El pasado del mal.
¿O... del bien?
JAEL
Cuando Jael Deviour entró a la corporación MANTIS como nuevo director, tenía treinta años.
¿Cómo obtuvo el puesto? Gracias a una mezcla entre su peligrosa astucia y el impresionante hecho de que era un hombre con la impecable reputación de ser calculador, autoritario y muy pero muy capaz de lograr cualquier cosa que se proponía.
En ese tiempo también era un hombre magnético de trajes costosos, barba perfectamente recortada, intensos ojos verdes y una altura intimidante de un metro ochenta y cinco.
La gente que lo conocía decía que no había nada que Jael no pudiera lograr. Nada a lo que alguien pudiera negarse si él hacía la propuesta. Ningún trato que fuera imposible si él lo pactaba.
Fuera bueno, sucio o muy complicado, Jael lo conseguía.
Y eso era precisamente lo que MANTIS quería: alguien que no tuviera limitaciones y los llevara al más abundante éxito.
Esperando eso, fue contratado.
En aquella época, el proyecto con los individuos de STRANGE ya estaba algo avanzado, y como parte obligatoria de sus deberes, Jael tuvo que aprender todo lo que estaba registrado sobre ellos en los archivos confidenciales:
Que eran niños que ya habían sido modificados varias veces para servir como armas.
También, que la protección sobre ellos era muy importante.
Es decir, para que un director, doctor o ingeniero pudiera verlos, primero se tenía que pasar por un proceso de entrenamiento específico, esto porque era tan riesgoso estar frente a ellos que se limitaba y organizaba de forma cuidadosa el personal a su alrededor.
Por otro lado, que se les dejaba salir bajo extrema supervisión solo cuando alguien los alquilaba. En ese caso se les llevaba a cumplir su misión y después se les devolvía a sus celdas.
Con todo esto y más, Jael notó algo muy importante: que todo el tiempo se alababa lo magníficos que eran. Algo inigualable, poderoso, una fuente infinita de dinero.
Y a Jael le gustaba el dinero, claro, pero lo que lo había llevado a convertirse en un empresario tan exitoso y respetado no era eso, pese a que muchos lo consideraban así.
Había sido su curiosidad y su peculiar e intensa determinación. El hecho de que, en el fondo, él no era tan común.
Al menos sí era cierto que tenía mucha visión y que poseía un espíritu muy ambicioso, pero en realidad no tanto en el sentido monetario.
Por lo que, en el instante en el que MANTIS le reveló todo acerca los individuos y el proyecto (ya que sería el nuevo líder) lo cierto fue que Jael vio mucho más que solo fuentes de riqueza.
Jael entendió que eran maravillosos y especiales, cosa que todos allí sabían, pero también que ningún antiguo director se había tomado un momento para preguntarse: «¿por qué?».
Excepto él.
Con cada archivo que leyó desde su primer día, cada video de ellos usando sus habilidades que miró, cada reporte antiguo que encontró, se fue despertando en Jael el fuerte y excitante deseo de entender la razón de la existencia de esos niños.
¿Por qué hacían cosas que los humanos normales no?
¿Por qué habían nacido en una cueva, exactamente de doce mujeres?
¿Qué había sido aquella "criatura" que era considerada su padre?
Solo tres preguntas de tantas, porque a medida que fue trabajando como director, el tema empezó a ser muy fascinante para él. Tanto que también comenzó a tener la sospecha de que había mucho más por descubrir.
E incluso que había cosas que nadie estaba considerando.
Y no se equivocó.
Lo empezó a confirmar en cuanto algo raro comenzó a pasar durante sus primeros meses de dirección:
De la nada, el personal más cercano a los individuos comenzó a enfermar. Fue un acontecimiento extrañamente colectivo. Por alguna razón, aunque a los empleados se les veía saludables, de repente presentaban cuadros de enfermedades mortales de las que tampoco tenían antecedentes.
También actuaban extraño, como de forma errática. No coordinaban, perdían la lucidez y la capacidad de pronunciar las palabras. Caminaban con la mente nublada y la mirada perdida.
Y al cabo de unas semanas, morían.
Como empezó a ser algo muy frecuente, Jael organizó un equipo especial de científicos y médicos para dar con el origen de esto.
El equipo empezó a trabajar rápido, pasando noches enteras dedicados a dar con el motivo.
Pero a medida que pasaban los días y las semanas, nadie daba con nada. Nadie entendía cuál era la razón. No se detectaba nada fuera de lo normal.
Ese misterio de muertes súbitas y demencias, recorrió los pasillos del MANTIS por muchos meses.
Aunque Jael sospechaba con fuerza que todo provenía de los niños. Era una punzada de intuición. Algo le decía que esa situación tan inusual solo podía ser causada por ellos, que a fin de cuentas eran lo más inusual que existía dentro de aquellos edificios.
Así que para comprobar si las muertes terminaban, el lado más ingenioso de Jael reestructuró algunas de las reglas de MANTIS y elaboró un nuevo plan de seguridad:
Ordenó un nuevo desarrollo de celdas especiales que bloquearan específicamente cada capacidad de los niños, y asignó algo llamado "Cuidador" a cada uno.
Eso para que fueran vigilados las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana, por expertos y no solo por soldados.
Luego separó a los niños lo suficiente fuera de MANTIS.
Con el resto de los individuos todo estuvo en orden tras la implementación del nuevo sistema, pero con la número dos y el número trece (que era el mellizo del número uno) todo fue diferente y más complicado.
Cada Cuidador que les asignaron, no duró mucho.
Y siempre fue el mismo patrón: todos murieron al cabo de unos días de estar con ellos.
No importaba cuántas restricciones o protección instalaran, los Cuidadores acababan muertos de formas inexplicables:
Algunos se suicidaban, otros sufrían derrames cerebrales, unos cuantos solo colapsaban.
De cualquier modo, todo terminaba de forma grotesca y horrible. Y ni las celdas ni la seguridad ni absolutamente nada podían evitar eso.
Pero al mismo tiempo eso había dado una respuesta al misterio:
O era la niña la causante.
O era el mellizo.
O eran los dos juntos.
Jael no estuvo seguro de qué debía hacer, pero teniendo que reponer a los Cuidadores en primer lugar, una noche mientras miraba los currículums de los científicos, ingenieros y médicos más sobresalientes del país, se encontró con el de Godric Cavalier.
Era destacado, tenía un buen historial de prácticas e incluso estaba catalogado como superdotado.
Pero lo que hizo que el director se detuviera a ver su foto, en realidad, fue la mención de que ese hombre estaba especializado en genética.
Jael pensó que tal vez era momento de que alguien le ayudara a comprender el origen de los individuos.
Pero claro, no podía ser cualquier persona...
Solo que los ojos de Godric transmitían una calidez que invitaba a confiar. Incluso en esa simple foto de currículum no tenía la rigidez ni el aspecto aburrido y cansado de los demás ingenieros.
Era diferente y se notaba. Algo en él inspiraba sabiduría y al mismo tiempo, complicidad.
Porque, a fin de cuentas, eso era lo que necesitaba Jael: un cómplice.
Así que al día siguiente el director pidió que trajeran a Godric y a otro prospecto médico cuyo apellido era Campbell. Eventualmente, solo Godric aceptó.
Y no solo eso, pidió encargarse de los dos niños.
Discretamente, Jael lo analizó en los ensayos requeridos para ser admitido de forma oficial. Notó que en serio era brillante. Su ingenio era incluso hipnotizante. Su elocuencia, tan inteligente y encantadora que no hacia a nadie dudar. Sobresalía en cada examen. Cada cosa la aprendía tan rápido que los demás parecían estúpidos.
Fue admitido como Cuidador, sí.
Aunque Jael le dio un tiempo de prueba porque pensó que al empezar su trabajo, también terminaría muerto.
Pero pasaron los días, luego las semanas, luego un mes y, afortunadamente, siguió con vida.
Jael primero supuso que era solo cuestión de suerte, que su muerte igual terminaría sucediendo, así que no intentó tan pronto explotar la genialidad que poseía Godric Cavalier...
Hasta que Godric mismo la demostró.
Un día apareció en la oficina de Jael con el prototipo de una inyección que impediría que el cerebro fuera vulnerable a la manipulación mental que la niña podía estar aplicando a los Cuidadores.
—¿Es por esa razón que todos los cuidadores mueren? —Jael intentó ocultar su asombro en aquel tiempo, sentado detrás de su escritorio. En sus manos tenía la hoja con todos los detalles sobre el desarrollo de la inyección.
—Sí —asintió el joven y vivaz Godric. Sus ojos marrones brillaban con la chispa de la intelectualidad y el gran descubrimiento—. Ella entra en sus mentes, pero es porque está muy alterada. Sospecho que varios empleados no la trataron muy bien en el pasado, así que esa es su manera de defenderse para evitar que vuelva a pasar.
Jael lo miró por un momento, muy impresionado en el fondo.
Y no, nunca nadie lo había impresionado. Pero ahí estaba ese joven con su cabello revuelto, su gran cerebro, la vida y las ansias de más investigación resplandeciéndole en la cara. Era maravilloso.
—Bueno, ¿y qué sugieres? —Jael le dio la oportunidad a Godric de seguir asombrándolo.
—Terminar la inyección y tratar de hablar con la niña, pero utilizando técnicas psicológicas para terapias emocionales. Si entendemos qué sucedió, podríamos ayudarla a sentirse mejor y eso podría reducir los ataques. Claro, no estoy seguro de que ella vaya a contárnoslo, pero el simple hecho de tener una conversación podría ayudarla bastante. El aislamiento y la incomunicación social tienen consecuencias muy graves que podrían estar afectándola. A fin de cuentas, su parte humana también está viva.
Jael quedó desconcertado.
—Quieres hablar con ella —Hizo énfasis en lo que más lo había impactado.
Para más sorpresa, Godric quedó desconcertado del mismo modo.
—¿Usted no quisiera? —preguntó él con una amplia e ingenua risa—. Para empezar, imagine todo lo que tendrían por contar...
En realidad, había una regla que prohibía hablar con los individuos.
Pero Jael no se la recordó a Godric. Quedó encantado, y decidió ignorarla.
De hecho, se sintió tan interesado por los métodos que Godric utilizaría para trabajar, que en secreto empezó a visitarlo a menudo en su laboratorio.
En esas visitas Jael comenzó a notar que Godric también tenía ese interés peculiar e intenso por los individuos.
Así que no solo encontró en él un empleado habilidoso que podía ayudarlo, sino también una persona con la que sentirse cómodo hablando de sus deseos.
En especial, el deseo de averiguar más sobre los niños.
Eso llevó a que ambos trabajaran durante varios meses en el desarrollo de la inyección. Crearon juntos la primera dosis y juntos decidieron probarla, porque a Jael no le importó si podía fallar. Los dos eran igual de arriesgados.
Un par de horas después de suministrarse a sí mismos la inyección no sucedió nada relevante.
Pero en la noche, ambos se encontraron vomitando en el retrete y en el lavabo del laboratorio al mismo tiempo. Luego sentados en el piso del baño, agotados, pero riéndose por lo inesperado que había sido.
Aquello empezaba a ser una amistad...
Solo que no la catalogaron como tal. Simplemente la aceptaron.
Bueno, como con respecto a la inyección no hubo más efectos secundarios ni rechazos inmunológicos los siguientes días, consideraron que había funcionado.
Y planearon lo siguiente:
Intentar tener una conversación con la niña.
Había registros de que ella era uno de esos casos extremos de incomunicación: nunca había dicho palabras a nadie, así que era un desafío emocionante.
Pero, claro, también un riesgo, porque si la inyección no era efectiva, acercarse tanto a la niña los ponía en un alto riesgo de ser manipulados mentalmente y morir.
Por esta razón, Jael puso como condición que lo intentarían solo si, por precaución, bajaban las defensas de la niña con un sedante.
Godric no estuvo muy de acuerdo con que le inyectaran drogas. Trató de decir que no, porque él no quería hacer lo mismo que los anteriores Cuidadores. No era su forma de tratar a los niños.
Pero al final, Jael era el jefe y él decidió que sería así. Además, ¿qué problema podía haber? Un sedante, tras todas las drogas y los medicamentos que le habían inyectado antes a la niña, no sería nada.
Aunque, para disipar las dudas de Godric, aseguró algo más:
—Y también creo que ponerla en un estado de relajación nos podría ayudar a que sus palabras fluyan más —le había dicho Jael esa noche—. No será demasiado fuerte. Te lo aseguro.
Solo que sí lo fue.
Oh, sí que lo fue.
Godric en realidad confió en lo que Jael le dijo sin saber que, en realidad, el tipo de sedante que el director había ordenado era una muestra de lo que comúnmente se podría llamar «suero de la verdad».
Que, por supuesto, se solía utilizar en presos terroristas para confesar crímenes.
Pero no lo había ordenado porque Jael esperara que ella confesara un crimen, sino porque en serio quería hacerla hablar sobre su especie sin poner resistencia. Y si algo lograba esa inyección era hacer que alguien hablara.
Así que, llevados por su fascinación y su deseo de descubrimiento, le suministraron el "sedante" a la niña.
Entonces, algo muy inesperado, pero importante, pasó...
*********
¡Holaa! Disculpen que no vine en unos días, me sentía mal :(
Gente, ya pronto se vienen las grandes revelaciones que conectan toda la historia de STRANGE. Estén preparadxs, estamos entrando en lo que formará el gran final. Claro, todavía faltan más de quince capítulos, pero igual vayan mentalizándose. Estoy ansiando que lean el desenlace que armé para ustedes. Honestamente yo lo amo.
Díganme qué les pareció conocer más del pasado de Godric. Todo está muy raro...
Ah y no se preocupen, en el siguiente cap volvemos con Mack. Pero era necesario escribir esta perspectiva.
Besos de Cuidadora,
Alex