Capítulo 234

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Mes y medio después, la pareja ya regresaba de España. Para el público, todo aquello era pura promoción. Para Pedro, puro marketing. Para ellos, un pequeño alivio ante las tensiones de las últimas semanas.

La separación del grupo era inminente, estaba programada para el final de ese mismo año. Tras duras discusiones entre la banda y el equipo, donde unos apoyaban la idea y otros no tanto, todos ellos decidieron anunciarlo en un comunicado apenas quince días después.

El productor, por su parte, había citado a Dulce y Christopher en su oficina. De nuevo en solitario. Durante semanas, el tema a tratar había sido tabú entre los dos. Hoy, de nuevo, se abriría la Caja de Pandora.

- Han hecho un excelente trabajo muchachos...; los saludaba Pedro amablemente.

- Estar juntos no es un trabajo para nosotros; rebatía el joven mostrando su enojo.

- Ya me entienden...; sonreía el productor intentando rebajar la tensión del momento.

- Aquí están los contratos; continuaba el hombre tendiéndole un par de carpetas.

Luisillo entró en la sala mientras la muchacha ojeaba aquellos papeles. El chico ni se inmutó, alzó su vista y negó con la cabeza.

- No acepto. No quiero transformar nuestra historia en un circo. No tengo intención alguna de comercializar nuestra relación; comentaba seriamente el greñudo, mientras los hombres que tenían enfrente no daban crédito a lo que veían sus ojos, a lo que escuchaban sus oídos.

- Tranquilo...; susurró la pelirroja, entrelazando su mano con la suya.

Christopher no dijo nada más. Dejó su silla vacía, marchándose de aquella oficina sin despedirse de ninguno de los presentes.

- Lo siento...; alcanzó a decir Dulce María cuando ya se escuchaba el portazo que cortaba el silencio que él mismo había creado.

- No lo sientas. Has tomado la decisión correcta. Se está equivocando, y algún día será consciente de ello; decía Pedro enojado.

- Y si él no quiere, muchos otros querrán; añadía Luisillo en tono similar.

- Llévate el contrato, léelo con calma. Ya nos darás una respuesta. Gracias; decía el productor despidiéndose de ella.

Tan pronto como salió de aquel edificio, preocupada, Dulce María agarró su teléfono con la única intención de saber de él, saber dónde estaba, ir en su busca. Pero lo conocía, y sabía que en ese momento lo que necesitaba era estar solo. Ni ella, que era su mayor debilidad, lograría hacerlo cambiar de parecer.

Pasó la tarde en casa de sus papás, encerrada en su cuarto, preocupada por él, que aún no había dado señales de vida. Confundida, decidió ir a su departamento. Sabía que allí estaría.

Abrió la puerta con sigilo cuando oyó cómo corría el agua en aquel baño situado a escasos metros de la puerta de entrada. Dejó sus cosas sobre el mismo sofá en el que decidió esperarlo.

- ¿Qué haces aquí?; preguntaba Uckermann toscamente mientras se dirigía a su cuarto.

- Quería verte...;suspiraba la pelirroja parada en aquella puerta, observando a lo lejos cómo se desprendía de la toalla que traía envuelta a su cintura. 

2.2. Before the moon... (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora