Capítulo 68

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Durante esa tarde, almorzaron juntos en una de las esferas bióambientadas de Aurora. Sentados bajo una especie de gran árbol guindo cuyas delgadas y largas ramas se movían solas, en medio de una hermosa pradera con vegetación amarilla muy similar al césped, disfrutaban de un improvisado picnic que Malphite y Sona se habían encargado de preparar. El paisaje se hacía hermoso de contemplar gracias a que al aire peculiar: en lugar de atraer las cosas hacia abajo, elevaba hacia el cielo las hojas y plantas que llevaba.

Ahora que la comida se había terminado, Malphite estaba tirado en el suelo, algo alejado del árbol para observar las nubes e intentar encontrar formas en ellas; Jinx se había metido en un montón de hojas y hierbas apiladas y dormitaba asomando solo su cabeza, usando el borde trasero de la larga túnica de Sona cual almohada; la templaria observaba en silencio la hermosa vista que tenía de la pradera; mientras que Yasuo estaba apoyado en el tronco del árbol, leyendo a gusto una novela romántica.

El sol se encontraba bastante alto aún y había muy pocas personas cercanas al pequeño grupo, así que Sona aprovechó para meditar brevemente y escuchar la voz del ora, asegurándose de saber dónde estaba Rhaast exactamente, acontecimientos en algunas estrellas y rastreando inútilmente a Zed, pues parecía que se lo había tragado un agujero negro. Mientras se quitaba su capucha, abrió sus ojos lentamente, molesta y algo frustrada.

— ¿Todo bien?

Yasuo levantó brevemente sus ojos de su lectura hacia ella, y luego volvió a bajarlos.

Sona asintió, estiró su brazo y tocó el de Yasuo.

"Es sólo que aún no puedo encontrar alguna pista del paradero de Zed".

— Sabía que se trataba de él — cerró su novela.

"¿Cómo?", no había escuchado bien gracias al ronquido que provino de Jinx.

— Sona, el aparecerá cuando sea el momento y podrás cumplir tu cometido. Confía en ello, además nosotros te apoyaremos — le dijo con voz suave, intentando tranquilizarla y dejar el tema lo antes posible.

"Gracias", dijo débilmente.

Una corta ráfaga pasó entre ellos dos, desordenando el cabello de ambos y haciendo que Sona se acomodara algunos mechones detrás de su oreja, mientras Yasuo no le quitaba la vista de encima. Luego de algunos segundos, el capitán bajó la vista dispuesto a retomar su lectura, pero sintió que el agarre de Sona se intensificaba un poco.

"Lo siento mucho, Yasuo".

Él la observó levantando una ceja, con muda interrogación.

"Sé que ustedes ya me han disculpado por lo que hice en ese planeta perdido, pero aún siento que debo enmendar los errores que cometí allí de algún modo", sonaba determinada.

Yasuo dibujó una sonrisa, se desperezó apoyándose contra el tronco y abrió nuevamente su novela.

— Podrías regalarle algún arma de ora a Jinx y una maqueta a Malphite, te aseguro que con eso saldarás por demás tu "deuda" — rio.

Sona lo imitó y luego soltó un suspiro.

"Lo tendré en cuenta", miró hacia su compañero. "¿Y tú que quisieras?"

— ¿Yo? — giró hacia Sona inmediatamente, lo había tomado por sorpresa.

Ella asintió con una sonrisa divertida, mientras las ramas del árbol bajaban y jugueteaban con ella. Yasuo miro aquello con algo de curiosidad.

"Todos los seres pueden sentir el ora, la vida misma", Sona acarició suavemente las ramas. "Es sólo que la gran mayoría han olvidado como hacerlo. Estos pequeños aún lo recuerdan, es por ello que se acercan gustosos a la fuente misma de la vida: saben que mientras el poder que porto este cerca, todo estará bien".

Aquellas últimas palabras resonaron en Yasuo. "Mientras este cerca, todo estará bien". No había una mejor descripción para lo que él sentía cada vez que la miraba, hablaba con ella o, incluso, si simplemente se sentaba a su lado en completo silencio; sentía que a su lado ya no necesitaba absolutamente nada más, como si estuviera completo y... todo fuera a estar bien.

Sona lo miró.

— ¿Dices que nosotros también podríamos hablar y todo con el ora? — dijo él, por decir lo que sea.

"Quizá, no estoy segura", sonrió y desvió su atención.

Las ramas alcanzaron las palmas de sus manos y empezaron a florecer desde allí, hasta alcanzar la misma copa del árbol, llenándolo de pequeñas flores rosadas con pistilos azules. Los dos elevaron sus miradas y se pusieron a observar al árbol y sus pequeñas flores meciéndose con el ligero viento e iluminadas por el sol. Luego de unos minutos que compartieron en silencio y contemplación, las ramas empezaron a volver muy lentamente hacia el árbol y Sona volvió a mirar a Yasuo.

"Lamento haberte interrumpido", volvió a sonreírle. "Sobre lo que deseabas..."

Algunas de las florecillas empezaron a desprenderse y fueron guiadas por el viento sobre las hierbas cercanas, rodeando a Yasuo y Sona, en medio de un suave y pequeño torbellino, hasta que una de ellas terminó en las faldas de la templaria.

"¿Yasuo?", Sona preguntó sin borrar su sonrisa. Quizá estaba distraído.

— No conozco mucho sobre la voz del ora, la Orden de los Templarios o sobre la misión que cargas, Sona — la miraba a los ojos. — Sin embargo, quiero estar ahí para tí y quiero que tú lo estés al mío. Quiero que nunca te apartes de mí lado.

Él la observaba fijamente y con una expresión indescifrable para ella, estiró su brazo, tomo suavemente la flor en sus faldas y la colocó entre sus largo cabello guindo, tomándola por sorpresa.

— Te queda bien.

Sona le devolvió la mirada con su rostro levemente sonrojado. No estaba acostumbrada a los cumplidos de esa clase, no sabía que responder a todo lo que acababa de oír e intentó buscar una referencia apropiada en sus experiencias pasadas; pero no había ninguna situación como esta, a lo mucho Zed haciéndose el payaso y diciéndole que parecía un horrible ghox cuándo dormía.

¿Por qué aquellas palabras la sorprendían tanto? ¿Acaso Yasuo la veía como algo más que una amiga o compañera? Ella jamás se había detenido a pensar en el amor, ni siquiera con Zed; admitía que podría haber habido algo en pasado con él, pero ahora era simplemente eso: pasado, después de todo ¿Cómo se podría hablar de tener una relación con un contenedor vacío hambriento de sangre? Según ella, el beso que Zed le había dado, era de despedida más que otra cosa... pero podría estar equivocada. En ese preciso instante, tu mente estaba en blanco.

Yasuo la contempló por unos breves instantes más y luego se puso de pie.

— Bueno, tenemos mucho tiempo por delante junto a Malphite y Jinx — se rio de buena gana.

Le ofreció su mano y ella aceptó, ya más calmada y alegrándose de que, al parecer, había malinterpretado sus palabras. Cuándo se levantó, Jinx se despertó de golpe y se limpió la baba que le escurría por el mentón.

— ¿Q-qué? ¿Ya nos vamos? — se frotó los ojos.

— Ve por Malphite, Jinx. Aún es lo bastante temprano como para...

— ¡¿Pero qué klags?! — lo apartó bruscamente y abrió grandemente sus ojos. — ¿Alguien más noto que el árbol se ve algo diferente a cuándo llegamos? — lo señaló.

Mientras Jinx armaba teorías conspiranoícasacerca del misterioso florecimiento del árbol, Malphite continuaba echado cercadel grupo; con una gran sonrisa, disimulaba no estar al tanto de todo loacontecido entre su capitán y la templaria.

Blanco y negro (Kayn x Jinx) (Yasuo x Sona)Where stories live. Discover now