Capítulo 296

698 52 1
                                    

En ese mismo momento, en la Ciudad de México, Dulce María llegaba a casa del periodista Carlos Loret, acompañada de su amiga Laura G.

- Ándale, nomás... Mira quién viene por ahí. La superestrella mundial...; ironizaba alguien en algún lugar de aquel jardín.

Después de degustar unos cuantos canapés, las copas ya se servían en aquella fiesta donde concurrían algunas de las celebridades más conocidas de la capital mexicana.

- Muchas gracias por acompañar a Laura...; decía Carlos entablando conversación con la pelirroja.

- Perdón que me meta y que así lo diga, pero ustedes no están haciendo bien las cosas. ¿Por qué no dejas a tu esposa y comienzas una relación con ella?; preguntaba la joven.

- No es tan fácil Dulce...; suspiraba el hombre.

- Más difícil se les hará si esto sale a la luz...; aconsejaba la muchacha.

- Lo sé, pero... Prométeme que tú no serás la que lo haga público; pedía el periodista acongojado.

- ¿Cómo creen? Claro que no lo haré, a pesar de no estar de acuerdo con esto que hacen...; decía la chica.

- Muchas gracias, de verdad...; respondía el señor, abrazando a Dulce María, regalándole un tierno beso en su mejilla.

Unos metros más allá...

- ¿Has visto, has visto eso?; preguntaba un hombre, dándole codazos a su amigo.

- No es que lo haya visto, ¡es que he tomado fotos!; reía él, mostrándole su teléfono a su compañero.

- ¿Y a qué esperas para mandárselas a Christopher? Me choca tanto esa vieja. No sé qué tanto hizo para tenerlo comiendo de su mano...; refunfuñaba el hombre.

- Tranquilo, las fotitos ya van directas a Colombia, y muy pronto regresará el Christopher que nunca se debió marchar...; carcajeaba su amigo.

Unos minutos después, en la Ciudad de Bogotá...

- ¿Estás bien? ¿Por qué esa cara? ¿Malas noticias?; preguntaba Marian acercándose al greñudo, quien se había retirado a su mesa cuando leyó aquel mensaje que había llegado a su teléfono.

- No te ofendas, pero me gustaría estar solo...; suspiraba el muchacho.

- Como quieras... Sé que no nos conocemos mucho, pero mis amigos dicen que se me da muy bien escuchar. Si necesitas algo, ya sabes dónde estoy...; comentaba aquella actriz de origen español, apuntando su teléfono en una servilleta, despidiéndose de él con un cariñoso beso en la comisura de sus labios.

2.2. Before the moon... (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora