S T R A N G E © [Parte 1 y Pa...

By Alexdigomas

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¿Qué harías si una noche encuentras a un chico semi desnudo y cubierto de sangre en tu patio? ¿Qué harías si... More

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Hello Stranger (?)
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Epílogo
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Nota Importante
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STRANGE - SEGUNDA PARTE
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Resumen de la historia
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56 - Parte 1
56 - Parte 2
56 - Parte 3
Explicación
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By Alexdigomas


Nota: me gustaría disculparme porque en el capítulo pasado escribí que el individuo que puede controlar el tiempo era el número cuatro, cuando en realidad es el número tres. Fue un error mío porque he escrito todo esto durante mis malos momentos, pero ya lo corregí en el cap anterior, pero para quienes leyeron "número cuatro", por favor ahora sepan que el individuo que puede controlar el tiempo es "el número tres". ¡Gracias!


32

O la cagas o lo recuperas

NOLAN

El área de examinación era una cabina rectangular.

No había mucho espacio, la verdad. Las cosas médicas estaban puestas en un estante de distintas secciones incorporado a la pared, y el resto era una larga camilla junto a un tanque de oxígeno.

En esa camilla se sentó Vyd. Hundió las manos en el espacio entre sus piernas separadas y dejó la cabeza gacha, desanimado, aunque también con un aire serio.

—Me pondré unos guantes por si acaso no vaya a crear una infección... —avisó Nolan al cerrar la puerta tras de sí. Por alguna razón su voz sonó un poquito nerviosa, pero pareció que Vyd estaba muy sumido en sus pensamientos como para notarlo.

Aunque Nolan quiso pensar que de seguro eran ideas suyas.

O... ¿no?

Al tomar el paquete de guantes de una de las secciones del estante, Nolan descubrió que no, no era solo su voz, sino también sus manos las que sí respondían a cierto nerviosismo.

Estaban temblando. No podía negarlo.

Él estaba temblando porque finalmente estaba a solas con Vyd, y eso significaba dos cosas:

Una, que Nolan tendría la oportunidad de analizar sus propios sentimientos para entender qué tan reales y profundos eran.

Dos, que lo que dijera a partir de allí debía ser lo correcto, porque las probabilidades de cagarla eran más altas que las de resolver algo.

Así que, pensando en no cometer errores, a Nolan le costó un poco romper la bolsa y ponerse los guantes, pero lo logró.

Y luego, cuando se volteó hacia Vyd y éste alzó un poco la cabeza gacha (pero sin mirarlo a los ojos para no causarle miedo) Nolan finalmente entendió cuál era la otra cosa que también lo ponía muy nervioso:

El hecho de que el lugar era tan pequeño, porque eso hacía que su posición fuera la de estar parado en el espacio que había entre las piernas abiertas de Vyd.

No era nada libre. Se sentía todo muy apretado. Íntimo. Propicio para acercamientos.

Por supuesto, eso suponía un grandísimo problema.

No, no "grandísimo", sino algo peor: muy riesgoso considerando que Nolan había pasado meses fantaseando con lo del beso y la chispa.

Sumado a la atracción que había sentido al ver a Vyd sin camisa...

Sumado a que estaba conteniendo con muchas fuerzas su lado pícaro e impulsivo que quería volver a experimentar algo tan excitante...

Sí, considerando todo eso, el apretado lugar podía conspirar contra toda su sensatez.

Pero decidió no pensar en ello. Claro que no, porque él tenía un objetivo: decirle la verdad a Vyd.

—Bueno, es obvio que nunca he hecho esto. —Nolan fue sincero tras un necesario carraspeo de garganta. Incluso tenía las manos alzadas como un cirujano a punto de operar—. No sé por dónde empezar, pero supongo que... —Ahí venía lo difícil—: Debo quitarte el pañuelo. ¿Está bien?

Dio la impresión de que Vyd lo dudó unos segundos.

Luego asintió.

Pero Nolan recordó que permitir ser expuesto de esa forma no era nada cómodo para Vyd.

Es decir, Nolan también recordaba que un tiempo atrás le había insistido en que le mostrara qué había debajo del pañuelo, tal vez con muy poco tacto, pero ya no pensaba igual sobre el asunto.

Porque la verdad era que todo había cambiado. En todos los sentidos. Desde sus pensamientos hasta sus intenciones.

Ahí descubrió lo primero: que estaba deseando ser lo más empático y cuidadoso que había sido jamás.

Ya no quería hacer aquello incómodo para Vyd con insistencias o tonterías, así que aplicó una táctica para suavizar el hecho de que debía descubrirse:

Hablarle mientras procedía a quitarle el pañuelo hasta que encontrara el momento perfecto para confesar sus sentimientos.

—¿Sabes? Te quería preguntar algo sobre Ax —empezó a conversar Nolan. Por suerte no se notaba el nerviosismo en su voz—. Después de lo que pasó con número cinco tengo la sensación de que a él le afecta mucho emocionalmente que los individuos mueran. ¿Es eso cierto?

—Lo es —le respondió Vyd. Su voz, por otro lado, era neutral, e hizo que Nolan se diera cuenta de algo más: extrañaba demasiado la voz animada de Vyd—. Y no solo le pasa a Ax, los demás también experimentamos algo. Cuando uno de nosotros muere, se siente como si algo fuera extraído de nuestro cuerpo. Como si nos lo arrancaran. Es doloroso primero, casi parecido a un ataque al corazón, y luego queda un vacío. Mentalmente, es como un intenso episodio depresivo. Es triste y extraño, además de que nos deja muy débiles. Pero sí, es cierto que Ax lo siente con mayor fuerza

Nolan apartó el pañuelo y lo dejó sobre uno de los estantes.

La cara de Vyd, esa que tanto le avergonzaba, quedó el descubierto.

—Suena devastador... —admitió Nolan con respecto a la sensación producida por la muerte de un individuo.

El próximo paso era chequear si algún cable o conducto se había roto o había hecho cortocircuito, y para eso era consciente de que tenía que alzar la cara de Vyd y mirar muy de cerca las partes de su mandíbula que estaban cubiertas por ese material transparente.

Era un acto que implicaba contacto. Otro movimiento riesgoso.

Pero Nolan estuvo seguro de que con todo su esfuerzo podía manejarlo, por lo que, todavía medio nervioso, alzó las manos y le dio a Vyd un torpe aviso de que debía acercar los dedos a su rostro:

—Voy a...

Vyd lo entendió sin que lo completara.

—Okey, voy a cerrar los ojos para que no molesten— asintió con apatía, algo tipo: «sí, sí, termina con eso de una vez por todas».

Nolan tragó saliva. Con cuidado puso sus dedos índice y pulgar sobre la línea de la mandíbula de Vyd, y le alzó el rostro.

De acuerdo, eso dejó la cara en una buena posición para ser examinada.

Pero en la peor posición para que él lo admirara.

Y no peor de «mala», sino peor de «tortuosa», porque el ver a Vyd así fue como una inesperada emboscada que lo atrapó en su propia estupefacción.

En serio, Nolan no esperó para nada que esa visión lo dejara como lo dejó:

Suspendido en lo que podía ser la imagen más similar a todas las fantasías que había estado teniendo y tratando de contener durante meses.

Esa cabeza inclinada hacia atrás...

Los ojos cerrados...

Así que eso era lo más cercano a cómo podía verse Vyd recibiendo algún tipo de placer.

Ah, Nolan admitió mentalmente que gracias al cielo tenía guantes, porque le vino la abrumadora certeza de que, si sus dedos desnudos hubieran tocado la mandíbula de Vyd en esa posición, el ritmo cardiaco y la razón se le habrían descontrolado.

—Pero también tengo la impresión de que Ax los quiere, ¿cierto? —siguió comentando Nolan (claro, tuvo que hacer otro carraspeo de garganta antes para no hablar ronco).

Y hablando de gargantas...

Los ojos de Nolan no pudieron evitar fijarse en eso.

Su intención era chequear los cables, sí, pero no pudo porque, joder, la posición de la cabeza un poco inclinada hacia atrás también dejaba ver el cuello de Vyd en toda su extensión.

Allí, la piel que cubría los tendones parecía suave y algo pálida. Hasta era hermosa la forma en la que se marcaban ligeramente las líneas que conducían a los huesos de la clavícula y de los masculinos hombros.

Pero en especial era atrayente la manera en cómo esa ligera hendidura de la base del cuello se contraía con suavidad al ritmo de su serena respiración.

Lo hizo preguntarse también cómo luciría con la respiración acelerada, pesada de placer...

—Sí, pero él no lo aceptaba antes porque no sabía lo que es «querer» —opinó Vyd, trayendo a Nolan a la realidad, aunque muy ajeno a lo que le estaba sucediendo internamente—. Pero ahora que lo sabe es capaz de expresarlo más, solo que de forma muy torpe. Eso, ligado a que está perdiendo sus poderes y su vida, lo tiene tan alterado.

El recordatorio de la muerte que los acechaba hizo que Nolan pestañeara y volviera a la realidad.

Se dio cuenta del desvío en el que estaba cayendo su mente al analizar demasiado el cuerpo de Vyd, y se reprendió a sí mismo.

¡No era momento para pensar como un calentón!

Debía enfocar su cabeza. Debía controlarse.

Solo que, demonios, ¿por qué el lugar era tan pequeño? ¿por qué los detalles de Vyd estaban tan cerca? Ya sabía que se sentía muy atraído hacia él, pero la cercanía estaba resultando ser una distracción.

Aunque, de todas formas, esa vez sí se forzó a examinar los conductos y cableados de la mandíbula.

—Esto se ve extraño —admitió, concentrado a la fuerza en la anatomía interna del rostro—. Sí, creo que algo se rompió. Algo se ve quemado también. Mi padre tendrá que revisarlo en ese caso.

—Aunque lo revise no creo que pueda arreglarlo, porque son materiales que solo tiene MANTIS. —Vyd sonó algo amargo—. Sí, esos malditos fueron lo suficientemente crueles como para asegurarse de que los necesitara para siempre si quiero funcionar...

—Pero no puedes pelear así. —Nolan se opuso rotundamente.

—Una última vez sí.

Las cejas de Nolan se fruncieron, ahora con indignación. En el fondo era miedo, pero lo demostró con exaltación.

—¡Ninguna última vez! —lo regañó, y en el furor de su temor añadió—: No te pasará nada. Yo no dejaré que te pase nada, porque también tengo poderes.

—Solo para defender a Mack. —Vyd le recordó.

—Pues los activaré para defenderte a ti y a Ax y a todos —sostuvo Nolan, firme, a pesar de que él no tenía ni la más mínima idea de cómo activar algo. Pero suspiró, y no se enfrascó en eso—. Como sea, tienes sangre en el pecho. —Solo que volvió a tragar saliva debido a lo siguiente que diría—: Debes quitarte la camisa para revisar cuál fue la herida.

Vyd se negó de inmediato.

—No, ya es suficiente.

Intentó bajarse de la camilla, pero Nolan aún tenía la mano en su mandíbula, así que la bajó hasta el cuello de su camisa y la sostuvo con los dedos para retenerlo. Nada brusco, más bien con cuidado.

Sus palabras hacia Vyd sonaron casi como una súplica:

—No seas terco. No puedes defenderte así.

Vyd no dijo nada por un momento. Su mirada había bajado hacia los dedos de Nolan en el cuello de su camisa.

Nolan no pudo descifrar qué estaba pasando por su mente, pero por un instante creyó que Vyd solo lo empujaría lejos porque lo odiaba.

Pero Vyd no hizo eso. Nada más suspiró con resignación y aceptó con un pequeño, pero no muy animado asentimiento.

—Está bien, pero solo porque si tengo algún fallo no podré defender bien a Ax. —Vyd quiso dejar en claro el único motivo de su aceptación.

Ya con el permiso dado, Nolan dirigió las manos enguantadas hacia los bordes de la gabardina para quitársela.

—O a ti mismo —le replicó a Vyd por lo que había dicho antes—. Recuerda que también se trata de ti a pesar de que él es el número uno. Es decir, ya sabemos que al menos los STRANGE buenos darían su vida por Ax, pero tu vida también es valiosa. Así que hay que lograr que ambos sobrevivan. Por eso la idea de escondernos me parece la mejor; y la de que tú pelees y te sacrifiques, la peor. Porque sé que estás dispuesto a hacer eso, ¿no? Te sacrificarías por Ax sin pensarlo ni un segundo.

Vyd solo emitió una de esas risas/resoplido sin nada de gracia.

—Qué curioso, hasta suenas de verdad preocupado por mí —le dijo a Nolan, entre lo absurdo y lo amargo, ignorando la última pregunta.

—Lo estoy —repuso Nolan, sincero—. ¿O piensas que quiero que te mueras? Porque no es así. Realmente, Vyd... nada es como tú crees.

O bueno, como él le había hecho creer.

Okey, era suficiente. Iba a explicarlo, esa era su oportunidad. Ese era el momento ideal para hablar sobre sus sentimientos y decir la verdad.

Solo que, a su vez, en ese preciso instante despojó por completo a Vyd de la gabardina y sus pensamientos coherentes volvieron a truncarse.

Porque al dejarla a un lado sobre la camilla, Nolan se encontró con la visión de los antebrazos desnudos, la piel por encima del cuello de la camisa, y entonces fue abruptamente consciente de lo que estaba a punto de hacer. De lo que estaba a punto de pasar:

Él mismo iba a quitarle la camisa a Vyd.

Otra vez se le pausó la respiración, para luego solo soltarla en una exhalación silenciosa y lenta, de suspenso, de nervios, de duda.

Aún así mantuvo los labios entreabiertos, dispuesto a hablar. Dispuesto a todo.

Pero en realidad no pudo formular nada como había deseado.

Oh Dios, tal vez no lo había pensado bien al ofrecerse para examinarlo. Tal vez se había saboteado a sí mismo con esa decisión. Es decir, había confiado en su autocontrol, pero presentía que podía a fallarle.

Porque quitarle la ropa a Vyd se sentiría, tal y como ya había sospechado, igual a entrar de lleno en una de esas fantasías que parecían estar consumiéndole la razón.

Solo que en esa ocasión la fantasía no estaría en su mente sino frente a él, tangible, tentadora, y eso nublaría su mente, confundiría sus palabras y no le permitiría hablar con claridad para decir lo necesario y arreglar las cosas...

Tenía que decirlo. Tenía que decir algo. Iba a hacerlo...

—Bueno, no sé a qué te refieres, pero por favor no te quedes ahí parado sin hacer nada y termina rápido. —Las frías palabras de Vyd fueron pronunciadas antes de que Nolan actuara, y volvieron a sacarlo de su profundo embeleso.

Para rematar, tras decir eso, Vyd alzó los brazos, invitándolo a quitarle la camisa de una vez por todas.

Nolan cerró los labios entreabiertos. Su mente se convirtió en un nubarrón.

¡Oh, por las barbas de Dumbledore, ¿es que todo estaba conspirando para evitar que él pudiera hablar bien con Vyd?!

¡¿Un demonio de la lujuria se había alojado en esa cabina y estaba disfrutando de entorpecer su misión?!

¡No podía ser posible que le dieran eso justo ahora!

Fue como un castigo divino, porque todas las ideas se le trabaron. Y si en algún momento había pensado en qué diría, se le fue.

Nolan solo pudo quedarse ahí, procesando con estupor que ahora tenía a Vyd frente a él, sentado en la camilla con la cabeza girada hacia un lado (ya que aún así no quería mirar a Nolan a los ojos para no causarle miedo) y los brazos extendidos hacia arriba en una invitación a semi desnudarlo.

Esa sola idea lo embobó por un momento. La tentación de deshacerse de esa camisa para poder ver de cerca lo mismo que había visto en la sala de prácticas, se sintió cosquillosa y tan divertida como en su pasado se había sentido darle rienda suelta a su personalidad provocadora.

A Nolan entonces le salió un suspiro pesado, de agobio.

Y quiso pero no quiso quitarle la camisa. Fue como si algo lo empujara y al mismo tiempo lo detuviera, y luego solo lo lanzara al vacío de un dilema mareante.

Su lado sensato, el que quería arreglar las cosas, estaba seguro de que era una mala idea que Vyd quedara sin camisa, porque el objetivo era ser lo más honesto posible y tener la mente despejada y concentrada para poder llevar una conversación seria e importante.

Pero su lado más hormonal, ese lado peligroso al que le encantaba juguetear, por supuesto que deseaba deshacerse de esa camisa para admirar de cerca sus brazos y su abdomen, e incluso pasar su dedo por al menos un milímetro de piel para comprobar si esa grandiosa chispa producida por el beso que «tal vez había sucedido y tal vez no» podía darse con un roce...

La sola idea de volver a experimentarlo lo atraía como metal a un imán. O como electricidad a un metal conductor, porque lo cierto era que el recuerdo de esa chispa, de algún jodido modo, le estaba produciendo la misma sensación que haber consumido una droga, y él llevaba meses en abstinencia.

De forma inconsciente, Nolan alzó de nuevo una de sus manos, pero para ponerla sobre el borde del cuello de la camisa de Vyd. Estiró un poco el cuello hacia abajo, nada más para comprobar qué tan cercano a la perdición era lo que se iba a encontrar si la quitaba.

Pudo ver un poco de la piel pálida del inicio de su pecho, y también el inicio de una lesión eléctrica. Se había creado una quemadura y una abertura. Estaba rodeada de sangre seca y no se podía apreciar bien.

Bueno, no estaba tan mal...

Tal vez podía manejarlo...

Aunque... existía la gran posibilidad de que la deliciosa chispa que recordaba pudiera ser producida por el cuerpo Vyd.

¿Tenía en frente a la divina fuente de la más maravillosa de las sensaciones? Porque entonces solo deseaba alabarlo. Arrodillarse y rendirle culto.

Nolan tragó fuerte, sumido en el embriagador efecto del anhelo y las ansias de querer comprobar lo de la chispa. Y en un gesto sutil, como quien ansía un contacto, pasó la punta de su dedo índice por la piel machada, apenas en un roce...

Que duró menos de un segundo.

Porque apenas lo sintió en su tacto, apenas sucedió la fricción entre esa piel y la yema de su dedo, la propia conciencia de lo ciego e intenso que era su deseo, hizo a Nolan despertar.

Y se lo gritó en su mente: ¡Basta! ¡BASTA, NOLAN!

Porque de pronto lo entendió: sí, estaba sintiendo muchísima atracción sexual hacia Vyd como nunca antes la había sentido hacia alguien.

Ya no le quedaba ninguna duda de que tenía un inmenso efecto sobre él y que, si era cierto que había probado la chispa de ese STRANGE en algún momento, se había convertido de forma irremediable en un adicto a ella.

Pero no dejaría que se tratara solo de eso. No haría que todo girara alrededor de su apasionado deseo. Él no sería insensible como antes, porque no quería arruinarlo.

Por primera vez quería hacerlo bien.

Así que Nolan parpadeó fuerte y se echó hacia atrás a sí mismo, negándose a continuar. Se dio vuelta y miró hacia la pared para que Vyd no pudiera ver el revoltijo de emociones que súbitamente se reflejó en su cara.

No, no iba a tocarlo ni se le iba a acercar hasta que las cosas estuvieran claras entre ambos. Y solo si Vyd lo quería, él le daría toda libertad a sus fantasías y sus impulsos. Pero no por el momento.

—Quítate la camisa tú, por favor —le dijo a Vyd mientras le daba la espalda.

Igual admitió que fue muy difícil pedirle que lo hiciera él. Hasta tuvo que tragar fuerte porque se descubrió con la respiración pesada y el corazón muy acelerado.

Pero Nolan cerró los ojos un momento, tratando de apelar a toda su entereza. Apretó sus dedos en un puño para generar una presión que lo mantuviera en la realidad, porque no podía negar que su mente solo deseaba volar hacia la caliente fantasía de la chispa que solo iba a entorpecer sus palabras.

No, ya se sentía entorpecido, inquieto, incómodo con su propio descontrol.

¡Pero no! ¡No podía permitir que su confesión se viera interrumpida!

Aunque... la verdad era que ya no estaba seguro de cómo debía empezar.

O... siquiera si debía hacerlo en ese momento.

Tal vez no, porque sus pensamientos eran un desastre, toda su sensatez estaba nublada, y solo quería voltearse, olvidarse de las palabras y, tal y como había dicho Mack, besar a Vyd para ponerle fin a su tortura.

Quería actuar siguiendo sus instintos. Pero, de nuevo, eso no era lo ideal.

Por lo que pensó: «Mejor lo haré en otro momento y en otro lugar que no sea este sitio tan pequeño que altera mis nervios. Simplemente volveré a ponerle el pañuelo en la cara y llamaré a mi padre para que examine el resto...».

Solo que antes de que Nolan pudiera hacer algo, escuchó detrás de sí (porque Vyd seguía allí):

—Ah, claro.

En un tono muy extraño, como amargo e irritado, igual a cuando una persona asume algo en específico.

Así lo reconoció Nolan, por eso se volteó de inmediato para ver a Vyd. Lo encontró volviendo a ponerse el pañuelo en la cara, pero con un aire como... ofendido.

—¿Claro qué? —le preguntó Nolan, confundido.

—Te da asco, nada nuevo —respondió Vyd con un giro de ojos.

Nolan quedó totalmente desconcertado.

—¿Qué? —Fue lo que salió de su boca.

Sintió que no entendía muy bien a qué se refería, solo que Vyd tampoco lo aclaró porque empezó a ponerse la gabardina de nuevo, claramente molesto.

Pero, ¿molesto por qué si todo había estado muy tranquilo?

Okey, todo estaba pasando muy rápido.

