Capítulo 45

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Los sistemas externos del Imperio eran muy poco atractivos, no solo porque tenían un mínimo desarrollo tecnológico y un medio bastante hostil en la gran parte de sus planetas, sino también debido a que se precisaba mucho tiempo para llegar a ellos y estaban plagados de delincuentes, asesinos, traficantes, etc. Muy pocos se aventuraban a deambular por allí, sólo exploradores, soldados imperiales y personas que no tuvieran otra opción.

Podría decirse que Zed no encajaba en ninguna de esas categorías; después de todo estaba allí por decisión propia, siguiendo los susurros del ora y su instinto, librando al universo de todo ser viviente que considerara débil o indigno. Ir a Demaxia había sido un impulso más que otra cosa, lo había atraído la sensación de familiaridad que había sentido hacia alguien que estaba allí. Encontrar a Sona había sido algo confuso y gratificante al mismo tiempo, pues por primera vez desde que había "fallado" su misión, las voces habían dejado salir un poco de su yo original, aunque ahora les desagradaba.

 "¿Deberíamos matarla?"

"Parece débil, ¡matemosla!"

"Nos es familiar".

"Ella nos será útil".

Zed dejó que las voces siguieran discutiendo, las escuchaba a todas al mismo tiempo y las entendía perfectamente, todas eran él y él era todas. Era difícil definir lo que él era ahora, pero también era tan natural que sentía que había nacido así, después de todo no recordaba mucho sobre su vida antes de convertirse en esto; sus recuerdos eran borrosos y confusos, como breves destellos de luz que atisbaba de vez en cuándo: algún color, alguna voz, alguna imagen.

Encontrarse con la chica en aquellas celdas de Demaxia había hecho que despertara muchos recuerdos en él, por eso había hablado con ella como si la conociera de antes, lo cual era cierto; el sentimiento de extrañeza que eso le provocaba le resultaba desagradable. Sabía que había visto aquellos ojos dorados antes ¿acaso habían sido cercanos? sus recuerdos aún no estaban muy claros, ¿y por qué se había enfurecido con la tal Sona cuándo ella había huido de él? Lo normal era que se deleitaran cuándo sus presas intentaban escapar, y esa era otra incógnita: ¿por qué se habían contenido y no la había matado al ver su negativa? Incluso le habían ofrecido abrir su mente a la verdad.

Se encogió de hombros, restándole importancia y decidió centrarse en lo más apremiante: el ora les decía que tenía un perseguidor, y no uno cualquiera, este portaba algo que distorsionaba el ora a su alrededor, un objeto del cuál sus recuerdos le decían que había escuchado hablar antes. ¿Lo conocían? No. ¿Era poderoso? Quizá ¿Una posible amenaza? Eso lo determinarían ellos mismos. Miró los cuerpos que tenía repartidos a su alrededor  y pensó que ya era hora de que algún rival interesante lo divirtiera al menos un poco, luego se adentró en la espesa neblina gris característica del planeta.

Lejos de allí, en medio de un pantano azul oscuro, un portal ovalado con destellos dorados en sus bordes se abrió abruptamente, dejando caer a la tripulación de la Morning Star en las pestilentes aguas y luego se cerró rápidamente, sólo Sona había descendido suavemente y flotaba elegantemente por sobre aquel maloliente líquido.

— Deberías calcular mejor los aterrizajes, Sona — se quejó Jinx mientras levantaba los brazos e intentaba sacudir los residuos.

— ¿Todos recuerdan lo que deben hacer? — Yasuo blandió la hoja de su espada y luego la volvió a enfundar mientras se podía de pie.

— Sí, yo sí — Maphite estaba de espaldas como un escarabajo. Jinx lo ayudó a pararse.

— De acuerdo, recuerden: sólo deben distraerlo al menos 20 minutos, eviten entrar en combate y no se les ocurra hacerse los héroes.

Blanco y negro (Kayn x Jinx) (Yasuo x Sona)Where stories live. Discover now