Capítulo 74|Tercera llamada y que empiece el show.

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Todos y cada uno de ellos habían perdido algo por... por nosotros.

Emma se dejó caer en mi cama estirando los brazos.

—¿Emma?

—¿Sí? —preguntó.

—¿Qué piensas hacer después de que todo esto acabe?

Ella se puso de lado apoyando el peso de su cabeza en su brazo. Me veía directamente como si la pregunta la hubiese tomado desprevenida.

—Cuidar de mi reino, supongo —contestó insegura.

—Si... el reino —murmuré.

—No te agrada la idea del todo, ¿eh?

—Jamás me había puesto a pensar en esto antes pero..., ¿nosotros en una relación teniendo un reino que cuidar?

Emma se sentó en la cama, inquieta.

—Yo amo a Henry, tú a Blake. No hay nada que pensar o discutir —dijo segura de todo eso.

—Tienes razón, supongo que lo único qué hay que pensar es que por fin tendremos una vida normal. Sin miedos o preocupaciones después de que derrotemos a DarkBan.

Acabé de comerme el plato de sopa por completo. Eso y la compañía de Emma me había (de alguna manera) regresado a mi estado normal. Me asombraba el hecho de que no estábamos peleando, o es lo que me parecía.

Reí.

—¿Qué te de gracia? —preguntó ella tratando de aguantar la risa.

—El universo está loco. Es decir, ¡míranos! Los elementos escogidos por el destino.

Ambas reímos ante lo dicho. Parecía muy gracioso que algo que no se puede ver y mucho menos comprobar nos haya llevado hasta dónde estamos.

Ambas dejamos de reír cuando el castillo se sacudió. Corrimos hasta la ventana más cercana y observamos que toda la tierra estaba temblando.

—Sígueme —le indiqué al tiempo en que bajábamos corriendo las escaleras.

Varios guardias intentaban calmar a la gente, de un salto me acerqué a Thea, sorprendiéndola.

—¿Qué está pasando, Thea?

—No lo sé. La tierra empezó a moverse y...

Varias fuentes de fuego salieron del suelo sin control alguno, moviendo aún más la tierra que de por sí no paraba de temblar.

Una de ellas salió por debajo de una casa, mandándola a volar por los aires, quemándola y dañándola al instante.

—Corre ahora y saca a todos de sus casas. ¡Ya!

Thea asintió y su escuadrón corrió para seguir la orden con urgencia.

¿Qué estaba pasando?

—Keitlyn, ¿soy yo o esto no parece normal?

Apreté los puños, después chisté.

—¿Keitlyn?

—El fuego no me hace caso —dije entre dientes.

—¿Cómo que no te hace caso? ¿A qué te refieres?

—Trato pararlo y no se detiene —respondí angustiada.

Una casa explotó. Mandó a volar tablones de madera directamente hacia nosotras.

Emma se apresuró a detenerlos con sus tentáculos de agua.

—¿Qué más hacemos? —preguntó.

Estaba un poco en shock. ¿Qué significaba todo esto? El fuego no me obedecía, no podía hacer que viniera a mi, ni mucho menos absorberlo.

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