El Sol asciende lentamente en el horizonte, y todo el Palacio Real toma vida. Las cortinas se mueven con la suave brisa de aquella primavera y se oye el cantar de los pájaros. En uno de sus pasillos más amplios allí en donde se ubican las grandes pinturas de los antiguos Señores del Fuego, Zuko va caminando rodeado por al menos 10 de sus sirvientes.
Dos de ellos le están terminando de atar su armadura, mientras que otro corre atrás cargando su capa. Otro más sostiene su Corona y otro le alista el cabello. Hay dos que sostienen varios libros y uno que le está terminando de peinar. Por último, uno lleva un bote de frutos secos que Zuko va tomando de vez en cuando, y el último va leyendo un pergamino.
-Luego de saludar a sus seguidores en el puerto un dirigible le llevará hasta el Ayuntamiento, en donde se reunirá con el Concejo y dará una ronda de prensa junto a su Presidente. Luego se reunirá en la Sala Mayor con la Jefa de Policía y tratarán el tema Yakone, y ya cuando la noche caiga irá a la inauguración de la Estación de Trenes y la estatua en su honor. ¿Entendió?
-Sí, charla aburrida, ronda aburrida, reunión aburrida sobre un tema impactante, luego una ceremonia aburrida con mi discurso... ah, ¿y luego ya podré ir con Aang y los niños?
-Sí, Majestad. Luego se quedará dos días en el Hotel "Cuatro Elementos".- Le informa quien parece ser su secretario. –Reina Mai y Princesa Izumi le esperan en el dirigible que le llevará al puerto, desde donde partirá su acorazado rumbo a Bahía Yue.
-¿Estás seguro de que podrás con el Trono? Jeje. No me importaría llamar a mi tío y...
-No, no te molestes. Todo estará bien, Rey Zuko. Usted vaya con calma.- Le dice el caballero de unos 50 años de edad, muy delgado y voz sumamente chistosa. –Buen viaje.
-Muchas gracias.- Termina por despedirse Zuko, cuando llegan a las Puertas Principales del Palacio y ya lleva su armadura lista, su larga túnica encima y su corona.
Llevándose la última mora a la boca, Zuko sube a su carruaje impulsado por rinocerontes de komodo y espera pacientemente. Una vez se abren las grandes puertas se oye un enorme y hasta ensordecedor griterío por parte de todos sus fans, quienes le siguen por toda Ciudad Capital y bajan por todo el balcón, llegando hasta las playas de la Plaza Central.
Saludando con la mano y reuniéndose con su amada esposa y su tierna hija, Zuko sube al gran acorazado junto a ellas y desde allí saludan a todos los que les despiden en el puerto. El viaje inicia. Uno que será de mediodía pero que por sus múltiples paradas apenas llegará mañana al amanecer, a la República Unida de Naciones. A Zuko le espera, sin dudas, un gran día...
~*~*~
Y tal y como su secretario y Rey Interino se lo dictó, Zuko lo vivió.
Cuando el Acorazado asomó su proa en los límites de la Bahía Yue, todos en Ciudad República se alteraron. Para bien, claro. Desde el Templo Aire de la Isla, Bumi y Kya fueron los primeros en subir a la Torre Mayor, allí desde donde miraban asombrados el gigantesco barco, en lo que Aang, Katara y Tenzin venían desde un poco más atrás, los tres con grandes sonrisas.
El recibimiento a la Familia Real del Fuego fue inigualable. Gritos, cantos, banderas, globos y fuegos artificiales. Los encargados de darle la bienvenida fueron el Concejal Sokka y la Jefa Toph Beifong, del Departamento de Policía. Tras algunas palabras de aliento a sus seguidores presentes y muchas fotografías hechas por los principales periódicos del país, partieron.
La Aeronave de Policía ya le estaba esperando, por lo que solo fue subir y elevarse en lo alto. Mientras se dirigían al Ayuntamiento, Zuko incluso veía personas subidas en las azoteas de los edificios saludándole con gran emoción, y es que eso es lo que generaba su presencia. Al ser el Señor del Fuego y uno de los fundadores de la República, no le sorprende tanto fanatismo.
-Les tienes locos.- Le dice Sokka, cruzándose de brazos y sonriendo ampliamente.
-Es lindo ser querido.- Llega a decir Sokka, cuando entonces el dirigible comienza su descenso. –Wow, eso fue rápido...
-Normalmente viajamos en tranvía. Ahí sí que demoramos.- Dice Toph, quien va al otro lado de la Estación de Policía. Mai e Izumi están en la parte trasera del dirigible.
-T-Toph, aprovechando que ya estás aquí y que más tarde tenemos una reunión programada, a puertas cerradas, dime...- Hace una pausa. –El Caso Yakone, ¿es tan malo como dicen?
-La facilidad con la que controlo el metal, la facilidad con la que tú hermana disparaba tantos rayos, la facilidad con la que Aang vuela... Nada de eso se compara, con la facilidad que dicen que este hombre tiene para hacer uso de su oscura habilidad.- Responde Toph.
-Ya veo... bueno, de adelantado me queda decirte, y decirles a ambos...- Dice Zuko, incluyendo a Sokka. –Que tienen todo el apoyo de la Nación del Fuego.
-Creo que nos hará falta...- Dice Sokka, cruzándose de brazos en lo que aterrizan.
Una vez aterrizan y la rampa se abre, Zuko, Sokka y Toph ven y sienten la multitud de millones que se ha generado ante la llegada del Señor del Fuego, y que rodea todo el Ayuntamiento. Con mucha presencia policial, se traslada al monarca de 42 años hasta las escalinatas del edificio, allí desde donde éste se voltea y saluda con la mano, generando un nuevo y enorme griterío.
Entrando y caminando por los pasillos, Zuko va al frente con Sokka y Toph detrás. En cuanto las grandes puertas se abren, tanto ellos como un grupo de magistrados y asistentes entran a la Gran Sala, allí en donde en sus asientos esperan los otros cuatro concejales. Al ver la llegada de la Corona de Fuego, estos se ponen en pie e inclinan tan pronto se acerca.
-Su Majestad, mis palabras no son otras que las que le debieron decir en la Bahía, sin embargo, bienvenido a la República Unida.- Le dice Merceth, quien por mucho tiempo trabajó para él.
-Concejala Merceth, me da gusto nuestro reencuentro después de todos estos años.- Responde Zuko, dedicándole una amable sonrisa y dirigiéndose al resto de concejales, en lo que sube las escalinatas y queda a metros de la mesa semicircular. –Veo una cara nueva.
-Eh, sí.- Se adelanta Sokka. –Él es Volt, nuevo Concejal por los Acólitos del Aire tras la partida de Jingbo al Templo Aire del Este.
-Fui elegido por el Avatar Aang, y por todos mis hermanos y hermanas de la Nueva Nación del Aire. Es un honor conocerlo, Señor del Fuego.- Le dice Volt, un joven alto, moreno y calvo.
Asintiendo con la cabeza, Zuko lleva sus dos manos a la parte baja de su espalda y saluda con señas al resto de concejales, a los cuales parece conocerlos bien.
-Si todo está listo, daremos entrada a la prensa así realizamos la rueda de prensa.- Dice uno de los organizadores de todo el movimiento. –Jefa Beifong...
-Vamos a ello.- Dice Toph, quien le sigue hacia la salida.
Casi diez minutos después por fin las puertas se abren. El Honorable Concejo se encuentra en sus lugares, mientras que Zuko toma asiento en un gran sillón especialmente instalado para él, a la derecha de los concejales de Ciudad República.
Una vez termina de organizar a sus oficiales, Toph se dirige a su posición a un lado de Zuko. Sobre ella y sus dos oficiales, Izumi y Mai se encuentran en un palco, acompañadas por otros ministros y funcionarios de la Nación del Fuego que viajaron con la Corona.
-Primero que nada, muy buen día a todos y muchas gracias por su presencia.- Comienza Sokka en lo que organiza sus papeles. –Esta rueda de prensa se realiza con fin de comunicar nuevos proyectos y tratados de la República Unida en cooperación de la Nación del Fuego, además...
Y así la rueda de prensa comienza, con Sokka dirigiendo y los demás concejales aportando cuando lo creen necesario. En diversos puntos los reporteros tienen preguntas hacia ellos y hacia Zuko, y todos contestan amable y correctamente. Todo se desarrolla de maravilla.
. . .
El último de los reporteros sale de la Gran Sala, y entonces los concejales se despiden uno por uno del Señor del Fuego. Ya siendo media tarde, toca la reunión a puertas cerradas con la Jefa Toph Beifong. Durante la rueda se hicieron preguntas sobre Yakone, y tanto Zuko como Sokka respondieron que aquel tema se trataría en este mismo encuentro.
-Bueno, espero que tus informes no sean tan aburridos como las respuestas económicas del Concejal Asmuth.- Bromea Zuko, una vez está a solas con su familia y sus amigos.
-Ni te atrevas a ser formal conmigo, chico-ceniza. A mí no me importa darte un golpe en el hombro.- Le dice Toph, en lo que toma asiento.
-Cariño, Izumi y yo estuvimos hablando e iremos a descansar un rato en casa de Sokka y Suki.- Le dice Mai a su amado, besando su frente. –No discutan mucho sobre este tal... Yakono.
-Yakone... Y no, no nos pondremos verdes por este sujeto.- Le dice Zuko. –Adiós bebé.- Le dice ahora a su pequeña, besando su mejilla y viéndola irse junto a su madre.
-Dan asco.- Comenta entonces Toph, una vez la Reina y la Princesa se marcharon.
-Como si no les dieses amor a Lin y Su.- Le sigue Zuko, riendo.
-En verdad, no.
-Pues aprovecha. No estarán juntas para siempre.- Le dice Zuko, haciendo a Toph pensar...
~*~*~
Ya ha anochecido en Ciudad República y toda la multitud de millones que se acumuló aquella mañana alrededor del Ayuntamiento, hace lo mismo aunque rodeando un nuevo edificio que fue terminado de construir hace semanas. Un gran espacio separa al público de lo que parece una edificación aparte, un poco más al frente en mitad de la plata y que tiene bastante altura.
En cuanto se ve una Aeronave Policial sobrevolar la zona, los carteles son levantados, vuelan globos al aire, serpentinas y papelitos... Pero lo que reina, es el ruido ensordecedor de todos los gritos y aclamaciones de sus seguidores y todos aquellos que formaban parte de la vieja y pasada Yu Dao, y que ahora son parte de la nueva República Unida de Naciones.
Y todo ello fue gracias al Avatar Aang y al Señor del Fuego Zuko. El primero de ellos ya en el escenario frente al edificio junto a su amada esposa y sus tres hijos. Una vez la aeronave se posa sobre el techo del edificio, las máquinas de humo con luces anaranjadas se encienden y el público enloquece. Parece un auténtico concierto de la banda más grande del universo...
Tomando de una mano a su amada esposa y de la otra a su hermosa Princesa, Zuko sale desde el interior del gran edificio y recibe todo el ruido que desde dentro se oía ya increíblemente fuerte. Subiendo rápidamente al escenario, se une a su viejo amigo, a quien le da un fuerte y entrañable abrazo. Sokka y Toph no tardan en unírseles.
Pareciera que todo el país se ha centrado en aquella reunión de los viejos amigos, en los que no falta ninguno. Aang, Zuko, Sokka, Toph, Katara, Suki y Mai. Y los pequeños Bumi, Tenzin, Kya, Izumi, Lin y Suyin. En la fachada del edificio cuelgan banderas rectangulares tanto de la Nación del Fuego como de la República Unida. Esa noche es de fiesta. Para el recuerdo...
-Su micrófono, Majestad.- Le indica uno de los asistentes del sonido, señalando un micrófono sostenido por un gran atril de madera que lleva la insignia de la Nación del Fuego.
Tomando el micrófono en su mano, lo alza en lo alto y sonríe. Tal y como lo dijo a sus amigos más temprano, lo piensa ahora. Es lindo ser querido...
-¡Muchas gracias a todos por asistir en esta histórica ocasión!- Exclama Zuko, causando furor.
Desde lo alto de la azotea de un edificio cercano, sumergido en la oscuridad de la noche y vistiendo una larga túnica negra con capucha, Yakone observa el espectáculo.
-Este día, me presento ante ustedes para inaugurar la primera Estación de Trenes de Ciudad República, ¡y primera del Mundo Moderno!- Grita esto último, logrando silencio. –Junto a todo el Honorable Concejo de este hermoso país, y junto al Avatar Aang y la Jefa Toph Beifong, he podido lograr que este sueño se haga realidad, ¡y hoy estoy aquí para dárselos a ustedes!
Los aplausos aumentan y los gritos vuelven con todo.
-Porque una Nación que permite que su tecnología les gobierne, ¡es una Nación del futuro! Me complace anunciar que la Corona Real de Fuego se une por primera vez y generando un hecho histórico, a las otras tres Coronas del Mundo. He logrado lo que mis antepasados juraron que destruirían: una Alianza con Ba Sing Se, y los Polos del Norte y del Sur.
Yakone ríe, y piensa "qué mentiroso"...
-Pero esto no termina aquí. Juntos tenemos el deber de que nuestro poder siga aumentando y así conducir a las nuevas generaciones a un mundo en donde las Cuatro Naciones, con Ciudad República como la unión de las mismas, puedan crecer y formarse con respeto, amor y paz.
La sonrisa de Aang es enorme.
-Tal y como prometí el día de mi coronación, quise devolverle el honor a mi Nación, y todo el respeto que se merece ante el mundo, ¡así como la Tribu Agua del Sur merece respeto!- Grita, causando emoción en los nativos de la misma. -¡U Omashu, o la Tribu Agua del Pantano, o cualquiera sea el pueblo que respire y esté de pie en este mundo!
Sokka se acerca lentamente a su viejo amigo, el Rey.
-Frente a nosotros vemos un futuro iluminado, y un nuevo horizonte lleno de esperanza... No lo desaprovechemos, ¡y que éste nos guíe a una Nueva Era!
Una vez acaba, Zuko se hace a un lado y le cede el micrófono al Presidente del Concejo.
-Me gustaría agradecerle personalmente a Su Majestad por su presencia y por tales palabras, las cuales nos llenan de emoción, euforia y esperanza.- Dice Sokka, riendo agradablemente. –Y en forma de agradecimiento por todo lo que hace tanto él como su Nación por nosotros y por nuestro país, el Concejo y el Departamento de Policía creyó que era justo honrarlo.
Dos asistentes se posicionan cada uno a un lado de la gran edificación cubierta por una manta en el centro de la plaza, y rápidamente toda la atención gira a ellos.
-Hace ya muchos años, la Corona de la Nación del Fuego nos privilegió con una estatua del Avatar Aang vigilando y cuidando de nuestra Ciudad, allá en la Bahía Yue... ¡Ahora nosotros le decimos gracias con su propia estatua, en la Estación Ferroviaria "Señor del Fuego Zuko"!
Tras exclamar aquello, los asistentes jalan de las sogas y la manta se divide en dos, cayendo en distintos lados y permitiendo que todos vean una gran estatua de al menos cinco metros de altura del cuerpo entero de Zuko, vistiendo su armadura de guerra, con el cabello recogido y su brazo derecho alzado. Una llama de fuego se enciende al instante y deja sin palabras a todo el mundo, el cual no tarda en reaccionar y gritar de alegría y emoción por el monumento.
-Wow... en serio, ¡no hacía falta!- Exclama Zuko, en lo que comienza a abrazar a sus amigos.
Viendo con emoción la estatua en su honor, Zuko sonríe ampliamente y abraza uno por uno a todos sus amigos, en lo que la gente aplaude y grita su nombre.
¡Zuko! ¡Zuko! ¡Zuko! ¡Zuko!
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Nota: Espero que les haya gustado este nuevo capítulo. No olviden dejar su voto en apoyo al capítulo y si gustan compartir la historia con todos sus amigos. El sábado llega el Capítulo 86, uno al que le dediqué mucho pues allí explico los orígenes de Yakone, y todo lo que vivió y lo que le llevó a querer conquistar Ciudad República y destruir al Avatar. El arte oscura que domina, claramente es protagonista. -Nico.