Han pasado apenas unas pocas semanas desde que sucedió todo entre Lin y Suyin, las hijas de Toph. Algunos lo considerarían poco tiempo, pero otros lo consideran una eternidad.
Fue Toph Beifong, quien se llevó la peor parte de todo lo que pasó. Uno pensaría que la más afectada sería Suyin, quien tendría que abandonar su hogar, su familia y a sus amigos. Pero no fue así. Suyin incluso sintió un enorme alivio al dejar atrás Ciudad República. Ella nunca había encajado del todo allí, y ahora tenía todo un mundo por conocer.
Lin, por su parte, no tenía más que seguir con su trabajo. A los pocos meses decidió dejar el departamento que antes solía formar un hogar, y el que ahora sólo daba techo por las noches a dos cansadas mujeres que trabajaban duramente por mantener el orden en las calles. En cierto punto ya ni se hablaban, ni siquiera cenaban juntas.
La mayor de las hijas de Toph entendió que lo mejor sería distanciarse un poco de su madre. Sentía que ella necesitaba estar un poco más sola para poder tranquilizarse. Solo con su presencia, Lin sentía que estaba ya siendo toda una carga para su madre, por lo que tan pronto pudo abandonó aquel departamento en donde se crió, y se mudó sola.
Y aquello pareció venirle bien a ambas. De repente a Toph se la comenzó a ver mucho más tranquila, descansada y completa. Mucho más agradable y menos gruñona... No duró, pues Toph se había convertido en una montaña rusa de emociones. Un día estaba feliz, pacífica, era divertida y amable... y al siguiente estaba enfadada, estresada y trataba mal a todos.
La cabeza de Toph en aquel entonces era todo un mundo aparte.
Cuando sucedió todo, Toph se enfadó con Lin por haber arrestado a Suyin. Debido a esto se sintió obligada a destruir el informe de arresto y enviar a su hija lejos. Tener una hija en la cárcel no le vendría bien a su carrera y arruinaría su reputación como Jefa de Policía. Toph no podía permitirlo. No después de sus triunfos sobre Kori Morishita, Sato y Yakone.
El haber enviado a su propia hija lejos, obligó a Toph a renunciar a sus principios, aquellos que había mantenido en orden en los pasados 32 años como Oficial de la Ley. Tuvo que mentirle a la Justicia para salvar a Suyin... Y eso no era lo peor. Pues Toph en el momento no pensó mucho en salvar a Su, sino salvar su propia reputación. Priorizó su carrera.
Y aquello, la estaba destruyendo.
Todos esos problemas hicieron que Toph madure mentalmente y tenga una actitud mucho más adulta, pensativa, reflexiva y por consecuente estresada, nerviosa y enfadada. Llegó un punto en el que comenzó a maltratar a sus empleados, y no como siempre lo había hecho. Toph siempre había tratado mal a sus oficiales, siempre había un toque de tortura en sus palabras... pero no eran más que bromas. Esto, ya no era ninguna burla inocente.
Toph maltrataba a sus empleados, en especial a los nuevos. A los más jóvenes. Les exigía mucho y pedía cosas ridículas... Despidió a varios, e incluso su Teniente, El Oscuro, tuvo que llamar su atención varias veces, cuando todo parecía indicar que Toph iba a terminar golpeando al chico al que le gritaba ferozmente y al que denigraba sin un motivo sólido.
Toph estaba perdiéndose a sí misma. Y sin notarlo, toda su reputación se desmoronaba. Aquello que no había sucedido en el caso con sus hijas, hacía unos dos meses apenas, ahora estaba pasando y por su culpa. Ante todo esto, Toph decidió alejarse un tiempo de la Fuerza Policial. Según su informe, necesitaba un par de semanas para "aclarar sus ideas".
Aunque dentro de la Estación de Policía Toph gritaba y maltrataba a sus becarios, fuera de aquel edificio ninguna noticia salía. Y todo ello era gracias al Teniente, quien les aseguraba a los jóvenes afectados que aquello no era su culpa y que recuperarían sus trabajos. El Oscuro parecía ser el único en confiar que Toph volvería, y acompañada de su grandeza.
Finalmente Toph regresó al trabajo, y aquel día todo un grupo de personas se reunieron frente a la jefatura para aplaudir la vuelta de su tan idolatrada Jefa de Policía. Aquella que había traído paz a Ciudad República en más de una ocasión, y que nunca se había rendido. Toph hizo todo lo que El Oscuro aseguró. Reincorporó a los echados, y se disculpó.
Prometió hacerlo mejor. Pero nadie nunca imaginó, a lo que se refería realmente. Toph iba a hacerlo mejor. A la Policía le iría mejor. Pero sin ella al mando. Un día como cualquier otro, Toph se presentó en la oficina del Concejal Sokka. Miles ahí fuera esperaban por ella, pues no podían creer lo que se rumoraba. No lo iban a aceptar.
"-Toph, esto se puede hablar. Podemos llegar a una solución. Tienes mucho que dar aún.-" Le dijo Sokka ese día, intentando que aquello en su amiga fuese sólo un impulso y no una decisión ya tomada. Pero no había nada que hacer. Estaba decidido.
Sokka simplemente suspiró y cerró sus también cansados ojos, aceptando la carta de renuncia. Al asomar la mirada por la ventana, el Presidente del Consejo vio la multitud que les esperaba fuera, y sabía que tendrían que salir a dar la cara. Toph estaba de acuerdo.
. . .
No pasó ni una hora cuando ya se había montado un pequeño escenario metálico frente a la entrada principal de la Alcaldía. Sobre él se ubicaban Toph, el Concejal Sokka, un Oficial de Policía condecorado y la hija de Toph, Lin, quien no paraba de mirar seriamente a su madre. No sabía por qué estaba allí, pero no le agradaba nada el ambiente. Como una ciudadana más de la Ciudad, no se había perdido de los rumores que circulaban...
-Muchas gracias a todos por presentarse hoy, sin previo y formal aviso, frente a las puertas de nuestro Ayuntamiento.- Dice Sokka con un micrófono en la mano. –En este día nuestra tan querida Jefa de Policía se presentó en mi despacho, con una muy triste noticia.
"Oh no", pensó Lin para sí misma. "Esto no me agrada".
-Es una lástima para mí anunciar que Toph Beifong ha decidido dimitir de su cargo como Jefa de Policía en las Fuerzas de Seguridad de Ciudad República.
Tras decir aquello, muchos se sorprenden y se quedan boquiabiertos, aunque gran parte ya lo suponía o se había creído los rumores que ya circulaban en las calles.
-En su carta de renuncia, Toph Beifong explica muy bien por qué ha tomado esta decisión, sin embargo antes de leerles un fragmento, ¿qué mejor que ella misma se los cuente?- Le propone Sokka a toda la gente, la cual responde animadamente que sí.
-Sokka, y-yo no preparé nada.- Le intenta murmurar Toph, cuando ya se encuentra frente al micrófono con el aliento de todo el público a sus pies. Literalmente, a sus pies.
-Lo harás bien. Sólo ten esto en mente: eres una heroína para ellos.- Le susurra Sokka en el oído, para entonces posicionarse junto a Lin, quien ya se encuentra cabizbaja.
-Ehhh... bueno, eh...- Intenta comenzar Toph, oyendo todos los gritos y aplausos. –Primero que nada, gracias a todos, por estar presentes aquí. Significa mucho para mí. Como ya les ha dicho mi compañero, el Concejal Sokka, he presentado mi renuncia después de 32 años de pleno servicio a esta enorme y diversa comunidad. A la República Unida de Naciones.
Tras decir aquello, llega una nueva pausa cubierta por aplausos y aclamaciones.
-Tan solo me queda decir que ha sido un honor servir como su Jefa de Policía. Siempre lo he dado todo para que esta ciudad se mantenga en paz y en equilibrio y he ido tras los peores enemigos que el mundo haya podido ver... No he estado sola, he tenido apoyo, pero a pesar de tener la mano del Avatar o del Señor del Fuego a un llamado, la mejor ayuda que pude recibir sin dudas ha sido la de ustedes. La del pueblo.
>>>Porque una ciudad, una comunidad, no cambiaría y no mejoraría si su pueblo no quiere eso. Todos ustedes son los mejores ejemplos de determinación y heroísmo. Se han enfrentado sin temor a las mayores atrocidades, a los peores engaños, y a las más grandes tragedias que un país podría atravesar, y me inclino ante ustedes al ver, o mejor dicho sentir con mis pies, cómo se han mantenido juntos, y le han dado pelea.
>>>Ha sido sin dudas un largo camino. Las cosas han cambiado, el tiempo ha avanzado. Ya no somos la creciente República Yu Dao que era estafada por una nefasta "Gran Concejala". No. Ahora somos una República Unida, poderosa y muy capaz, la cual crece día a día. Sólo vean cómo detuvimos a Yakone, cómo abrimos nuestra mente al Pro Control, y cómo vimos el nacimiento de Industrias Futuro. Claros ejemplos, de que avanzamos.
>>>Y avanzar no siempre significa que debemos aplastar todo lo que ha sido construido. Claro que no. Si algo ha aprendido Yu Dao, el mundo, o incluso yo, es que se puede crecer sin necesidad de olvidar lo que nos llevó a tal posición. El pasado y el futuro pueden coexistir en armonía y en paz. Yo lo entendí, y sé que otros también lo entenderán.
>>>Hoy dejo de lado mi puesto como Jefa de Policía, y cierro todo un ciclo en mi vida. Han sido 32 años... haciendo cumplir las reglas, wow. Yo, Jajaja. La bandida ciega, la fugitiva, siendo la Ley.- Bromea Toph, haciendo reír al público. –Pero ha sido divertido, y todo un reto del que me ha encantado formar parte. Cada misión, cada interrogatorio, cada arresto. En estos últimos 32 años me he divertido, y he ayudado.
>>>Y me gustaría, así como expresé en mi carta de renuncia, que Ciudad República cuente con los Beifong para su cuidado de forma eterna. No voy a decidir sobre los demás, pero estoy segura de que así como se ha vuelto policía apenas ha tenido suficiente edad, y así como trabaja día a día para cuidar las calles, mi hija Lin aceptará ocupar mi lugar.
Ante esto, todos se sorprenden y Lin, quien ya lo venía imaginando, suspira.
-Hija mía... Dejo en tus manos el cuidado de la República Unida, de Ciudad República. Dejo en tus manos que veles por la seguridad de nuestros queridos ciudadanos. Sé que lo harás bien. Eres una Beifong.- Le dedica Toph a su hija, quien no se lo cree nada. –Nuevamente, les doy las gracias a todos por haber confiado en mí. Los llevaré conmigo allá donde vaya.
Tras decir esto, Toph se aleja del atril y camina hasta el lado de su hija. Rápidamente, antes de que el barullo aumente, el Oficial condecorado se posiciona tras el micrófono.
-En el presente día, Toph Beifong dimite de su cargo como Jefa de Policía y hace traspaso de poder a su hija, Lin Beifong. Oficial Beifong, ¿acepta el cargo, prometiendo velar por la seguridad y el bienestar de todos los ciudadanos de la República?- Le pregunta el oficial a Lin, quien se encuentra en toda una encrucijada.
Por un momento, Lin no responde. Está pensando en aquello. Viendo con el ceño fruncido a Toph, quien luce tranquila a su lado, Lin piensa entonces que volverse Jefa de Policía es lo que su madre siempre quiso, y que aquello la enorgullecerá muchísimo. Quizá más que lo que podrá hacer nunca Suyin. Por eso mismo, la joven avanza un poco y asiente.
-Lo juro.- Dice Lin, recibiendo la ovación de todos los presentes.
Al voltear un poco la mirada, Lin se sorprende al ver cómo su madre ya desciende junto a Tío Sokka del escenario y se aleja con tal de evitar a los reporteros. Soltando un corto suspiro, la nueva Jefa Beifong recobra su atención sobre la gente, la cual está muy triste porque Toph se marche, pero muy feliz al saber que quien ocupará su silla, es su hija.
Y es que Toph Beifong ya tiene 54 años de edad, y para ella ha sido el momento preciso en el que debe de ser su retirada. Arrepentida por lo que sucedió con Suyin, claro que sí... Pero aliviada, al sentir que abandona su puesto, y no deja de ser una heroína por ello. La más grande del mundo... Así, el poder se mantiene entre los Beifong.
-Y, ¿cómo te sientes Toph?- Le pregunta Sokka a su vieja amiga, una vez se han alejado del escenario y de todos los festejos.
-Cansada... Sin dudas disfrutaré esta jubilación.
-Jajaja, no puedo creer que estés jubilada. Y, ¿qué harás primero?- Le pregunta Sokka.
-Irme.- Suelta Toph, sorprendiendo y hasta espantando a su viejo amigo. –Eh... Quizá debí haberte hablado antes de esto Sokka pero, en fin... He decidido dejar Ciudad República.
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Nota: ¡Y esto es todo por hoy! Espero que les hayan gustado ambos nuevos capítulos, recuerden demostrarlo votando cada uno y compartiendo, si es posible, la historia con todos sus amigos :D ¡Nos vemos el miércoles! -Nico.