Capítulo 241

909 60 1
                                    

A finales de ese mismo mes estaban de nuevo cruzando el Océano Atlántico rumbo al viejo continente. Aterrizaron en Madrid, donde darían un nuevo concierto al día siguiente, donde les anunciaron que debían cancelar el que ofrecerían en una de las pocas ciudades que Dulce María no había visitado y que moría por hacerlo desde el momento en que leyó aquella historia de Paulo Coelho: Santiago de Compostela.

Horas antes de aquel concierto en la capital española, una conversación se producía en una de las habitaciones de un fastuoso hotel situado en la Plaza de Santa Ana.

- ¿Neta nos lo prohibirás después de todo lo que estoy haciendo por tu estúpida novela?; gritaba Christopher realmente sorprendido.

- Chris, no es eso. Es peligroso...; rebatía el productor no muy contento con la proposición del joven.

- ¿Peligroso? ¿Peligroso por qué? ¿Nos raptarán unos sicarios bolcheviques y pedirán un rescate millonario? Por favor Pedro...; ironizaba Uckermann visiblemente molesto.

- Conoces perfectamente las condiciones del contrato que ha firmado Dulce. Y en México nuestro director de marketing ya está realizando los primeros movimientos; explicaba pausadamente el hombre.

- ¡Claro que las conozco! ¡Igual que tú conoces nuestra relación! ¿Ha salido algo de nuestros viajes en estos últimos años? ¿Se ha publicado algo de nuestra vida privada?; chillaba el muchacho henchido de coraje.

- ¡No, claro que no! ¿Y tú ahora me vienes con que puede ser peligroso? ¿Peligroso para quién? ¿Peligroso para qué? ¿Para ti o para tu bolsillo? En unos meses tendré que levantarme todos los días viendo cómo Dulce se muere de amor por alguien que no soy yo. ¿Piensas que eso no será duro? ¿Piensas que lo estoy llevando bien? Disimulo cuanto puedo por ella, pero estoy hecho pura mierda. ¿Y tú ahora me vienes con esto?; vociferaba el chico ante un atónito Pedro Damián.

- Pero...; intentaba pronunciar el productor.

- Pero nada. Yo también pondré unas condiciones en este trato. Y las tendrás que aceptar si no quieres que hable más de la cuenta. Dulce firmó un contrato. Yo no; lo retaba el greñudo clavando su vista en su rostro arrugado.

- No serías capaz...; titubeaba el hombre sin dar crédito a lo que estaba escuchando.

- Prueba... Intenta separarnos, intenta frustrar nuestra relación, intenta hacerle daño a Dulce. Inténtalo y verás lo que soy capaz de hacer; respondía Christopher duramente.

- Está bien. Todo esto por un maldito viaje. Les doy tres días, ni uno más. El domingo los quiero de regreso; aceptaba Pedro ante la presión de su pupilo.

- Gracias; respondía Uckermann, despidiéndose de él con uno de sus cotidianos portazos.

Tras el concierto ofrecido en la capital madrileña, entre bambalinas el joven tendió un sobre a su novia...

- ¿Y esto?; lo cuestionaba ella dubitativa.

- Ábrelo y lo descubrirás...; respondía el muchacho haciéndose el interesante.

- ¡No puede ser!; chillaba emocionada la pelirroja abalanzándose sobre él.

2.2. Before the moon... (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora