, caminamos por un par de minutos hasta que nos detuvimos en un pasillo, habían muchas puertas, era increíble, casi parecía un hotel.
—Keitlyn, esa es tu habitación, Blake, esa es la tuya —señaló los cuartos.
Prácticamente Blake y yo éramos vecinos de habitaciones.
Blake se metió a su habitación lentamente, sentí curiosidad por ver el interior de su cuarto, por lo tanto avancé hasta ingresar. Me sorprendí al ver todo aquello, no solo era un simple cuarto...
La habitación era grande, había cocina, baño, sala, comedor... tenía de todo.
Me mordí el labio inferior recordando la casa en la que vivía con Ethan.
La habitación en la que me encontraba era el doble de grande que mi casa.
—Bien, es mejor dejarlos para que se instalen —dice Alex detrás de nosotros.
Ambos asentimos, Alex sale cerrando la puerta. Blake se sienta en el sofá cercano a él, lo sigo sentándome en otro justo enfrente.
—Entonces... ¿estás enojado? ¿Confundido? ¿Furioso tal vez? —Le pregunté con pena.
Me miró, sonrió de lado y se encogió de hombros.
—Tenía dudas, las típicas creo pensar que también tienes tú. Pero sé que Ethan es tu hermano, ésta organización es buena y confiable. Ahora solo tenemos una única misión, encontrar a los demás. Soy el elemento tierra, tú el fuego, juntos somos imparables —respondió confiado de sí mismo.
Era admirable su forma de pensar, no tenía miedo, solo... dudas.
—Estás diciendo técnicamente que seremos algo así como ¿defensores del mal? Ni siquiera tenemos conocimiento, no sabemos luchar, disparar o siquiera utilizar nuestros poderes correctamente —dije algo molesta—. No sabemos absolutamente nada.
—Pero aprenderemos. Dijiste que cuando descubriste lo del fuego, te protegió, tú poder te salvó, estás conectada a el como uno solo. ¿Viste lo que hice hoy? Somos capaces de eso y de mucho más, ¿acaso no logras verlo?
Me quedé pensando en todo lo dicho por Blake. Claro que podría esforzarme, aprender a defenderme, controlar mis poderes... Pero el miedo era lo que me impedía avanzar y aceptar todo esto.
—Escucha, somos como uno solo, un equipo, entrenaremos juntos, podremos salvar a cientos de personas y a nuestros seres queridos.
Ethan...
—Entonces, ¿qué dices? ¿Juntos? —extendió su mano.
—Juntos —contesté estrechando la mano con él.
***
Ya me había instalado en mi habitación, era igual a la de Blake, estaba muy bonita, me encantaba.
Estaba nerviosa y preocupada por mañana, nos analizarían, no quería ni pensar en los resultados, tenía miedo que fueran malos, nos tomarían como una amenaza y nos aislarían de todos y de todo por el resto de nuestras vidas.
La puerta sonó. Gruñí y me paré de mi cómoda cama a abrir.
—Genial, ¿se te ofrece algo? —Le regalé una falsa sonrisa.
—¿Así tratas a tu nuevo profesor de entrenamientos? —alzó una ceja.
Fruncí el ceño.
—¿De qué rayos estás hablando?
—Sabes perfectamente de que estoy hablando. Mañana terminando sus análisis, los quiero a ambos en la sala de entrenamientos puntuales, en caso de que se demoren recibirán un castigo —dijo con tono militar.
Se retiró con una sonrisa en la cara, debido a la expresión que puse.
¿Quién diría? Ahora ya no estaba aterrada o preocupada por los análisis, sino por el duro entrenamiento que nos esperaba mañana con él.
Estúpido Alex.