—¿Pero a dónde vas si mi padre tiene que venir a examinarte? —soltó Nolan, demasiado perdido en toda la situación—. Y nada me da asco, ¿a qué te refieres? ¿eso qué significa?

Vyd quedó con un brazo a medio introducir en la manga de la gabardina, porque le molestó tanto la confusión de Nolan que giró la cabeza y lo miró con sus intensos ojos amarillos enmarcados por las cejas fruncidas.

El gesto fue tan brusco e intimidante que Nolan tuvo que desviar su mirada hacia otro lado.

—¿Para qué te ofreces a examinarme si sabes que te causo rechazo y que vas a reaccionar así como si tuvieras que alejarte de una basura? —le reclamó Vyd. Había un enfado muy marcado en su tono—. ¿O es que es una forma de divertirte? Porque quiero que dejes de burlarte de mí y te concentres en ignorarme así como yo también te ignoraré.

Cada palabra de Vyd fue tan rotunda y fuerte que Nolan solo quedó con la boca medio abierta, impactado.

Finalmente comprendió lo que Vyd había malentendido: que su alejamiento había sido algún tipo de rechazo.

Pero como Vyd metió el brazo en su gabardina y se bajó de la camilla para irse, Nolan tuvo que reaccionar muy rápido para evitar que se fuera porque lo que estaba pensando no era nada cierto.

Lo tomó por la tela de la gabardina a la altura del codo.

—¡No, Vyd, no me alejé por lo que estás creyendo! —Trató de explicarlo.

Vyd se giró con molestia y volvió a mirarlo sin compasión. Parecía harto de todo.

—¿Sabes qué, Nolan? Mejor ve y miéntele a Gesher —zanjó, afilado—. O a cualquier otro.

—¡Pero es que no estoy mintiendo, en realidad...! —Fue lo siguiente que Nolan logró decirle, porque luego de eso no pudo decir nada debido a que, de forma muy inesperada, el avión se sacudió con fuerza.

Todo dentro de la cabina también se agitó, víctima de una turbulencia terrible. Algunos objetos cayeron al suelo. Nolan también cayó hacia atrás como un muñeco, incapaz de mantener un equilibrio, y dio contra una de las paredes.

Vyd, por su lado, no se cayó, pero sí se desestabilizó antes de apoyarse del estante.

Ninguno de los dos entendió qué estaba sucediendo.

¿El avión se estaba cayendo? ¿Iban a morir?

Tal vez por la mente de ambos pasó lo mismo, porque durante un momento mientras todo se zarandeaba como si fueran a tener el más horrible de los accidentes aéreos, se les olvidó todo.

Fue como si no existiera ningún problema entre ellos. Simplemente, Nolan trató de llegar a Vyd, y Vyd trató de llegar a Nolan.

Ambos extendieron una mano hacia el otro, dispuestos a ganarle a la turbulencia, a cualquier caída, a cualquier objeto que les cayera en la cabeza nada más para brindarse protección.

Solo que antes de que sus manos se tocaran, las sacudidas terminaron.

Así de rápido como empezó, el avión volvió a estabilizarse y el peligro, aparentemente, pasó.

Ambos entonces quedaron en sus sitios, aferrados a algo, pero también con uno de los brazos extendidos en dirección al otro.

Hubo unos segundos en los que solo se miraron con los ojos muy abiertos de pasmo y los pechos agitados, ya conscientes de la forma en la que habían reaccionado al intentar juntarse.

Hasta que Vyd solo salió de su perplejidad, volvió a fruncir las cejas, contrariado consigo mismo, y salió con fiereza de la cabina.

Nolan se quedó allí, procesando todo lo que acababa de pasar: no había podido revelar nada, Vyd seguía odiándolo, pero...

De pronto, una sonrisita pequeña se dibujó en su rostro, porque entendió algo muy importante.

Vyd también había intentado llegar a él durante la turbulencia. La preocupación se había reflejado en su rostro.

Lo quería.

¡Todavía lo quería!

Entonces, tal vez, ¿la cosa aún no estaba perdida?


*********


¡¿Cómo andan mis shippers de Nolan y Vyd?! :D 

Jajajja perdón por hacerles sufrir tanto, pero es que no me gusta que las cosas se desarrollen a lo loco. Confíen en el proceso. 

Ah, pero ya vemos qué anda sintiendo el Nolan Roberto... ¿Será que se le cumplirán sus fantasías? Lo sabremos pronto.

¡Más tarde les subiré el cap 34! Entre la tarde y la noche.

Besos de fantasías,

Alex. 

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