Avatar. Siempre Juntos

By nicolasgodetti

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En lo que se van desarrollando como héroes y figuras mundiales, nuestros cinco protagonistas verán la vida pa... More

Introducción
Capítulo 1. Fin de la Fiesta, Parte 1 (Inicio del Libro 1: Loto Negro)
Capítulo 2. Fin de la Fiesta, Parte 2
Capítulo 3. Reflexiones
Capítulo 4. Firmeza y lealtad
Capítulo 5. Contención
Capítulo 6. Infiltrada
Capítulo 7. Máscara caída
Capítulo 8. Alianza rota
Capítulo 9. Fugitivo
Capítulo 10. Golpe de Estado, Parte 1
Capítulo 11. Golpe de Estado, Parte 2
Capítulo 12. Conspiraciones
Capítulo 13. A su disposición...
Capítulo 14. Él no es el único...
Capítulo 15. Agni Kai
Capítulo 16. "Nos volveremos a ver..."
Capítulo 17. Los Cuatro Temerarios (Inicio del Libro 2: República Unida)
Capítulo 18. Jefa Beifong
Capítulo 19. Relación complicada
Capítulo 20. En dudas
Capítulo 21. La propuesta
Capítulo 22. Noche alocada
Capítulo 23. En el punto de mira
Capítulo 24. Atormentados
Capítulo 25. "Hasta pronto, Señor del Fuego"
Capítulo 26. Recuerdos de un gran día
Capítulo 27. "Juntos venceremos"
Capítulo 28. El enemigo está dentro
Capítulo 29. Testigos en peligro
Capítulo 30. Alta traición
Capítulo 31. Corrupción y discordia
Capítulo 32. República Unida de Naciones
Capítulo 33. La boda de Aang y Katara
Capítulo 34. Princesa Izumi
Capítulo 35. Adiós a un grande... (Inicio del Libro 3: Crecimiento)
Capítulo 36. Nuevos habitantes en la Isla
Capítulo 37. ¿El primero de cuántos?
Capítulo 38. Padres primerizos
Capítulo 39. "En honor al Avatar Aang..."
Capítulo 40. Ruptura
Capítulo 41. Tiempos felices
Capítulo 42. Atentados a la Justicia
Capítulo 43. Tensión
Capítulo 44. Presionados
Capítulo 45. Amor y terror
Capítulo 46. Entre la espada y la pared
Capítulo 47. "Mi todo"
Capítulo 48. Técnica Prohibida
Capítulo 49. Corporación Col
Capítulo 50. Por segunda vez...
Capítulo 51. Más fuertes que nunca...
Capítulo 52. EL REY
Capítulo 53. Plenitud (Inicio del Libro 4: Orígenes)
Capítulo 54. Cicatrices
Capítulo 55. Amor es amor
Capítulo 56. Los hijos del Avatar
Capítulo 57. Cita "a ciegas"
Capítulo 58. Una nueva oportunidad
Capítulo 59. Un momento para recordar...
Capítulo 60. ALEGRÍA
Capítulo 61. Karith
Capítulo 62. "Ella es la mejor"
Capítulo 63. Mentiras y amores sin culpa
Capítulo 64. A un paso de...
Capítulo 65. La jugada de Yakone
Capítulo 66. El legado de los Sato
Capítulo 68. Una Beifong más
Capítulo 69. Primeros verdaderos pasos (Inicio del Libro 5: Tío Sokka)
Capítulo 70. Futura Reina
Capítulo 71. Tío Sokka
Capítulo 72. "Nunca dejes de sonreír"
Capítulo 73. Heridas que no cicatrizan
Capítulo 74. Dejarse llevar...
Capítulo 75. Más juntos que nunca
Capítulo 76. Compañía Incondicional
Capítulo 77. Oogi
Capítulo 78. Tiempo juntos
Capítulo 79. Como una familia...
Capítulo 80. Reunión
Capítulo 81. Sometidos (Inicio del Libro 6: El Caso Yakone)
Capítulo 82. Jefa Invicta
Capítulo 83. Familia Beifong
Capítulo 84. El Encuentro
Capítulo 85. Esperanza
Capítulo 86. Yakone
Capítulo 87. Concejal Sokka, Parte 1
Capítulo 88. Concejal Sokka, Parte 2
Capítulo 89. El Juicio a Yakone, Parte 1
Capítulo 90. El Juicio a Yakone, Parte 2
Capítulo 91. Heredero (Inicio del Libro 7: El futuro)
Capítulo 92. Hojas de Vid
Capítulo 93. Opuestos
Capítulo 94. Realeza
Capítulo 95. Sueño Cumplido
Capítulo 96. Sin rumbo fijo
Capítulo 97. El futuro se hace presente
Capítulo 98. Industrias Futuro
Capítulo 99. Internas Familiares
Capítulo 100. Traspaso de Poder
Capítulo 101. Los hijos de Aang y Katara
Capítulo 102. La odisea de Suyin
Capítulo 103. Jefe Sokka (Inicio del Libro 8: Despedidas)
Capítulo 104. Relación Tóxica
Capítulo 105. LEYENDA
Capítulo 106. Sentimiento Igualitario
Capítulo 107. Un amor de verdad
Capítulo 108. Larga vida a la Reina Mai
Capítulo 109. El llamado a la protección
Capítulo 110. Un último baile
Capítulo 111. SIEMPRE JUNTOS
Capítulo 112. Un motivo para seguir
Capítulo 113. Dolor en la belleza
Capítulo 114. GRACIAS
Capítulo 115. Descendientes
Epílogo
Agradecimientos

Capítulo 67. ¡Como roca!

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By nicolasgodetti

| AÑO 117 DG |


Ha pasado cerca de un mes desde todo lo que pasó aquel oscuro día frente al Hospital "Agua Espiritual", en donde la Jefa de Policía Toph Beifong comandó una redada en la que se detuvo de una buena vez a Richard Sato, magnate de gran nivel que ya venía prófugo desde hace años y que fue punto de mira de todo el mundo. Sin dudas un gran símbolo del Crimen Organizado.

Junto a Richard Sato se esperó que Toph Beifong derrumbase a los Tejones Topo, la banda del crimen más temida en las calles de Ciudad República, sin embargo cuando su líder cayó tras las rejas no dio ningún dato sobre donde podrían encontrarse los suyos, diciendo que ese no era el final de su organización y que algún día resurgirían para volver a dar un golpe.

Temiendo que así fuese, el Honorable Concejo ordenó registrar toda la República en busca de estos malhechores y sus madrigueras, asegurando que si Sato fue capaz de entrar y salir del país en multitud de ocasiones mientras era fugitivo, su base debería encontrarse más cerca de lo imaginado, y así fue. Tras arduas búsquedas, un equipo especial que llevaba a Toph Beifong a la cabeza halló distintos búnkeres subterráneos en las Montañas Nevadas.

Se creía que tendrían que enviar individuos a prisiones de otras Naciones, sin embargo Toph se llevó una sorpresa al encontrarse aquellas instalaciones vacías, o al menos casi, ya que una parte de lo que se creía un poderoso ejército criminal seguía ahí, asegurando que apoyarían a su líder apresado hasta el último de los tiempos. Aquel día no llegaron a Ciudad República más de un centenar de criminales, la mayoría de estos solitarios sin familia ni amistades.

Las teorías que más rondaron en las calles es que la mayoría, al ver que su líder cayó, volvió a casa con sus familias para no desilusionar a estas o quizá para comenzar de nuevo. Aunque el Concejo aceptó esto, la tarea de Toph Beifong respecto a ellos continuó, descubriendo gracias a muchos archivos confidenciales de la ya desvanecida organización identidades de muchos miembros y arrestando a todos los que hallaron viviendo "como si nada" en el país.

En lo que todo el caso de los Tejones Topo fue culminando y cerrándose, llegó el juicio a Sato. En el mismo se sumaron todos sus crímenes, más todos los que cometió Kori Morishita en su nombre, a pesar de que esto no libera de culpabilidad a la ya condenada ex Gran Concejala. Tras un largo debate, el Concejal Sokka dictó cadena perpetua para el poderoso empresario.

Todos los bienes de Sato fueron congelados y pasaron al control del Estado, el cual comenzó distintos movimientos sociales para convertir todas esas riquezas en mejoras para la vida de los ciudadanos de la República Unida. De alguna forma, ese dinero era lo que se robaba a los comercios, por lo que el Concejo vio que sería una buena forma de devolvérselos.

Por fin, un día llegó el momento de cerrar la carpeta "SATO" y archivarla, con una sonrisa de satisfacción. Sin duda fue un gran alivio para Toph hacer ello, quien se había librado de uno de sus mayores enemigos al fin. Ahora, Toph espera vivir tranquila, cumpliendo con su deber de policía y luchando día a día porque el equilibrio y la paz predominen en las calles.

Su vida personal también ha tenido movimientos bruscos últimamente. Después de un buen rato dando vueltas de aquí hacia allá, si sí o si no, Toph y Kanto oficializaron su noviazgo. El mismo es un sujeto muy agradable y hace reír a Toph, lo que ella agradece al volver a casa a altas horas de la noche y con un gran dolor de cabeza, aunque a veces solo quiere dormir, y si Kanto se pone a hablar le tira de la cama. Ese fue otro gran paso. Vivir juntos.

En sus reuniones con Aang y Sokka cada dos por tres en distintos bares de la Ciudad, Kanto ha dicho que la convivencia con Toph es sumamente diversa. Un día está súper animada y muy emocionada por todo lo que hizo durante sus horas de trabajo, pateando traseros criminales y dando órdenes; y al día siguiente quizá está muy enfadada porque no se hizo lo que ella dijo, o se escaparon tales ladrones, o esto o esto otro. Sokka y Aang lo llamaron "vivir con mujeres".

Este dúo no ha perdido la oportunidad de aconsejar de la mejor forma posible al joven Kanto, quien a pesar de tener sus 30 años bien contados, a veces no sabe cómo lidiar con la Jefa de Policía, quien puede llegar a ser muy molesta cuando no se cumple con lo que ella dicta. No es que sea una mandona o una inmadura, sino que se toma muy en serio su trabajo de hacer que las leyes se cumplan, y bajo su techo forma sus propias leyes que Kanto debe seguir sí o sí.

Por su lado, Sokka y Aang buscan apoyar a Kanto en todo lo posible. Ellos conocen a Toph de mucho antes que él y saben cómo es ella, saben cómo se la debe tratar y saben bien qué es lo que le puede agradar a su vieja amiga o no. Un día, por ejemplo, Kanto planeaba llevarle un ramo de flores a su novia, sin embargo Sokka le detuvo diciéndole que mejor la lleve a comer fuera por un buen trozo de carne o que vayan a ver una lucha de boxeo, algo así.

El tema central en todo ello es que Kanto y Toph se aman mutuamente muchísimo, y cada día están más y más cerca. Sokka, su mejor amigo está muy atento siempre a estos. A veces hasta organiza citas dobles. Él con su esposa Suki, y Toph y Kanto. Claro que no pierde oportunidad para saber cómo les va y qué tal va todo en el departamento. Suki ha pensado a veces que es un poco extraño que se quiera meter tanto, pero según Sokka "solo la estoy cuidando".

Hoy es un día más en la vida de todos nuestros héroes, quienes se dirigen a cumplir con sus distintos proyectos, actividades u horas laborales. Después de toda una mañana dando mil y una órdenes y sobretodo comiendo y comiendo, Toph se encuentra en su despacho, cuando un fuerte dolor le toma por sorpresa y le hace retorcerse. En ese momento, tocan a la puerta...

-Diga.- Dice Toph, con gran esfuerzo en lo que sostiene en sus manos su estómago.

-¡Hola Toph! ¡Soy Kanto, te traje rosquillas de arroz!- Exclama alguien muy animado desde el otro lado de la puerta. Al parecer es su amado, quien suele llegarse en el mediodía.

-Oh, Kanto... eh, eh... ¡Yo voy al baño, tú entra tranquilo!- Exclama Toph, saltando de su silla y corriendo hasta encerrarse tras la pequeña habitación adjunta, que no es otra que el baño.

Oyendo la puerta abrirse, Toph se pone cada vez más y más nerviosa. El dolor no disminuye pero no tiene ganas de cumplir con sus necesidades. Es otro tipo de dolor, uno más interno y que le asusta. Oyendo a Kanto tararear en su despacho, cierra los ojos y frunce el ceño.

-Eh, ¿amor? Si estás muy ocupada, vuelvo más tarde.- Le dice Kanto.

-Eh, ¡no, no! Ya voy.- Dice Toph, abriendo la puerta y saliendo lentamente. –Hola...

-Hola...- Le saluda Kanto, levantándose del sillón en donde se sentó y caminando hasta su amada, abrazándola y besando su mejilla. Toph se retuerce ante el abrazo. -¿Todo bien?

-Eh, s-sí, sí... sólo un poco de d-dolor.- Le dice Toph con gran dificultad. -¡AHH!

-¡Amor! ¿Qué te pasa?- Le pregunta Kanto ahora asustado, sosteniendo a Toph.

-Estoy... eh, mareada...- Le dice Toph débilmente, cuando finalmente cae rendida en los brazos de su novio, quien le atrapa y abraza.

-¡Cariño! Despierta... Toph...- Le intenta hacer reaccionar Kanto, llevándola hasta un sillón de dos lugares y dejándola ahí. –Vamos Toph... eh, ¿cariño?

Ya ha pasado una hora desde que Toph cayó inconsciente en los brazos de Kanto, quien al no lograr que esta reaccione, le ha dejado descansar sobre el sillón en lo que llamó a sus amigos. Sabe que lo correcto sería llevarla al Hospital, pero él solo no puede cargar con Toph por más de dos metros sin que se asombren o pregunten qué le pasó, o qué le hizo, a la Jefa de Policía.

Finalmente Kanto oye un rugido provenir desde la ventana, por lo que respira profundo. Un par de minutos después, comienza a oír como Sokka viene preguntando que qué pasó y dónde está su amiga. Al entrar en la oficina, el joven de 30 se pone en pie a punto de saludar a Sokka, quien pasa completamente de él y llega hasta Toph, viéndola dormida. Aang no tarda en llegar.

-Vamos, la llevaremos con un doctor.- Dice Sokka, quien ya la tiene en sus brazos.

-Eh, sí... eh, Appa nos aguarda.- Le dice Aang, quien parece haber llegado corriendo.

. . .

-Muy bien, eso es todo.- Dice un sujeto de unos 50 años, alto y delgado. Tiene el cabello blanco con una gran barba y lentes redondos. Tras anotar algo en su libreta, sonríe. –Ya puedes irte.

-Al fin.- Le dice Toph, levantándose de la camilla y suspirando. –Exageraron al traerme.

-Según esto, te desmayaste por estrés.- Le dice Sokka, leyendo el informe del doctor que ya se ha retirado de la habitación. -¿Tuviste problemas con algunos oficiales hoy?

-Ah, no... todo estuvo tranquilo.- Le dice Toph, sosteniéndose de Kanto en lo que salen.

-¡Ah, ahí están!- Oyen por detrás, cuando los cuatro ya se están yendo.

-¿Katara?- Reacciona Toph, cuando la Maestra Agua llega hasta ella y le abraza. -¿Qué? ¿Toda la Ciudad se enteró de mi desmayo?

-Cariño, viniste... ¿cómo?- Le pregunta Aang, abrazándolo.

-En Pipo.- Le responde Katara, sonriendo.

-¿Y los niños?- Le pregunta entonces su amado, sorprendido. –Nunca les dejas.

-Con los acólitos. Solo es por un rato.- Le dice Katara, otra vez sonriendo.

-Bueno, Toph está bien. Ya nos vamos.- Le dice Sokka a su hermana, sonriendo con alivio.

-Me alegro mucho Toph, en verdad me preocupé.- Le asegura su vieja amiga, abrazándola.

-Vamos, Appa y Pipo nos esperan.- Les dice Aang, liderando la caminata.

-Eh, ¿Katara? ¿Podrías venir un momento?- Oyen de repente, cuando entonces ven al mismo doctor de antes en la puerta de lo que parece su oficina. –Necesito decirte algo.

-Oh, claro doctor... eh, ustedes vayan yendo, yo les alcanzo.- Les dice Katara, despidiéndose de todos sus amigos. –Sí doctor, ¿qué sucede?

-Iba a decirle esto a tu hermano, pero siendo tú una mujer y gran amiga de Toph, quizá sea un poco mejor así.- Le dice el doctor, metiendo un brazo dentro de su oficina y sacando una bolsa. –Ten esto... dáselo a Toph. Que lo haga y... y vean qué pasa.

-Pero doctor... esta es una de esas p-pruebas de...- Dice Katara, sonrojándose. -¿Usted cree...?

-Es lo más probable. Todos los síntomas que ha tenido en los últimos días indican eso.

-¡Es maravilloso!- Exclama Katara, emocionándose. –Pero, no sé cómo se lo tome ella.

-Será mejor que lo haga pronto.- Le dice el experto, señalando la bolsa. –Calculo ya tres meses.

-¿Tanto? Ni se le nota.- Dice Katara, viendo a Toph desaparecer en el fondo del pasillo. –Eh, yo le diré que se lo haga lo más pronto posible. Gracias doctor.

-Por nada, Katara. Buen día.- Se despide el profesional, entrando en su oficina.

Guardando la bolsa transparente en su bolso, Katara camina a paso acelerado hacia la salida. Ambos bisontes esperan en la fachada del edificio, y al llegar se encuentra a Sokka, Kanto y Toph sobre Appa, en lo que Aang le espera a ella a un lado de Pipo. Ellos vuelven a la Isla, en lo que los otros tres se van al departamento de la Jefa de Policía y de su pareja.


~*~*~


Han pasado un par de días desde el pequeño incidente que tuvo Toph. Ahora, más calmada y sin Kanto ni Sokka taladrándole la cabeza para que esté tranquila o incluso se tome unos días de la Fuerza, la tan admirada Jefa de Policía se ha reunido con su mejor amiga, Katara, en un pequeño bar en una esquina de los suburbios. La gente de alrededor les ve cada tanto, pero a las dos íntimas amigas les importa poco y nada ello. Katara está nerviosa, sí, pero no por ello.

-Katara, llevas temblando desde que llegaste, ¿pasa algo?- Rompe el hielo Toph.

-¿Qué? No, no... estoy b-bien... Sólo, me alegra verte.- Le dice Katara, viendo cómo su amiga no para de comer en ningún momento. Eso siempre fue así, aunque ahora duda.

-Sé que me estás mintiendo.- Le dice Toph, cruzándose de brazos. –Lo que tengas que decir, hazlo ahora o calla para siempre.- Le enfrenta Toph, frunciendo el ceño. -¿Es algo malo?

-Eh... no... n-no... bueno, d-depende de cómo lo veas.

-Ah, maldición.- Dice Toph, golpeando un poco la mesa. -¿Kanto me engañó? Parásito...

-¿Qué? No, no. Kanto te ama, y estoy segura de que ahora te apoyará más que nunca.- Le dice Katara, pasando su mano por toda la mesa hasta posarla sobre la de Toph.

-¿Por qué me tocas? Nunca me tocas. ¿Acaso estás embarazada de nuevo?- Le pregunta Toph.

-No, pero quizá tú sí.- Le dice Katara, dejándola muda. –Mira... bueno, no mires. Perdón. Eh, el doctor me dio una prueba de embarazo. Tus síntomas podrían ser una señal, Toph.

-¿Q-q...? ¡¿QUÉ?!- Termina por gritar Toph, saltando de su silla y alejándose.

-Toph, por favor, espera.- Le dice Katara, guardando la prueba y corriendo hacia su amiga.

-¡No quiero oír nada de eso, Katara! ¡No es cierto! ¡No hay probabilidad!

-¡Sí la hay! Por favor Toph, no quiero gritar en mitad de la calle.- Le pide Katara, hasta que por fin se cruza en el camino de su amiga. –Vamos a tu departamento... calmémonos.

-¿Y qué pretendes decir o hacerme, cuando estemos calmadas? Eso... n-no puede pasar.

-Toph, sí puede pasar. Y es algo maravilloso.- Le asegura Katara, sonriéndole y acercando su mano izquierda hasta la mejilla de su amiga, la cual ya lleva una lágrima prendida.

Dudando, Toph se queda por un momento pausada dirigiéndose hacia la nada, hasta que, tras un suspiro, parece aceptar e irse caminando junto a Katara. No es algo que le agrade, pero tal y como le va diciendo su mejor amiga, "es necesario e inevitable hacerse la prueba".

. . .

Estando impacientemente sentada en el sillón de la sala, Katara espera a Toph. Están en su departamento y de alguna forma la Maestra Agua logró convencer a la Maestra Tierra de ir al baño y hacerse la prueba. Es un momento muy difícil para Toph, pero según su amiga, podría ser el inicio de algo muy lindo. Ella es madre de tres y en cada ocasión estuvo muy feliz con la llegada de cada uno de sus tres hijos. Que Toph esté embarazada es algo que nunca imaginó.

En verdad no sabe qué esperar. Si no se da, pues la vida sigue tal y como viene, con Toph muy enamorada de Kanto y cada día aprendiendo y viviendo algo nuevo. Si se da, todo cambiaría. La vida de Toph daría un giro de 180º. Debería dejar su trabajo para cuidarse, y luego cuidar a un ser pequeñito. Suena mal, pero Katara no se imagina mucho a su amiga como madre, y si sí lo imagina, lamentablemente no la ve tan buena madre con lo liberal que es.

No sabe qué penar, y eso le angustia aún más... aunque no debería estar así.

-Katara...- Oye de repente, viendo a Toph venir por el pasillo.

-¡Y! ¿Qué sucedió?- Le pregunta Katara, viéndola con las manos vacías. -¿Y?

-¡Soy ciega, Katara! Ve tú a ver, el resultado está en el baño.- Le dice Toph muy enojada, señalando al fondo en lo que camina hacia el sillón del que su amiga se ha desprendido.

Tomando asiento, Toph se echa atrás en el sillón con la cabeza apuntando al techo. Al mismo tiempo, una muy nerviosa Katara entra al baño del departamento, encontrándose el pequeño aparato blanco sobre la caja del retrete. Tomándolo en sus manos lo acerca a su rostro para leerlo claramente. En ese momento, todo en ella se revoluciona y se queda inmóvil.

Llegando a paso lento hasta la sala, Katara se encuentra a Toph sirviéndose un poco de jugo en la cocina, tras la barra. Llegando hasta ella deja la prueba sobre el mármol blanco, la cual ha dado positivo. Rodeándola con sus brazos y con lágrimas en los ojos, Katara estrecha a su gran amiga, quien se lo devuelve. Entonces, Katara le susurra al oído la noticia. Está embarazada.


~*~*~


Días después de recibir la noticia, Toph ha hablado bastante con Katara para entender por qué le ha tocado aquella situación. Con 28 años de edad, Toph será madre en unos meses más y la noticia ha llegado a todos sus amigos, tanto a los de Ciudad República como a los de la Nación del Fuego. Sorprendió mucho, pero finalmente llovieron felicitaciones de todo el mundo.

Como cualquier embarazo, la noticia moviliza y alegra a todos, incluso a quienes no son parte de la cercanía de la Jefa de Policía. Desde todo el Concejo a todo el pueblo de la Ciudad se han alzado para felicitar y enviar el mayor de los apoyos a la Maestra Tierra y Metal. Pero aquí la noticia principal no es lo que el mundo sienta de la noticia, sino lo que Toph sienta.

Siendo lo más sincera posible, Toph admitió a su novio y a sus amigos que esto le cae muy mal. Estando en un momento de suma gloria en su carrera como Jefa de Policía, ve a un hijo como un estorbo. Es algo que se debe cuidar y proteger, que te quita tiempo, dinero y libertad. Toph nunca pensó que llegaría a ser madre. No tenía para nada planeado dejar descendencia.

En lo que Katara y Toph van organizando a dúo como serán los próximos meses hasta el gran momento y Kanto, nervioso, busca concejos y apoyo moral en el mismísimo Avatar; Sokka no se ha perdido ningún minuto de todo lo que ha sucedido, sin embargo al mismo tiempo pudo mantenerse al margen de la situación sin preocuparse ni alterarse por el hecho de que Kanto dejó embarazada a su mejor amiga. Bueno, al menos no lo ha hecho en público.

En Sokka la preocupación no es que Toph sea madre. En realidad le parece algo sorprendente y que, en algún momento iba a suceder, por más que todos pensaran que la poderosa y única Jefa de Policía patea-traseros parecía que no tendría pañales que cambiar. Ese pensamiento cambió en Sokka cuando la vio muy enamorada de un hombre, y ese hombre era Kanto.

Kanto. Él si le preocupa a Sokka, y no es que sea un paranoico pero le preocupa lo que pueda hacerle a Toph. Aunque parezca de piedra, Toph tiene sentimientos y su corazón es uno de los miles que se pueden romper, una de las mentes que sí se pueden ilusionar... Le angustia que Kanto juegue con Toph, o que no se tome su nuevo papel en serio, que no es otro más que ser el padre de la pequeña criatura que ahora su mejor amiga lleva dentro.

A pesar de que no confía mucho en Kanto, Sokka sabe bien que él no se atrevería a dejar a una gran mujer como Toph, y si lo hace él, Aang y Katara le estarán esperando para la venganza. Incluso Zuko podría unírseles. Nadie va a lastimar a Toph con él ahí. Mientes esté vivo jura proteger a su mejor amiga de todo mal que pueda invadirle. La quiere muchísimo y le dolería verla mal. Se sentiría sumamente culpable si algo le sucediese...

Tras pensar todo ello viendo a la Luna llena y recordando aquel gran amor del que no pudo proteger ni mucho menos mantener, Sokka se fue a dormir temprano. Al día siguiente, muy temprano se sorprendería al recibir un llamado a su oficina de Toph. Quería verlo, en un bar ese mismo día y parecía que quería hablarle de algo importante. Siendo las tantas de la tarde, a poco de anochecer Sokka tomó su abrigo y se dirigió a donde quedó con su buena amiga.

Al entrar al lugar acordado, Sokka se encuentra con un ambiente bastante apagado y oscuro. No todas las luces parecen funcionar, cada dos por tres hay un borracho desmayado en el piso o que acaba con sus penas en el alcohol, sin embargo sonríe al encontrarse a Toph sentada del otro lado de la barra, alejada de todo el caos y al parecer dudando si darle un trago al pequeño vaso que tiene en frente. Acercándose, sonríe cuando ve que ella ya le ha sentido.

-Sokka...

-Toph. Me alegra verte.- Le dice él, besando su mejilla y sentándose a su lado. Al hacerlo, por un breve momento pudo ver la pequeña curva de la panza, cosa que ella no muestra.

-Gracias por venir.- Le dice ella, permitiendo así que su amigo note su apagado tono de voz.

-Eh, no es nada. Siempre estaré para ti.- Le dice él formando otra sonrisa, antes de borrarla y entonces centrarse en lo que parece ser una gran tristeza presente en Toph. –Oye, ¿todo bien?

-Eh... s-sí... eh, bueno, n-no.

-Puedo sentirlo. Vamos dime, ¿qué sucede? ¿Peleaste con Kanto? ¿Te hizo algo?

-No, no. Kanto es un amor, me está apoyando mucho en todo esto, igual que Katara, tú... en fin, todos.- Dice Toph rápidamente, sonriendo agradecida. –No sé qué haría sin ustedes, guiando a la estúpida Jefa de Policía que parece tan brava, pero no sabe cuidarse...

-No digas eso.- Le detiene Sokka, frunciendo el ceño.

-Pero es la verdad. Soy una molesta carga para ustedes... Debería dedicarme a patear traseros y no hacer tonterías que terminan en estas tonterías peores y...

-Basta.- Le dice Sokka firmemente, posando su mano sobre la de ella. –No permitiré que sigas hablando así. No eres ninguna carga, esto no sucedió porque sí. El destino dictaba que tú en algún momento debías ser madre, y se dio ahora. Agradece que no se diera cuando tengas 60.

-Intento mantenerme fuerte, ser positiva... pero esto, todo esto me... me supera.- Confiesa ella, respirando profundo y dirigiéndose a la mesa, cabizbaja. –Lo l-lo siento. Seguro te aburro.

-Nunca, Toph.- Le dice Sokka. –Deja de pensar que molestas. Nosotros te queremos y por eso te ayudamos, por eso estamos aquí. Por eso estoy aquí Toph, porque te quiero mucho.- Le dice ahora con su mano en su mejilla, sintiéndola húmeda por sus lágrimas.

-Tengo miedo.- Susurra ella, dejando que él la acurruque en sus brazos. –Tengo mucho miedo.

-Estás en tu mejor momento, Toph. ¿A qué le temes?

-A ese día... el día que, lo que tengo dentro salga.- Dice con dificultad, secando sus lágrimas y respirando de forma agitada. -¿Qué tal si algo sale mal? ¿Qué tal si... si no lo soporto?

-¡Jefe! ¡Que rueden unas copitas!- Exclama entonces Sokka, separándose de Sokka y alzando su mano hacia el sujeto de la barra.

-Wow, esa fue una gran forma de decirme que todo estará bien.- Le reprocha Toph, de brazos cruzados al parecer muy molesta. –Te estoy abriendo mi corazón y tú...

-No, no me abres tu corazón. Me abres esa pequeña parte en tu cerebro que te hace temer por cosas absurdas, por cosas que sabes que no sucederán.- Le dice Sokka. –Tu corazón no hace más que bombear sangre, ¿está bien? Tu mente es tu propia máquina. Tú la controlas y tú le das el poder que tiene. Tú puedes pensar en otras cosas, y quiero que pienses que nada de ello podría pasar, porque entiéndelo Toph, no pasará.

-Concejal, Jefa, sus copas. Que las disfruten como regalo de la casa.- Les entrega el sujeto. Dos copas de una bebida rojiza. De inmediato se va ante una rápida señal de Sokka.

-¿Cómo estás tan seguro?- Retoma la conversación Toph, sintiéndose muy mal.

-Toph, ¡arriba ese ánimo!- Exclama él, pasando su brazo derecho por la espalda de su amiga y haciéndole un par de cosquillas. -¡Vas a estar bien! Eres la persona más fuerte del mundo.

-Sí. Seguro lo soy...- Dice Toph con una pequeña sonrisa, un poco más animada.

A pesar de la pequeña sonrisa que le sacó, Sokka aún siente a su amiga fuera de sí. Es como si estuviese en otra dimensión, perdida por la realidad que le ha tocado vivir en ese momento. Le duele muchísimo verla así. Es una gran punzada que no logra soportar, pero ahora más que nunca él es quien debe ser el fuerte, quien debe soportar... debe hacerlo por ella.

-Y cuando llegue ese tan temido día, Toph...- Vuelve él a la conversación. –Tú solo...

-Sokka, y-yo...

-¡Como roca!- Suelta él de repente, dando un fuerte golpe a la barra y haciendo reír a su amiga.

Aunque la alegría en su compañera dura poco y nada, Sokka respira profundamente al sentir que será muy complicado mantener a Toph estable, al menos en los próximos meses. Está del todo seguro que una vez el pequeño o pequeña crezca dentro suyo, algo en ella cambiará y va a recobrar la alegría que la caracteriza. De momento, deberá soportar el dolor de ver sus ojos rojos y humedecidos por aquellas pequeñas pero sentidas lágrimas que libera...


~*~*~

Nota: Espero que les haya gustado este capítulo, no olviden dejar su voto y compartir la historia con todos sus amigos :D Los capítulos diarios acaban, ya he "saldado" mi deuda de no haber subido por casi un mes xD En fin, el próximo capítulo será este sábado 14 y de ahí será un capítulo cada miércoles y cada sábado, aunque en algún momento habrán excepciones, jeje, ya irán viendo ;) ¡Muchas gracias! -Nico.

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