Capítulo 109.

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Christopher: ¿Bueno? —pregunta Chris, se sube a la cama otra vez. Asiento con la cabeza entusiasmada y no me detengo. Mi hambre es primordial. Me detengo sólo para limpiar la boca con la servilleta de lino.

Tn: Dime lo que pasó después de que te dieras cuenta de lo que estaba pasando. — Christopher se pasa una mano por el pelo y niega con la cabeza.

Christopher: Oh, Tn, es bueno verte comer.

Tn: Tengo hambre. Cuéntame. — Frunce el ceño.

Christopher: Bueno, después de que llamaran del banco y pensar que mi mundo se había acabado totalmente... —No se puede ocultar el dolor en su voz. Dejo de comer. Oh, mierda. — No dejes de comer, o dejaré de hablar —susurra, su tono de voz es firme como su mirada. Sigo con mi sopa. Vale, vale. . . Maldita sea, tiene buen sabor. La mirada de Christopher se ablanda y después de un momento, resume. —De todos modos, poco después de que tú y yo hubieramos terminado nuestra conversación, Mauricio me informó de que a Hyde se le había concedido la libertad bajo fianza. ¿Cómo? No lo sé, pensé que había logrado frustrar cualquier intento de libertad bajo fianza. Pero eso me dio un momento para pensar acerca de lo que habías dicho... y supe que algo andaba muy mal.

Tn: Nunca fue por el dinero —digo de repente, un inesperado aumento de la ira quema en mi vientre. Mi voz se eleva—. ¿Cómo pudiste pensar eso? ¡Nunca ha sido acerca de tu maldito dinero! —Mi cabeza comienza a latir con fuerza y hago una mueca de dolor. Christopher abre la boca una fracción de segundo, sorprendido por mi furia. Entorna los ojos.

Christopher: Cuida tu lenguaje —gruñe—. Cálmate y come. — Lanzo una mirada hostil hacia él. —Tn —advierte.

Tn: Eso me dolió más que nada, Christopher—susurro—. Casi tanto como que vieras a esa mujer.
— Inhala fuertemente como si lo hubiera abofeteado y, de repente, se ve agotado. Cierra los ojos un instante, sacudiendo la cabeza, resignado.

Christopher: Lo sé —suspira—. Y lo siento. Más de lo que crees. —Sus ojos son luminosos con la contrición—. Por favor, come mientras que la sopa esté caliente. — Su voz es suave y convincente, y hago lo que pide. Él da un suspiro de alivio.

Tn: Vamos —le susurro, entre bocado y bocado del ilícito pan blanco.

Christopher: No sabíamos que Paola  había desaparecido. Pensé que tal vez estaba chantajeándote o algo así. Te devolví la llamada, pero no respondiste. —Él frunce el ceño—. Te dejé un mensaje, entonces llame a Sawyer. Mauricio inició el seguimiento de tu teléfono. Yo sabía que estuviste en el banco, así que nos dirigimos hacia allí.

Tn: No sé cómo me encontró a Sawyer. ¿Rastreó mi teléfono, también?

Christopher: El Saab está equipado con un dispositivo de seguimiento. Todos nuestros vehículos lo están. En el momento en que estábamos llegando al banco, tu ya estabas moviéndote y te seguimos. ¿Por qué sonríes?

Tn: En algún nivel Sabía que se me acechabas.

Christopher: ¿Y eso es divertido porque?.— pregunta.

Tn: Jack me había dado instrucciones para deshacerme de mi teléfono. Así que pedí prestado el de Whelan, y fue el que tiré. Puse el mío en una de las bolsas de lona para que pudieras rastrear tu dinero. — Christopher suspira.

Christopher: Nuestro dinero, Tn —dice en voz baja—. Come. — Limpio el plato de sopa con el último trozo de pan y lo meto en mi boca. Por primera vez en mucho tiempo, me siento llena, a pesar de nuestra conversación.

Tn: Terminado.

Christopher: Buena chica. — Hay un golpe en la puerta y la enfermera Nora entra una vez más, llevando un pequeño vaso de papel. Christopher quita mi plato, y empieza a poner todos los objetos dentro de la caja.

Mi esposo...el diablo. (Christopher Vélez y tú)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant