Capítulo 221

1K 72 3
                                    

Tras la fotografía, Christopher toma a Dulce de sus manos, apartándose del objetivo de aquella cámara, o eso creían ellos...

- Oye, ¿no te han dado ganas de casarte?; preguntaba el joven entre risas.

- Por el momento, lo único que me interesa de las bodas es la barra libre; carcajeaba la muchacha.

- Neta, ¿no te haría ilusión?; la cuestionaba él clavando su vista en sus ojos color chocolate.

- Me estás asustando...; decía la pelirroja mirándolo desconcertada.

- Tranquila, no tengo una alianza en mi bolsillo. Sólo es simple curiosidad; sonríe el greñudo.

- Pues... Puede que en un futuro sí me lo plantee si encuentro a la persona indicada, pero únicamente me casaría si estuviera cien por cien segura de mi amor por ella y tras varios años de relación y unos cuantos de convivencia. Pienso que el matrimonio es algo que no podemos tomar tan a la ligera como se toma hoy en día; explicaba la pelirroja.

- ¿Ya de bebés ni hablamos, no?; insistía él entre risas.

- ¡Por supuesto que no! Un bebé es algo maravilloso, pero algo que debe llegar en el momento indicado y en un ambiente sano. Su llegada debe ser algo planeado por personas maduras con una relación estable. No soy tan irresponsable, por Dios. Tengo 21 años, apenas sé cuidarme de mí misma como para cuidar a un hijo mío. Aunque eso sí, tengo el suficiente cerebro como para usar métodos anticonceptivos y evitar sustos innecesarios. Además, antes de tener un bebé aún tengo mucho por vivir y muchos sueños por cumplir; reflexionaba Dulce María.

- Me gustan tus ideas, aunque bueno, ya sabes que para mí el matrimonio es un simple papel que se firma...; sonreía Uckermann mientras le ofrecía un tierno beso en sus labios.

- Ni que nos fuéramos a casar...; comentaba la joven entre risas.

- ¿Ah, no?; preguntaba el muchacho asombrado.

- Aún no sé si eres el gran amor de mi vida...; bromeaba la chica.

- Ah bueno, gracias por la información. Entonces me iré por ahí a buscar el mío; rebatía el greñudo.

- Ni se te ocurra, o te corto las manos, y lo que no son manos también; decía la pelirroja haciéndose la celosa, tomándolo por la barbilla, dirigiendo su vista a sus ojos centelleantes.

- ¿Qué más te da, si no soy el amor de tu vida?; ironizaba Christopher.

- Pero aún puedes llegar a serlo...; susurraba ella en su oído.

- ¿Y puedo hacer algo para asegurarme de que lo sea algún día?; la cuestionaba él.

- Podemos empezar por esto...; decía Dulce tomando su rostro, uniendo sus labios a los de su novio, entrelazando su lengua con la de él, perdiéndose en un beso ajeno a la multitud que allí se agolpaba.  

2.2. Before the moon... (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora