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"Él siempre estuvo ahí por una razón"

Ax soltó a la chica y cayó al suelo inmediatamente, encogido. Vyd, por su parte, cayó boca abajo.

Lo primero que pensé fue que estaban muertos, así que con desesperación me agaché junto a Ax y busqué la sangre. Al ver que no la había, busqué su rostro. Descubrí entonces que movía los ojos en todas las direcciones como si estuviese esforzándose mucho por liberarse de algo y no pudiera.

Lo entendí muy rápido. Los disparos no habían sido letales. Habían sido balas paralizantes. Ahora sus músculos y los de Vyd estaban por completo inmovilizados. Lo que no me quedaba claro era si esto solo funcionaba para impedir que se defendieran o si estaban sufriendo algún tipo de dolor.

—¡¿Qué les hicieron?! —exigí saber.

Eleanor dio un paso adelante. Entre todas las luces que nos apuntaban logré ver que llevaba la misma falda y la misma camisa con la que la había visto por última vez. También estaba ojerosa, pero esa expresión de madre dura era la misma de siempre.

—Mack, tienes que venir conmigo ya mismo —me pidió—. Te prometo que las cosas saldrán bien. Los soldados no van a tocarte. Nadie va a tocarte. Ya hice un trato para que estés a salvo.

"Tienes". Siempre esa palabra. Siempre como una orden que yo debía cumplir. Ya estaba harta de sus órdenes, de sus exigencias, de sus mentiras, por lo que una corriente de furia me envió un impulso de valor para enfrentarla.

—¡No voy a ir contigo a ninguna parte porque contigo nadie está a salvo! —le grité para que se diera cuenta de toda la rabia que estaba sintiendo por ella por su descaro—. ¡Sé que mataste a mi padre y sé que quieres hacerme daño a mí!

A su lado, de repente, se detuvo un soldado. Su intimidante uniforme negro era igual al del resto, con un casco que impedía verles el rostro, pero supuse que podía ser el líder porque no nos apuntaba a pesar de que sostenía un fusil.

—Procederemos a la extracción —le informó a Eleanor.

¿La extracción? Un movimiento a pocos metros de distancia captó rápido mi atención. A pesar de que las luces me lastimaron los ojos, detallé que se trataba de cuatro soldados que habían acercado dos celdas movibles. Las paredes eran transparentes, iguales a las que había en el laboratorio, y también tenían un panel para abrir y cerrar.

Por supuesto, pretendían llevárselos.

Eleanor alzó una mano como pidiéndole tiempo al soldado líder, y luego volvió a dirigirse a mí:

—Mack, por favor, solo aléjate de ellos. Ven conmigo. Ven.

Sorprendentemente, esa vez su voz tuvo una extraña nota de súplica y preocupación, pero no le creí. No iba a creerle nunca más.

Me puse en pie y me situé delante del cuerpo de Ax.

—No —solté con decisión—. Nolan y yo no iremos contigo a ninguna parte, así que si van a llevárselos...

Ella me interrumpió con urgencia, como si no hubiese tiempo para nada más:

—¡Es que también debes alejarte de Nolan!

Quedé con las demás palabras en la boca. Lo único que me salió de repente fue un confundido:

—¿Qué?

Y de Nolan, que estaba detrás de mí, también salió un:

—¿Qué?

—Señora Cavalier, se le acaba el tiempo solicitado —intervino el soldado líder, apurándola.

S T R A N G E © [Parte 1 y Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora