Avatar. Siempre Juntos

By nicolasgodetti

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En lo que se van desarrollando como héroes y figuras mundiales, nuestros cinco protagonistas verán la vida pa... More

Introducción
Capítulo 1. Fin de la Fiesta, Parte 1 (Inicio del Libro 1: Loto Negro)
Capítulo 2. Fin de la Fiesta, Parte 2
Capítulo 3. Reflexiones
Capítulo 4. Firmeza y lealtad
Capítulo 5. Contención
Capítulo 6. Infiltrada
Capítulo 7. Máscara caída
Capítulo 8. Alianza rota
Capítulo 9. Fugitivo
Capítulo 10. Golpe de Estado, Parte 1
Capítulo 11. Golpe de Estado, Parte 2
Capítulo 12. Conspiraciones
Capítulo 13. A su disposición...
Capítulo 14. Él no es el único...
Capítulo 15. Agni Kai
Capítulo 16. "Nos volveremos a ver..."
Capítulo 17. Los Cuatro Temerarios (Inicio del Libro 2: República Unida)
Capítulo 18. Jefa Beifong
Capítulo 19. Relación complicada
Capítulo 20. En dudas
Capítulo 21. La propuesta
Capítulo 22. Noche alocada
Capítulo 23. En el punto de mira
Capítulo 24. Atormentados
Capítulo 25. "Hasta pronto, Señor del Fuego"
Capítulo 26. Recuerdos de un gran día
Capítulo 27. "Juntos venceremos"
Capítulo 28. El enemigo está dentro
Capítulo 29. Testigos en peligro
Capítulo 30. Alta traición
Capítulo 31. Corrupción y discordia
Capítulo 32. República Unida de Naciones
Capítulo 33. La boda de Aang y Katara
Capítulo 34. Princesa Izumi
Capítulo 35. Adiós a un grande... (Inicio del Libro 3: Crecimiento)
Capítulo 36. Nuevos habitantes en la Isla
Capítulo 37. ¿El primero de cuántos?
Capítulo 38. Padres primerizos
Capítulo 39. "En honor al Avatar Aang..."
Capítulo 40. Ruptura
Capítulo 41. Tiempos felices
Capítulo 42. Atentados a la Justicia
Capítulo 43. Tensión
Capítulo 44. Presionados
Capítulo 45. Amor y terror
Capítulo 46. Entre la espada y la pared
Capítulo 47. "Mi todo"
Capítulo 49. Corporación Col
Capítulo 50. Por segunda vez...
Capítulo 51. Más fuertes que nunca...
Capítulo 52. EL REY
Capítulo 53. Plenitud (Inicio del Libro 4: Orígenes)
Capítulo 54. Cicatrices
Capítulo 55. Amor es amor
Capítulo 56. Los hijos del Avatar
Capítulo 57. Cita "a ciegas"
Capítulo 58. Una nueva oportunidad
Capítulo 59. Un momento para recordar...
Capítulo 60. ALEGRÍA
Capítulo 61. Karith
Capítulo 62. "Ella es la mejor"
Capítulo 63. Mentiras y amores sin culpa
Capítulo 64. A un paso de...
Capítulo 65. La jugada de Yakone
Capítulo 66. El legado de los Sato
Capítulo 67. ¡Como roca!
Capítulo 68. Una Beifong más
Capítulo 69. Primeros verdaderos pasos (Inicio del Libro 5: Tío Sokka)
Capítulo 70. Futura Reina
Capítulo 71. Tío Sokka
Capítulo 72. "Nunca dejes de sonreír"
Capítulo 73. Heridas que no cicatrizan
Capítulo 74. Dejarse llevar...
Capítulo 75. Más juntos que nunca
Capítulo 76. Compañía Incondicional
Capítulo 77. Oogi
Capítulo 78. Tiempo juntos
Capítulo 79. Como una familia...
Capítulo 80. Reunión
Capítulo 81. Sometidos (Inicio del Libro 6: El Caso Yakone)
Capítulo 82. Jefa Invicta
Capítulo 83. Familia Beifong
Capítulo 84. El Encuentro
Capítulo 85. Esperanza
Capítulo 86. Yakone
Capítulo 87. Concejal Sokka, Parte 1
Capítulo 88. Concejal Sokka, Parte 2
Capítulo 89. El Juicio a Yakone, Parte 1
Capítulo 90. El Juicio a Yakone, Parte 2
Capítulo 91. Heredero (Inicio del Libro 7: El futuro)
Capítulo 92. Hojas de Vid
Capítulo 93. Opuestos
Capítulo 94. Realeza
Capítulo 95. Sueño Cumplido
Capítulo 96. Sin rumbo fijo
Capítulo 97. El futuro se hace presente
Capítulo 98. Industrias Futuro
Capítulo 99. Internas Familiares
Capítulo 100. Traspaso de Poder
Capítulo 101. Los hijos de Aang y Katara
Capítulo 102. La odisea de Suyin
Capítulo 103. Jefe Sokka (Inicio del Libro 8: Despedidas)
Capítulo 104. Relación Tóxica
Capítulo 105. LEYENDA
Capítulo 106. Sentimiento Igualitario
Capítulo 107. Un amor de verdad
Capítulo 108. Larga vida a la Reina Mai
Capítulo 109. El llamado a la protección
Capítulo 110. Un último baile
Capítulo 111. SIEMPRE JUNTOS
Capítulo 112. Un motivo para seguir
Capítulo 113. Dolor en la belleza
Capítulo 114. GRACIAS
Capítulo 115. Descendientes
Epílogo
Agradecimientos

Capítulo 48. Técnica Prohibida

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By nicolasgodetti

Sokka, Toph y Jingbo suben rápidamente a la montura de Appa, quien se alista para elevarse en lo alto del cielo. Mientras tanto, en tierra firme, Aang le da un abrazo a Katara y Bumi.

-Cariño... Sokka y Toph no han llegado a decírtelo, pero debo hacerlo antes de que te vayas.

-¿Qué sucede, amorcito?- Le pregunta Aang, viendo a su amada muy decaída.

-¡Aang, debemos irnos ahora!- Grita Toph desde lo alto de Appa.

-Sokka y Toph me pidieron ayuda... Querían que yo vaya al frente de batalla.- Dice Katara.

-¿Qué? ¿Acaso enloquecieron? Estás embarazada, ¡claro que no!- Se niega Aang.

-Eso no es todo, cariño. Ellos me lo pidieron porque tú y yo somos los únicos capaces de dar pelea a quienes están atacando Ciudad República.- Dice Katara, suspirando. –Maestros Sangre.

-¡¿Qué?! ¡¿Hay nuevos Maestros Sangre?! ¡¿Cómo?!- Pregunta, dirigiéndose a sus amigos.

-¡Sí! Íbamos a contarte en el camino, ¡pero da igual!- Exclama Toph, cruzándose de brazos.

-¡Es por eso que debemos ir ahora! Y hermana, ah... no puedo obligarte pero, te necesitamos.

-¡Katara no irá, está esperando a mi segundo hijo!- Grita Aang, saltando hasta la cabeza de su bisonte. –Yo me encargaré. Appa, ¡Yip-Yip!

Soltando un pequeño rugido, Appa golpea el suelo con su cola y se eleva en lo alto, dejando al Templo Aire de la Isla atrás y dirigiéndose con gran apuro hacia la Ciudad, la cual está cubierta de humo y ruidos ensordecedores, que no son otra cosa más que bombas explotando sin fin.

-¡Debemos reunirnos con el resto de Concejales, así Toph volverá a ser Jefa!- Exclama Sokka.

-Dos de cinco estamos aquí, con tan solo uno más obtendremos la mayoría.- Dice Jingbo.

-Merceth.- Decide rápidamente Sokka. –Será más fácil que Kayak o Asmuth.

-A mí déjenme en la Estación. Ya me imagino a El Oscuro desertando del país.- Comenta Toph.

Después de haber dejado a Toph en puertas de la Estación de Policía y a Jingbo en la Alcaldía, Aang y Sokka se han dispuesto a ir personalmente a buscar a Merceth y al resto del Concejo. Si la República Unida está siendo atacada por el crimen organizado, entonces hay temor de que se quiera llegar a un Golpe, y es ahí donde el Poder Ejecutivo debe mantenerse protegido.

No han tardado más de media hora en recorrer los distintos puntos de la Ciudad y recoger al resto de Concejales. Una vez han subido todos a Appa, han partido hacia el Edificio Central de la Ciudad, pero al llegar la imagen con la que se han encontrado les ha impactado. Un grupo de bandidos se encontraban en la Plaza frontal, haciendo gran ruido y con carteles amenazantes.

-"Abajo con la tiranía del Concejo de la República", "Ya no más héroes mundiales queriendo gobernar una metrópolis".- Lee Asmuth desde lo alto de Appa, quien aterriza en la azotea.

-¡Esto es catastrófico!- Exclama Merceth, bajando de Appa junto a sus compañeros ancianos.

-Rápido, entren en el edificio y decreten la vuelta de Toph a la Fuerza. Yo les calmaré.- Dice el joven Avatar de 24 años, dando un salto hacia la el suelo mismo.

-¡Miren, es el Avatar! ¡Viene a oprimirnos!- Exclama un joven de una larga melena dorada.

-¡Fuera Avatar! ¡Fuera Avatar! ¡Fuera Avatar!- Comienzan a gritar todos en conjunto.

Escuchándose aquellos gritos desde dentro del edificio, Sokka llega junto a los otros tres a la Sala Mayor, en donde Jingbo ya les espera junto a un joven Acólito bastante musculoso y que parece estar herido. Está sentado con la cabeza abajo, llorando en silencio.

-¡Jingbo! ¿Qué sucede? ¿Quién es él?- Le pregunta Sokka, llegando hasta él.

-¡Sokka!- Exclama el Concejal Acólito, en lo que Jota/Haku, agacha más la cabeza. –Él se sumó a los Acólitos hace unos días. Me dijo que estaba comprando fruta y unos bandidos le atacaron y usaron Sangre Control sobre él.- Le cuenta Jingbo, viendo al joven destruido en su silla.

-Oh bueno... eh, que espere por ahí. Debemos decretar cosas importantes.- Dice Sokka.

-Él no molestará. Es alguien muy especial para mí.- Le asegura Jingbo, sonriendo sonrojado.

-Eh, está bien...- Reacciona Sokka, abriendo aún más sus ojos. –Tomen sus lugares, Concejales.

Una vez todos están ubicados en sus puestos, con Sokka a la cabeza como Presidente de Mesa, la improvisada y apresurada reunión comienza. Haku asoma apenas un poco la mirada, está muy asustado de que Sokka le reconozca al instante y toda su mentira salga a la luz, aunque ahora que ya no se considera parte de los Tejones Topo y pudo huir a duras penas de sus ex compañeros, no le importa confesar sus delitos, jurando que está dispuesto a ayudar.

-Nos ha tomado por sorpresa, pero de alguna forma, desde el atentado vivido en puertas de este mismo edificio, todos sabíamos que este día llegaría.- Inicia Sokka, suspirando. –Ciudad República enfrenta su primer y más grande amenaza. Un ataque criminal que ha sido pensado por muchas generaciones y que esperaban el momento exacto en el que el Avatar y sus aliados mostraran mayor debilidad. Fue cuando Toph Beifong dejó su cargo y yo me fui tras ella fuera de los territorios de la República, cuando creyeron que era el momento exacto para atacar.

-¿Cómo nos recomienda actuar, Concejal?- Le pregunta Kayak, Concejal de la Tribu del Norte.

-Propongo devolverle a Toph Beifong su placa.- Dice Sokka, sorprendiendo a todos, menos a su compañero Acólito, quien no duda en aceptar su propuesta. –"Solo uno más."- Piensa.

-La ciudad se ha declinado en el caos en la última hora y aún no he visto movimiento por parte del Nuevo Jefe de Policía. Acepto.- Dice Asmuth, sorprendiendo a todos.

-Wow... realmente creí que quien cedería sería Merceth.- Dice Sokka. –Pero Asmuth, tú fuiste quien propuso quitar a Toph de la fuerza.

-Y me equivoqué, Concejal Sokka. Sí, puede que Beifong haya puesto sus propios objetivos de vida en sus horas laborales, sin embargo no hay mujer más valiente y fuerte que ella en todo el mundo.- Dice el Concejal del Reino Tierra. -¿Merceth? ¿Kayak?

-Me niego. Toph Beifong solo traerá caos a nuestra República.- Dice Kayak.

-Secundo.- Dice Merceth, cruzándose de brazos.

Tras los tres Concejales firmando el decreto, Toph oficialmente vuelve a ser Jefa.

-Ahora solo me queda unirme a la batalla junto a Toph y Aang.- Dice Sokka. –Ustedes deben ponerse a salvo, los criminales que hay hoy en las calles son muy peligrosos.

-Concejal Sokka, ¿los rumores son verdad? ¿Maestros Sangre?

-Me temo que sí.- Le dice Sokka a Merceth, quien se horroriza al instante. -¡Vamos!

Todo el grupo, a excepción de Jingbo y Haku que vienen un poco más atrás, están a punto de subir por las escaleras de caracol hacia el último piso y llegar a la azotea, donde Appa espera, sin embargo un fuerte rugido les hace dirigir sus miradas a las puertas principales. Dejando a sus compañeros atrás, Sokka corre hasta estas y, abriéndolas un poco, ve el gran desastre que está teniendo lugar fuera. Appa y Aang, juntos, están derribando a los protestantes.

-¡Aang! ¡¿Cómo terminó en esto?!- Logra llamar la atención del Avatar el Concejal por el Sur.

-¡Sokka! ¡Toma el silbato de Pipo, llámalo y salgan de aquí por la terraza!- Le dice Aang, en lo que le lanza un pequeño silbato con forma de cabeza de bisonte volador. -¡Les distraeremos!

Haciendo sonar el silbato con gran fuerza, Sokka solo espera que aquel pequeño ruido llegue a los oídos de Pipo, aunque estos están muy entrenados y seguro ya está en camino. Volviendo a entrar en el Ayuntamiento, Sokka no se da cuenta cuando Jingbo y el joven que estaba con él le pasan por al lado corriendo y salen al exterior, viendo todo el caos en la Plaza Mayor.

-No lo entiendo Jota, ¿por qué me insistes en que estemos aquí? Esto me da mucho miedo, por favor volvamos adentro.- Le pide Jingbo, abrazando fuertemente al de gran altura.

-Porque hay algo que debo decirte.- Le dice Haku, acariciando su mejilla. –Te he men...

-¡Cuidado!- Oyen la voz de Aang, y al voltearse ven una roca yendo directa hacia ellos.

-¡Te mentí!- Grita Haku, enfrentando a la roca con su puño cerrado y destruyéndola.

-¡Wow! ¡Tienes mucha fuerza, Jota! No me sorprende, con tanto músculo.- Se impresiona el de las grandes gafas, sonrojándose. –Pero por favor, volvamos dentro.

-¿No escuchaste lo que te dije?- Le pregunta el más alto, confundiéndose.

-¿Cómo escuchar algo con esos increíbles músculos que tienes?- Le coquetea Jingbo.

-¡¿No lo entiendes?! ¡Te he mentido, mi nombre no es Jota, es Haku! ¡Y no quiero ser Acólito, soy un Maestro Tierra y soy parte de los Tejones Topo!- Grita finalmente el ojiverde.

En ese momento un gran silencio se consigue en todo el lugar. Todo se centra en quienes están en las escalinatas del Ayuntamiento. Uno con la cabeza gacha, avergonzado, y otro asustado...

-¡Miren, es Haku! ¡Y está con su novio!- Grita el joven calvo al que se enfrentó antes.

-¡Es al que le dieron con todo hace un rato en el cuartel!- Se burla otro.

-¡Esto es por la traición!- Grita el mismo de antes, levantando una roca y lanzándola hacia él.

Haciendo uso de sus habilidades, Haku levanta un pequeño pero resistente muro rocoso que le protege tanto a él como a Jingbo del impacto de la piedra. Al bajar el muro, se voltea y tiene que rápidamente esquivar un ataque de Sokka con su machete, quien empuja a Jingbo detrás de él y le ataca nuevamente. Haku no hace más que retroceder, hasta que entonces un chorro de agua sale despedido en su dirección y le tira varios metros atrás, directo al suelo. Fue Aang.

-¡Suban a la azotea y espérenme ahí!- Les indica Sokka a Jingbo y al resto de Concejales.

El joven Concejal por los Nómadas Aire entra en el edificio sin mirar atrás, mientras Haku se recupera lentamente. No ha sido un día nada fácil para él, y le consta que es su culpa...

-¡Concejal Sokka!- Grita finalmente el adolorido Maestro Tierra.

-¡Aléjate si no quieres que te encierre de por vida!- Le advierte Sokka, apuntándole con su machete. –Te reconocí apenas alzaste la voz, malnacido. ¿Cómo te atreves a jugar así con él? ¡Es un niño! ¡Y tú no eres más que una sucia rata de los Tejones! ¡Eras la rata de Kori, ahora la de Sato!- Le culpa Sokka, empujándolo y derribándolo contra el suelo.

-¡Ya no, ya no! Me merezco todo esto, pero yo nunca quise ilusionar a Jingbo ni a nadie de esta manera. Yo solo tenía una misión, en la que fallé, y me hicieron algo horrible cuando les conté de mi fracaso.- Dice Haku, llorando desconsoladamente. –No te pido que me tengas compasión pues después de todo lo que hice con Kori no la merezco, pero te pido que confíes en mí.

-¡Eso es imposible!- Le dice Sokka, pateándolo mientras se retuerce en el suelo. –Vete.

-Sé quién es el nuevo Teniente de Sato en la Ciudad, sé quién es su mano derecha que está con él fuera de esta, ¡y sé dónde encontrarlo ahora mismo y al resto de Maestros Sangre!

Recibiendo tales aportes, Sokka se queda un momento pensando si sería buena idea confiar en ese tipo o no. Podría ser el camino a una trampa... aunque viendo la condición de Haku, duda que se quiera arriesgar a algo así sabiendo que de un golpe más puede morir. Viendo cómo a lo lejos Aang genera un tornado a su alrededor que manda a todos a volar, toma una decisión.

-Será mejor que hables rápido.- Dice Sokka, pateándolo para que quede boca arriba.

-Su nombre no es importante. Su agarre es fuerte, pero ante grandes Maestros no podrá hacer nada, te lo aseguro.- Le dice Haku, para gran desconfianza de parte de Sokka.

-¿Quién es la mano derecha de Sato? ¿Y qué tiene que ver él con todo esto?- Le apura Sokka.

-Su nombre... su nombre es Yakone. Es un joven de uno 30 años, de la Tribu Agua del Norte. Es un Maestro Agua muy poderoso, aliado comercial de Sato que le ha apoyado en proyectos de su empresa internacional.- Dice Haku, respirando pesada y dificultosamente.

-¿Dónde encuentro a este Teniente sin nombre importante? ¡¿Eh?! ¡Dime!- Le exige Sokka.

-Su cuartel está en las alcantarillas bajo la Ciudad. ¡Distrito Tejón Topo!- Grita Haku, cuando entonces es levantado del suelo y arrojado con Tierra Control contra una de las paredes del Ayuntamiento. -¡¿No ven que ya recibí suficientes golpes?!

-¡Toph!- Reacciona Sokka, levantando la mirada y viendo a la misma llegar junto a El Oscuro, quien rápidamente guía al resto de Oficiales Maestros Metal a apoyar a Aang.

-Jamás creí que volvería a ver este gusano asqueroso.- Dice Toph, pateando sin pena a Haku.

-¡Estoy arrepentido, les juro que he cambiado!- Grita Haku, retorciéndose y llorando.

-Quédate ahí.- Le ordena Toph, frunciendo el ceño. –Sokka, ¿qué sucede? ¿Y los Concejales?

-Esperan por Pipo en la azotea. Los llevaré a un lugar a salvo. El Templo Aire de la Isla, quizá.

-Es un buen escondite en lo que todo el caos de este día acaba.- Dice Toph, sintiendo el gran tornado y los grandes muros de roca que Aang levanta en cuestión de segundos. –Parece que Pies Ligeros lo tiene todo bajo control, ¿sabes ya quién ha ordenado esta revolución criminal?

-Haku me contaba hace apenas un minuto que el nuevo Teniente de Sato está en los subsuelos de Ciudad República, en la zona del Distrito Tejón Topo.- Le informa Sokka.

-Aang y yo iremos con los Maestros Metal ahí de inmediato.- Dice Toph. -¿Algo más?

-Sí. Eh, Haku me habló de que Sato tiene una verdadera y más fuerte mano derecha, que está con él fuera de la Ciudad y que es un poderoso Maestro Agua llamado Yakone. ¿Tienes idea?

-Absolutamente nada. No me suena de aquí.- Le dice Toph.

-Es de la Tribu Agua del Norte, normal que no lo conozcas.- Le dice Sokka. –Bueno, tan pronto los Concejales estén a salvo iré a ese distrito para ayudarles en todo lo posible.

-Está bien, cuida a los concejales.- Le dice Toph, lanzándose a correr.

-¡Oh, hay algo más!- Le detiene Sokka. –Bienvenida de vuelta, Jefa Beifong.

-Es bueno volver.- Dice Toph, en lo que sigue corriendo hacia la gran multitud de bandidos.


~*~*~


Ya han pasado varias horas desde que una gran inmensidad de bandidos se reunió frente al Ayuntamiento y protestaron por el fin del Concejo de la República. En medio de todo el caos, Sokka se ha llevado a sus compañeros concejales al Templo Aire de la Isla para que estén a salvo, mientras que Aang y Toph se han escabullido en el distrito de los Tejones Topo...

-Manténganse detrás, nunca se sabe cuándo un Maestro Sangre saltará frente a nosotros.- Dice Aang, levantando sus manos, siempre listo para defender o atacar.

-¡Anarquía, anarquía!- Oyen un par de gritos, cuando entonces un joven aparece corriendo por la esquina. Va semidesnudo y cargando una antorcha encendida.

-¡Alto! ¡Policía de Ciudad República!- Grita Toph, cuando entonces dos de sus Maestros Metal lanzan sus cables hacia él y le atrapan de las piernas, deteniéndolo y apagando el fuego.

-Va solo... eso es raro. Creí que encontraríamos grupos enteros de criminales.- Dice Aang.

-Quizá este no es un criminal, sino que vio el caos y quiso sumarse.- Dice Toph. -¡Llévenlo a la Estación y déjenlo en una celda hasta que todo se calme y pueda testificar! Sigamos...

Siguiendo caminando por la mitad de las calles, llega un punto en el que se encuentran con un gran cartel que indica que han llegado al Distrito Tejón Topo. Durante su investigación, Toph y Sokka obviaron que la banda criminal de los Tejones Topo pueda esconderse en esta zona, por lo que ignoraron buscarles por aquí, sin embargo parece que se equivocaron muchísimo.

