Capítulo 34|Cena.

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—Me encantaría, y a Keit también, pero ha enfermado y estoy cuidando de ella. —mentí.

—Que lástima, le teníamos una sorpresa.

—¿Qué sorpresa? —fingí interés—. Ella ya no es de eso.

—Seguro les iba a encantar —sonó entusiasta.

—Mamá, no es por ser mal educado pero...

—Espera, alguien quiere el teléfono. Lo siento mucho Ethan, pero tu padre quiere hablar contigo.

—Oh Dios —suspiré cansado.

Escuché como se pasaban el teléfono.

—¿Enserio no podrán venir?

—Ya le he dicho a mamá que no —me froté la cara con una mano cansado de la situación.

—Que pena, creí que a ambos les gustaría la sorpresa que les teníamos.

—¿Cuál era? —pregunté nuevamente, sabiendo que no me la dirían.

—Leo —me quedé paralizado al escuchar su nombre—. Está aquí mismo. De hecho él propuso hacer la cena, y como hace mucho que todos se fueron creo que haría bien que se vieran como los hermanos que son. Es su oportunidad para interactuar de nuevo y ponernos al corriente.

Si supieran que lo he visto más veces de lo que ellos piensan...

—¿Querrías pasarme a Leo, por favor? —mascullé.

—Claro...

Nuevamente, escuché como se pasaban el teléfono.

—¿Si?

—¡Te juro que si les haces daño te las verás conmigo! Mataste a tu madre adoptiva, pero no dañarás a la única familia que Keit y yo tenemos.

—Entonces ya sabrás que esto es una advertencia —rió—. ¿Qué digo? Más bien es una amenaza. Ven solo, sino lo haces habrá consecuencias. Inventa una excusa más creíble para la extraña ausencia de Keit hoy en la cena. Espero contar con tu presencia, hermano.

—Hijo de...

Pero no terminé de hablar porque el muy desgraciado me cortó enseguida.

Apreté mi celular en la mano. Estaba tan furioso que lo arrojé provocando que diera contra una pared.

El ruido exaltó a Emma y Henry, se giraron asustados.

—¿Qué...?

—¡Leo tiene a mi familia! Si no voy esta noche a una cena seguro los mata.

—¿Para qué te querría? —me preguntó Henry—. Es muy raro, no tienes algo que él quiera.

—Tal vez no se trate de un objeto, sino de él —expresó Emma.

—¿Crees que esto sea personal? —le preguntó Henry a Emma.

—No estoy segura —agachó su cabeza.

—Maldición —me froté la cabeza con ambas manos—. ¿El hechizo tardará mucho?

—No pero las cosas que necesitamos tardarán. Quédate tranquilo, nosotros nos encargamos del hechizo, averigua qué es lo que planea Leo —propuso Henry.

—¿Podrán solos?

—Claro que si —se cruzó de brazos—. Quiero que cuando Keitlyn regrese vea a su hermano mayor y no algo malo.

Entendía a que se refería Emma.

—Tengo que ir entonces —estaba apunto de salir por la puerta, pero ellos me detuvieron.

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