S T R A N G E © [Parte 1 y Pa...

By Alexdigomas

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¿Qué harías si una noche encuentras a un chico semi desnudo y cubierto de sangre en tu patio? ¿Qué harías si... More

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Hello Stranger (?)
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Epílogo
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Nota Importante
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STRANGE - SEGUNDA PARTE
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56 - Parte 1
56 - Parte 2
56 - Parte 3
Explicación
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By Alexdigomas


Misión: salvar a la chica que importa más que nadie 

(Sí, más que la pobre de Mack)


Primero, dentro de mí explotó una emoción enorme porque Ax no había desaparecido.

Se sintió como si hubiese pasado un año lejos y no un simple día. Tuve que recorrer de nuevo cada una de sus características para poder creerlo: sus cicatrices, su altura, ese aire de chico salvaje y raro con su jean, sin camisa y con su confuso cabello que a veces parecía muy negro o muy marrón o de algún color muy oscuro. Todo hizo que casi saltara de felicidad...

Hasta que me di cuenta de que no estaba actuando normal, y mi emoción se transformó en confusión y horror.

Él estaba parado varios metros fuera de la celda de la chica. De repente, echó a correr en dirección a ella y por un instante pareció que llegaría hasta la puerta y entraría, pero de pronto su cuerpo golpeó contra algo invisible, el suelo produjo una vibración y luego un crujido de corriente. Ax se sacudió como si acabara de recibir una descarga eléctrica y tras un segundo salió disparado hacia atrás, cayendo de espaldas en el suelo.

No tardó ni un momento en tratar de levantarse del suelo, tembloroso, agitado, con el cabello revuelto, los músculos tensos, la piel enrojecida y la postura algo encorvada como la de un animal que respiraba trabajosamente, pero sobre todo enfadado, muy enfadado.

Sin más, echó a correr para hacer lo mismo.

—¿Qué está haciendo exactamente? —pregunté, desconcertada.

—Quiere llegar hasta la celda de la chica —me respondió Nolan, igual de estupefacto.

—Pero hay un muro eléctrico que se lo impide —agregó Vyd—. No lo vemos, pero cuando él se acerca lo suficiente se activa y lo bloquea.

Era cierto, no se veía ningún muro, nada que bloqueara la llegada hasta las celdas, pero en cuanto Ax pisó el mismo punto de un momento atrás se escuchó el mismo chispeo eléctrico, se sintió la misma vibración y su cuerpo salió disparado hacia atrás otra vez. En esa ocasión golpeó el suelo con una fuerza tal que su espalda pareció rebotar, un golpe que sin dudas habría dejado paralizado a cualquier persona normal.

De todas formas, dio indicios de querer levantarse de nuevo para intentarlo. Y en lo que vi su rostro sudado, su nariz dilatada por la respiración trabajosa, los dientes apretados y la furiosa determinación con la que miraba la celda, entendí un montón de cosas a una velocidad impactante.

El agujero, la pila de generadores averiados, las aberturas en la pared para escalar... ¡Todo adquirió sentido!

Ax había estado allí muchas veces. No, en realidad había estado allí todas las veces que se nos perdía de la casa. Él solo había intentado sacar a la chica de la celda, pero ese muro eléctrico que se activaba con el movimiento no se lo había permitido. Por esa razón él había dañado los generadores en la sala, para tratar de apagarlo, pero no había funcionado porque ninguno de esos le suministraba energía a la trampa que la mantenía atrapada en esa especie de cárcel de laboratorio.

Lo peor era que llevaba tantos intentos fallidos que se notaba que ya no sabía qué hacer. Ax no era tonto como para lastimarse una y otra vez. Él sabía que por más que corriera hacia ella, la electricidad que había en el suelo lo detendría. Simplemente creía que nada más le quedaba actuar sin control, que tratar de atravesar el muro con su fuerza era de sus últimas opciones.

Así que volvió a lanzarse, desesperado y frustrado, pero no iba a lograrlo, porque aunque fuera el número uno o un jodido maestro de las sombras, seguía teniendo un cuerpo capaz de herirse y sangrar.

—Ax —le habló Nolan para avisarle que estábamos allí—. Para, por favor.

No hizo caso. Apenas pisó por tercera vez ese punto específico del suelo, el piso vibró en corriente y él cayó hacia atrás con un quejido ronco. Se sacudió en el piso con los dientes muy apretados y las venas marcadas contra su piel como si estuvieran a punto de reventársele. Todo él parecía a punto de reventar.

Corrimos para ayudarlo. Yo llegué primero para intentar levantarlo, pero en lo que las puntas de mis dedos tocaron su brazo sentí una corriente de electricidad que me hizo apartar la mano. Solté un quejido de dolor.

—No lo toques —me aconsejó Vyd, apartándome— ya tiene mucha estática en el cuerpo.

Pero yo sí quería tocarlo. Quería ayudarlo. Quería un momento estúpido para tomarle el rostro, hacer que me mirara, exigirle que no volviera a desaparecer y después besarlo.

Obviamente, esas cosas parecían imposibles, ya que, además de lo que Nolan me había hecho entender sobre lo que importaba justo ahora, a Ax ni siquiera le interesaba mi presencia porque su única atención estaba en otra parte.

Aun retorciéndose en el suelo, miraba con ira hacia la celda.

—Miren, la electricidad sale desde ahí —nos avisó Vyd.

Nos señaló un punto del suelo en el que estaban dibujados dos caminos de líneas que rodeaban por completo las tres celdas. Si la electricidad que impedía llegar hasta ellas salía desde allí cuando alguien se acercaba, no encontré manera de burlarlo. El perímetro estaba marcado muy bien.

—¿Qué podemos hacer? —le preguntó Nolan a Vyd con rapidez—. Esta es tu área.

Vyd estudió el problema.

—No lo sé, hay mucha carga eléctrica... —dudó mientras miraba las líneas, demostrando que captaba cosas que nosotros no—. Más de la que atraviesa mis conductos...

Ax se retorció entre algunos quejidos e incluso trató de levantarse del suelo, pero volvió a caer en una sacudida hasta que se encogió en posición fetal. Sus manos hecha puños temblaban. De cerca noté que la piel se le veía enrojecida, irritada, de una forma muy parecida a las quemaduras recientes e incluso con indicios de tonos violeta por casi todas partes. Me pregunté cuánto tiempo llevaba haciendo eso, ¿desde que había desaparecido?

—Hay que sacarla —pronunció él con los dientes apretados, al parecer luchando contra el dolor—. Está muriendo. Y no puede... No puede.

No entendía cómo era posible o cómo funcionaba esa conexión con la chica, pero si ella moría, Ax también. Obviamente debíamos hacer algo, solo que en verdad no supe qué. Estaba algo aturdida por todo lo que estábamos viendo.

Nolan, más despierto que yo, se volvió hacia Vyd.

—¿Y no puedes atravesar la electricidad? —le preguntó, de seguro pensando que era mejor soltar métodos rápidos para una solución inmediata que no soltar nada—. Hiciste que no nos tocara cuando atacaste a esos tipos en la sala de la casa, ¿no podrías hacer algo así ahora?

Vyd negó con la cabeza. Sus ojos amarillos, fijos en las líneas, analizando, detectando cosas invisibles para nosotros.

—No es así de fácil —lamentó—. Puedo manejar la electricidad, pero sigo teniendo un cuerpo humano. Si intentara atravesarla, me pasaría lo mismo que a Ax, incluso con una potencia mortal por la forma en el que está construido mi cuerpo internamente.

—¡¿Entonces qué clase de superhéroes son ustedes?! —soltó Nolan como si no lo entendiera.

Alcancé a ver que Vyd pestañeó, incrédulo.

—Pues ninguno —respondió, inocente— porque no somos superhéroes.

Nolan puso cara de "mierda, ¿ahora qué demonios podemos hacer?", mientras que yo puse una de: "Qué cosa más complicada". Y empecé a sentir la nerviosa preocupación de que la solución fuera imposible y de que en el intento de salvarnos, termináramos más atrapados que nunca.

Ax se sacudió en un escalofrío.

—¡Ah! —entonces exclamó Vyd de pronto—. Lo que creo que sí puedo hacer es tratar de dirigir la corriente hacia otro punto de la sala para abrir un pequeño acceso...

Toda la esperanza volvió a la cara de Nolan.

—¡Bien, hazlo!

—Pero alguien debe entrar y sacarla, porque yo no puedo. —Vyd señaló un punto en el techo y todos miramos en esa dirección—. ¿Ven esas cosas que cuelgan de ahí?

Había cuatro láminas en el techo, gruesas y sobresalientes, justo por encima del cuadrado que contenía las celdas y que encerraban las líneas eléctricas.

—Son imanes —nos explicó Vyd—. Si doy un paso delante de las líneas, el imán me atraería por los conductos instalados en mi cuerpo y quedaría estampado como sello. Luego no habría nadie que pueda bajarme de ahí.

En ese preciso instante Ax, que había estado esforzándose, logró sentarse en el suelo con los brazos apoyados en las rodillas y la cabeza entre ellas. Los pequeños espasmos en sus músculos lo hacían ver adolorido. Aun así, tras una larga toma de aire, se levantó por completo. Por supuesto que se tambaleó un segundo, pero luego se equilibró. Dio la impresión de ser el último soldado en pie en una guerra, listo para batallar hasta morir.

—Pasaré —le dijo a Vyd.

Sus palabras se sintieron como si fuera algo que nadie más que él debía hacer. Quedó decidido. No dije nada.

Vyd asintió y se preparó para explicarnos el plan.

—Bien, primero necesitamos reunir muchas cosas de metal en este espacio —nos pidió a Nolan y a mí—: mesas, sillas, todo lo que encuentren.

Nolan y yo empezamos la búsqueda. Volvimos al primer piso en donde estaban las pantallas y todo el desastre, y comenzamos a tomar todo aquello que era de metal para luego llevarlo al piso de las celdas.

En cierto momento me acerqué a un archivero que abarcaba una pared entera. Varios cajones estaban en el suelo mientras que otros habían quedado medio abiertos. Tenían una cerradura gruesa y reforzada, pero algo muy fuerte las había arrancado, justo como había sucedido con las puertas.

Ahora estaba segura de que Ax había roto todas las cerraduras para poder entrar y salir a su antojo. Pero más que la posible fuerza sobrehumana que él tenía escondida por ahí, me llamó la atención que uno de los cajones del archivero tenía los números 1-2 y 13.

Solo pude asociarlo a los doce de STRANGE, pero si Ax era el uno, la chica era el dos y Vyd era el doce, ¿había un 13?

Me acerqué al cajón con los números. Dentro había tres separaciones de plástico y cada lámina tenía incrustados diez dispositivos USB que decían almacenar 512GB. Ni siquiera lo pensé dos veces, sino que abrí de inmediato mi mochila y guardé las tres láminas. Me las llevaría. No sabía en dónde las vería, pero podían contener información importante. Y justo en esos momentos necesitábamos toda la información posible.

—¡Solo falta un objeto más! —escuché exclamar a Nolan desde otro punto de la sala.

Cogí uno de los cajones vacíos del archivero y lo trasladé al piso de las celdas.

Primero no pude imaginar qué era lo que pretendía hacer Vyd, pero él ordenó todo de tal forma que quedó muy claro. Quería hacer una fila, y así quedó. Al final, los objetos de metal formaron una línea, uno detrás del otro. El primer objeto que era una silla, mantuvo alrededor de medio metro de separación de las líneas de electricidad.

Con eso ya listo, los cuatro formamos un círculo para oír las indicaciones siguientes.

—De acuerdo —nos empezó a explicar Vyd— lo que haré será desviar la electricidad. Como es muy fuerte va a tratar de aferrarse al primer conductor que vea, es decir, el primer objeto de metal de la fila. Luego irá pasando al siguiente y así sucesivamente. Trataré de concentrarla allí todo el tiempo que me sea posible, y eso creará un acceso tal y como si se abriera una puerta entre el muro de corriente. En ese instante, Ax lo atravesará. ¿Se entendió?

Yo asentí y Ax también. Nolan quedó con cara de duda, o sea, con una de sus caras favoritas.

—Todo bien —dijo, algo confundido— pero, ¿cómo entrará a la celda? ¿El cristal se puede romper?

Para nuestra sorpresa, Ax tenía la respuesta eso:

—Irrompible —contestó, muy seguro—. El panel. La puerta.

Claro, el panel digital que estaba junto a cada puerta de cada celda todavía funcionaba gracias a ese generador eléctrico que debía de estar oculto en el subsuelo, o quizás fuera de la casa misma. Desde nuestro lugar, el panel parecía ser algo así como un lector ocular o uno de esos sistemas de alta seguridad.

Vyd pensó un momento.

—Bien, creo que podría dirigir un chorro de corriente hacia él para sobrecargarlo —propuso, aunque algo dudoso— pero entonces Ax tendrá menos tiempo para sacarla porque la electricidad podría querer adherirse al muro de nuevo.

Por alguna razón, todos miramos a Ax. A pesar de que todavía respiraba con fuerza y de que se veía exhausto y adolorido, no dio señales de dudar o cambiar de opinión. Se le vio más decidido que nunca. Esa chica en verdad debía de ser importante para él. Me pregunté en qué aspectos, pero alejé esas cosas de mi mente. Quien fuera, había que salvarla. Eso era lo que importaba.

—Lo haré —nos dejó en claro.

Vyd asintió.

—Ustedes manténganse lo más lejos posible sin tocar nada que pueda atraer electricidad —nos pidió a Nolan y a mí.

Claro, los simples mortales debíamos dejar espacio para los verdaderos capaces, ¿no? Por primera vez me sentí tan diferente a Ax, a Vyd y a la chica que solo quise alejarme para no ser un estorbo, y eso al mismo tiempo me causó inquietud.

Pero bueno, Nolan y yo hicimos caso a lo dicho, porque en verdad éramos humanos vulnerables, y subimos las escaleras al primer piso. Decidimos ver todo desde el gran ventanal frente a los paneles de computadoras aunque a una buena distancia de ellos sin poner las manos en ninguna parte.

Ya seguros, Vyd se situó entre el espacio que separaba la fila de las líneas del suelo que desprendían la electricidad. No quedó de frente, sino de perfil. Separó las piernas y extendió un brazo hacia la fila de objetos. Después miró a Ax y aguardó un momento mientras que este se ubicaba en otro punto pero también cercano a las líneas, en posición de corredor a punto de empezar una carrera.

En cuanto ambos estuvieron en posiciones preparadas, sin más, Vyd extendió el otro brazo y su palma quedó al nivel de las líneas.

Al instante, como si se hubiese producido un choque entre una gran fuerza y otra, un destello blanquecino y azul que nos obligó a entrecerrar los ojos, rodeó su mano. Entonces, el muro que había sido invisible se reveló por completo como una compleja enredadera de líneas chispeantes, cargadas de rabiosa energía que llegaban hasta el techo.

Más impresionante que eso fue cómo de repente la electricidad alrededor de la mano de Vyd se sacudió y no tardó en dirigirse hacia sus dedos. A su vez, los dedos comenzaron a absorber la corriente. A su vez también, su cara se contrajo debajo del pañuelo y sus ojos se apretaron mucha fuerza en un gesto de dolor. Como su piel era tan pálida alcanzamos a ver que debajo de sus nudillos sus venas se iban iluminando de forma progresiva hasta que dio la impresión de que en vez de tener huesos, su cuerpo estaba hecho de cables conductores.

Quedé tan impresionada y perpleja que puse una mano sobre el hombro de Nolan.

—Le duele —susurré sin poder apartar la vista del cuerpo estremecido de Vyd— le duele mucho.

Era tan obvio que me preocupó. Es decir, parecía estar haciendo el esfuerzo adecuado, parecía que todo estaba yendo como debía ir, pero también parecía que sufría: los ojos apretados, las extremidades vibrando gradualmente, la corriente abriéndose paso por debajo de su piel...

En poco tiempo llegó a punto en el que, de forma inevitable, soltó un grito áspero y fuerte. Y luego, en un parpadeo, un grueso chorro de electricidad fluyó de su otra mano que apuntaba directo a la fila de objetos, impactó allí e hizo que el metal también comenzara a sacudirse y a producir un sonido de choque.

A un lado de Vyd, las agitadas líneas eléctricas y las luces se fueron reduciendo hasta que quedó un espacio suficiente para una persona.

—¡Ahora! —le gritó Vyd a Ax con esfuerzo.

Entonces, Ax corrió.

Juro que pensé que el muro lo detendría como había hecho antes, pero esa vez lo atravesó a toda velocidad. Por supuesto, Vyd se mantuvo en su posición, todavía sufriendo para mantener la corriente atrapada en los objetos, cosa que lució más difícil que nunca porque las chispas eran rabiosas y frenéticas y comenzaban a lanzarse en todas las direcciones fuera del metal.

En una carrera contra reloj, Ax llegó hasta la celda de la chica, se detuvo frente a la puerta y luego se volvió hacia Vyd. Al momento, de la mano que Vyd tenía contra el muro de corriente salió disparado un delgado chorro de electricidad que estalló contra el panel digital. El dispositivo produjo una pequeña explosión de chispas y luego se apagó.

Por un instante la puerta de vidrio se deslizó para abrirse, justo como debía ser, pero algo falló y de repente se detuvo.

Solo dejó un pequeño espacio por el que no cabía ni la mitad de Ax.

Ante eso, Ax pareció no saber qué hacer.

En mi mente, un "mierda".

Posiblemente en la mente de Nolan un "doble mierda".

Por otro lado, el cuerpo de Vyd estaba sacudiéndose con mayor fuerza. La electricidad contenida en la fila de objetos empezaba a comportarse de forma errática. Lo que había sido un chorro estable ahora se veía caótico porque quería hacer a exactitud lo que él nos había dicho que haría: tratar de devolverse hacia el muro.

Lo único que pensé fue: estamos jodidos, la electricidad será más fuerte que Vyd, y Ax y la chica quedarán atrapados detrás del muro. Pasar será imposible.

Pero de pronto, Ax reaccionó. Se acercó a la puerta medio abierta, puso las manos en el borde y con una fuerza sobrehumana que le apretó los dientes, le tensó cada músculo del cuerpo y cada vena del cuello, empezó a empujarla para abrirla por completo. Y lo más impresionante fue que eso comenzó a dar resultado, de modo que al cabo de unos segundos logró crear el espacio que necesitaba para ingresar.

Las cosas volvieron a transcurrir demasiado rápido.

Entró a toda velocidad a la celda, se acercó a la camilla donde yacía la chica y la cargó. Se enderezó con ella en brazos y la sacó de allí. Detrás fue quedando un camino de gotas de sangre. Quise ver en dónde estaba herida, pero por la forma en la que se encogió contra el cuerpo de él, fue difícil de detectar.

Ax avanzó en dirección al acceso creado por Vyd. Ya la electricidad apresada en la fila de objetos parecía más indomable que nunca. El crujido chispeante de la corriente contra el metal era más fuerte, como si mil rayos estuvieran luchando por escapar.

Y Vyd estaba al borde del colapso. Nos lo confirmó en lo que soltó un grito alto y desgarrador. Ya no podía más. Ya no podía contenerla más. Tenía que soltarla, tenía que romper la conexión antes de que la conexión lo rompiera a él. Sin embargo, debía esperar un poco porque Ax todavía no salía.

Para ese momento yo ya estaba apretando el hombro de Nolan mientras me repetía mentalmente: todavía no, todavía no, todavía no...

Pero Vyd no era invencible. De pronto, sus brazos cayeron lánguidos a cada lado de su cuerpo y él se desplomó de rodillas en el suelo.

Eso sucedió justo en el instante en que Ax puso un pie fuera de las líneas que marcaban el cuadrante eléctrico. Y todo habría sido un completo éxito de no ser por el hecho de que mientras la corriente volvía a cerrar el acceso para tejer el muro, varias chispas atacaron a Ax por la espalda.

Tuve que aferrarme a Nolan para no correr cuando él soltó un grito ronco, las piernas se le debilitaron y se desplomó sobre una de sus rodillas. Ya con eso pudo haber sido un final espantoso, de no ser por el hecho de que Ax no soltó a la chica a pesar del dolor. Contra el ataque de la electricidad, los espasmos y la debilidad, volvió a levantarse como se habría levantado un titán y se alejó lo suficiente de las líneas.

Finalmente, se sentó en el suelo con ella entre sus brazos.

El muro eléctrico desapareció por completo.

Todos los sonidos cesaron.

Y quedó un feo olor a chamuscado en el aire.

Nolan y yo estábamos atónitos, asustados, impresionados, temblorosos y alterados, pero no nos quedamos pasmados y nos apresuramos a bajar las escaleras para llegar a ellos. Pensé que iba a acudir primero a Ax porque, pues, dentro de mí toda la preocupación se centraba en él y en la necesidad de saber si estaba bien, pero me detuve antes de acercarme lo suficiente.

Me detuve porque lo capté, porque de repente me di cuenta de que el momento que se estaba dando entre él y la chica era solo de ellos, y que no había espacio para nadie más. La manera en que él le apartó el cabello de la cara para por fin verla fue con tal delicadeza, con tal cuidado, con tal preocupación, que excluyó al resto del mundo a pesar de que seguíamos allí y podíamos verla.

Me contuve, di un paso atrás y me limité a ser una espectadora.

La chica tenía el mismo rostro de la fotografía del expediente, pero ahora lucía muy pálida, débil y enferma. Unos hilos de sangre le corrían por la boca y la nariz. Abrió los ojos ante el contacto, apenas unas rendijas, y enfocó a Ax. Tras unos segundos, tal vez porque era incapaz de hacer algo debido a su estado, los cerró.

—¿Estás bien? —escuché que Nolan le preguntó a Vyd por detrás de mí.

Decidí acercarme a ellos. Vyd seguía encorvado en el suelo inhalando y soltando aire apresuradamente. Todavía podíamos ver destellos intermitentes bajo la piel de sus manos. Incluso algunas delgadas venitas de su frente estaban algo hinchadas y demasiado azules. Pero sin duda alguna lo más preocupante fue que los dedos de sus manos estaban repletos de líneas de sangre.

Él se las miró. Por la absorción se le habían abierto heridas en las yemas de todos los dedos y la sangre había descendido hasta sus palmas e incluso había goteado en el suelo.

—Para ti estoy perfecto —jadeó la respuesta a Nolan, esforzándose por agregarle un toque divertido mientras se limpiaba las manos con la gabardina.

Nolan arrugó las cejas e iba a decirle algo, pero entonces Ax captó toda nuestra atención en lo que soltó con urgencia:

—¡Hay que hacer algo! ¡Está muriendo!

Con notable esfuerzo, Vyd logró enderezarse un poco hasta que se apoyó en sus tobillos. Luego se levantó por completo y avanzó hacia Ax. Al mismo tiempo rebuscó en los bolsillos internos de su gabardina hasta que sacó un tubillo blanco igual al que había utilizado con Ax aquella vez que la sombra había atacado.

Se agachó frente a ellos y en un movimiento rápido inyectó a la chica en el cuello.

—Esto va a mantenerla viva durante unas horas, pero si está grave no la curará ni la salvará por completo —le explicó a Ax.

Ax la aferró con fuerza hacia sí mismo. Dio la impresión de que no pensaba soltarla jamás y que si alguien intentaba arrancársela, él le arrancaría la mano primero.

—Hay que curarla —exigió, aunque su voz estuvo a una nota de parecer una súplica.

—Podríamos llevarla a un hospital... —quiso sugerir Nolan, pero Ax le interrumpió en un grito alterado:

—¡No! ¡Hospital no! —Y como notó que ambos quedamos atónitos por esa reacción, agregó—: Es peligroso, nos atraparían.

—Bien, pero mientras decidimos qué hacer hay que cubrirla con algo porque la pobre está desnuda —aconsejó Vyd.

Se quitó la gabardina vieja y remendada que siempre llevaba puesta, entonces se inclinó y la acomodó sobre el cuerpo encogido de la chica.

Me fue imposible no fijarme en que Vyd llevaba una camisa de mangas cortas y que la parte de sus brazos que ahora quedaba al aire libre estaba repleta de profundas cicatrices, todas en forma de ramificaciones, muy parecidas a un un enorme árbol sin hojas. Algunas incluso eran muy púrpuras, y yo una vez había leído en algún lugar que les decían figuras de Lichtenberg, causadas por electricidad.

Me di cuenta de que Nolan también lo había notado, porque le miraba los brazos con los ojos asombrados.

—Sé que no es lo mejor que hay, pero es algo. —Vyd se encogió de hombros, refiriéndose a su gabardina—. Y no tiene pulgas, por si acaso.

Ax volvió a mirar a la chica. Su expresión tenía un aire en extremo preocupado y sus ojos... Dios, tal vez no conocía nada de su pasado ni de su origen, pero en todos esos meses había aprendido a leerlo. Sabía que estaba empezando a sentirse desesperado.

—No puede morir —pronunció de repente, negando con la cabeza. Luego alternó la vista entre todos como si esperara una solución—. No puede.

La dudosa cara de Nolan denotó que no tenía ninguna idea, y al parecer Vyd tampoco. Entonces solo quedaba yo. Y no era que mi mente estuviera muy clara u ordenada tras todo lo sucedido, pero necesitábamos una solución rápida, ¿no? Así que solté sin pensar lo primero que me llegó a la mente:

—Hay que llevarla con el doctor Campbell.

Nolan me miró de golpe.

—¿El doctor Campbell? —repitió, confundido—. ¿Estás segura?

La verdad, no. ¡Pero era una emergencia! ¿La chica debía vivir o debía morir? Era un momento de decisiones arriesgadas.

—Era amigo de mi padre... —le quise recordar, pero Nolan me interrumpió con obviedad:

—No sé si te das cuenta, Mack, pero todo indica que tu padre era el malo, así que ir con un amigo suyo no parece la mejor opción.

Sí, sí, tenía razón. Ese laboratorio/almacén o lo que fuera había sido de él. Mi padre había mantenido a esa chica encerrada en esa celda, porque no había sido un simple filósofo y todo había sido una gran mentira, pero si me detenía a darle importancia a eso en ese preciso instante iba a quedarme paralizada y asustada como la estúpida que era en el fondo.

—¡Sí, pero es lo único seguro ahora! —recalqué para todos—. El tipo es doctor y siempre confié en él porque no se llevaba bien con mi madre, y si no podemos ir a un hospital tal vez él podría revisarla...

Nolan pensaba objetar algo más, quizás algo con más lógica que la mía, pero Ax tomó fuerza y se puso en pie con la chica encogida contra sus brazos, todavía sangrando.

—Vamos —aceptó con total decisión.

—¿Pero y si intenta delatarnos o algo? —preguntó entonces Nolan, dudoso.

Jamás habíamos oído a Ax decir lo que dijo en ese momento:

—Lo mataré antes.

Lo creí posible. La fría y amenazadora seguridad de sus palabras me causó el pequeño miedo de ver eso. Busqué sus ojos con intención de algo que ni yo supe qué sería, pero él no me miró. Tenía fijo su objetivo.

—Necesitaremos un auto para llegar, ¿no? —preguntó Vyd.

—El mío está aparcado afuera —asintió Nolan.

Sin más, Ax avanzó, pasó justo por mi lado y siguió apurado rumbo a las escaleras. Tampoco me observó, así que no tuve la oportunidad de decirle nada, aunque no sabía en realidad qué podía decir.

Nolan y Vyd también lo siguieron. Yo di un par de pasos con la misma intención, pero de pronto fui extrañamente consciente de algo y me di vuelta para mirar las celdas.

Me pregunté: ¿por qué había dos? Dentro de la segunda celda la camilla estaba tumbada y había varias manchas de sangre seca en el suelo. Además, la puerta estaba abierta, lo cual hacía sospechar que lo último que había hecho alguien fue entrar ahí o quizás... ¿salir?

En una de ellas había estado la chica, pero, ¿quién había ocupado la otra?

—¡Mack, vamos! —me llamó Nolan desde las escaleras.

Tuve que correr para alcanzarlos.

Vyd y Ax se las arreglaron para crear una montaña más alta con los generadores eléctricos dañados que les permitiera subir a la chica hasta el agujero de acceso, de modo que al cabo de unos minutos logramos salir a la superficie.

La lluvia ya había aminorado y las gotas eran débiles. Un viento frío tenía la suficiente fuerza para mover las ramas. Olía mucho a tierra mojada. De los tipos todavía no había rastro.

Corrimos directo al interior de la casa. Atravesamos la cocina y la sala todavía repleta de cadáveres. Cruzamos la puerta principal para dirigirnos hacia la verja de entrada y llegamos a la acera. El auto de Nolan estaba ahí aparcado.

Nolan se apresuró a abrir la puerta trasera y Ax se apresuró aún más a meter a la chica recostada en el asiento. En cuanto la cerraron, Nolan corrió a la puerta del piloto y Ax corrió a la puerta del copiloto. Las abrieron y estuvieron a punto de subirse, todo a una velocidad impresionante.

Pero entonces Nolan se dio cuenta de que Vyd y yo nos habíamos quedado ahí parados como unos tontos sin saber qué hacer. ¿Y por qué? Porque en la parte trasera del auto ya no cabía nadie más y adelante tampoco. Es decir: quedamos como piezas que no encajaban en ningún juego.

Repentinamente me sentí como un bote de basura y al menos Nolan lo notó por ser mi mejor amigo. En su expresión se mezcló la preocupación y la confusión de no saber cómo hacer que entráramos todos, porque era imposible a menos que fuéramos en el techo, y... eso no parecía buena idea.

—Váyanse —tuve que decir. Callados no íbamos a resolver nada.

—¡No! —exclamó Nolan—. ¡Pensemos en cómo ir todos! ¡Pensemos bien, es que estamos alterados y no nos fluye nada inteligente!

—No cabemos, es más que obvio —señalé.

E inevitablemente mi mirada se desvió hacia Ax, que estaba a medio cuerpo de entrar en el vehículo observándonos a cada uno a la espera de algo. O bueno, tal vez más a la espera de que no tardáramos para que pudieran irse.

—Sabes en dónde vive el doctor Campbell —le recordé a Nolan—. Y te conoce, puedes explicarle todo.

—¡Pero en cualquier momento pueden llegar los malos! —soltó Nolan con una obviedad desesperada.

Miré a Vyd y él me miró a mí. Supe que al igual que yo no tenía ni idea de qué hacer, aunque podíamos improvisar, ¿no?

Justo cuando Nolan iba a volver a protestar y yo empecé a buscar mentalmente algunas soluciones, otra voz habló por detrás de nosotros:

—¿A dónde van?

Dan.

¡Dan el que tenía que meter el culo en todo!

Ni siquiera me sorprendí cuando lo vi parado a pocos metros de nosotros en la acera sosteniendo su pistola, sin apuntarla. Unas horas atrás había estado en mi casa haciéndome preguntas sobre Tanya, solo que lo había olvidado por completo. Tal vez no se había ido del todo. Me sentí estúpida por no prevenirlo.

Ahora nos había pillado en el peor momento: con la chica desnuda y ensangrentada, con Vyd y con Ax en un estado espantoso. No habría modo de tapar la verdad.

—¿Y tú qué demonios haces aquí? —le preguntó Nolan, ya pasando a la ligera molestia.

—¿Quién te golpeó? —le preguntó Dan de vuelta mientras alternaba la mirada entre todos, serio—. ¿Fueron ellos?

El pobre tenía la cara enrojecida por el agite y el cabello muy despeinado. Además, se le había formado un moretón rojizo en donde el imbécil soldado lo había golpeado. Supuse que yo tenía uno también.

—¡No! —escupió Nolan, enfadado—. No te metas, ¿sí?

Tuvo intención de acercarse a mí para jalarme por el brazo y llevarme a no sé dónde, pero entonces Dan puso una mano sobre el Walkie Talkie con el que se comunicaba con su estación de policía y eso fue una clara amenaza a que le bastaba una sola palabra para atraer a diez patrullas, cosa que no nos convenía.

—Quiero saber qué está sucediendo —exigió Dan con detenimiento, más para Nolan que para el resto— porque yo estaba revisando de nuevo la casa de Tanya cuando de repente recibí una llamada de la señora Cavalier y me dijo que necesitaba que fuera urgente a su casa y me llevara a mi hermano ya que que ella enviaría a buscar a Mack con unos agentes federales porque algo peligroso estaba pasando.

Su mirada se detuvo en Ax, analítica, vigilante, suspicaz. Ya debía de saber que no se llamaba Axel Müller y que todo eran puras mentiras.

—No le creas nada a la señora Cavalier —trató de defender Nolan—. Ahora vete de aquí y déjanos en paz. Y no te atrevas a seguirnos o...

—Vi los cadáveres —le interrumpió Dan para que no se esforzara en mentir— así que díganme qué demonios está pasando y por qué la señora Cavalier insistió en que ese chico —señaló a Ax— y ese otro —pasó a señalar a Vyd pero sin verlo a los ojos— son altamente peligrosos y que debo alejarlos de ellos.

Bueno, los cadáveres no se podían tapar con ninguna mentira, pero lo demás no era por completo cierto. Aunque solo una cosa despertó mi confusión: Eleanor había mencionado a Vyd y a Ax. Es decir que sabía sobre ellos. Sabía todo. ¿Acaso ella había enviado a esos tipos a la casa a capturarnos? Dios santo, era peor de lo que había creído.

—No sé qué demonios te dijo Eleanor, pero no es verdad —insistió Nolan sin mucha paciencia, claramente molesto por el hecho de que Dan estuviera entrometiéndose—. La verdad es que hay toda una historia que no nos vas a creer y que hará que te pongas estúpido y nos delates y lo empeores.

Esperé que Dan se alterara, pero pareció más en calma nunca. Lo único que hizo fue dedicarle una mirada desafiante a Nolan y apartar la mano del Walkie. 

—Prueba a explicarme —le pidió.

Nolan gruñó de furiosa frustración porque siempre había tenido más cabello que paciencia.

—Pues bien —aceptó de mala gana y señaló a Ax—. Sí, parece peligroso, pero no lo es, al menos no para nosotros y no para ti si nos crees que tenemos una chica herida en el auto y que hay que llevarla a cualquier parte menos a un hospital a que la salven.

Dan no pareció muy convencido y temí que, si no lográbamos hacerle entender qué estaba sucediendo, terminara obedeciendo a Eleanor e intentando algo estúpido que pondría su vida en riesgo, porque Ax miraba la situación con instinto cauteloso y con un aire de defensa en su postura. Y ya sabíamos que era capaz de comerse a alguien y de matar.

Tuve que intervenir. Frías gotas de lluvia caían sobre los brazos de mi piel aumentando mis nervios. No quería compartir todo aquello con Dan, pero si no quedaba de otra nos serviría más de nuestro lado.

—Sé que esto se ve bastante mal, pero justo ahora no hay tiempo para explicarlo por completo —empecé a explicarle a Dan, tranquila pero seria para que comprendiera la gravedad del asunto—. Mi padre tenía secuestrada a una chica y alguien más tenía secuestrado a Ax hasta que apareció de repente y decidimos ayudarlo. Hace poco descubrimos que Eleanor envenenó a mi padre y ahora me quiere entregar a esos tipos armados que ya nos golpearon y que de no ser por Vyd ya nos habrían matado. Si haces lo que ella te pidió, ayudarás a que eso se cumpla. Si nos crees, tal vez tengamos oportunidad de salvarnos todos y de resolver este lío.

Mentira. No creía que ese lío se pudiera resolver ni siquiera salvándonos. Justo ahora creía que el lío era más grande, más peligroso y que podía tener un final fatal.

—Y antes de que digas algo, te aclaro que no pienso dejar sola a Mack en esto, sea peligroso o no —le añadió Nolan a Dan, tan seguro que sonó a un juramento—. En donde ella termine, terminaré yo también, así que si alguna vez en tu vida respetaste el hecho de que somos hermanos, ayúdanos y jura que no irás con tus jodidos policías ni intentarás hacerte el héroe con la justicia, porque aquí están sucediendo cosas que ni la justicia de Batman podría arreglar.

Tras esas palabras se hizo un silencio. Supuse que Dan estaba pensando en si apuntar o no, en si creernos o no, en si llamar a sus colegas o no. En la parte trasera del auto, la chica se estremecía, encogida y moribunda. Sentí más frío. Mil preguntas pasaban por mi mente, sobre todo: ¿Eleanor estaba con los tipos malos? ¿Mi padre había sido un secuestrador loco? Entonces, ¿cuál era el malo? ¿O ambos lo eran?

—¿Quién mató a los tipos que están en la entrada? —preguntó Dan con confusa curiosidad.

A mi lado, Vyd alzó una mano como niño en un aula de clases.

—Pues bien, porque no son agentes federales —asintió y guardó su arma en el respectivo lugar de su cinturón—. No diré nada. ¿A dónde tienen que ir?

Quedé impactada.

Pero igual le dije que debíamos ir a la casa del doctor Campbell que estaba al otro lado del pueblo a unos veinte minutos. Él dijo que sabía llegar. Entonces todos corrieron a sus lugares. Ax y Nolan se fueron en el auto, y Vyd, Dan y yo arrancamos en la patrulla.

Ya en movimiento, Vyd iba de copiloto como una estrategia de precaución. Me lo había susurrado en el oído justo antes de entrar al vehículo: si por alguna razón Dan se desviaba o revelaba otras intenciones, le freiría el cerebro de un corrientazo y correríamos hacia donde fuera.

Eso me dio algo de seguridad, aunque aun así estuve algo nerviosa y asustada durante todo el camino, pero Dan apagó la sirena de la patrulla y por suerte sí llegamos a la casa del doctor Campbell.

Era una enorme casa victoriana rodeada por largas y entretejidas verjas. De pequeña, varias veces había ido con mi padre a visitarlo, por lo que sabía que a un lado la casa tenía anexado un amplio y equipado consultorio médico privado para la gente cercana a él. Tenía la esperanza de que hubiese lo necesario para ayudar a la chica sin recurrir a un hospital.

Dan aparcó la patrulla justo detrás del auto de Nolan. Salí disparada como si temiera que el vehículo fuera a convertirse en una celda de la que luego no podría salir, y me apresuré a llegar hasta la puerta del consultorio. Toqué el timbre que por encima tenía un cartel de "presionar para urgencias".

El doctor no tardó en acudir. A través del cristal de la puerta pude ver que apareció muy rápido con las gafas torcidas mientras se colocaba su bata blanca. Parecía haber estado casi dormido, nada a la espera de una emergencia. Su cabello canoso aún estaba despeinado.

Pasó la llave y abrió la puerta.

—¡Mack! —dijo al instante, sorprendido—. ¿Cuál es la emergencia? ¿Estás bien?

Me observó de arriba abajo con una gran preocupación, buscando las heridas en mí.

—No podemos ir a un hospital, así que necesito su ayuda —fue lo que pude soltar, y la voz me salió algo agitada y nerviosa—. Es grave.

El doctor miró más allá sobre mi hombro. Nolan estaba justo detrás. A varios metros junto a la patrulla estaba Dan. Ax estaba inclinado en el interior de la parte trasera del auto, tal vez tratando de sacar a la chica. Vyd también había bajado ya, pero no dejaba ver el rostro porque miraba hacia la calle como si estuviera cubriendo el perímetro.

Campbell pestañeó sin entender nada.

—Pero ¿qué es lo que ha pasado? —me preguntó, confundido—. ¿Estás en problemas? ¿Lo sabe tu madre?

—No —me apresuré a aclararle—. Mi madre no puede saber nada, ni siquiera que estoy aquí, así que por favor no le avise.

Antes de que yo pudiera seguir explicando algo, Ax llegó hasta nosotros con la chica en brazos. De su cuerpo tembloroso, encogido contra él y todavía cubierto por la gabardina de Vyd caían pequeñas gotas de sangre, tan intensas que asustaban.

Sin embargo, a quien el doctor miró con una perplejidad asustada fue a Ax. Sus ojos abiertos de par en par detrás de las gafas me lo dijeron todo: sabía quién era, sabía lo que era, lo reconocía. Me pregunté si mi padre mismo se lo había contado todo sobre los chicos secuestrados porque habían sido mejores amigos o si sabía de Ax por otra fuente, pero el momento era el menos indicado para averiguar eso. Un paso a la vez.

—Necesito que salve a esta chica —le pedí y señalé el cuerpo que Ax sostenía—. Está herida, pero no sabemos en dónde ni cómo es que...

El hombre dio un paso atrás y me interrumpió:

—No puedo. —Hubo cierto temblor en su voz, pero le agregó seguridad—: Por favor váyanse lo más lejos posible.

Tuvo la veloz intención de cerrar la puerta y ese hecho me impactó mucho, pero reaccioné rápido, me le atravesé y puse una mano en la puerta para que no lo hiciera.

—¡No! —le insistí y traté de demostrarle con mi expresión y mi voz que aquello era más que una simple ayuda, era algo necesario—. ¡Ustedes es el único al que podemos recurrir!

Volvió a negar con la cabeza. Sin ser brusco, trató de apartarme para poder cerrar la puerta por completo. Me resistí con mi fuerza, sin saber qué decir a exactitud para convencerlo. Fue un momento de forcejeo en el que necesité ayuda.

Para mi sorpresa, vino de Dan.

—Doctor Campbell —le dijo el oficial por detrás de mí. Se había acercado a la puerta—. Hay una chica al borde de la muerte y usted ha hecho un juramento como médico. Debe ayudarla.

Pronunció las dos últimas palabras con énfasis para recordarle que ser médico implicaba un deber mayor, pero Campbell lo miró con horror y confusión.

—¿Cómo es que estás metido en esto, oficial Dan Cox? —le preguntó sin poder creerlo.

Bueno, ni siquiera sabíamos hasta qué punto estaba involucrado.

—Claramente algo muy grave está sucediendo —asintió Dan con seriedad— pero solo diré que como oficial tiene mi permiso de proceder y como persona tendrá mi silencio.

El doctor alternó la mirada entre todos, más nervioso que nunca. En sus ojos brilló una mezcla de preocupación, miedo e indecisión. No cerraba la puerta nada más porque yo seguía atravesada como una piedra.

—Es que no se trata de la policía o de lo que puedan hacerme por ayudar —aclaró, y luego detuvo la vista en Ax—. ¿Es que no saben lo peligroso que es él?

Pues... no sabíamos una mierda ya, pero había que recurrir a cualquier cosa para convencerlo.

—Le juro que no lo es —le aseguré—. No va a hacerle nada.

Nolan dio un paso adelante, se cruzó de brazos y le dedicó una expresión dura al doctor Campbell, como si él fuera un mafioso que tenía la mejor arma de su lado.

—Si usted nos ayuda por supuesto que no le hará nada —me corrigió, observando directo a Campbell— pero si intenta llamar a alguien o intenta algo más que no sea salvar a la chica, Ax sí podría ponerse tan peligroso como nos dice.

Posiblemente, el doctor tembló. No había manera de saberlo, pero lo sospeché en lo que se dirigió solo a mí e ignoró a los demás. La preocupación que surcó su cara cuarentona me recordó a mi padre. Él había sido tan solo un año menor que Campbell y su rostro había tenido menos arrugas, pero siempre había inspirado un aura paterna.

—No sabes todo lo que puede suceder alrededor de este chico... —me dijo el doctor, afligido.

Claro que sí. Claro que lo sabía. Justo ahora lo que sucedía alrededor de Ax era que su otra mitad se estaba muriendo, y que yo lo quería lo suficiente como entender que fuera cual fuese la conexión era importante para él. Me dolía bastante que me ignorara, pero no por eso permitiría que la chica muriera y mucho menos que Ax sufriera por eso y muriera también.

Las cosas malas sobre Ax... esas las supusimos al principio y aun así lo ayudamos. No importaban ya.

—Tiene razón —asentí, mirando al doctor a los ojos—. Justo ahora no sé casi nada. Sabemos a medias de dónde viene Ax y sé a medias qué rayos hizo mi padre, pero sí sé que no puedo confiar en mi madre y que esta chica no puede morir. —Le insistí con una expresión suplicante—: Siempre confié en usted, no puedo estar equivocada.

El doctor permaneció en silencio. Lo estaba pensando, de modo que no cambié mi cara de: "estamos jodidamente desesperados" para añadir precisión. En verdad no sabía qué haríamos si se negaba. Si no podíamos ir a un hospital porque de inmediato las personas que buscaban a Ax lo sabrían, la chica iba a morir, y entonces Ax también y...

Me estaba sumiendo en un mundo de angustia y miedo cuando de repente el doctor Campbell abrió espacio en la puerta y dijo:

—Llévala a la camilla.

Ax no esperó ni un segundo y atravesó la puerta con la chica en brazos y se perdió por el pasillo que Campbell le había señalado. Nolan, Dan y yo pasamos a la pequeña sala de espera. Vyd no entró porque nos avisó desde la acera:

—Me quedaré aquí afuera para vigilar.

El doctor cambió el letrero de "abierto" a "cerrado" y cerró la puerta. Antes de pasar a la sala de la camilla -que no se veía desde la de espera- se quedó un instante y nos indicó con su expresión que alguien debía entrar con ellos para asegurarse de Ax, pero algo dentro de mí reaccionó y di un paso atrás.

Nolan me observó intentando entender por qué no quería entrar, pero simplemente desvié la mirada. Yo no... yo no necesitaba estar ahí.

—Entraré yo —suspiró Nolan.

El doctor asintió y luego de que Nolan me entregara su mochila para que la cuidara, se perdieron por el pasillo para ocuparse de la emergencia.

En la salita de espera, todo quedó frío y en silencio. En un minuto la voz del doctor empezó a llegar lejana desde el pasillo, pero era poco entendible. Allí parada me froté el brazo para darme calor porque tenía la piel fría por las gotas de llovizna que me habían caído encima. Había una pequeña pero notable tristeza en mi pecho que quería adoptar la forma de las náuseas, pero la alejé.

—¿Ya podrías explicarme quienes son esos chicos y en qué problema están metidos? —me preguntó Dan.

Me giré hacia él. Tenía una épica cara de confusión. ¿Iba a creerme si le decía que aún no lo sabíamos por completo?

Le expliqué algunas cosas: cómo había aparecido Ax, cómo lo habíamos ayudado, cómo había aparecido Vyd, cómo habían irrumpido en mi casa, cómo descubrimos que Eleanor había envenenado a mi padre, cómo habíamos descubierto el laboratorio bajo la casa, pero omití las partes que revelaban que Ax a veces hacía cosas malas porque esas eran un secreto entre Nolan, él y yo.

Dan escuchó todo en silencio, en calma, sin alterarse. En ciertos momentos sentí que le parecía que eran mentiras, pero en cuanto mencioné a la sombra y el incendio en la estación de policía y los patrones de los otros incendios, empezó a verle el sentido.

Fue un poco liberador hablarlo, solo que tuve que interrumpirme cuando casi una hora después Nolan apareció por el pasillo.

Se apoyó en la pared y se pasó la mano por el cabello. Estaba sudando, tenía algunas manchitas de sangre en la camisa y una expresión de horror y asombro se había quedado en su cara.

—Lo que vi ahí adentro mientras el doctor trataba de salvarla me atormentará por tres vidas más —murmuró, medio pasmado.

Me levanté rápido de la silla en donde me había sentado a hablar con Dan y sin pedir permiso avancé por el pasillo. Si ya había terminado necesitaba hablar con el doctor Campbell. Lo había pasado en aquel momento porque lo importante era la chica, pero su actitud al ver a Ax me había dejado claro que sabía de dónde venía y qué era. Necesitaba hacerle muchísimas preguntas.

En el pasillo había un consultorio y al final una sala de examinación a la que le faltaban muchos implementos para ser un quirófano pero que ahora parecía uno improvisado. La chica yacía completamente desnuda y quieta sobre la camilla del centro. Daba la impresión de estar muerta por el tono tan pálido de su piel, pero podía ver que le habían suturado una herida grande en el vientre, en el mismo punto en el que Ax había estado herido cuando lo encontramos.

A un lado las bandejas con bisturí, pinzas, sutura y otros implementos cuyos nombres no sabía, estaban manchados de sangre. Bueno, la sangre en realidad estaba por todas partes e incluso en Ax que estaba de pie junto a la chica, mirándola como si nadie más existiera alrededor.

¿Por qué había llegado a creer que él sería nuestro para siempre? Pertenecía a un lugar aunque no supiéramos con exactitud cuál era, pero sobre todo pertenecía a alguien.

El doctor Campbell, sudoroso y con un aire de que había sido un trabajo complicado, se quitó los guantes ensangrentados y se volvió hacia mí. Hizo un movimiento con la cabeza para que pasáramos de esa sala al consultorio.

Nolan y Dan entraron también. Una vez estuvimos allí, Campbell se apoyó en su escritorio y soltó bastante aire. Parecía estar en un ligero shock.

—Si ella fuera normal, ya estaría muerta —informó— pero logré detener la hemorragia y cerrar la herida, lo cual ayudará. De todas formas, todavía hay riesgos.

Bien, lo importante era que teníamos un poco más de tiempo. Ahora tomaría ese preciso momento para resolver la duda que tanto nos carcomía desde el principio.

Di un paso adelante, esperanzada y nerviosa.

—Usted sabe quiénes son ellos —le dije, mirándolo directo a los ojos—. Usted lo sabe todo, así que por favor díganos qué es STRANGE.

A Campbell no le sorprendió que le estuviera preguntando eso, porque tenía la respuesta. Siempre la había tenido.

De modo que, después de tomar aire, empezó a contarnos todo...


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Espero que les haya gustado el cap. Atentos a los siguientes de esta semana...

Dejen aquí sus teorías finales sobre lo que es STRANGE ya que en el próximo capítulo se revela. Así veremos quien acertó y quién no. Además, me encanta leerlas :D

¡Abrazos!

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