S T R A N G E © [Parte 1 y Pa...

By Alexdigomas

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¿Qué harías si una noche encuentras a un chico semi desnudo y cubierto de sangre en tu patio? ¿Qué harías si... More

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Hello Stranger (?)
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56 - Parte 1
56 - Parte 2
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Explicación
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By Alexdigomas

Pero, ¿serías capaz de entender lo que los muertos te vienen a decir?

MACK

¿Qué demonios...?

Ver a mi padre vivo me impresionó tanto que por un momento no supe qué estaba sucediendo, si aquello era la realidad o un escenario armado dentro de mi propia mente.

Es decir, ahí estaba de nuevo el hombre que había adorado como a un buen padre durante toda mi vida y que había resultado ser un desquiciado y mentiroso científico.

El hombre por cuya muerte yo había sufrido hasta el punto de perderme a mí misma y de desconfiar de mi madre.

Incluso me quedé fría cuando él pasó junto a mí, mucho más joven que en los últimos recuerdos que yo tenía de su apariencia:

Ninguna arruga. El cabello castaño y lacio pero revuelto hasta por debajo de las orejas en un desorden natural. Los ojos oscuros iguales a los míos, la boca fina. Todo él radiando ese brillo culto y carismático que solía hacerlo encantador e inocente para las personas.

Algunas veces había oído a mi madre decir que mi padre había sido muy guapo de joven.

Pero las palabras no le habían hecho justicia a la realidad. Se notaba que había sido un hombre capaz de resaltar en cualquier habitación.

Pero la cosa es que, a pesar de que yo sí lo vi pasar a mi lado, él no me vio a mí.

Fue como si yo no estuviera ahí. Él solo caminó hasta acercarse a una de las mesas de evaluaciones científicas, de esas con muchos instrumentos y aparatos especiales.

Me fijé en que sus manos cubiertas por guantes de látex transportaban una pequeña lámina (tal vez una muestra) con un pedacito de algo que no pude identificar. Parecía tener la intención de examinarlo.

Honestamente, verlo en su faceta de científico fue nuevo y shockeante para mí. Se percibía como alguien diferente, lleno de conocimientos peligrosos.

—Hoy tardaste —escuché que habló una vocecita aguda, dando la impresión de haber estado esperando a Godric durante mucho rato.

Me giré para descubrir que con el sonido de esa voz, el escenario en el que ahora me encontraba se había expandido hacia el otro extremo del laboratorio, justo en donde debían estar ubicadas las dos celdas especiales.

Solo que no podía ver ambas. Nada más una de las celdas, y dentro de ella se encontraba una niña, que era la que había hablado.

Reconocí que era la chica número dos.

Pero nada más ni nada menos que en una versión pequeña.

No como la que servía como bloqueo y que solo actuaba mecánicamente como un guardia. Sino una más natural, más real, solo concentrada en el contexto del escenario.

Me desconcertó mucho, porque yo no tenía recuerdos de ella siendo una niña. Yo nunca la había visto atrapada durante su infancia en ese laboratorio.

Había visto su celda, sí, cuando Ax, Nolan, Vyd y yo entramos a salvarla, pero nada antes de eso. La había conocido siendo adulta.

Entonces, el escenario entero fue incomprensible para mí.

¿Estaba viendo un pasado?

Pero, ¿a quién pertenecía ese pasado?

Todo eso en definitiva no venía de mis propios recuerdos. No era mío.

De cualquier modo, la niña número dos estaba descalza dentro de su celda. Vestía un pantalón azul y una camisa mangas cortas de la misma tela.

Se veía extraña, un infante encarcelado.

—Lo siento, es que estuve hasta tarde en algunas reuniones junto con el director —le respondió mi padre a la niña como si fuera una conversación entre dos personas que solían reunirse para hablar de sus días.

Ella avanzó hacia el cristal de su celda. Puso sus dos manos contra él. Sus cejas se arquearon un poco, aunque su expresión era igual a la de su versión adulta: neutral, ilegible.

—¿Van a llevarme? —le preguntó.

—No, no te preocupes, ya te dije que vas a quedarte durante mucho tiempo conmigo. —Godric negó con la cabeza junto a una risa tranquila. Después le dedicó a la pequeña una sonrisa amable pero divertida, esa que solía mostrarme a mí cuando quería hacerme reír—. ¿No es emocionante? No quiero alardear, pero creo que soy el mejor cuidador que has tenido. Es decir, sigo vivo.

Lo logró también con ella. La niña emitió algo que pudo haber sido una pequeña risa, disimulada.

—Eres diferente —respondió con una obviedad inocente.

—Has escuchado mucho hablar a Mack, ¿no? Puedo notar que a medida que pasan los días aprendes a comunicarte mejor —le comentó él como una felicitación.

Aunque la niña solo miró sus pies, casi como avergonzada.

—Sé que no debería espiarla, pero... es divertido —admitió.

Mi padre emitió una risa tranquila, reconfortante.

—Está bien. Es saludable que los niños estén en un entorno con otros niños. Pero ya sabes, como siempre, MANTIS no puede enterarse de eso porque ellos no permiten esas libertades. —Hizo un gesto de «shh» algo chistoso. Eso hizo que la niña ya no sintiera vergüenza, por lo que asintió aceptando la complicidad—. Bueno, en un rato veré cómo están tus niveles y si todo va bien podrás practicar la lectura que hemos venido aprendiendo —añadió él—. Pero primero dame un momento para revisar esto.

Godric se sentó frente a la mesa de análisis y procedió a mirar por el microscopio la lámina que había traído en sus manos enguantadas.

Hubo un silencio durante unos segundos, hasta que la niña, que no había dejado de mirarlo, volvió a hablar:

—¿Por qué revisas eso cada cierto tiempo? —Sonó muy curiosa.

—No termina de sorprenderme que demuestras una inteligencia superior a cualquier niño... —Godric sonrió al igual que un maestro que acababa de escuchar a uno de sus alumnos hacer una pregunta muy perspicaz—. ¿Te diste cuenta muy rápido de esto?

—Sí, entre una fecha y otra, sacas un pedacito de la misma cosa y la analizas. ¿Qué tiene de especial?

Mi padre se apartó del microscopio y descansó la espalda en la silla. Como era giratoria, pudo rotarse con facilidad para ver a la niña.

—Oh, tiene mucho de especial —admitió él, aún con esa sonrisa que parecía un premio a su intromisión—. Esta es una muestra de piel y a su vez es, quizás, el más grande misterio al que me he enfrentado en mi vida. Y es tan importante que de no tenerla conmigo, jamás habría aceptado ser tu Cuidador.

—¿Me cuentas la historia? —La niña número dos ladeó la cabeza, todavía más curiosa.

El tono muy interesado en el que lo pidió me hizo entender que él también solía contarle historias como lo había hecho conmigo cuando era pequeña, y que a ella le encantaban.

¿Y cómo no? La manera en la que mi padre contaba historias siempre fue fantástica, divertida e hipnotizante.

Cuando empezaba se convertía en un cuentacuentos maravilloso, capaz de hacer volar cualquier imaginación hacia los mundos que relataba. Su elocuencia hacía todo fácil de entender y de disfrutar.

Yo había adorado esa faceta suya. Por eso me dio en una fibra sensible el ver cómo entornó los ojos y, con el mismo tono dramático y juguetón con el que se contaría un cuento de misterio y suspenso, le preguntó a la niña:

—¿Me creerías si te digo que antes de conocerte a ti y a tus compañeros individuos, y en especial mucho antes de saber sobre MANTIS, yo ya tenía en mis manos una parte de ustedes?

—¿Oh...? —Ella pestañeó. Sus ojos grandes e infantiles se veían asombrados.

Él asintió. Hasta a mí me transmitió el entusiasmo de una fantástica historia.

—Verás, a lo largo de los años, MANTIS ha tratado de entender de dónde provienen las habilidades que ustedes poseen —empezó a contar—. No me refiero a su origen en sí. Ellos jamás han querido saber sobre ustedes como personas, sino sobre la esencia y el núcleo de este poder tan inmenso con el que vinieron al mundo. ¿Y para qué? Pues para tratar de replicarlo y con ello hacer más individuos capaces de controlar estas habilidades.

»Gracias a estos estudios, ellos han descubierto que las células de los STRANGE están repletas de unas moléculas especiales que jamás se encontrarían en la raza humana. Estas moléculas están cargadas de una energía muy poderosa, y son tan fuertes que son capaces de alterar toda la información genética del individuo. No se sabe de dónde provienen, porque como dije, son únicas; pero ya se está seguro de que, sean lo que sean, son la razón de sus poderes.

»El problema para MANTIS siempre ha sido este: que cuando se intenta manipular embriones utilizando muestras de los STRANGE, repletas de esas moléculas especiales, por alguna razón las moléculas causan muerte celular. En esos intentos solo se producen mutaciones y horribles resultados fallidos. Es un fenómeno muy desconcertante, porque las moléculas mismas se niegan a permanecer en otros seres que no sean ustedes. Por eso, MANTIS tiene un largo historial de fracaso al tratar de duplicarlos. Aunque... —Godric pretendió con diversión que estaba susurrando algo altamente secreto—: yo pienso que solo no son tan inteligentes como aparentan.

La niña emitió otra risita. Ambos parecieron cómplices de burlarse de MANTIS muy a menudo.

—Ahora, ¿por qué te cuento esto? —siguió él, obviamente muy encantado de estar compartiendo toda esa información con ella. De hecho, tuve la impresión de que nunca la había compartido con nadie más—. Lo hago porque tiene mucho que ver con los pedacitos de esta muestra de piel que, como te fijaste, suelo revisar cada cierto tiempo. Primero, esto llegó a mí de una forma que te contaré cuando seas un poco más grande, pero te puedo decir que fue hace muchísimos años antes de saber sobre tu existencia. Las células y los tejidos en esta muestra siempre han sido las de un humano normal. Se creería entonces que no tiene nada especial, pero sí que contiene un gran secreto que descubrí luego de analizarla muchísimas veces. —Godric se inclinó hacia adelante en la silla, de nuevo con esa actitud juguetona que hacía que cada conversación con él fuera divertida, y volvió a susurrarlo como el más fascinante de los secretos—: La muestra está repleta de esas moléculas que MANTIS tanto ha tratado de extraer y replicar. Sorprendentemente, en las células de este individuo normal, las moléculas especiales están estables. Aquí sí se alojaron exitosamente.

»Claro, como obtuve esta muestra en un tiempo en el que no sabía sobre la existencia de los individuos de STRANGE, yo no tenía ni idea de qué era todo esto o por qué las células eran diferentes. Siendo algo tan desconocido, invertí mucho tiempo tratando de entenderlo. Hasta que años después fui candidato para trabajar en MANTIS. Pasé por unas pruebas en donde me permitieron estudiar información sobre ustedes, y me encontré con ellas de nuevo. Vi en tu sangre y en la del resto de los individuos las mismas moléculas misteriosas que años atrás había encontrado en la muestra de esta persona.

La niña dentro de la celda hundió las cejas, confundida.

—Entonces, ¿esa persona de la que hablas es como nosotros? —preguntó.

Honestamente, yo tenía la misma duda.

—Es como ustedes —asintió mi padre—, pero no estuvo en uno de los doce vientres. No es uno de tus hermanos, no fue engendrado por la criatura. Tampoco está bajo el cuidado de MANTIS, pero al mismo tiempo posee las habilidades que provienen de esas moléculas porque las mismas se adhirieron a sus células y eso alteró su información genética. Así que él era todo lo que nunca se ha podido lograr. Él era un ser humano común y corriente y, aun así, su sangre estaba repleta de las moléculas que solo deciden sobrevivir dentro de ustedes.

—¿Y en dónde está él justo ahora? —También preguntó ella.

Algo extraño surcó la cara de mi padre. El aire de un secreto más profundo.

Fue raro. La actitud divertida incluso mermó un poco, como si la respuesta a esa pregunta trajera una muy impredecible realidad en la que él había pensado por años.

—Bueno, a la versión de él que dejó esta muestra no la volví a ver desde ese día —confesó. Suspiró y pareció dudar de mencionar algo en específico, pero lo hizo—: Pero él me hizo una petición muy importante antes de desaparecer. Y yo no sabía cómo cumplirla hasta que descubrí que la clave estaba allí, en la misma muestra. Creo que él ni siquiera lo sabía, pero me ayudó. Claro, faltan años para confirmar si eso fue completamente efectivo y si todo lo que sospeché es cierto. Pero por esta razón acepté involucrarme con ustedes. En parte, para poder estudiar más sobre estas moléculas. Y en otra parte... para cumplir con la petición.

Al parecer, la niña y yo volvimos a coincidir en la misma gran duda.

—¿Cuál fue la petición? —le preguntó a Godric.

Mi padre volvió a esbozar esa sonrisa cálida pero misteriosa, cargada de misterio.

—Te lo contaré en el futuro —fue su respuesta. Luego volvió a recuperar su postura de cuentacuentos—. Ahora, ¿por qué cada cierto tiempo tomo un trozo de la muestra original, que mantengo preservada, y lo analizo? Porque cuando la obtuve, noté que había un daño. Las células estaban muriendo, por ende, las moléculas especiales también. Pensé que eso sucedería y la muestra se dañaría, pero me di cuenta de que en realidad fue recuperándose con el tiempo. Incluso, las células se hicieron más fuertes. Y luego empezaron a demostrar algo que creo que, poco a poco, me ha permitido entender cómo sucedió todo esto en un humano normal: las moléculas contenedoras de sus poderes, que siempre fueron determinadas como fijas, imposibles de trasladar, dieron señales de que sí son capaces de movilizarse.

Se hizo un silencio en el laboratorio.

De nuevo pensé: ¿qué rayos era lo que yo estaba viendo? Todo indicaba que se trataba de un recuerdo. Pero, ¿de quién?

Mi padre estaba muerto, por lo que sus recuerdos ya no existían...

La otra persona posible era... la chica.

Entonces, ¿toda esta valiosa escena, repleta de información, era un recuerdo suyo de lo que había vivido con él?

—¿Crees que MANTIS podría descubrir lo que tú has descubierto? —le preguntó la niña de repente—. ¿O podrían descubrir de dónde venimos?

Godric negó con la cabeza como si la ineptitud de la empresa no tuviera remedio.

—No, entender de dónde vienen es lo que menos tratan de lograr porque siguen obsesionados con hacer más individuos como ustedes a pesar de todos los fallos. —Con intenciones de volver a revelar algo secreto, impulsó la silla giratoria con sus piernas para que se acercara a la celda. Se lo contó todo de nuevo con fascinación—: Pero, ¿sabes qué? El director de MANTIS y yo sí lo estamos intentando. Él sí está interesado, así que estamos trabajando juntos para averiguar sobre sus orígenes. Nadie lo sabe, pero hemos descubierto que la teoría que teníamos de que la criatura que los engendró provino de otra dimensión, es cierta. Es posible que haya llegado hasta aquí a través de un portal.

—Un portal... —repitió la chica en un susurro, intrigada al igual que Ax por una palabra curiosa.

—Sí, los portales son puertas a otras dimensiones —asintió él—. Buscando en antiguos registros de MANTIS encontramos un extraño reporte que relataba una actividad de energía elevada e inusual en un pequeño pueblo muy cercano a la cueva donde los hallaron. Se llama Asfil o algo así. Pero el punto es que creemos que esa actividad fue la apertura del portal, porque sucedió exactamente diez meses antes de que ustedes nacieran, y porque fue muy fuerte. Y no solo eso, la persona que hizo el reporte escribió que la actividad era intermitente, pero durante períodos específicos de tiempo, como si el portal tuviera la capacidad de estar activo e inactivo a su antojo, o de ocultarse y aparecer. —Godric entornó los ojos en un gesto abstraído—. Aunque no ha aparecido más. Hace unos años pusimos radares allí, pero esa actividad no se ha vuelto a detectar desde aquella fecha. Suponemos que fue altamente rastreable solo cuando la criatura lo atravesó...

Intenté recordar si alguna vez había escuchado algo sobre ese pueblo, pero admití que jamás había oído ese nombre.

—Pero, ¿sabes qué es bastante curioso? —mi padre continuó hablándole—. A veces los radares detectan frecuencias y energías extrañas desde ese lugar. He querido ir hasta allá yo mismo para investigar por qué es tan sensible a estas manifestaciones, pero no he tenido nada de tiempo. Igual no soy experto en portales, solo sé que el reporte decía que podía ser un portal muy inestable por la gran cantidad de energía exigida para aparecer y desaparecer. Es decir, que tal vez no tenía un destino asegurado. Durante un segundo podía llevar a distintas dimensiones, y al siguiente segundo podía conducir a otros universos, así que no sabríamos de cuál en específico provino la criatura. Pero de cuál sea, lo único seguro es que debe ser un ecosistema muy distinto al nuestro.

Finalmente se levantó de la silla y se acercó a la celda de la niña. Allí se agachó.

Sus ojos brillaron con la emoción de una idea, de vías científicas abiertas.

—Aunque ten por seguro que encontraré la verdad y la compartiré contigo para que nunca te sientas perdida sobre quién eres; lo que menos quiero es que llegues a odiar tu naturaleza, porque es tan fantástica como cualquier otra —le dijo en lo que sonó como una promesa—. Por ahora te puedo decir que, sin la muestra que yo tengo, MANTIS no logrará comprender sus células. Además, son muy tontos. La mayor demostración de eso es que nunca le prestaron la suficiente atención a la cueva en donde ustedes se gestaron y tampoco al hecho de que la criatura comenzó a morir al poco tiempo de salir de allí. Eso está registrado, la forma en la que la criatura empezó a descomponerse, pero no se molestaron en profundizar en ello. Y creo que justo allí podrían estar todas las respuestas...

