Capítulo 262

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Segundos después, ya se encontraban en la azotea de aquel Hotel Reina Victoria, desde dónde podían disfrutar de las vistas panorámicas más espectaculares de la capital madrileña.

Estaban solos, recostados sobre uno de los chaise-longue que ocupaban aquellos tejados, disfrutando de aquel rosáceo amanecer, disfrutando entre arrumacos del desayuno que los acompañaba.

- Es hermoso... Lástima que ya todo vaya a terminar; suspiraba Dulce María viendo cómo un nuevo día se abría ante sus ojos.

- ¿Qué va a terminar?; preguntaba Christopher un tanto confuso.

- Estos momentos...; exhalaba la joven recostándose sobre su pecho.

- ¿Y por qué habrían de terminar?; insistía el muchacho conociendo su respuesta.

- La maldita novela...; decía la chica en un hilo de voz.

- Llevas tres años diciendo frente a las cámaras que tu corazón está solo cuando detrás de ellas disfrutamos como cualquier pareja normal. Ahora tendrás que decir que está lleno de amor por un escuincle baboso, y de nuevo será mentira, y una vez más detrás de los flashes viviremos igual que lo hemos hecho durante estos años...; afirmaba el greñudo acariciando su cabello.

- No te preocupes, todo irá bien...; confirmaba él besando su frente.

- ¿Y me vas a querer igual aunque me veas con ese escuincle baboso?; preguntaba la pelirroja, haciendo pucheritos mientras se aferraba a su cuello.

- Mi amor, ¿cómo no lo voy a hacer? He nacido para quererte; sonreía Uckermann, sellando su promesa con un tierno beso bajo el sol que comenzaba a iluminar Madrid.

- Ven...; pedía el joven, llevándola hacia la balaustrada que los acercaba a aquella ciudad.

- Hoy se cierra un ciclo importante en nuestras vidas, pero muchos otros nos quedan por abrir. Juntos, siempre juntos...; susurraba el muchacho en su oído, envolviéndola en un dulce abrazo.

- Siempre juntos...; respondía la chica escondida en una tímida sonrisa.

- Yo... Yo quiero darte las gracias. Quiero agradecerte todo lo que hemos vivido en este tiempo, todos esos momentos que sólo tú y yo sabemos...; decía bajito el greñudo, haciendo estremecer a su novia.

- Chris...; titubeaba ella perdida en su abrazo.

- Shh... Por si mañana no pudiera hacerlo, hoy quiero decirte que te amo con todo mi corazón; confesaba Uckermann, atrayéndola más contra sí.

- Y yo a ti, con toda mi alma... Pero sabes que siempre lo podrás hacer. Siempre; prometía la pelirroja.

- Lo único que quiero saber es de dónde sacas esas cosas tan romanticonas. Estás loco...; reía Dulce.

- Sí, estoy loco. Loco de amor. Loco de amor por ti...; respondía Christopher, sellando su locura con un apasionado beso bajo aquellos rayos que ya iluminaban su amor, su rincón secreto.    

2.2. Before the moon... (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora