Capítulo 2

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N-8 era un sistema con planetas inhabitados y pocos recursos, por lo que se había hecho un lugar frecuentado por los contrabandistas, rebeldes y otros indeseados que operaban fuera de la ley del imperio demaxiano. Sin duda un sistema ideal para que la extraña banda que conformaba la tripulación de la Morning Star pudiera hacerse de provisiones sin despertar sospechas.

El capitán Yasuo era alguien desenfadado, relajado y se podría decir que hasta carismático... era el tripulante más "cuerdo" de su nave. Por otra parte, estaba Malphite, un alienígena cuyo sueño era ser médico pese a que constantemente tenía explosiones de ira y no era uno de los entes más brillantes precisamente; aún así era realmente amable y estaba dispuesto a ayudar a quien lo necesitase.  La última integrante era Jinx, la piloto más alocada y arriesgada de la galaxia hasta ahora conocida, con gusto por hacer volar lunas "accidentalmente"con el arsenal de la Morning Star y su melodía favorita era el sonido de las cosas al estallar.

Todos ellos eran especiales, por decirlo así y ahora Sona formaba parte de ellos así que se podía decir que eso le hacía especial a ella también (más de lo que ya era). Debía decirles de su habilidad para hablar con el Ora lo antes posible, aunque presentía que el capitán Yasuo lo intuía de alguna manera... Eso le recordó que también debía "decirle" sobre la muerte de su hermano, que era la causa de su fuga y perdida de su antigua y glamorosa vida.

— ¡Hey! 

El grito que profirió Jinx mientras se le abalanzaba la sacó bruscamente de sus ensoñaciones. La flacucha piloto fue a aterrizar aparatosamente en el cojín de al lado y le pasó uno de sus brazos por sobre sus hombros.

— ¡Ya casi llegamos señorita misteriosa!

Sona asintió.

— Ahora que lo pienso ¡Nunca has hablado desde que nos conocimos hace 2 días! — La miró acercando su rostro al suyo. — Hasta diría que eres muda.

— Y luego dices que Malphite es el lento — Intervino Yasuo en son de broma mientras la compuerta deslizable se cerraba detrás suyo. No lo había oído llegar.

— ¡¿Cómo sabremos su nombre?! ¡¿Siquiera estamos seguros de que quisiera venir con nosotros?! — Empezó a indagar Jinx parándose de un salto y empezando a caminar en círculos.

— Jinx, ella es...

— Yasuo, ¿acaso la secuestraste? ¡Eso si es extremo! Luego te molestas conmigo por volar lunas y casi abrir huecos en la cubierta de la nave. — Hablo rápidamente la joven con genuina curiosidad y brillo psicópata en sus ojos.

— Ella es Sona y la envió mi hermano. — Respondió tranquilamente mientras tomaba asiento.

"Capitán, hemos llegado al séptimo planeta de N-8", anunció la computadora mientras se sentía que la nave desaceleraba lentamente.

— ¡Bien, hora de bajar! — Dijo despreocupadamente Yasuo.

El séptimo planeta no tenía un nombre por su irrelevancia para el imperio, pero era apodado Defrats por razones desconocidas. La mayor parte del planeta era un paraje inhóspito donde no había más que gigantescas dunas y nada de agua, es por eso que existía unicamente un solo puerto espacial en todo el planeta: ahí había vendedores de provisiones, combustible, un pequeño bar y uno que otro mal viviente dispuesto a robar y matar por unos pocos kilogramos de Ora.  La  esporádica "población" total no pasaba de las 100 personas.

Ni bien puso un pie en la superficie del planeta, Jinx desapareció corriendo en dirección de las armerías y en busca de lugares donde pudiera probar su capacidad "explosiva". Acompañada con sus fieles armas y un nuevo cacharro que ella misma había armado se dirigía hacía una de las tantas dunas cuándo recordó que debía pedirle a Malphite que le prestara algo de dinero para conseguir algunas golosinas, así que enfilo de vuelta al "pueblo" (un montón de casuchas semidestruidas).

Una mirada maniática de entusiasmo la acompañaba y se sentía emocionada, pues sabía que había alguien siguiéndolos. Ese "alguien" no era un cazarecompensas cualquiera, no: su gusto por la violencia y la facilidad que había tenido en deshacerse de los robots que le habían enviado al momento de escapar le hacían notar que era diestro, hábil y no tenía problemas con matar a quien se interpusiera en su camino... Con un poco de suerte se lo volverían a topar pronto.

Sin que Jinx lo supiera, ese esperado encuentro se produciría muy pronto. Más de lo que ella ansiaba, pues Kayn ya haía descendido al planeta y se encontraba frente a la Morning Star.

Blanco y negro (Kayn x Jinx) (Yasuo x Sona)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt