Capítulo 63

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Había un aroma familiar en el ambiente, era algo rasposo pero delicado al mismo tiempo y... nostálgico. ¿El Templo de la Orden de los Templarios? Sí, sin duda le traía esos recuerdos lejanos: algo de tierra húmeda, aire puro y madera antigua. Se apretujó contra la fuente de tan entrañable aroma, quizá un día podría volver allí y las cosas, por fin, estarían donde pertenecían.

Soñó con los grandes campos cercanos al Templo, la forma en que el viento agitaba las hierbas altas y las copas de los árboles, los largos y amplios pasillos del mismo Templo, la vieja biblioteca y el riachuelo al norte; todo aquello fue su hogar y lo único que conoció durante años, antes de poder servir a la Orden.

De pronto oyó pasos, voces lejanas y un deambular que se iba acercando. Frunció el ceño, no quería alejarse de su hogar; se apretujó aún más contra el aroma, volviendo a revivir sus nostálgicas memorias que creía haber olvidado. Sentía un leve palpitar en la cabeza, como si hubiera recibido un golpe leve, pero decidió ignorarlo e inhalar profundamente aquel aroma que tanta paz le traía.

Escuchó que una puerta se deslizaba y luego pasos.

— ¡Capitán Yasuo! — alguien gritó.

Ella solo se revolvió un poco, frunció aún más el ceño, negándose a abrir los ojos y se aferró al aroma.

— ¡Despierta, Yasuo! — dijo otra voz chillona.

— ¿Malphite? ¿Jinx? — algo se movió levemente a su lado mientras se escuchaba una tercera voz. — ¿Qué ocurre?

— ¡Es Sona! Ella... ¡No está!

Yasuo se incorporó a medias en su cama, apoyando ambas manos a sus costados, dejando caer las sábanas levemente, observó que Malphite y Jinx estaban parados en la entrada de su habitación, impidiendo que la puerta volviera a cerrarse, con semblantes preocupados que luego expresaron otro sentimiento. Las voces cesaron instantáneamente y la agitación que rondaba parecía haberse desvanecido en ese preciso instante.

— C-c-capitán... — la voz de Malphite se apagó en un susurro.

— Ya no... tenemos que buscarla más — Jinx sonaba perpleja y no le quitaba la vista de encima.

— ¿De qué están...?

Malphite interrumpió el cuestionamiento del capitán de la Morning Star, señalando con un dedo tembloroso hacía su cama, a su costado izquierdo para ser más exacto. Yasuo giró su rostro en esa dirección y se encontró con Sona acostada a su lado, abrazando fuertemente su torso con ambos brazos, tapada parcialmente con sus sabanas y una leve sonrisa grabada en sus labios.

Yasuo pasó su vista de Sona, a su tripulación y de su tripulación a Sona, una y otra vez. Nadie movía un solo musculo, Malphite tenía abiertos los ojos tan grandemente que parecía que se le fueran a salir de las cuencas, Jinx no recordaba como parpadear y su cejas se movían expresando sorpresa, confusión, duda y nuevamente sorpresa.

Algunos minutos pasaron y, de pronto, Sona abrió lentamente sus ojos y, sin moverse, paseó la mirada por los alrededores. Lo primero que vio fue la asustada expresión de Yasuo, luego a sus propios brazos alrededor de su desnudo torso y después a Malphite y Jinx al otro extremo de la habitación que había creído que era suya. La realidad pareció golpearla en ese instante, soltó de golpe a Yasuo y se incorporó a medias, alejándose de él.

— Vaya — Jinx rompió el pesado silencio.

Sona se frotó los ojos, intentando despabilar lo antes posible.

— Esto es algo... — Jinx se llevó sus manos a la sien e hizo el gesto de una explosión acompañada con el sonido.

La templaria intentó "decir" algo, pero en ese preciso instante el botón superior de la camisa que llevaba puesta cedió y salió volando a través de la habitación, golpeando a Jinx en la frente y revelando un "generoso" escote y su contenido parcialmente. Malphite descolgó su mandíbula y Jinx lo imitó, mirando su propio pecho y luego al de Sona, Yasuo había desviado rápidamente la mirada, pero eso no había evitado que viera algo.

Blanco y negro (Kayn x Jinx) (Yasuo x Sona)Where stories live. Discover now