Capítulo 12

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Sona despertó sobresaltada, el corazón le latía fuertemente y su pecho subía y bajaba de forma irregular. Miro a su alrededor algo confundida ¿acaso seguía viva? ¿cómo era eso posible? Apenas preguntarse aquello sus ojos se toparon con Yasuo. Oh, ahora todo tenía sentido. Se incorporó para quedar sentada y observó con más detenimiento lo que la rodeaba.

Se hallaban en una especie de refugio hecho con gigantescas hojas amarillas que les cubría en gran parte de la lluvia , no muy lejos de ellos estaba parte de la capsula de escape destrozada y se escuchaban truenos ensordecedores, seguramente uno de ellos la había despertado. Yasuo estaba sentado en posición del loto a un metro de ella, dándole la espalda.

— Es bueno verte despierta, dormiste cerca de medio día — la miró ladeando el rostro.

Sona asintió, luego se llevo una mano al pecho y la extendió en su dirección.

— No es necesario agradecer.

Lo miro interrogativa.

— Yo estoy bien... bueno, algo así.

Ella lo tomó del hombro e hizo que girase todo su cuerpo hacia ella, preocupada. Yasuo hizo el intento de negarse, pero supo que ella no aceptaría un no por respuesta. Sona contempló las ropas ensangrentadas del capitán y el improvisado cabestrillo de su brazo derecho; volvió a hacer contacto visual con él.

— Son solo rasguños, en serio.

A esas alturas, Sona no estaba nada sorprendida por la facilidad que tenía el capitán de entenderla. Desde el momento en que había descubierto que ella era una templaria y aún así no había hecho más preguntas, ya nada podría sorprenderla de ese hombre. Su hermano había hecho bien en mandarla con él... pero el precio pagado por ambos fue demasiado alto y Yasuo aún no terminaba de pagarlo. Sona frunció el ceño, compungida.

— ¿Qué ocurre? ¿Te duele algo? — preguntó Yasuo algo desconcertado y se acercó más a ella.

Sona nego y apoyo suavemente sus manos en su cabestrillo.

— Tranquila, estaré bien.

Ella jalo suavemente de sus ropas y frunció el ceño aun más.

— No es necesario que me examines, ya curé mis costillas y...

Sona lo corto acercando su rostro al suyo y mirándole fijamente a los ojos, alarmada. Sus narices casi se tocaban y ambos podían sentir la cálida respiración del otro. Se sostuvieron la mirada.

— Te dije que todo está en orden, sobreviviré  Sona — lo dijo en broma, intentando tranquilizarla.

Ella bajo los ojos lentamente y puso gesto dolido. Sabía que algunas de sus heridas habían sido causadas por la caída de la capsula, pero el resto se lo había hecho al protegerla, no era necesario que nadie se lo dijera ¿sino como podían haber terminado los dos ahí?. Sona miró de reojo su cabestrillo, aumentando más su sentimiento de culpa: claro, se había roto el brazo al detener su caída en la nave, cuándo se le escapó a Malphite, el ora se lo decía.

— Ahora que estás despierta supongo que puedo bajar un poco la guardia, no parece que el Ordinal esté cerca.

Sona sabía lo cansado que el capitán se hallaba, eso se notaba a kilómetros y fue eso lo que terminó por agotar su paciencia. Inhaló profundamente y, moviendo sus manos lentamente frente a sí, materializó poco a poco su instrumento, fuente de sus poderes y su relación con el ora. Yasuo abrió los ojos un poco por la sorpresa, pero no dijo nada.

Una leve melodía empezó a escucharse, además de verse un aura verdusca que se desprendía de Sona y aquel extraño objeto. Yasuo escuchó aquel sonido tranquilizador, sintiéndose aliviado sin saber como. La música terminó demasiado pronto y antes de poder decir nada, Sona hizo que él extendiera su brazo, descubriendo que podía moverlo con normalidad nuevamente.

— Eso fue... asombroso.

Ella desvaneció su instrumento y le sonrió levemente. Aún se encontraban a corta distancia uno del otro.

— Gracias — puso su mano en la coronilla de Sona y le devolvió la sonrisa.

Sus ojos volvieron a encontrarse.  Sona deseo que pudiera hablar, al menos una sola vez... Yasuo nunca se había sentido tan intrigado por alguien, pero sabía guardar la postura y ambos se contemplaron con profundo respeto y admiración sin decir ni una sola palabra; se sintieron cercanos uno del otro, cómo si se conocieran desde hace años. Sólo la lluvia con sus ya lejanos truenos se escuchaba.

Repentinamente un pequeño bulto surgió en medio de ellos, terminando con el momento y los dos rompiendo su contacto visual: era una especie de lagarto azul con verde en sus crestas; miró a ambos y luego se enroscó en las faldas de Yasuo mientras este lo acariciaba distraídamente con Sona mirando fuera del refugio, ambos con preguntas interminables en sus mentes.


Blanco y negro (Kayn x Jinx) (Yasuo x Sona)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant