Capítulo 289

747 67 6
                                    

Sin soltarla, Christopher agotó su último cartucho...

- Dulce, ¿de verdad piensas que yo podría hacerte eso? ¿De verdad crees que yo podría romper con todo lo que hemos construido durante estos años por cualquier mujer que se cruce en mi camino?; preguntaba el joven, haciéndola estremecer.

- No necesito de nadie más, sólo te necesito a ti, y si no estuvieras... Dulce, te escogí a ti, para siempre. Te quiero a ti, a ti, sólo a ti... Duda de lo que quieras, pero no de mi amor por ti. Te amo y siempre lo haré...; confesaba el muchacho, despertando en su novia las primeras lágrimas.

- Yo sólo tengo miedo a perderte...; sollozaba la chica apoyándose contra su pecho.

- No tienes nada que temer, lo verdadero es eterno, ¿no?; decía el greñudo mientras la abrazaba muy cariñosamente.

- Sí...; sonreía ella secando sus lágrimas.

- Mi amor, ¿te quieres casar conmigo?; preguntó Uckermann en un impulso, dejándola sin palabras.

- Pero tú no crees en el matrimonio...; suspiró la pelirroja, aún sin asimilar lo que acababan de escuchar sus oídos.

- Nuestra relación es diferente, ¿por qué no celebramos una boda diferente? Tú, yo, nuestros papás, nuestros hermanos, nuestros amigos más íntimos... Nada más, sin estridencias, sin un sacerdote, sin un juez, sin paparazzis. En cualquier lugar perdido del mundo...; explicaba el greñudo.

- ¿No respondes?; insistía el hombre, apretando fuertemente esas manos frías que aún permanecían entrelazadas a las suyas.

- Sí...; exhaló Dulce María, mirando aquellos ojos chispeantes que no dejaban de observarla.

No necesitaron decirse nada más, sus labios ya se rozaban de nuevo, un beso que los hizo olvidar el mundo entero. Un beso que les hizo recordar que habían nacido para amarse.


2.2. Before the moon... (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora