Capítulo 266

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Christopher regresó a Los Ángeles tras múltiples llamadas que Dulce María no contestó. Ella regresó a Tlacotalpan, tras ignorar múltiples llamadas que deseaba responder...

La joven no podía salir de sus pensamientos ni un solo instante. La muchacha intentaba que él saliese de los suyos a cada momento.

Uckermann aprovechaba el poco tiempo libre que tenía leyendo las notas que salían en cualquier revista mexicana, buscando nuevas imágenes de la que aún consideraba su novia, llamando a su cuñada Blanca, con la que compartía largas conversaciones a espaldas de la pelirroja.

Dulce, de manera irracional, lo buscaba en cualquier lugar, recordaba sus momentos en la soledad de su cuarto. Escribía, pintaba, componía..., plasmando en aquellas líneas, en aquellos lienzos, sus sentimientos por él. Echaba de menos sus llamadas, desesperándose por no encontrar noticias nuevas relacionadas con aquel hombre que jamás podría olvidar, que aún estaba tan presente...

Muchos los intentaban animar con sus palabras, sin ser aún conscientes de que no les estaban haciendo ningún bien. Cuánto más hablaban, cuánto más pretendían olvidarse el uno de otro, más se recordaban, más disimulaban, más callaban, más lloraban, más dolía...

Y a pesar de todo, la vida seguía, y las semanas pasaron. Uno encerrado en un estudio de grabación, la otra frente a unas cámaras que ya se habían transformado en sus peores compañeras de viaje. Y estando rodeada de gente las veinticuatro horas del día, se sentía sola, muy sola, vacía sin él. Lo echaba de menos, demasiado, pero había tomado una decisión y no podía ceder. Su bienestar estaba por encima del suyo, igual que su felicidad. ¿Sería feliz sin ella? ¿Habría encontrado a alguien más? Se preguntaba Dulce María cada noche, sin encontrar las respuestas que necesitaba. Muchas veces marcó el número de Guillermo, su manager, arrepintiéndose antes de pulsar aquella tecla verde que le daría línea directa con su felicidad.

Aunque no hablaban del tema, sus papás sabían que no estaba pasando un buen momento. Decidieron disfrutar de una semana con ella en Tlacotalpan. Sin duda esas comidas, esos paseos, esas charlas la alivianaban, la tranquilizaban, le daban esa estabilidad que tanto necesitaban.

Era finales de mayo, hacía más de un mes que no sabía nada de él. Regresó a la Ciudad de México con Blanca y Fernando, a celebrar el cumpleaños de Samantha, una de sus grandes amigas. No le había preguntado si él estaba invitado, si lo hiciera las consecuencias serían catastróficas. Ella los quería a los dos, tanto que durante un tiempo jugó a ser novia de Christopher, intentando ocultar el verdadero romance que se estaba forjando tras una pantalla. Si Dulce lo hiciese, si hablase con su amiga, Samantha lo llamaría a él, lo haría volver, los enfrentaría hasta unirlos de nuevo, y la muchacha no estaba dispuesta a dejarlo de nuevo...

Se preparó en casa de sus papás, junto a Blanca y Claudia, quienes también estaban invitadas a aquel evento. Dulce María entró a aquel local con los nervios a flor de piel, rezando para que él no estuviese allí, deseando cruzárselo para envolverse en uno de esos abrazos que tanto echaban de menos. 

2.2. Before the moon... (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora