Blanco y negro (Kayn x Jinx) (Yasuo x Sona)

Capítulo 24

Kayn caminaba por detras de Sona, observando todo cuidadosamente. No era la primera vez que se hallaba dentro de una mina de ora, pero si la primera en ver una abandonada: la tierra era de un color azul oscuro casi negro, no se veían ni siquiera insectos u otra forma de vida por los alrededores y todo estaba completamente oscuro, sólo el eco de sus pasos podía escucharse por toda la cueva.

Sona caminaba sin prisa y con un rostro inexpresivo, no quería dejar ver nada más de lo necesario al Ordinal. Ahora sí tenía razones para guardarle rencor, después de todo había interrumpido la "charla" que sostenía con Yasuo la pasada noche y lo más curioso era la forma en la que lo había hecho: apareciéndose de la nada se había precipitado a Yasuo maldiciéndolo a él y a toda su tripulación, luego de una breve pelea Rhaast se había hecho presente en su cuerpo y había dado su propio aporte a las maldiciones, sólo que esta vez eran contra toda la humanidad y ser viviente de sexo femenino. Cómo sea, ella se había dado maneras de tranquilizar las cosas al ingresar voluntariamente de vuelta a la nave y al asegurarle que no planeaba escapar, pues ya podría haberlo hecho.

— ¿Qué se supone que estamos buscando? — Kayn preguntó en un tono claramente impaciente.

Sona se detuvo y volteó hacia él y le "explicó" que el ser del cual anoche él había seguido su rastro no era exactamente alguien, sino más bien algo y que el lugar ideal para encontrarlo era en lo más profundo de la mina.

— Mi tiempo es valioso. Anoche hubiera encontrado a esta cosa yo sólo y no estaría en este planeta corrupto.

Kayn se llevó inconscientemente una mano a sus labios pensativo, pero inmediatamente notó que Sona había visto su gesto y lo observaba interrogativa.

— Cómo sea, no vale la pena reflexionar sobre el pasado. Continuemos antes que pierda la paciencia.

Ambos continuaron caminando un par de minutos más hasta que la chica se detuvo justo en medio de una gran cámara y se sentó en el terreno seco de la mina. Con la mirada le indicó a Kayn que la imitara, él la observó dudosamente un momento y luego se sentó a su lado. Sona parecía extrañada ¿por qué Kayn no gritaba ordenes y amenazas de muerte? parecía estar concentrado en otra cosa, incluso distraído.

— Bien, ¿y ahora qué?

"Kayn, algo se acerca", Rhaast se dignaba a hablarle nuevamente.

— ¿Algo?

Apenas formuló su pregunta, Kayn vio una especie de humo plomo con tonalidades doradas arremolinarse en la parte superior de la cámara. No sabía porque, pero era cómo contemplar un planeta entero; como estar frente a una presencia enorme, pese a que sólo se veía un poco de ese curioso humo.

— Bienvenida guardiana del Portal de Ora — era una voz profunda pero amable la que se escuchaba por toda la caverna. No era un eco, sino sonaba como si fuera la tierra misma que hablaba.

Sona asintió con la cabeza y dibujó una sonrisa melancólica en el rostro.

— Sí, sé que tu maestro ya ha partido, así como sé porque estás aquí. Descuida, no me molesta que me uses para ilustrar esa joven alma confundida que te acompaña.

Kayn no pudo evitar molestarse al escuchar la palabra "confundida". Él sabía perfectamente lo que quería y lo que tenía que hacer para obtener; es más, nunca antes había estado tan decidido a algo y jamás había dudado de sus decisiones.

— Quizá eso era antes jovencito, pero ahora has cambiado — la voz seguía sonando amable.

— ¡Ya tengo suficiente de seres que leen los pensamientos! Muéstrame el objeto por él que estoy aquí y ahórrame tiempo, es una orden.

— De acuerdo.

El humo adquirió un movimiento rápido y poco a poco dejó ver algunas imágenes dentro de él. Se podía ver claramente un planeta rico en vegetación, con enormes playas desérticas y diversidad de animales.

— Observa bien, Ordinal — la voz amable hablo por lo bajo.

— Imagino que ese es el siguiente planeta al que debo ir.

— Si fuera así, ya estarías en él.

— ¿Quieres decir que ese planeta es Ruqa?

— Así era Ruqa en el pasado — la imagen empezó a cambiar: las playas se volvieron pequeñas, los animales disminuyeron dramáticamente y el planeta empezó a secarse. — Mira atentamente.

Kayn volteó hacia Sona y la fulminó con la mirada.

— ¿Me trajiste aquí sólo para ver el proceso natural de un planeta?  ¿Piensas que mostrarme como era este planeta hace 3000 años es lo que necesito? — apretó fuertemente la hoz. —¡Se rompe el trato! ¡Voy a...!

— ¿Hace 3000 años? No, eso pasó tan sólo en un lapso de 70 años.

Kayn calló. ¿Acaso una degradación tan grande como aquella podía ocurrir en tan solo 70 años? Era imposible, ahora se contaba con leyes de apoyo al cuidado de ambientes planetarios y protección de especies galácticas, ademas las energías y combustibles utilizados a lo largo del imperio eran naturales y no producían residuo alguno.

— Digamos que te creo, ¿cómo explicas esta degradación? — preguntó bruscamente.

— La extracción de ora es lo que lo provoco.

— ¡Imposible! El ora se extrae con sumo cuidado en todos los planetas, haciendo cumplir con el reglamento de preservación del...

— Sí, el ora es extraído con sumo cuidado y no se causa ningún aparente daño a fauna y flora, pero ¿seguiría alguien vivo si se le extrae la sangre? ¿haría alguna diferencia el extraer brutal o suavemente su sangre? El resultado será el mismo de una u otra manera: la muerte.

— ¡Esto es ridículo! Durante todos estos años la extracción de ora no...

— Ruqa morirá pronto... yo moriré pronto.

El humo volvió a juntarse lentamente y dejó ver una especie de bola pequeña, cómo un planeta encogido.

— Soy el alma, espíritu, esencia del planeta. Llámalo como quieras. El ora forma parte de mí y yo del ora.

Kayn contemplaba con gesto indolente aquel brillante orbe. Su sola presencia inspiraba respeto y mostraba con asombroso detalle la apariencia actual de Ruqa.

— El ora es la vida del planeta: llévense el ora y se llevan la vida — poco a poco el humo empezó a disiparse y a hacer borroso el orbe. — Moriré y se irán conmigo todos los seres vivientes que habitan este planeta.

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Lamento mucho no poder actualizar muy seguido. Sólo dos palabras: exámenes finales.