Capítulo 305

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Una hora más tarde, Christopher ya conducía enfurecido hacia el departamento de su amigo Julio, quien unos meses antes había enviado aquellas imágenes a su teléfono, el mismo que había realizado aquella llamada en la que relataba como la que aún era su novia se abrazaba a aquel periodista, como esperaba a que todos los invitados de aquella fiesta se fueran para poder disfrutar de una noche íntima con Carlos Loret de Mora.

- ¿Me puedes explicar qué demonios es esto?; gritaba el joven exasperado, tirándole las fotografías que habían llegado a manos de su mánager.

- ¿Carlos Loret junto a una tipa cualquiera? ¿Qué tengo que ver yo con estos dos?; preguntaba su amigo, si entender su relación con aquella pareja.

- ¿No sabes, no sabes qué tienes que ver? ¡Es Laura G! ¡Llevan más de un año viéndose a escondidas! ¡Más de un año! Dulce me juró y me perjuró que aquel día ella sólo estaba acompañando a su amiga. Y tú me juraste y perjuraste que ella estaba con él, sólo con él. Ahora veo estas imágenes. ¿A quién creo? Dime, ¿a quién creo?; chillaba el muchacho realmente irritado.

- Chris, yo tampoco falseé las imágenes que te envié. Tú los viste abrazados, al igual que yo y todos los invitados a aquella fiesta. Si esa Laura estaba allí o no, no lo recuerdo...; se excusaba su compañero.

- ¿No lo recuerdas? ¿No lo recuerdas? ¿Y tampoco recuerdas si realmente Dulce se quedó sola con él en su casa, o si alguna amiga la acompañaba?; insistía el chico alzando la voz.

- No, no lo recuerdo... Yo sólo la vi a ella; mentía su amigo.

- Más vale que me estés contando la verdad, porque sino...; amenazaba Uckermann, dirigiéndose hacia la puerta por la que había entrado unos minutos antes.

- ¿A dónde vas?; gritaba Julio.

- No sé, no lo sé... Sólo sé que he cometido el mayor error de mi vida dejándola escapar; suspiraba el greñudo, adentrándose en aquel ascensor que lo llevaría hacia aquella calle en la que lo esperaba una grata sorpresa.

Al cruzar la puerta de entrada a aquel edificio, su corazón dio un vuelco al ver quién caminaba por la acera de enfrente...

- ¡Sam, Sam!; gritaba Christopher, intentando frenar a aquella vieja amiga mientras aceleradamente cruzaba aquel paso de peatones que lo llevaría a saber la verdad.

- ¿Qué quieres?; lo cuestionaba la joven de muy mala gana, aún enojada por cómo había terminado su relación con su amiga Dulce María.

- Necesito hablar contigo, de ella. ¿Te puedo invitar a un café?; insistía el muchacho.

- Está bien...; aceptabala chica, entrando en la pequeña cafetería que los observaba unos metros más allá. 

2.2. Before the moon... (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora