Capítulo 222

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La noche transcurrió tranquila, bailando, bebiendo y disfrutando de unos buenos besos en aquel local que Claudia había rentado con la única intención de celebrar su particular despedida de soltera. Ya amanecía en Acapulco cuando Dulce María y Christopher regresaron a su hotel, tomando la cama que presidía su cuarto hasta bien entrada la tarde.

Tras una ducha rápida, decidieron disfrutar de sus últimas horas en la ciudad tomando el sol en una playa cercana a su hotel.

- Mi amor, no me encuentro muy bien. ¿Te importa si mejor nos regresamos mañana al DF?; preguntaba el joven acentuando su malestar.

- No, claro que no. ¿Pero qué ocurre?; lo cuestionaba la muchacha preocupada.

- El alcohol de anoche me está pasando factura...; sonreía el chico levemente avergonzado.

- ¿Y dónde pasaremos la noche? Nos tendríamos que ir antes de las diez...; indicaba la pelirroja.

- Iré al hotel a preguntar si nos amplían el plazo; explicaba él.

- Sí, te acompaño; decía ella levantándose de su toalla.

- No mi amor, quédate aquí. Sólo será un minuto, el hotel está ahí enfrente. Ya pronto regreso y así no andamos cargando con nuestras cosas de un lado a otro; comentaba el greñudo, despidiéndose de ella con un tierno beso en su frente.

Hacía un par de días que Uckermann había ampliado su reserva en aquel hotel, a sabiendas de lo que ocurriría esa misma noche. Ahora caminaba hacia él porque allí se había citado con su amigo Andrés, quien le estaba ayudando a planear una sorpresa para su novia. Él había cumplido su fantasía, ella estaba a punto de hacerlo.

Tras ultimar los detalles finales de su particular velada, el hombre regresó de nuevo junto a su novia, con la que compartió baños y arrumacos bajo el sol de Acapulco.

Pasaban de las ocho de la tarde cuando ambos recogen sus bártulos y se dirigen de nuevo al hotel, donde disfrutaron de una deliciosa ducha antes de comenzar con su particular noche de amor...

- ¿Te apetece cenar fuera?; la cuestionaba Uckermann mientras se vestían.

- Claro. ¿Sushi?; proponía Dulce.

- Me parece perfecto; aceptaba el muchacho guiñándole un ojo.

Unos minutos después, la pareja ya se encontraba en el hall del hotel. Christopher, sin mediar palabra, extrajo un pañuelo del bolsillo trasero de su pantalón, pañuelo que usó para vendar los ojos de su novia.

- ¿Qué haces?; preguntaba la pelirroja realmente sorprendida.

- ¿Pensabas que sólo yo cumpliría mi fantasía?; susurraba el greñudo cuando ya la empujaba hacia su auto.

2.2. Before the moon... (2)Where stories live. Discover now