Capítulo 10

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La lluvia color violeta caía a cantaros, volviendo todo el suelo en un lodazal cafe oscuro y dejando la sensación de humedad en toda la selva de aquel extraño planetoide. Kayn caminaba silenciosamente entre los enormes y delgados "árboles" de la zona, intentando vanamente encontrar algún rastro del paradero de la templaria.

La pequeña capsula de escape había salido disparada y Kayn había tenido muy poco tiempo de incorporarse y ponerse en guardia cuando se sintió otro gran sacudon al ingresar en la atmósfera del planetoide y fue ahí cuando la capsula se partió en dos, precipitando a todos sus ocupantes en diferentes direcciones. De no ser por su rápida reacción, Kayn habría terminado estampado contra el suelo, pero en su lugar se las arreglo para que su caída fuera amortiguada por el follaje del bosque y freno su velocidad con la ayuda de la hoz; claro que había salido un poco lastimado, pero nada que el ora no había curado en un par de horas.

Ahora caminaba bajo la lluvia, completamente empapado pero sujetando fuertemente la hoz con su mano derecha. Sabía que el aíre tenía algo de toxicidad, pero pasarían muchas horas más hasta que esta lograra vencer al ora y para ese entonces Vassur ya lo habría encontrado gracias al avanzado sistema de localización de la Corte de Fractal.

"Date prisa, ella ha de estar lastimada y no opondrá resistencia, pero el otro sujeto es un incordio".

— Ya lo sé, Rhaast.

De pronto parecieron oírse pasos; en medio de la torrencial lluvia golpeando el follaje a penas podía escucharse algo.

— ¿Acaso...?

Pero Kayn no terminó su oración, pues un "bulto" cayo desde las alturas y casi lo derriba de no ser porque saltó hacia atrás. El Ordinal dirigió la hoja de la hoz hacia el bulto, pero pronto comprendió que no había amenaza alguna, incluso si esa había sido su intención.

— ¡Ese salto fue genial! — Gritó Jinx mientras se enderezaba en el suelo y se quedaba sentada ahí.

— Sabes que pude rebanarte antes de que tocaras un milímetro del suelo, ¿verdad? — Le preguntó él algo aburrido y deseoso de no estar manteniendo aquella conversación.

— Claro que sí. — Ella le guiño un ojo. — Pero quería probar que Yasuo no es el único que puede pillarte con la guardia baja, aunque me equivoqué... — Hablaba demasiado rápido y las palabras se atropellaban una a la otra.

Por un momento quiso decapitarla y lanzar aquella parlanchina cabeza al otro extremo del bosque, pero se le ocurrió  que ella le sería de mucha ayuda: sería muy valiosa como rehén, después de todo parecía que el tal Yasuo tenía aprecio y lealtad hacia toda su tripulación. Miro con desdén a Jinx, que continuaba hablando en el suelo.

— Suficiente, ¿como llegaron tan pronto acá? — señaló a su garganta con la hoz.

— Te sorprendería lo que la Morning Star puede hacer, después de todo yo misma la configuré.

Después de todo aquella banda de ratas espaciales no eran tan inútiles como aparentaban.

— Ponte en pie, iremos a buscar a tu amiguita.

Jinx se paro de un salto y apoyó sus codos en la hoz, que todavía la señalaba.

— ¿"Iremos"? Me agrada como suena eso.

Kayn no notó el tono coqueto en sus palabras y solo se limitó a retirar la hoz y continuar su camino. Si ella intentaba escapar, sus piernas no la llevarían muy lejos antes de que él se las cercenara, así que no era necesario atarla o algo así; además no había rastro alguno de su enorme compañero, por lo que deducía que debían de haberse separado para buscar a su capitán extraviado.

— ¡Bien! — Interrumpió la silenciosa caminata Jinx. — Ha llegado el momento de conocernos mejor, ¿cual es tu color fav...?

Kayn volvió a señalar su garganta con la hoz. Hablo de forma amenazante.

— El único que puede hacer preguntas aquí soy yo y me dirás todo lo que desee.

— ¿Ah sí? — Jinx parecía sorprendida. — ¿Tu también quieres saber sobre mi? — Sus ojos brillaban y se notaba su alegría.

— Eso no fue lo que yo...

— ¡Perfecto! Lánzame tu primera pregunta, estoy lista desde antes de nacer. Dame lo mejor que tengas.

Kayn apretó fuertemente la hoz, pero relajó el agarre y ambos continuaron caminando.

— ¿Con cuantos tripulantes cuenta tu nave y quienes son?

— ¡Esa la sé, esa la sé! Somos cuatro en total. — Le mostró cuatro dedos y se puso a señalar cada uno mientras hablaba de cada integrante. — Yasuo es nuestro capitán, nos contrató a Malphite y a mi como sus ayudantes, creo. Malphite es el grandullón que ya conoces, se encarga de la artillería pesada y es la fuerza del grupo. Tu sexy servidora aquí presente es la piloto y me gusta hacer estallar cosas de vez en cuando, y finalmente está Sona, es la... ¿mascota de la nave? Lo digo porque a todos nos agrada incluso si no dice mucho.

— ¿Qué sabes sobre la tal Sona y su...?

— ¡Espera un momento! Ahora me toca preguntarte algo.

— ¿De qué estás...?

— ¡Shhhh! Dije que me tocaba. Mmmmm... ¿cómo te llamas?

Él apretó fuertemente la mandíbula y luego dejo escapar un suspiro. No lograría nada al hacerla enojar, pues ella se negaría a responder más preguntas y perdería información; además ella solo quería saber su nombre y no parecía ser muy lista tampoco.

— Soy el Ordinal Shieda Kayn. — Dijo sin voltear a verla y en un tono nada amable.

— Vaya, "Ordinal" — Jinx corrió a cortarle el paso y, simulando tener un vestido, hizo una torpe venia. — Encantada de conocerlo, oh gran Ordinal.

Kayn no pudo evitar tener un pequeño tic en el ojo izquierdo, pero lo contuvo.

— Soy la gran piloto reconocida a nivel universal: Jinx — le extendió la mano.

Él paso de largo por su lado, pero ella tomo su mano derecha y la sacudió repetidas veces.

— Es un placer — le dijo Jinx con una sonrisa sin soltarle la mano. Kayn entornó los ojos molesto.

Pasaron las próximas horas contestandose preguntas mutuamente bajo la intensa lluvia. Kayn ahora sabía sobre la inesperada forma de la que Sona se había incorporado a ellos, las grandes habilidades de Yasuo, la fuerza de Malphite y algunos otros datos de la Morning Star, además había comprobado que todos ignoraban el secreto del ora y la templaria. Por su parte, Jinx sabía que el color favorito de Kayn era el azul, que no tenía hermanos, que su cabello era natural y que, actualmente y para su alivio, estaba soltero.

Cuándo Kayn estaba por arrojar a Jinx a un acantilado debido al incesante tarareo de la marcha nupcial que llevaba haciendo por cerca de 40 minutos, ella se detuvo abruptamente y callo su tarareo.

— Este... Kayn, ¿te molestaría que nos detuviéramos por hoy?

— Haremos lo que yo ordene — siguió su camino sin inmutarse.

— Bueno, mi ropa ha absorbido mucha más agua de la que podía y empieza a transparentarse, si no me crees, mira...

Kayn se detuvo y aún dándole la espalda dijo:

— Creo haber visto una cueva por donde acabamos de pasar.

Blanco y negro (Kayn x Jinx) (Yasuo x Sona)Where stories live. Discover now