Avatar. Siempre Juntos

By nicolasgodetti

93.5K 3.7K 1.5K

En lo que se van desarrollando como héroes y figuras mundiales, nuestros cinco protagonistas verán la vida pa... More

Introducción
Capítulo 1. Fin de la Fiesta, Parte 1 (Inicio del Libro 1: Loto Negro)
Capítulo 2. Fin de la Fiesta, Parte 2
Capítulo 3. Reflexiones
Capítulo 5. Contención
Capítulo 6. Infiltrada
Capítulo 7. Máscara caída
Capítulo 8. Alianza rota
Capítulo 9. Fugitivo
Capítulo 10. Golpe de Estado, Parte 1
Capítulo 11. Golpe de Estado, Parte 2
Capítulo 12. Conspiraciones
Capítulo 13. A su disposición...
Capítulo 14. Él no es el único...
Capítulo 15. Agni Kai
Capítulo 16. "Nos volveremos a ver..."
Capítulo 17. Los Cuatro Temerarios (Inicio del Libro 2: República Unida)
Capítulo 18. Jefa Beifong
Capítulo 19. Relación complicada
Capítulo 20. En dudas
Capítulo 21. La propuesta
Capítulo 22. Noche alocada
Capítulo 23. En el punto de mira
Capítulo 24. Atormentados
Capítulo 25. "Hasta pronto, Señor del Fuego"
Capítulo 26. Recuerdos de un gran día
Capítulo 27. "Juntos venceremos"
Capítulo 28. El enemigo está dentro
Capítulo 29. Testigos en peligro
Capítulo 30. Alta traición
Capítulo 31. Corrupción y discordia
Capítulo 32. República Unida de Naciones
Capítulo 33. La boda de Aang y Katara
Capítulo 34. Princesa Izumi
Capítulo 35. Adiós a un grande... (Inicio del Libro 3: Crecimiento)
Capítulo 36. Nuevos habitantes en la Isla
Capítulo 37. ¿El primero de cuántos?
Capítulo 38. Padres primerizos
Capítulo 39. "En honor al Avatar Aang..."
Capítulo 40. Ruptura
Capítulo 41. Tiempos felices
Capítulo 42. Atentados a la Justicia
Capítulo 43. Tensión
Capítulo 44. Presionados
Capítulo 45. Amor y terror
Capítulo 46. Entre la espada y la pared
Capítulo 47. "Mi todo"
Capítulo 48. Técnica Prohibida
Capítulo 49. Corporación Col
Capítulo 50. Por segunda vez...
Capítulo 51. Más fuertes que nunca...
Capítulo 52. EL REY
Capítulo 53. Plenitud (Inicio del Libro 4: Orígenes)
Capítulo 54. Cicatrices
Capítulo 55. Amor es amor
Capítulo 56. Los hijos del Avatar
Capítulo 57. Cita "a ciegas"
Capítulo 58. Una nueva oportunidad
Capítulo 59. Un momento para recordar...
Capítulo 60. ALEGRÍA
Capítulo 61. Karith
Capítulo 62. "Ella es la mejor"
Capítulo 63. Mentiras y amores sin culpa
Capítulo 64. A un paso de...
Capítulo 65. La jugada de Yakone
Capítulo 66. El legado de los Sato
Capítulo 67. ¡Como roca!
Capítulo 68. Una Beifong más
Capítulo 69. Primeros verdaderos pasos (Inicio del Libro 5: Tío Sokka)
Capítulo 70. Futura Reina
Capítulo 71. Tío Sokka
Capítulo 72. "Nunca dejes de sonreír"
Capítulo 73. Heridas que no cicatrizan
Capítulo 74. Dejarse llevar...
Capítulo 75. Más juntos que nunca
Capítulo 76. Compañía Incondicional
Capítulo 77. Oogi
Capítulo 78. Tiempo juntos
Capítulo 79. Como una familia...
Capítulo 80. Reunión
Capítulo 81. Sometidos (Inicio del Libro 6: El Caso Yakone)
Capítulo 82. Jefa Invicta
Capítulo 83. Familia Beifong
Capítulo 84. El Encuentro
Capítulo 85. Esperanza
Capítulo 86. Yakone
Capítulo 87. Concejal Sokka, Parte 1
Capítulo 88. Concejal Sokka, Parte 2
Capítulo 89. El Juicio a Yakone, Parte 1
Capítulo 90. El Juicio a Yakone, Parte 2
Capítulo 91. Heredero (Inicio del Libro 7: El futuro)
Capítulo 92. Hojas de Vid
Capítulo 93. Opuestos
Capítulo 94. Realeza
Capítulo 95. Sueño Cumplido
Capítulo 96. Sin rumbo fijo
Capítulo 97. El futuro se hace presente
Capítulo 98. Industrias Futuro
Capítulo 99. Internas Familiares
Capítulo 100. Traspaso de Poder
Capítulo 101. Los hijos de Aang y Katara
Capítulo 102. La odisea de Suyin
Capítulo 103. Jefe Sokka (Inicio del Libro 8: Despedidas)
Capítulo 104. Relación Tóxica
Capítulo 105. LEYENDA
Capítulo 106. Sentimiento Igualitario
Capítulo 107. Un amor de verdad
Capítulo 108. Larga vida a la Reina Mai
Capítulo 109. El llamado a la protección
Capítulo 110. Un último baile
Capítulo 111. SIEMPRE JUNTOS
Capítulo 112. Un motivo para seguir
Capítulo 113. Dolor en la belleza
Capítulo 114. GRACIAS
Capítulo 115. Descendientes
Epílogo
Agradecimientos

Capítulo 4. Firmeza y lealtad

1.5K 66 47
By nicolasgodetti

Esa misma tarde en la que Zuko, Iroh, Aang y Ursa se han marchado del Palacio rumbo al Congreso de la Nación, Sokka y Toph han acordado que comenzarán una investigación un poco secreta para descubrir un poco más sobre todo lo que está pasando en la Nación del Fuego, en especial cuando, al preguntar a la Guardia Imperial, estos niegan saber algo.

Ambos "detectives" ya se encuentran en los jardines interiores de la Residencia, en donde la noche anterior se realizó el gran festín. Aún se encuentran las mesas donde colocaron las comidas y bebidas y hay algunas decoraciones de colores que aún no han sido quitadas. Las banderas del país predominan por todos lados, inclusive colgadas de los árboles.

Arrodillándose y acercando todo su rostro al firme suelo verde, Sokka huele rápidamente el césped frío y seco del patio interno, arrastrando inclusive toda su nariz por el piso y sintiendo cada hierba bajo sus fosas nasales. Finalmente levanta, sacando una libreta y anotando algo. Parecen ser "observaciones", o al menos eso supone Toph, quien está seria y firme parada a su lado. Por su parte, el guerrero sigue con su ingeniosa búsqueda.

-Esto es una pérdida de tiempo.- Dice Toph a la vez que siente a Sokka acariciar las rocas.

-¡Para nada, Toph! ¡Esto es saber buscar pistas! Espera un poco más, ya verás.

-Sokka, no vamos a descubrir nada sobre Azula o el Loto Negro viendo bajo las piedras, ahí sólo hay insectos arrastrándose y sofocándose.- Dice la mujer ciega, cruzándose de brazos.

-Ahí te equivocas, mira esto.- Le dice Sokka, extendiéndole algo oscuro.

-Un trozo de tela, ¿y qué?- Pregunta Toph incrédula, sonriendo.

-No sólo es un trozo de tela, Toph, es una pista más que obvia. Es de un estilo muy raro, muy grueso como para ser de la Nación del Fuego. Prácticamente acá viven entre volcanes.

-¿Y qué intentas decirme con eso?- Le pregunta Toph tomando y sintiendo la textura de la supuesta pista que su compañero de investigación acaba de encontrar. -¿Entonces, para ti era de alguno de los rebeldes que atacaron anoche?

-Así es... es decir, anoche hacía frío, pero no para traer estos trapos.

-Quizá era lo único que tenían para ponerse.

-Tienes que ser de mente más abierta, Toph. Ahí me fallas.- Le aconseja Sokka, riendo.

-Sólo dime la conclusión que has sacado, idiota.- Le riñe ella un tanto molesta.

-Bien, bien... mira, si esto pertenece a alguno de los rebeldes, entonces podemos saber más o menos de dónde proviene esta tela, y según su textura y su grosor suponemos que no es de la Nación del Fuego, por lo que podría ser más del Reino Tierra o de la Tribu Agua.

-¿No reconoces ropa de tu propia tribu? Ahí me fallas tú.

-En ninguna de las Tribus Agua se utiliza negro, Toph. Vamos más a por colores azules.

-Te recuerdo que yo sólo conozco el negro, el blanco, y quizá algún gris.

-Oh, sí, lo siento.- Dice apenado, rascando la parte trasera de su cuello. –Mm, como sea. Esto no es de mi tribu, pero no por ello significa que no pudo haber sido fabricada en el Norte, lo que nos probaría que estos rebeldes cargan ropajes más del Norte.

-Sokka, ¿te das cuenta de que esto no nos lleva a nada?

-¿Segura de eso? Si descubrimos en qué fábrica han hecho esto, podríamos descubrir si ésta hace túnicas o máscaras, como las que ellos usaron, y podríamos averiguar a quiénes se las vendieron. Si sabemos a quiénes se las han dado, podríamos dar con su ubicación.

-Dudo que el Loto Negro sea tan estúpido como para no comprar su vestuario de forma ilegal, o quizá ellos mismos se han hecho sus trajes.- Dice Toph.

-Mm, no me ayudas para nada, Tophi...

-¡Te dije que nunca me llamaras así!

-Ah, como sea... vamos dentro así enviamos esto a un laboratorio.

-¡Sokka, espera!- Grita Toph, sintiendo algo cercano a ellos.

-¿Qué sucede, viste algo?

-S-sí...- Responde un poco confundida. –A-a-algo así... mira en ese árbol.

Y, tal y como su amiga le indica, Sokka se acerca a un árbol en el fondo de los jardines, percatándose de que hay varias cuchillas metálicas clavas en su tronco. Al encontrarse la planta en un rincón apenas se podía ver o acceder a él, ya que la sombra de su copa le tapaba por completo de los ojos de cualquiera, excepto los de Toph. Ella lo ve TODO.

Acercándose rápidamente al sitio señalado, Sokka arranca del tronco del viejo árbol unas cuantas cuchillas metálicas, notando que son bastante grandes y puntiagudas. No tienen la forma de una llama, y al no tener las puntas rojas descartan que puedan ser de Mai, además de que ella no pudo haber atacado pues se fue en busca de Zuko, y en una fiesta uno normalmente no lleva sus armas de guerra encima.

-Creo haber visto a algunos rebeldes lanzando cuchillas. Esas eran sus armas, más lanzas y espadas. La mayoría de ellos eran no maestros.- Dice Sokka, guardándolo todo muy bien.

-Podemos sacar huellas dactilares, ya sabes, con esas tecnologías que salieron.

-¡Sí, tienes razón!- Exclama Sokka, emocionado por todo ello.

-Estás tan feliz como si todo esto fuese feliz.- Dice Toph, suspirando.

-No todos los días puedo ser detective.- Dice mientras ambos comienzan la salida de allí. –Quizá me verías menos emocionado si me dejases ayudarte con los casos de Yu Dao.

-JA, ni pensarlo. Los problemas de Yu Dao son mis problemas.

-En algún momento necesitarás mi ayuda, y yo estaré aquí.- Le dice él, sonriendo.

-Yo sé que sí.- Susurra ella, siguiendo a su amigo y compañero al interior del Palacio.


Mientras Toph y Sokka continúan con una pequeña y moderada investigación sobre lo que sucedió en el Palacio anoche, tan pronto Aang ha regresado de su salida con Zuko Katara le ha invitado a un tranquilo paseo en bisonte por las afueras de Ciudad Capital y, más que encantado, el joven de 22 años ha aceptado.

Iroh, por su parte, se ha bajado del carruaje antes siquiera de entrar al Palacio, ya que según él debía reunirse con algunos miembros de no tan alto cargo en el Loto Blanco para discutir sobre algunos temas privados acerca de la organización. Con tal de no verse como un chismoso, su sobrino ha aceptado su solitaria salida sin problemas.

Por su lado, Zuko ha dejado su vestimenta real en su habitación, cambiándose por algo un poco más ligero e informal. Un poco distraído con sus pensamientos, ha pasado por alto los llamados de Mai de unírsele a una reconfortante siesta, y se ha negado a que Suki y Ty Lee le vigilen y cuiden allá por donde va. Ahora él necesita estar solo.

-Te noto muy distante.- Oye decir por detrás.

Él se encuentra con una taza de té en la misma terraza en la que, durante la fiesta, se reunió con Aang y en donde fueron emboscados. Recuerda ello con muy poca certeza, los rebeldes saltaron sobre ellos, le bloquearon el chi a Aang y le empujaron al vacío. Se ve a sí mismo cayendo unos cuantos metros, aterrizando en un frío y duro suelo de césped.

-Aprecio mucho que te preocupes tanto por mí, y siento que no lo merezco.

-Por supuesto que te mereces mi cariño, hijo, y el de muchos más.- Le comenta Ursa.

-No he hecho nada bueno en los últimos tiempos. Sólo he fallado y fallado.

-No digas eso, sabes que no es verdad.- Le dice ella un poco apenada, observándole.

-No soy capaz de capturar y detener a mi hermana. Kuei tenía razón, han pasado diez años desde el Fin de la Guerra, y uno de sus impulsores sigue libre, riéndose de mí.

-Estoy segura de que ella no se ríe de ti.

-¿Cómo puedes saberlo? Ya viste lo que hizo. No importa si pongo tanques militares frente al Palacio, ella siempre encontrará la forma de entrar, y hacerme vivir un infierno. Ella es la única que me demuestra quien soy realmente, ella es quien me guía, de cierta forma.

-No puedes estar hablando en serio.

-Hace tiempo no, pero ahora todo es diferente. Mi relación con ella se ha hecho cada vez más y más estrecha, y durante un tiempo ella logró controlar mi mente, y se aprovechó de mis errores, de mi inexperiencia, y de alguna forma, esas "voces" llegaron a mí.

-¿Voces? ¿Qué voces?- Pregunta Ursa extrañada. Así no suele hablar su pequeño.

-Las mismas que la atormentaron antes de que te encontráramos en Hira'a. De alguna forma llegaron a mí... Uh, no estoy diciendo que ahora sigan en mí, pero lo estuvieron.

-Zuko, esas sólo son tonterías. Tonterías inventadas por los locos, como Azula.

-¡Azula no está loca!- Grita Zuko en su defensa, sorprendiendo a la mujer a su lado.

-Azula está muy desequilibrada, y de alguna forma su falta de cordura ha perdurado con el pasar de los años, pero no por ello deja de ser mi hija.- Le aclara Ursa.

-Y no deja de ser mi hermana...- Dice Zuko, bajando la mirada.

-Sé que esto te pone muy mal. Hablar de ella... y pensar que debes capturarla.

-Mm, sí. Me siento como cuando mi único objetivo era capturar al Avatar, pensaba que así iba a recuperar mi honor. Las palabras de Ozai no me llenaron... y ahora estoy igual.

-Es injusto que tengas que atravesar por esto. Sé que encontrarás la forma de vencer a Azula sin... bueno, ya sabes...- Le dice Ursa, tocando su brazo y bajando la mirada.

-¡Mamá, yo no me atrevería!- Exclama Zuko al percibir lo que quiere decir.

-Sé que no. Eres un hombre de buena fe, pero en un caso de extremo peligro, en donde su vida se ponga en juego, prométeme que velarás por su seguridad...

Zuko no sabe qué responder. Su madre le está metiendo en una gran encrucijada, y cree que si elige una u otra opción ambas traerán caos y desorden. Es lo que menos quiere. Debe decidir, su madre espera por una respuesta, debe darla. Si se llegase a producir un encuentro con su hermana en el que sólo ellos se enfrentasen, y viese la oportunidad de acabar con su vida, por la paz y la tranquilidad de muchos... lo haría...

-Mamá, si Azula tuviese la oportunidad, no dudes en que acabaría conmigo...

-¡Pero no lo entiendes, no me daré el lujo de perderles otra vez!- Se queja la Princesa.

-Yo soy uno de los pocos que tenemos que cuidar este mundo. Soy el Señor del Fuego, y tengo ser firme y leal a lo que aprendí durante los últimos años. Quiero que te quede claro que haré todo lo que sea necesario para detener su amenaza.

-Zuko, no puedo obligarte a actuar de la forma en la que yo lo hubiese hecho, ya no eres un niño. Sólo te diré que si tomas la decisión de ir tras Azula con ese impulso, no volverás a verme jamás.- Le advierte Ursa, creyendo que así conseguirá eso.

-Así será...- Susurra Zuko, en lo que ella se marcha muy enfadada.

Quedándose solo en aquella terraza, Zuko respira profundamente, en lo que llega a su lado su tío, parece que ya ha vuelto de su salida solitaria. Ambos se quedan contemplando el horizonte, sólo hasta que el anciano toca los barandales y vuelve a mirar a su sobrino...

-Yo no soy quien para juzgar tus decisiones, joven Monarca. Sólo te diré que las vidas son como las mareas, mientras se mueven buscan alcanzar el punto más alto, y cuando...

-¡Ah, tío, no me vengas con tus frases filosóficas, que no tengo tiempo para ellas! ¡Tengo a una fugitiva que quiere matarnos como hermana, y un país que cuidar! ¡Tú no entiendes por lo que estoy pasando, nadie lo entiende! ¡Fingen que sí pero sólo vienen a decirme que todo estará bien, cuando no saben qué sucederá!- Exclama Zuko, dejándole solo.

Después de este mal momento, Zuko accede a su habitación. Se acerca precipitadamente a la cama y se deja caer sobre ella, totalmente vencido. Al principio no se da cuenta, pero luego se percata de que Mai no está ahí. ¿No se suponía que iba a dormir una siesta? Si incluso le invitó. Aunque tuvo en esa terraza más de lo pensado, quizá ya despertó y se fue.

Sin dirigir mucho sus pensamientos hacia ello, se pone en pie tras unos minutos antes de que, por accidente, pueda quedarse dormido y despertar por la noche sin saber en dónde está parado. Caminando hacia su cajonera, observa una foto enmarcada de su familia, la misma que quemó aquel día en la playa, y que tanto aborrece por su mitad izquierda.

Pensando en ello, no puede evitar tocar el tema de lo que habló esa tarde con su madre. El sentir que, si se diese la oportunidad, se atrevería a matar a Azula, su propia hermana, le tiene con la cabeza volteada. No sabe bien qué hará, pero sí tiene seguro algo: le será imposible cumplir la promesa que su madre le suplicó. Velar por su seguridad...

-Zuko...- Oye una dulce voz provenir del pasillo. -¿Puedo entrar?

-Sí, sí... Adelante...- Responde Zuko, viendo quién es.

-¿Te encuentras bien?- Le pregunta Katara, cerrando la puerta y acercándose.

-No sabes cuántas personas ya me han preguntado eso hoy... Mm, creí que te habías ido a pasear con Aang por ahí.- Le dice desinteresadamente, aunque de alguna u otra manera sí que le interesa saber sobre ella.

-Volvimos hace un rato, y Ursa me comentó qué te sucedía. Aang ni siquiera quiso subir.

-Ah, ya veo.- Susurra para sí, frunciendo el ceño.

-Debe ser difícil confrontar todo esto, y todo a la vez...

-Ah... es difícil, voy luchando por salir de un problema, y me veo metido en otro. Cuando creí que la paz había vuelto al mundo, aparece mi hermana, y cargando con ello mi madre viene a pedirme que, si se da la situación, intente protegerla...

-Espera, ¿qué? ¿En serio Ursa te ha pedido eso?- Le interrumpe ella sorprendida.

-Sí. Y también he tratado muy mal a mi tío.

-En mi opinión creo que lo que tu madre hace es intentar cuidarlos por todos los años en los que no pudo hacerlo. Aunque vio crecer a Kiyi, eso no compensa el perderse las vidas de sus pequeños dos primeros hijos... y respecto a lo de tu tío, supe lo que sucedió y estoy de su parte. Has actuado muy mal al hablarle de ese modo cuando lo único que él quería era ayudarte y no me vengas con que sus frases no te ayudan porque son las mejores en el mundo y ha ayudado a muchos muchas veces, además de que...

-¿Katara? ¡Katara!- Le grita Zuko, evitando que siga hablando tan rápido.

-Oh, lo siento...- Susurra ella, avergonzada. –Se supone que vine a escucharte a ti...

-Buen trabajo en eso.- Bromea él, sonriendo. –Bueno, gracias...

-¿Y eso por qué?

-Por alegrarme un poco el día...- Dice, a la vez que baja la mirada, sonrojado.

-Disculpen si interrumpo.- Dice Iroh entrando en la habitación. –Todo está listo. Aang, Sokka, Mai y Toph ya se encuentran en la Sala junto a Ur.

-¡Tío!- Exclama Zuko, levantándose y acercándose.

-No digas nada, sobrino, todo está bien.- Le calma el anciano, deteniéndole por los codos.

-Lo que antes sucedió... perdóname... estoy muy nervioso, muy asustado por lo que pueda llegar a pasar, y simplemente no logro pensar claramente.- Se justifica Zuko, destrozado.

-No tienes nada que explicar. No eres tú quien debe adaptarse a nosotros, sino al revés. Debemos comprender que tu actual posición no es la más cómoda, y que cualquier error sentimental podría traer la guerra una vez más. Es ahora cuando debemos pensar en lo que es mejor para el mundo, y no lo que beneficiaría o no a nuestra familia.

-No será nada fácil, pero detendré a Azula.- Afirma Zuko, muy seguro de sí.

-Bueno, será mejor que nos apresuremos.- Dice Iroh.

-Sí, vamos.- Murmura Zuko, siguiendo a su tío y a la maestra agua.

Los tres salen de la habitación, caminando por el gran pasillo que conecta a todos los cuartos de la segunda planta del Palacio y, una vez bajan a la primera planta, se dirigen hacia el sector oeste del edificio. El viejo general y la maestra agua son los primeros en entrar y, en cuanto toman asiento Zuko accede al sitio. Tras él las dos puertas se cierran y son dos oficiales de la Guardia Imperial quienes custodian aquella importantísima reunión.

-Bien, antes que nada, para quienes no me conozcan soy el General Ahmed, de la Segunda División de Fuerzas Militares de la Nación del Fuego, a vuestro servicio...- Tras ello indica en la pared un mapa del país. –Según nuestros espías, dispersos estratégicamente por todo el país, se han registrado movimientos sospechosos en Ciudad Manantial de Fuego.

>>Se han realizado 38 robos a diferentes Bancos Centrales, y todos han venido desde esta organización terrorista. Siguiendo cada robo y saqueo hemos logrado descifrar un patrón en los sitios en los que roban, llegando a formar un dibujo o señal en el mapa uniendo cada punto. Finalmente hemos llegado a un patrón un poco extraño, pero que tiene su significado.- Explica el hombre mostrando la forma de una deformada flor.

>>Esta es la Flor de Loto, símbolo principal del Loto Blanco, no obstante posee una diferencia, la cual es una pequeña cruz en su lateral derecho, el cual es como esta organización se diferencia del Loto Blanco asegurando que esta cruz negra simboliza la destrucción de la pureza, formando así al Loto Negro.

-Es exactamente lo que ellos buscan, acabar con la Clase Alta de la Nación para que los sectores medios y bajos dominen.- Dice Zuko, golpeando la mesa con su puño.

-¿Cómo nos recomienda actuar, General Ahmed?- Pregunta Ur, mirándolo fijamente.

Por un pequeño instante Katara siente como si Ur estuviese presionando al general, ya que su mirada expresa cierta molestia, en lo que la del general muestra mucha incomodidad. En cuanto Ur pone una leve sonrisa en su rostro la maestra agua se la deja pasar, y entonces recuerda el día de la fiesta, cuando sintió una presencia en el balcón. Quizá era Azula, aunque considerándolo, Ur no estuvo durante el ataque, y tampoco bajó al sótano...

-Bueno, yo creo que... en... uh, mm... en base a las diferentes pistas que hemos obtenido podemos comenzar a registrar toda Ciudad Manantial en busca de su base principal.

-¿Pero eso no alteraría aún más la paz de Ciudad Manantial? Tenemos que pensar que si lo que queremos es mantener a la gente tranquila lo que menos debemos hacer es llevar fuerzas militares allí, o se sentirán en peligro.- Se queja Ur, mirando seriamente a Ahmed.

-Bueno pero, entonces ¿cómo registraremos todo sin presencia de milicia?- Pregunta Iroh interesándose en el tema. Hasta hace unos minutos se le veía en otra cosa.

-Debemos evitar a toda costa que la gente se altere, ¿no, Señor del Fuego?

-Mm, no lo sé Ur. Creo que la gente ya está lo suficientemente alterada. Después de este ataque al Palacio, sé que mi gente se está preparando para una muy posible guerra civil.

-Es eso lo que debemos evitar.- Le indica Aang, mirándolo seriamente.

-Ah, siéndoles sincero, no lo sé. Estoy muy preocupado por lo que pueda llegar a suceder. ¿Y qué pasa si encontramos su base? Enfrentarlos, sí, pero ¿y cómo les detenemos si son miles? Porque no creo que tirar una bomba desde lo alto sea lo más apropiado.

-Señor, si se diese el caso de poder atacar, creo que deberíamos hacerlo.- Dice Ur.

-Pues no estoy de acuerdo. ¡Atentarán contra la vida de miles de inocentes!- Exclama Toph, sorprendiendo a la mayoría, ya que ella no suele participar en estas reuniones.

-Creo que no hay muchas más opciones. Aunque podemos organizar todo un ataque operativo por la noche, así no incomodar a los civiles, o bien vaciar la ciudad. No obstante creo que una bomba destruiría la ciudad en segundos, y dudo que el gobierno pueda pagar una reconstrucción desde 0, de esa magnitud, con sus problemas económicos actuales. Es más, no podemos pensar nada si no estamos seguros que ahí debajo está su base. Creo que planificar algo así es una locura.- Dice Aang, haciendo pensar a varios.

-¿Qué otras ideas se le vienen a la mente, General Ahmed?- Le insiste Ur, sonriendo.

-Usted también podría pensar en algo en lugar de pedirle todos los recados a él. Recuerde su título de PRIMER MINISTRO, y deje de culparlo por todo a él.- Le acusa Katara.

-Sólo hago mi trabajo.- Contesta Ur, bajando la mirada y riendo sin que nadie le descubra.

Antes de decir lo que realmente piensa sobre ese sujeto, Katara prefiere guardar sus opiniones para sí, aunque siempre le enseñaron que nunca debe dejar que nadie pueda callarle, siente que podría ser expulsada de la reunión si se atreve a cuestionar los dichos del Primer Ministro de la Nación del Fuego. En casos como esos, su palabra es mucho más importante que la de ella, aunque le moleste de cierta manera.

Durante el resto de la junta la Maestra Agua del Polo Sur prefiere mantenerse callada, sólo cruzando miradas con su amado novio Aang y, de vez en cuando, mirando de reojo al joven monarca, a quien se lo ve mucho peor que como estaba antes. Katara es de las personas que priorizan ante todo los momentos que uno se da para sí, y Mai tenía razón aquella vez en la que dijo que Zuko trabaja demasiado, y ya no le presta atención a cosas como su madre, su hermanita Kiyi, quien se ha casado hace un par de semanas y él no ha podido ir siquiera a la ceremonia a dar su "presente". Eso sí que es triste...

Es triste también ver por toda la situación que Zuko está viviendo. El estar en pleno conflicto con tu hermana no debe ser nada agradable, en especial sabiendo que debes ir tras ella, perseguirla quizá por todo el mundo sólo para encadenarla y encerrarla en un rincón oscuro por el resto de su vida. O inclusive... no... Zuko no sería capaz, pero el sólo privarla de su libertad, que por derecho de vida tiene, ya es demasiado cruel.

El ver toda la situación de guerra entre hermanos le hace considerar y apreciar la buena relación que mantiene con su hermano Sokka, con quien no se podría llevar mejor. Ambos apoyan sus relaciones mutuamente y siguen sus pasos sea desafiante a la realidad o no. Sokka ha sabido estar en esos momentos de tristeza, enojo y decepción, tanto como en los de alegría, emoción y amor. Espera con ansias poder caminar por una hermosa alfombra roja de la mano de su padre, rumbo hacia el altar donde el amor de su vida le estará esperando. Lo viene pensando hace meses, una boda, y quería comenzar a charlarlo, pero con todo lo que ha aparecido, sería imposible. Tendrá que esperar...

En cuanto siente que alguien le sacude la joven parpadea un poco y reacciona. Girando su punto de vista hasta Aang, comienza a ver hacia todos lados, viendo que sólo están ellos en la sala. La cumbre ha acabado, y ella se ha quedado embobada pensando en muchísimas cosas absurdas, y para las que ya llegarán sus momentos. Ahora no, no puede pensar en una boda, no puede pensar en hijos o vacaciones. Deben ir tras el Loto Negro y contra Azula, que quién sabe dónde podría llegar a estar, aunque probablemente lo dijeron y ella, como se ha quedado empanada en su silla no lo ha oído.

-¿Estás bien, Katara? Te ves un poco pálida...- Le comenta Aang.

Al instante Katara se queda inmóvil. Hace mucho que Aang no le habla con tanta delicadeza, hace mucho que no siente tanta excitación por una simple pregunta que cualquiera le podría hacer por la calle. Pero hay algo raro en su interior, algo que no puede explicar, pero siente un gran dolor en la cabeza, y en su cuerpo.

-¡Katara!- Exclama él sosteniéndola del torso, evitando que caiga hacia el otro lado. -¿Estás bien? ¿Te encuentras bien?- Le pregunta, mostrándose extremadamente preocupado.

-Yo... sí... sí, es sólo que... necesito descansar... es todo...

-Vamos... Te llevaré a la cama...- Dice Aang, cargándola sobre sí.

-Ni te molestes.- Susurra ella, acurrucándose en sus brazos.

-Por favor, no me digas eso.- Le responde él a la vez que planta un beso en su frente.

Pasados unos minutos Aang pasa por la sala, el comedor y el hall principal con su amada en brazos, dejando mudos a empleados de la servidumbre, guardias y a sus propios compañeros. Una vez llegan a la habitación Aang abre y, una vez dentro lleva el cuerpo de su novia hasta la cama, dejándola allí como si de una suave pluma se tratase. Caminando para cerrar lentamente la puerta, Aang ve con una media sonrisa a Katara.

-Te amo...- Susurra él, a la vez que va hacia la punta de la cama y comienza a quitarle lentamente ambos zapatos, para luego subirse al lecho y comenzar a gatear sobre ella. –Eres lo más importante en mi vida. Me sería imposible vivir sin darte cariño y cuidados. Cada vez que me necesites, yo estaré para ti.

-Oh, Aang... hazme un hijo.- Dice ella mientras acaricia su pecho.

-¡¿Qué?!- Reacciona él, alejando sus labios de los de ella.

-¡Nada, nada, nada!- Responde empujando a su amado lejos y tomando asiento en la cama. Intentando levantarse da unos pocos pasos, pero su cuerpo le obliga a volver al camastro...

-No es el momento.- Sentencia él, para gran sorpresa de Katara.

-Lo sé...

-¿Entonces por qué lo dices? Si sabes que mi mayor sueño es ese, ¿por qué?

-Se me escapó, ¿de acuerdo? No lo hice a propósito.- Le aclara ella, frunciendo el ceño.

-La próxima vez controla un poco tu boca.- Dice él mientras se aleja del lugar.

-¡Bueno! ¡Tú también podrías tomártelo un poco más a la ligera!- Le reclama ella.

Viéndose fijamente durante unos segundos, Katara le sostiene la mirada, hecha una furia, mientras que Aang nunca ha sabido mantener el enojo como principal factor de sí. Aunque sí hay casos en donde la rabia le vence y abre paso a poderes mayores, como lo es entrar en Estado Avatar, sólo sucedería de forma inestable ante algún peligro que él o alguien que ama pudiese estar atravesando y, al no tener una gran resistencia, es quien cae primero...

-¡Ah, perdóname!- Exclama él, mirando hacia otro lado y echándose en la cama. –Todos estamos muy presionados, tenemos que detener a Azula y a toda una organización terrorista, y sobre todo ello Ur me está frenando, me dice que no tengo poder aquí...

-No sé quién se cree ese hombre. Siento que cree tener más autoridad de la que tiene.

-Pero Ur es el hombre de mayor confianza de Zuko, sabe lo que hace y lo que dice. Supongo que lo que quiere es evitar que el mundo vea a Azula y al Loto Negro como amenazas globales, porque sabe que si el Avatar se involucra ya es tema serio.- Explica Aang.

-¿Pero no te parece extraño que presione a los generales y demás ministros como si...?

-Como si...

-Como si fuese el Rey. Zuko a su lado se mantiene al margen, es muy callado en reuniones como las de hace rato, pregunta a Ur si debe decir esto o aquello y qué es lo que debe hacer. Creo que no va al baño sin autorización del sujeto.

-Oh... pero bueno, eso es porque Zuko... bueno...

-No sé tú, pero yo veo a Zuko como Kuei, y a Ur como Long Feng. Es una marioneta.

Katara toma asiento junto a Aang en la cama, a la vez que hunde su cabeza en su pecho y cierra los ojos. Aang le quita el cabello del rostro y acaricia su mejilla.

-¿Y qué hacer? Zuko confía en ese hombre, y sé que Ur no tiene malas intenciones.

-¿Cómo saberlo?- Le cuestiona Katara.

-¿Dudas en la palabra de Ur?

-Sí... y estoy dispuesta a descubrir qué trama.

-Pero no será hoy, no esta noche, ¿verdad?

-No, esta noche quiero divertirme.- Le confiesa Katara, riendo y besando su cuello.

-No me hagas esto.- Le pide él, a la vez que se levanta y se lanza sobre ella, colocando la balanza del juego a su favor. –O despertarás al bisonte que hay en mí...

-¡No, mejor que te vuelvas un feroz dragón!- Grita Katara, sin temor que la oigan.

Aang le intenta callar en lo que se comienzan a besar y manosear, a la vez que las prendas de vestir van cayendo una por una al suelo y se envuelven entre las sábanas de la cama. Todos siguen abajo, nadie ha subido aún y pueden disfrutar el momento al máximo...


La media luna se encuentra en su punto más alto y, a pesar de ser noche de verano una pequeña brisa recorre las galerías y jardines del Palacio. Zuko se encuentra en el patio más íntimo de la Familia, sentado en un pequeño tronco con vista al lago que recurría de niño junto a su madre. Sostiene una taza de té entre manos, y está muy abrigado con capucha puesta. Cuando más distraído se encuentra, alguien se arrodilla a su lado...

-Tras tantos años de trabajo conjunto, hoy mi cabeza me dice que debo controlar a Ur.

-Y no se equivoca... está abusando del poder, el cual ni siquiera es real. Tienes las armas para detenerle el cuento antes de que haga algo sin tu autorización.

-Pero por otro lado, creo que él no sería capaz de algo así. Su enfrentamiento verbal con Katara no ha pasado desapercibido, aunque estos dos han creído que sí, y no soy tan tonto como para no darme cuenta que estaba presionando a Ahmed, casi empujándolo al fracaso. Todos sabemos que si movemos fuerzas mayores a cualquier localización del país vendrá el caos, pero de no hacerlo entonces ese "caos" se transformará en guerra civil.

-El Pueblo se niega a tu gobierno, pero por alguna razón admiran el de Ur, cuando se supone que éste es un funcionario más del tuyo... dudo que Ur permita una guerra civil.

-¡Yo tampoco lo permitiría!- Exclama Zuko, un poco molesto por lo que ha dicho.

Mai duda por un momento sobre esto, inclinando su mirada al estanque. Es ahí cuando él comprende lo que ella intenta decirle de esta forma "indirecta".

-El Pueblo está dividido. Hay quienes creen que Ur tiene su grupo de seguidores, quienes quieren evitar una posible guerra interna, y otros que son tus seguidores y que, ante tus últimas medidas, sí quieren generar caos. Yo... bueno, dudo en qué lado estoy...

-¡Si tan seguidora de Ur eres, entonces cásate con él!- Grita, muy enfadado, levantándose. -¡Esto no se trata de bandos o grupos de seguidores! ¡Mi gobierno lo dirijo yo, yo soy quien dirige a la Nación del Fuego, y Ur no tiene más autoridad que yo! ¡Soy el Rey!

-¡Entonces preocúpate por tu gente, sal a las calles y resuelve los problemas!

-¡No es tan sencillo, y tú como Reina podrías colaborar en no ser opositora a la Corona!

-¡Por el Pueblo, yo daría mi apoyo para tu destitución!- Grita Mai, quedándose sorprendida por lo que ha dicho, tapándose la boca con la mano abierta.

Zuko abre sus ojos como si de dos platos se tratasen, en lo que retrocede lentamente. Sin decir nada más se marcha, casi corriendo, entrando en la residencia, muy impactado por lo que acaba de oír. Una vez en el pasillo de la segunda planta choca contra alguien y, al elevar la vista ve la preocupada mirada de Suki, y es que la suya ya está llena de lágrimas.

-¡Zuko!- Llega a reaccionar la guerrera Kyoshi, cuando éste ya ha dado un portazo.

Todo su mundo se ha derrumbado, y todo por lo que le ha dicho ella. Está caminando como si estuviese congelado, muy lentamente, hacia la cama. Llegando al lecho matrimonial apoya todo su cuerpo en uno de los pilares de madera que suben hasta casi tocar el techo, y cuando siente que va a lanzarse ahí, alguien le retiene. Hundiendo su cabeza en su pecho se niega a levantar la mirada, sólo viendo ropa de color verde de quien le contiene...


...


|| No olviden votar para más ||

-Nico-

Continue Reading

You'll Also Like

140K 9.4K 34
Rukia no cree en el matrimonio pero quiere una hija, y vio en Ichigo Kurosaki al hombre con los genes perfectos, sólo hay un problema: Ichigo tiene l...
5.5K 409 24
Aveces no todos somos lo que aparentamos ser y solo una acción hacen voltear esa otra cara llena de maldad, egoísmo y rabia. No todos somos ese aspec...
106K 4.4K 50
Leon Scott Kennedy un agente del Gobierno rubio de ojos azules, Ada Wong una espía de rasgos asiaticos de ojos verdes. ¿Qué pasaría si está pareja de...
592K 41.8K 76
Lara pensaba que Toni era el amor de su vida, pero dejó de serlo hace mucho, después del primer golpe que recibió por su parte cuando estaba embaraza...