Llega un punto en el que la calle cada vez se hace más estrecha, con casas que están al inicio de la acera sin patios ni veredas frontales. Casi parece un callejón, por lo que todos se alertan un tanto más. Caminando sigilosamente, Aang observa por el rabillo del ojo cómo algunos arbustos se mueven un poco, aunque probablemente sea por el viento, o...

-¡Es el Avatar! ¡A ellos!- Oyen una voz, cuando entonces están rodeados de Maestros Tierra.

-¡Quedan arrestados en nombre de la Justicia de Ciudad República!- Grita Toph, lanzando el primer ataque hacia quien parece ser la cabeza del intento de emboscada.

De inmediato se desata una gran batalla en aquel callejón de no más de cinco metros de largo que beneficia sin dudas a los Oficiales Maestros Metal, quienes tienen un entrenamiento para resistir en campos pequeños haciendo uso de armas como sus cables metálicos o incluso cuchillas que lanzan desde sus antebrazos. Los criminales parecen utilizar movimientos de la vieja escuela, levantando grandes porciones de roca y con movimientos firmes y tardíos.

Después de no más de dos minutos de pelea por fin parece que han detenido a todos los que les intentaron emboscar, atándolos a los postes de luz con cables metálicos y dejándolos ahí mismo, llamando por el radio transmisor del grupo a otro grupo cercano, para que vayan al lugar y les lleven en las camionetas blindadas a la Estación, tal y como el anterior solitario.

-Bien, continuemos. Según Haku, los Tejones Topo se ocultan en las alcantarillas, y hay un desagüe no muy lejos de aquí. La entrada perfecta.- Dice Aang, continuando su camino.

-No me agrada confiar en ese idiota, pero está bien.- Dice Toph, siempre lista para atacar.


~*~*~


Viendo a los Concejales entrar en la sala-comedor, Sokka suelta un corto suspiro, cuando una mano se posa en su hombro en lo que se voltea para ver Ciudad República hecha un caos.

-Tranquilo Sokka, ellos estarán bien aquí.- Le dice Katara, sonriéndole.

-No me dan miedo ellos, sé que los Tejones no llegarán hasta aquí. Aang es quien me preocupa. Está al frente de esa peligrosa misión y... ¿qué tal si la amenaza es demasiado para él?

-Aang es el Avatar, el Maestro más poderoso en el mundo... seguro estará bien.- Le dice ella.

-De igual forma, me gustaría que tú estuvieses ahí.- Le dice Sokka, apenado. –Me llevaré esto. Si por cualquier cosa tenemos problemas, lanzaré una.- Dice, mostrando un lanza-bengalas.

-Todo estará bien, te lo prometo.- Le dice Katara, viéndole subir a Appa, quien tras dejar a su dueño y Toph en el Distrito Dragón, recibió la orden de volver. –Y... estaré atenta.

-Gracias, Katara. Pipo está en los establos.- Dice Sokka, dando la orden al bisonte de partir.

Viéndole volar lejos, Katara se angustia al instante. No es que desconfíe de Aang, pero cuando se enfrentaron a Hama, él no pudo resistir a su agarre. Quizá porque aún no era un Avatar plenamente realizado. Quizá ahora que lo es pueda resistir y superarlo, pero de todas formas no puede evitar sentir un gran miedo de que algo malo pueda suceder...


~*~*~


Tras casi diez minutos más de caminar en mitad de los distritos y que Sokka se les sumara en el frente, todo el grupo ha llegado a un desagüe que da inicio a los túneles bajo la Ciudad. Tras avanzar por un buen rato en la oscuridad, con el camino iluminado por una llamarada desde la mano de Aang, por fin parecen llegar a una gran sala bastante oscura y abandonada, claro.

-Por allá continúa el túnel, rápido.- Dice Toph, corriendo junto al resto hacia el otro lado.

A la vez que ellos avanzan, a muy poca distancia de allí el Teniente parece estar alistándose en el interior de su tienda para salir a las calles, colocándose su larga túnica negra y su capucha para evitar mostrar sus ojos azules y su cabellera rubia. Lo que menos desea es que cualquiera sepa cuál es su identidad. Sabe que allí arriba le esperan el Avatar y Toph Beifong, pero él...

-¡Teniente, están aquí! ¡Repito, están aquí!- Oye por el radio que se encuentra a su lado.

Rápidamente el joven treintañero corre a la puerta de la tienda, asomando la vista y viendo un gran despliegue de Maestros Metal por todo el lugar. Retrocediendo, frunce el ceño y decide salir a defender el escondite de los Tejones Topo, sin embargo al salir se encuentra con Aang de frente atacándolo con una esfera de aire, empujándolo de vuelta dentro de su tienda.

-¡Aang!- Grita Sokka desde lo lejos, quedándose perplejo.

-Eh... creo que ese es el líder.- Dice Aang, manteniendo fija su mirada en la tienda.

Pronto dos Maestros Metal le sobrepasan, ambos en posición de ataque, cuando entonces ese joven encapuchado vuelve a salir de su tienda con sus manos alzadas, tomando posesión de ambos oficiales y controlándolos a su voluntad. Es en ese momento cuando Aang interviene y le ataca con más Aire Control. En cuanto el Teniente intenta tomar control sobre él, se da cuenta de que ni con resistencia de por medio, Aang le supera en control físico.

Rápidamente Aang da un giro en el aire, atacando al Teniente con una bola de fuego que va a su pecho y le empuja atrás, liberando a los dos Maestros Metal. Aang no puede creer que ni poniendo fuerza de oposición ese loco pudo controlarlo, pero ahora que es un Avatar pleno, su poder está presente más allá de que él quiera activarlo o no. Es su naturaleza resistir.

Viendo cómo el Teniente se levanta a duras penas del suelo, oye cómo por detrás otros dos Maestros Metal comienzan a sufrir de otro agarre, y al girar la mirada, Aang se encuentra con quien parece estar haciendo uso del mismo control. De repente todo el lugar se llena de estos encapuchados que levantan sus manos y toman posesión de quien quiera. El Teniente ríe en voz alta, viendo cómo el llamado a sus compañeros fuera de la Ciudad ha sido correspondido.

-¡Puedes enfrentarte a uno, Avatar, pero no a todos!- Grita el Teniente, volviendo a tomar el Control de los mismos dos Maestros Metal, en lo que el resto logra controlar al resto.

-¡Señor, no hay señales de la Jefa Beifong y el Concejal Sokka!- Grita uno de los bandidos.

-¡No! Agh, ¡cobardes! Seguro escaparon.- Dice el Teniente, sacándose la capucha y soltando su cabello rubio tras su espalda. –Pero no importa, con detener al Avatar me basta... ¡Todos, concentren su poder sobre él!- Ordena, haciendo exactamente eso.

De repente Aang no solo siente que uno intenta controlar su cuerpo, sino que otros seis están rodeándole con la misma habilidad, intentando tomar su cuerpo para hacer lo que quieran con él. Resistiendo todo lo posible, llega un punto en el que sus ojos se iluminan un poco, pero extrañamente no entra en Estado Avatar. Algo llama su atención frente a él. Son Sokka y Toph. Vienen corriendo a gran velocidad con alguien más al frente.

-¡No, salgan! ¡Sáquenla de aquí!- Grita Aang, cuando finalmente pierde la concentración.

Deteniéndose a una distancia prudencial, Katara observa cómo Aang es levantado del suelo. Es en ese momento cuando una gran ira carga todo su cuerpo. Con Sokka y Toph retrocediendo, comienza a hacer movimientos con sus brazos a la vez que las lágrimas caen por su rostro y su ceño se frunce como nunca antes. Antes de que el Teniente se voltee para ver qué sucede, ¡una fuerza mayor toma posesión de él y le noquea! Al igual que al resto de Maestros Sangre...

Cuando Aang y el resto de Oficiales recuperan el control y la movilidad de sus cuerpos, ven a Katara bajar los brazos y respirar hondo. La misma cierra los ojos, pero no cae. Jamás cae.

-¡Katara!- Exclama Aang, corriendo hasta ella y abrazándola.

-Hola, cariño...

-¡¿Y a ustedes dos qué les pasa?! ¡Les dije que ella no podía venir aquí, está embarazada! ¡Fue muy peligroso! ¡¿Cómo se atrevieron?!- Grita Aang a sus amigos, muy, muy molesto.

-Eran demasiados, cariño. No hubieses podido contra ellos.- Le dice su amada.

-Estaba a punto de entrar en Estado Avatar, ¡iba a resolverlo yo!- Se queja Aang.

-Pies Ligeros, cálmate. Ya pasó. Relájate.- Le dice Toph, cruzándose de brazos.

-Amorcito, los noqueaste en cuestión de un segundo. ¿Cómo?- Le pregunta el monje.

-No quiero que nadie use esta habilidad nunca más. Que ahora la liberen al ojo público y la usen para aterrorizar a la gente o tomar una Ciudad... me enfadó mucho.- Dice Katara.

-Pues ya se acabó todo. Oficiales, arresten a cada uno y atenles de manos y pies. Debemos evitar que vuelvan a hacer uso de esta tétrica habilidad.- Les ordena Sokka.

-¡Eh! ¡Tú no mandas a mis Oficiales!- Se queja Toph, avanzando hasta él.

-¿Entonces qué hacemos, Jefa Beifong?- Le pregunta uno de los oficiales.

-Mm...- Duda Toph, quedándose pensativa. –Lo que dijo el muchacho.

-No todo se ha acabado. Aún nos quedan Sato, y su mano derecha Yakone.- Dice Aang.

-Haku me dijo que Yakone era un poderoso Maestro Agua... ¿Creen que pueda llegar a ser un Maestro Sangre también?- Dice Sokka, quedándose muy pensativo en su lugar.

-No lo sé... pero no quiero que esta habilidad se comparta con el mundo. Que sea castigado el hecho de hacer Sangre Control.- Dice Katara, para sorpresa de todos sus amigos.


~*~*~


-Lo que hoy se vivió en Ciudad República sin dudas ha sido catastrófico, pero creo que nos ha enseñado que hay peligros muy fuertes ahí fuera, y muy peligrosos.- Dice Katara, ante todos los Concejales reunidos en la oficina de Aang, en el Templo Aire de la Isla. Ya es de noche.

-¿Qué significa todo esto, Presidente Sokka? ¿Por qué ellos tres están aquí?- Pregunta Kayak, quejándose por la notoria presencia de Aang, Katara y Toph en la reunión del Concejo.

-Porque es momento de modificar nuestro sistema, Concejal Kayak. Hay peligros ahí fuera y es cuando más fuertes debemos estar, más unidos y decididos a terminar con Sato o cualquiera que busque desequilibrar a la República Unida. Por ello, consideré que sería bueno tener a los otros dos encargados de proteger al país en esta reunión, el Avatar y la Jefa Beifong.

-¿Y su hermana?- Le pregunta Merceth, desde el otro lado de la mesa.

-Ella ha sido la heroína el día de hoy, Concejala.- Le dice Sokka. –Ella venció al nuevo peón de Sato en Ciudad República y a todos los Maestros Sangre que este colectó. Sin ella ahora Aang probablemente sería un prisionero de Sato fuera de la Ciudad.- Explica, para gran molestia del joven Avatar. –Además, tiene que pedir algo muy importante a todo el Concejo.

-Oh, no sabía que había llegado el día de oír los reclamos de los ciudadanos.- Se burla Asmuth.

-Es más que un reclamo, señor, es una exigencia.- Le dice Katara, sorprendiéndolo. –Hoy fui testigo de cómo los criminales más influyentes y poderosos de la Ciudad hicieron uso de la sub-habilidad más oscura de las Artes de Control.

-Creemos que hay más Maestros de este carácter fuera de Ciudad República, pensando que con tal poder van a dominar y conquistar lo que sea. Queremos hacerles saber que no van a poder utilizar ese poder libremente, y si lo hacen, lo pagarán fríamente.- Dice Sokka.

-Como una ciudadana más, pido que se declare ilegal a la Sangre Control.- Dice Katara.

-Me consta que usted es uno de ellos, Maestra Katara. Si usted hace uso de esta habilidad, ni por ser amiga de Beifong o esposa del Avatar, se librará de la Justicia.- Le dice Kayak.

Tras oír aquello, todos los Concejales aceptan la moción de declarar como Técnica Prohibida a la Sangre Control. Después de aquella reunión, todos son invitados por Aang a compartir una agradable cena conjunta dentro del Templo, sin embargo, en un punto Katara sale de la Torre para ir a uno de sus acantilados favoritos, observando la Luna llena sobre ella...

Aang no tarda demasiado en llegar, parándose a un lado de su amada y, cuando ella le nota, recibiendo un gran abrazo de su parte. Sin dudas ha sido un día muy duro para todos, pero nadie lo ha pasado tan mal como Katara, quien tras hacer uso de aquella tétrica habilidad una vez más, se ha derrumbado sobre su amado, llorando desconsoladamente, muy asustada...


~*~*~

Nota: Espero que les haya gustado este impactante capítulo doble. Yo amé escribir la intervención de Katara. Es como que, una madre amorosa y tranquila que solo busca cuidar de su familia, pero que si te metes con ella te metes con un monstruo que va hasta tu cueva secreta y te saca hasta las ganas de vivir :v Jeje, además es el último acto de heroísmo, por así decirlo, de Katara y no podía no hacerla usar Sangre Control. En fin, espero que les gustara y que voten si así fue. Nos vemos el próximo miércoles con el Capítulo 49, y el sábado siguiente el Capítulo 50, y así de ahora en más. -Nico-

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