Capítulo 23

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El sol caía abrazadoramente en el centro de Guls, pero eso no impedía que los negocios o turistas siguieran con su rutina diaria y, como siempre, el centro era el lugar más concurrido junto con las playas.

— Es bueno estar lejos de todo ese gentío.

— Así es, aquí no tengo que cuidar el aplastar a alguien.

— Tu lo has dicho, grandullón — Jinx le dio un golpe suave a Malphite en el hombro.

Se hallaban en una colina erosionada, con vegetación muerta rodeandola y completamente desértica, pese a que esta estaba muy cerca de la playa

— Por cierto, ¿qué fue lo que pasó exactamente anoche, Yasuo? Malphite y yo te esperamos hasta que nos echaron del bar.

El capitán de la Morning Star estaba sentado en posición del loto, dándoles la espalda y con su espada cuidadosamente colocada frente suyo.

— Hubo un... contratiempo — le respondió por lo bajo.

— No importa, ya podremos marcharnos en otra ocasión — dijo Malphite, podía sentir algo raro en su voz así que no insistió. — Este... ¿estas seguro que es buena idea dejar a Sona y ese Kayn solos?

Ambos miraron en dirección de la mina abandonada que se encontraba a sus espaldas, justo sobre la cima de la colina. El Ordinal y la Templaria habían entrado en aquella mina hace cerca de 20 minutos y para sorpresa de todos, había sido Sona la que insistió en que solo podían entrar ellos dos, nadie más podía hacerlo.

— Ella sabe lo que hace, de todas maneras la mina sólo tiene esta salida y ellos también están aquí — señaló con el pulgar al grupo de hombres de Kayn.

Todos ellos estaban firmes y aún con su equipo completo, ninguno se había movido pese al calor. Malphite los miró con cierto recelo, Yasuo volvió a concentrarse en meditar pese a que sabía que sus esfuerzos era inútiles y Jinx se estiró para luego lanzar un bostezo.

— No se ustedes, pero aprovecharé esta playa — ella empezó a alejarse hacia el mar.

— Jinx — la llamo Yasuo.

— ¿Ahora qué?

— Conserva tu ropa esta vez o juro que te...

— Esta bien, esta bien: nada de desnudez por ahora — dicho eso se alejo tarareando.

Yasuo soltó un suspiro y cerró los ojos. No había transcurrido ni un segundo cuándo sintió un leve golpe en su hombro derecho. Volvió a soltar otro suspiro y miro en esa dirección: Malphite lo miraba con expresión de disculpa.

— ¿Qué sucede ahora, Malphite?

— Es.. es sobre Jinx, capitán — se sentó torpemente a su lado.

— Te escucho.

— Anoche se marcho durante un tiempo del bar y cuándo volvió tenía en su rostro una enorme sonrisa — se señalo la cara con ambas manos — ya sabe, una de esas sonrisas idiotas, no la que siempre tiene, sino otra más tonta.

— Jinx con una sonrisa de idiota, ¿debería sorprenderme? — Yasuo lo miro algo impaciente.

— Es que era diferente capitán ¡parecía que finalmente había enloquecido! Temí por la cordura de mi amiga, ni estallar lunas la pone así.

— Bueno ¿y qué pasó luego?

— Le pregunté que había hecho, pero ella solo seguía con la sonrisa estúpida y tenía un leve rubor. Reía como una doncella: por lo bajo y suave.

— ¿Rubor? ¿Doncella? — Yasuo empezó a preocuparse. ¿Y si Jinx había contraído una rara enfermedad? ¿Si finalmente había perdido la cordura? ¿Había hecho estallar algo en algún lugar de la ciudad? ¿Cuándo recibiría las quejas y la cuenta? ¿Sería muy cara?

— Insistí en preguntar, pero finalmente se quedo dormida aún con la sonrisa en la cara — Malphite parecía a punto de llorar.

— Es mi culpa, no debí dejarlos solos tanto tiempo — Yasuo se sentía culpable, empezaba a arrepentirse no haber permitido que Jinx nadara desnuda. Le palpó suavemente la espalda a su amigo. — Ya, ya, todo estará bien. Siempre encontramos maneras de seguir adelante juntos, ¿no?. Pagaremos la cuenta, sea cual sea el costo, buscaremos al mejor doctor de la galaxia para que ayude a Jinx.

— ¿Y-y si Jinx se muere?

— No, no morirá.

— ¿O si vuelve a sonreír así? Tengo m-miedo capitán.

— No, no temas, no sonreirá así otra vez — lo tranquilizó. — Lo siento mucho Malphite, deció ser horrible para tí.

— L-lo fue.

— ¿Qué están haciendo? — Jinx estaba completamente empapada, haciendo girar su larga trenza pelirroja y mirándolos extrañada. — ¿Volvieron a embriagarse con alcohol medicinal? Les dije que esa cosa no es buena para...

— ¡Jinx! — gritaron los dos. Malphite se puso de pie de un salto y la estrujo entre sus enormes brazos.

— M-Malphite, no siento m-mi todo — susurro ella apenas.

Los hombres de Kayn observaban algo apartados. No sabían que un cuerpo humano podía soportar tanta presión.

— Todo estará bien, Jinx — Yasuo emvainó su espada y le puso una mano en el hombro. — Te ayudaremos, pero debes decirnos que pasó anoche.

— ¿Anoche? — ahora ella golpeaba a Malphite con todas sus fuerzas, pero este seguía abrazándola.

— Dinos Jinx, prometo que pagaremos la cuenta de lo que sea que estropeaste.

— ¿En serio? — un brillo alegre se reflejó en sus ojos.

— En serio.

— Digamos que hay un hotel al que debo 1 ventana...

— Bien — Yasuo le sonrió.

— ... y 53 platos...

— O-ok — el rostro de Yasuo empezaba a ponerse serio.

— ... y 87 botellas de bebidas.

— De acuerdo — Yasuo apretaba fuertemente su hombro ahora.

— Y... y no recuerdo que hice anoche, pero gracias por ofrecerte a...

Malphite no notó el momento en que Yasuo le arrebataba a Jinx y la arrojaba nuevamente al agua.



Blanco y negro (Kayn x Jinx) (Yasuo x Sona)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora