Capítulo 11|Solo un diario.

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La parte trasera de su hombro derecho sangraba demasiado.

—¿Qué le pasa? —preguntó F alarmada.

Ethan se retorcía del dolor, me acerqué lo suficiente para poder tocarlo pero F me apartó.

—¡Enfermera! —gritó F.

En cuestión de segundos una enfermera entró con una inyección en la mano aplicándosela rápidamente.

Minutos después se tranquilizó completamente, estaba cómodamente descansando en la cama con la mirada perdida, hasta que volteó a verme.

—Fue Leo, ¿no es así? —le pregunté al recordar como me había ahorcando.

—Me recuperaré, no es nada —respondió.

—Ethan basta, por favor, se de lo que es capaz, tan solo mira —apunté mi cuello—. Lo hizo con una mano, sin titubear, sin siquiera arrepentirse, como si lo disfrutara.

Suspiró y me miró tristemente.

—Lo sabía —susurró—. No quería lastimarte con que tú disque hermano era parte de una conspiración que está decidida a hacer el mal.

Apreté los ojos girándome hacia la salida, pero me detuve al escuchar algo que de alguna manera quería evitar, a pesar de que había preguntado.

—Si, fue él.

Abrí y después cerré la puerta con fuerza. Podía meterse conmigo, Leo siempre fue cortante, siempre pero ¿cómo se atrevía a dañar a Ethan?

—¡Keitlyn!

Giré hacia atrás viendo a Henry muy acelerado y cansado.

—Alex —tomó aire antes de continuar—, Alex quiere entrenar ahora con nosotros.

—Dile que me deje en paz —contesté frustrada de todo.

—Entiendo que estés enojada —lo miré—. Pero no puedes detenerte por eso. También estoy harto de no entender muchas cosas, ¿piensas que eres la única sufriendo?, ¿acaso sabes que Blake y yo jamás tuvimos una familia? Por lo menos tuviste a Ethan. No sé que soy, y sé que no soy el único, estoy cansando de esto —golpeó la pared frustrado.

Di un salto al ver como la pared que golpeó Henry se destrozaba en pedazos, en un montón de ellos.

Muchos de los pedazos pequeños me aplastarían, pero Henry me jaló cubriéndome con sus brazos.

—¿Qué fue eso? —pregunté asustada.

—A eso me refería, ¡a que no tengo ni puta idea de lo que soy ahora! —dijo arrodillándose por completo.

Me arrodillé a su lado para abrazarlo. Tenía razón, estaba siendo tan egoísta al no tomar en cuenta que no era la única que sufría, también mis compañeros, porque lo que teníamos en común era el no saber quienes éramos.

—Yo tampoco —susurré en su oído.

***

Habíamos entrenado ya por dos horas. Todo el tiempo había evitado contacto visual con Alex.

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