Capítulo 249

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Al entrar en aquel cuarto rosarino, Dulce María se quedó parada frente a él, quien permanecía sentado sobre aquella cama matrimonial que compartían. Christopher la observaba callado, sin decir nada, dejando que aquellas lágrimas mojasen su rostro desencajado.

- Todo irá bien...; decía la joven sentándose sobre sus piernas, ofreciéndole un tierno beso en su mejilla.

- Algún día esto tenía que suceder... Llevas demasiado tiempo disimulando por mí, y yo te conozco y sé que esto te está afectando tanto como a mí...; susurraba la muchacha sin dejar de abrazarlo.

- Es normal que te sientas inseguro, es normal que los celos ataquen tu estómago cada vez que escuches las tonterías de Pedro, cuando ahora las veas en televisión...; insistía la chica intentando reconfortarlo.

- Pero piensa que esa farsa la mantendré frente a una cámara. Estaré actuando, como he hecho desde los cinco años... Lo único que te debe importar es que cuando llegue a casa seré toda tuya. Y todo lo que te demuestre encerrados en esas cuatro paredes será lo más verdadero de mi vida; prometía la pelirroja, despertando una tímida sonrisa en su novio, sellando su juramento con un dulce beso en sus labios.

- ¿Y en los conciertos? ¿Qué harás?; preguntaba el greñudo temeroso de su respuesta.

- ¿Qué quieres que haga?; rebatía Dulce escondida en una tierna sonrisa.

- Lo que sientas en ese momento...; respondía Uckermann tímidamente.

- ¿Y si lo que siento no es apto para menores de edad?; preguntaba la joven entre risas.

- Estúpida...; reía también el muchacho.

- Sé que lo preguntas porque tienes miedo de lo que vaya a suceder cuando salgan las primeras noticias de mi nuevo romance, ¿verdad?; preguntaba la chica acariciando su rostro.

- Sí...; suspiraba el greñudo apartando su vista.

- ¿Crees que podría negarme a nuestros bailes sexys? ¿Crees que podía negarme a esos abrazos? ¿Crees que podía negarme a tus repetitivos intentos para besarme? ¿Lo crees de verdad?; insistía ella recordando sus momentos.

- No sé...; exhalaba él, temeroso de la respuesta que le ofrecería su novia.

- ¿No sabes? Te lo tendré que recordar entonces...; reía la pelirroja tumbándolo sobre aquella cama, quedando a horcajadas sobre él.

- Claro que no podría negarme. Renunciar a eso sería renunciar a mí misma, a mi vida, más de lo que ya he renunciado hasta el momento...; afirmaba Dulce aún sobre él, entrelazando sus manos con las de su pareja.

- Además, ¿Pedro no quería aprovechar nuestro encanto como pareja televisiva? ¡Pues él mismo notará en sus propias carnes el monstruo que ha creado! ¡Qué viva el marketing y que comience el show!; gritaba alegremente la joven, dejándose caer sobre el muchacho, adentrándose en un guerra de cosquillas interrumpidas por dulces y risueños besos de amor.

2.2. Before the moon... (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora