Capítulo 216

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Completamente solos en medio del Océano Pacífico, Dulce María estaba dispuesta a hacer sufrir a su pareja, tal y como lo había hecho él en la última media hora...

- Mmmmm... Hace calor, ¿no?; decía ella sensualmente, dejando caer su vestido sobre la cubierta de aquel yate.

La muchacha dejó a relucir su piel dorada por el sol, cubierta por un minúsculo bikini que enloquecía a su novio. Un bandeau cubría sus pechos, aumentando su volumen gracias al push up que se escondía sobre sus aros. Con cierre trasero, el famoso bikini verde contaba con tirantes de quita y pon, que la joven decidió lanzar a la cara de su novio, quien la observaba con ojos de deseo a escasos metros. Su cuerpo reaccionó cuando la pelirroja se giró, meneando las nalgas que sobresalían de aquella braguita brasileña.

- Ya deje de provocarme, señorita...; susurraba Uckermann tomándola por la cintura, mientras ella permanecía agachada rebuscando entre su bolso de playa.

- Aquí nadie lo está provocando, señor. Si no puede controlar sus instintos, ese ya no es mi problema; rebatía ella sugerentemente, apartándose de sus brazos, echándose crema solar sobre una de las tumbonas que allí se encontraban.

- ¿La puedo ayudar?; imploraba el muchacho viendo cómo masajeaba lentamente todas y cada una de las partes de su cuerpo acalorado, parándose especialmente en las que a él lo traían loco.

- No, mejor échese al mar. Le vendrá bien un bañito de agua fría; decía irónicamente la pelirroja observando con ojos perversos la erección que se escondía bajo el bañador de su novio.

- ¿Y no le gustaría compartir baño con este galán?; preguntaba sensualmente el greñudo, lanzándole la camiseta que se acababa de quitar.

- No, prefiero quedarme acá tomando el sol. Pásela bien...; rebatía Dulce intentando provocarlo.

- Usted se lo pierde...; comentaba Uckermann echándose al mar.

- Maldita sea...; refunfuñaba la pelirroja por lo bajo tras perder la atención de su pareja.

Tan sólo duró unos segundos sobre aquella tumbona. Decidió pasear sensualmente desde la proa a la popa de aquel barco, sabiendo a ciencia cierta que un par de ojos se clavarían sobre su cuerpo. Así fue, disimuladamente, intentando no darle el gusto tras conocer el juego que su novia se traía, Christopher no podía dejar de observarla, mientras mil y un pensamientos obscenos recorrían su mente perversa.

La muchacha, viendo que su novio no reaccionaba cómo ella pretendía, decidió usar uno de los últimos trucos de seducción que le quedaban en el tintero. Sensualmente se desprendió de la parte superior de su bikini, dejando su bandeau sobre una de las barandillas que recorrían la eslora de aquel yate. Lentamente, sabiendo que él la miraba, caminó hacia la tumbona, donde decidió proteger sus senos extendiendo sobre ellos aquella crema solar que ya había utilizado minutos antes.

Sintiendo sus pasos sobre las escalinatas del barco, la muchacha dejó la crema, recostándose sobre aquella tumbona, cerrando sus ojos, esperando ansiosa la reacción de su novio.

2.2. Before the moon... (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora