Capítulo 56

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— Creo que ya es hora.

Sona lo miró con seriedad y cierto dejo de tristeza.

— Ya no podemos permanecer aquí por más tiempo, el mismo ora empieza a rechazarnos.

Ella bajó la mirada, deseando permanecer allí por la eternidad.

— Ya sabes lo que debes hacer cuándo salgamos de acá, Sona.

Lo observó durante breves segundos, alarmada y suplicante.

— Por favor, Sona.

Zed apoyó suavemente la palma de su mano en su rostro y lo levantó levemente.

— Debes hacerlo.

Finalmente ella lo miró a los ojos con tristeza, queriendo leer los pensamientos que rondaban a Zed y memorizando con detalle cada gesto suyo.

— ¿Recuerdas nuestra última despedida?

Sona solo continuó mirándolo.

— Entraste a la Sala del Gran Templo aquella mañana, casi nunca interrumpías mi meditación, pero te sentaste delante mio, pusiste una gran sonrisa y cuando pregunté que pasaba me dijiste que tenías una misión ¡La más importante que habías tenido hasta ese momento!

"Me felicitaste y preguntaste si quería que vinieras conmigo, pero dije que no. Esa misma tarde a ti también te encomendaron tu propia misión".

— Insistí en que me dejaras acompañarte pero tu dijiste que era tu misión y de nadie más. Debían pasar desapercibidos, así que solo fueron un puñado de templarios, ni siquiera tenías un escolta y... y todo salió mal.

El espacio dorado en el que se encontraban se estremeció y se oyó un gran estruendo lejano.

"La dimensión del ora pronto se corregirá".

— Cuándo toqué a tu doble de ora, alguien más lo hizo con tu cuerpo original y en ese momento parte de la dimensión del ora pasó a nuestro plano original — parpadeó pensativo. — Quizá causó algunas modificaciones en los seres que estaban en el planeta.

"Pediré perdón al ora por haber usado el Portal sin una verdadera necesidad y para mis propios fines".

— Pudiste traerme acá y tener una charla civilizada conmigo, ¿no? Estoy seguro que el ora entenderá que abriste el Portal a su dimensión para traernos acá y poder hablar con otro de sus emisarios.

Los dos contemplaron por algunos minutos la inmensidad de todo el dorado que los rodeaba, era como estar en una gran burbuja dorada: sin gravedad, sus "paredes" con diferentes tonalidades de dorado, incontables nubes a sus pies y de entre ellas salía una infinidad de pilares con cúpulas en su parte más alta, donde se veían animales, construcciones, montañas, bosques, etc. En miniatura, todo de color dorado.

Ambos sabían que la Dimensión del Ora albergaba toda forma de vida, ecosistema, planeta, galaxia existente, después de todo el otro lado era tan sólo una especie de copia de esta dimensión sagrada, por ende nadie podía permanecer allí por mucho tiempo, ni siquiera sus emisarios. Sona volteó a ver a Zed y sus ojos se llenaron de lágrimas.

"Te extrañé mucho Zed".

— Yo también, Sona — hubo una pausa. — Ahora debemos irnos.

"No quiero hacerlo".

— Lo sé, pero sabes que es necesario.

"Lo siento tanto".

— No tienes de que disculparte.

Ella lo abrazó fuertemente y él le devolvió el abrazo.

Blanco y negro (Kayn x Jinx) (Yasuo x Sona)Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