Capítulo 300

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Tras una noche de insomnio, Christopher se centró en su trabajo, retomando las grabaciones de Kdabra. Dulce María, por su parte, pasó la mañana junto a sus amigas, quienes junto a ella, intentaban entender qué podría haber ocurrido.

Una llamada a Guillermo Rosas, su mánager, esclarecería sus dudas...

- Dulce...; suspiraba el joven a modo de saludo.

- ¿Me puedes explicar qué ha ocurrido? ¿Qué demonios he hecho para que no quiera saber nada de mí?; chillaba la muchacha hecha un mar de lágrimas.

- Tranquilízate, por favor... Creo que tú sabes perfectamente lo que has hecho, y Chris está muy dolido...; explicaba el chico.

- ¡Guillermo por Dios! ¡Dime qué ha ocurrido! Yo no he hecho nada malo, nada. Te lo juro...; sollozaba la pelirroja.

- Yo no estaba ahí Dulce, y entiende que tampoco me pueda meter en su relación. Bastante he hablado ya... No sé si algún día te lo perdonará, pero a día de hoy él no quiere saber nada de ti. Está muy dolido...; explicaba el hombre.

- ¿Pero por qué? ¡Sólo quiero un por qué!; chillaba Dulce María completamente impotente.

- Es él quien debe dar explicaciones, no yo... Lo siento mucho, de verdad; colgaba Guillermo, dando por finalizada aquella conversación.

La muchacha, una vez más, se echó sobre aquella cama, y ni el arropo de sus fieles amigas calmaría su dolor.

- Yo lo llamaré...; decía Samantha, intentando aclarar aquella situación.

- Gracias...; respondía Dulce en un exhalo.

Christopher tampoco atendió a su fiel compañera, pero ésta sí recibió contestación un par de minutos después.

- «Ella sabe perfectamente lo que ha hecho.»; leía la güera en su celular.

- No entiendo, les juro que no entiendo...; suspiraba la pelirroja, echándose las manos a la cabeza, sin dar crédito a lo que veían sus ojos.

- Si la montaña no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña...; decía Paty en un momento de lucidez.

- ¿Qué?; preguntaban Dulce y Samantha al unísono.

- Si Christopher no responde tus llamadas, preséntate en Colombia...; aconsejaba la mujer.

Así fue, después de tres días en los que el greñudo se negó a contestar sus llamadas, Dulce María ya esperaba con el billete en la mano frente aquella puerta de embarque que la llevaría a la capital colombiana, donde sin duda, se encontraría de frente con la más cruda realidad.

2.2. Before the moon... (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora