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El número uno y el protector 


AX Y NOLAN.

—¡Ax, respóndeme! ¡¿Qué sucede?! Estaba caminando con Gesher hacia la sala de reuniones y aparecí aquí.

Era Nolan. 

Estaba parado a unos metros de distancia del Ax encogido. Estaba muy pero muy confundido, porque no sabía en dónde demonios se encontraba. Solo veía que sus alrededores ya no eran parte de la estructura de la organización, sino un montón de... ¿negrura? 

De... ¿nada?

Hasta el piso era solo negro, como un montón de nubes oscuras que de alguna forma lo sostenían.

—¡¿Qué es este lugar?! —preguntó también con la mente a punto de explotarle por la falta de comprensión—. ¿Tú me trajiste? ¿Esto es real?

No obtuvo respuesta, por lo que su atención se fijó solo en Ax. Un par de cosas eran obvias: primero, que estaba como atrapado en esa red de raros y horribles hilos negros que apenas dejaban espacio para verlo por completo. 

Segundo, que le pasaba algo, porque por la forma en la que estaba encogido parecía que... sufría. Mucho. Además, un líquido negro corría por sus piernas hacia el suelo.

Al notar ese detalle, Nolan sintió una fuerte angustia en su pecho.

—¿Ax? ¿Estás bien? —volvió a preguntarle. Intentó acercársele, pero los hilos eran tan densos que no le permitían pasar con facilidad—. ¿Estás...? ¿Llorando?

—No pude... —susurró Ax sin alzar la cara, con la voz más quebrada que le había escuchado jamás.

—¿No pudiste qué? —Nolan no entendía nada.

—No pude... —sollozó— salvarlos...

—¿A quiénes?

—Pensé que... —Ax incluso sonaba como ahogado por su propio llanto, desconsolado—. Mantis los mataba, pero... era algo más. Algo se metió en sus mentes y... los destrozó, y ellos... intentaron llamarme... pero yo... no estaba ahí.

Nolan quedó tan impactado por la vulnerabilidad y el dolor en esas palabras que solo se mantuvo un momento allí con la boca entre abierta y las cejas arqueadas, mirándolo. 

¿Algo más? ¿Qué era ese algo más?

Le llegó una fuerte e inexplicable certeza de que todo se trataba de los individuos de STRANGE, pero, wow, ese sufrimiento que Ax estaba expresando era tan profundo, tan angustiante, que hasta podía sentirlo él.

—Dijiste que los amigos... —susurró Ax, lleno de culpa—. No te... dejan solos, pero yo...

No pudo completarlo, pero Nolan lo recordó. Todas las veces que Mack y él le habían enseñado a Ax conceptos sobre la amistad, y habían dicho esa frase.

Aunque Nolan también se dio cuenta de algo importante. Mientras más lloraba, más grande se hacía el charco debajo de Ax, y parecía que lentamente se estaba hundiendo en él. Trató de acercarse otra vez para levantarlo del suelo, pero solo pudo pasar una pierna y un brazo por el espacio entre la red de hilos. 

¿Pero de qué mierda estaban hechos?

Como sea, aquello estaba mal. Aunque no entendiera qué sitio era ese y menos supiera cómo rayos había llegado o cómo salían los hilos de su cuerpo, estuvo seguro de que debía evitar que Ax siguiera llorando, porque estaba en peligro.

—Ax, los amigos no te dejan solo, es cierto, pero cuando ellos pueden estar contigo —le dijo Nolan, comprensivo—. Tú no podías estar en todos esos lugares y tampoco sabías lo que estaba pasando...

S T R A N G E © [Parte 1 y Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora