Capítulo 53

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— A la derecha.

— ...

— Un poco más.

"¿Tu derecha o la mía?"

— Sona...

"Bien, bien, me concentro".

— Otro poco más.

"Ya casi alcanzo mi izquierda de tanto girar, Zed".

— Tu sólo escucha mi melodiosa voz.

Se habían quedado hablando toda aquella noche, y la siguiente y la siguiente; charlaban sobre libros, gustos, comida, planetas, etc, parecía que ninguno de los dos podía dejar de hablar con el otro e inmediatamente se habían llevado muy bien. Sona había comprendido que no podían pasarse toda la vida hablando hasta el amanecer, así que habían quedado en verse en su corto tiempo libre luego del almuerzo y algunas noches. Con el paso del tiempo, Zed había aprendido a leer a Sona como si fuera un libro abierto, manteniendo conversaciones sin necesidad de que ella lo tocara y Sona conocía a Zed mejor que nadie en toda la Orden.

Una tarde tarde, ella había querido pedirle algo que solamente podía preguntar a Zed y nadie más, así que luego del almuerzo y su habitual escapada al riachuelo celeste, le había expresado su pedido a Zed, que para su disgusto, no había respondido de la manera que esperaba.

— ¡¿Quieres que te enseñe combate?!

Ella hizo señas para que bajara la voz.

— Sé que ahora mismo recibes algo de entrenamiento, ¿no basta con eso? — la miró algo desconfiado.

Sona se le acercó y apoyó su mano en su antebrazo.

"Sólo me enseñan lo básico, quiero poder hacer más que bloquear ataques".

— Sona, el entrenamiento de la Orden no es un juego.

"Lo sé, lo sé, pero quiero aprender a manejar el ora y su energía para..."

— ¿Para qué? ¿Matar a alguien?

"... para poder valerme por mi misma".

— ¿Acaso no confías en que la Orden pueda protegerte?

"Claro que confío en la Orden..."

— Te mantendremos a salvo pase lo que pase.

"Pero puede que llegue el momento donde no podrán hacerlo Zed, lo sabes".

Él solo guardo silencio y Sona le presionó amigablemente el antebrazo. Los dos sabían que en los últimos años el Imperio había incrementado la extracción de ora vertiginosamente, así como sus represalias contra la Orden de los Templarios y todo aquel que se opusiera a su despótica poder sobre el ora. Así que, de mala gana, había accedido a instruirla.

— Un centímetro más a tu derecha — dijo Zed con pereza.

Sona soltó un sonoro suspiro y continuó moviendo sus manos y pies a la posición que Zed le indicaba, girando sobre su propio eje y se quedó allí por cerca de 15 minutos, luego perdió la paciencia y se quitó bruscamente la venda que cubría sus ojos sólo para ver que Zed estaba acostado en el soleado césped, con los pies desnudos metidos en el riachuelo, los brazos cruzados tras su cabeza y los ojos cerrados, dándole la espalda por completo.

Ella le arrojó la venda.

— ¿Qué? Te estaba guiando, ¿no? — abrió uno de sus ojos y la observó con desgano.

Sona lo fulminó con la mirada.

— Primera regla: siempre debes confiar en tu maestro — dijo muy ufano de si.

Blanco y negro (Kayn x Jinx) (Yasuo x Sona)Where stories live. Discover now