Capítulo 211

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Cinco minutos más tarde, Dulce María ya se encontraba frente a la Bahía de Acapulco, sacando su cartera para pagar los 1000 pesos que costaba el ticket para su salto y el de su pareja.

- ¿Saltarán individualmente o prefieren hacerlo juntos?; preguntaba amablemente uno de los monitores.

- Juntos...; dijeron al unísono tras mirarse por un instante.

- De acuerdo...; aceptaba el señor cuando ya los aseguraba para el salto.

- Señorita, ¿se encuentra bien?; preguntaba el hombre viendo cómo su cara se tornaba más blanca a cada paso que daba.

- Sí, sí...; respondía ella observando la distancia que la separaba del suelo.

- Es que tiene un poco de vértigo; explicaba Christopher burlonamente sin soltarla de la mano.

- Está bien, ya sé quién no mirará al frente; reía el monitor.

Cuando ya estaban debidamente equipados, lentamente caminaron hacia la plataforma situada en el borde de aquel edificio. A Dulce María se le había evaporado de golpe el alcohol que había ingerido desde la cena. Ella daba la espalda al Océano Pacífico, cerrando sus ojos contra el hombro de su novio. Él lo observaba de pleno, abrazándola como si le fuese la vida en ello.

- A la de cinco deben saltar; informaba el señor cuando ya empezaba su cuenta atrás.

- Si me muero, quiero que sepas que te amo con todo mi corazón; susurraba la pelirroja.

- Yo también te amo, pero no nos vamos a morir, lo vamos a disfrutar; decía el greñudo intentando tranquilizarla.

- Morir en tus brazos sería la mejor manera de hacerlo; respondía nerviosamente la muchacha.

- Eres una loca perturbada, y eso hace que cada día esté más loco por ti; admitía el joven, dándole un beso en la frente cuando ya se lanzaba al vacío.

- ¡Aaaaaaaaaah!; fue el grito que se escuchó y que terminó por ahogarse en aquella bahía.

Cuando sus pies tocaron tierra de nuevo, el corazón de Dulce comenzó a tranquilizarse.

- ¿Estás bien?; preguntaba el chico preocupado.

- ¡Perfectamente! Esto ha sido una de las mejores experiencias de mi vida, aunque pensé morirme...; admitía la muchacha posando su rostro en el pecho de su pareja.

- ¿Sí? No me había dado cuenta...; respondía irónicamente el greñudo.

- No te burles de mí, maldito. Creo que merezco una gran recompensa...; rebatía ella sugerentemente.

- Ya estamos, ¡eres insaciable! ¿No es suficiente la adrenalina que has soltado ahí arriba?; reía el joven.

- ¿Qué ocurre? ¿Ya no te gusto?; lo cuestionaba Dulce con ojitos de cordero degollado.

- ¿Tú qué crees?; preguntaba Christopher envolviéndose en un beso pasional.

2.2. Before the moon... (2)حيث تعيش القصص. اكتشف الآن