Tras él decir esa última palabra, fui jalada del recuerdo.

Fue como si una mano invisible y enojada necesitara alejarme de allí para que no viera más, y el escenario con mi padre desapareció.

Luego un remolino caótico e inexplicable me hizo alternar entre las oscuras profundidades de mi mente y la realidad de la sala de pruebas de la organización, lugar en el que seguía mi cuerpo, tendido sobre la camilla e influido por la inyección.

Por unos segundos me pareció ver a Ax parado junto a mí con una mano puesta sobre mi frente.

Creí ver sus ojos abiertos, pero completamente negros, y su cara repleta de venas negras como cuando activaba sus poderes.

Pero luego volvía a ver una oscuridad, y se sintió como si estuviera siendo empujada hacia fuera de mis recuerdos, pero al mismo tiempo también siendo atraída para que me mantuviera dentro de ellos.

¿Era posible que fueran ambas fuerzas contradiciéndose? ¿La del bloqueo de la niña y la de Ax?

De ser así, ¿Ax estaba tratando de ayudarme a ver más allá y el bloqueo trataba de sacarme para impedirlo?

Como fuera, vi muchas imágenes que parecieron una enredada mezcla de recuerdos míos y recuerdos que no me pertenecían, porque sucedían dentro del laboratorio de mi padre.

En la mayoría estaba la niña y eran cosas que yo jamás habría podido presenciar.

Voces y palabras que no entendía...

Hasta que súbitamente caí en otro momento específico.

El mismo laboratorio. La niña también se encontraba allí. Seguía dentro de la celda con paredes transparentes, pero estaba levantándose de su camilla y despertándose de lo que parecía haber sido un sueño profundo.

Aunque más bien pensé en un sueño inducido, ya que ella lucía algo desorientada.

Mi padre entró muy apurado al laboratorio en ese instante. Sudaba, estaba pálido, agitado, y su expresión demasiado asustada delataba que algo malo sucedía.

Pero lo que más llamó mi atención fue su ropa:

Era la misma ropa que él llevaba en mi recuerdo bloqueado de la cocina. La misma camisa manchada de sangre.

Y también traía en su mano ese «algo» que yo había visto antes en el mismo recuerdo. Ese objeto ante el que la figura desconocida le había dicho: «debes ocultarlo aquí».

Podía confundirse con un libro, que tal vez era lo que yo había creído ver antes dentro del recuerdo borroso.

Pero, a pesar de tener esa forma, finalmente pude entender que en realidad era una especie de caja plateada.

—No puedo creer que Mack vio la caja... —Mi padre sonó muy angustiado al referirse a ese objeto—. No puedo dejar que lo recuerde. Es demasiado peligroso. Todo está mal...

Entonces... ¿Lo que estaba presenciando era una continuación del recuerdo de la cocina? Luego de verme arriba, él había bajado al laboratorio.

Y el hecho de que mi versión pequeña había visto la caja parecía muy grave...

Por un momento sentí que de nuevo algo quería jalarme fuera del momento para evitar que lo presenciara. Incluso el suelo tembló un poco bajo mis pies, pero me mantuve allí.

—¿Qué es eso...? —le preguntó la niña, confundida, respecto a la caja.

Mi padre fue a toda prisa y se agachó frente a su celda.

Dio la impresión de que dudó en hablar por la aparente gravedad del asunto, pero después decidió hacerlo:

—El director y yo lo encontramos hace unos meses cuando hicimos un viaje secreto —le explicó. Su voz sonaba algo atropellada—. No estaba totalmente seguro de qué era porque estaba cerrado, pero hoy descubrimos que debía ser abierto de una forma inusual.

—¿Cómo? —Ella ladeó un poco la cabeza.

—Usando sangre fresca de ustedes.

La niña número dos no dijo nada. Solo miró hacia el área izquierda de la sala.

Su atención en ese espacio en específico hizo que ese lado del escenario se desbloqueara para mí, y entonces pude ver que ahí estaba la segunda celda del laboratorio.

Yo sabía que esa era la celda que antes había sido del mellizo de Ax, ya que mi padre también había sido su Cuidador.

Y sí, me impresionó bastante.

No porque esa era la primera vez que veía al mellizo de Ax sin el aspecto oscuro y distorsionado de un fallo, sino por la forma en la que en ese entonces estaba encarcelado.

Era por completo diferente a la de la niña. Ella tenía más libertad. El mellizo, ninguna.

Estaba tendido en su camilla, inconsciente, inmovilizado de pies, manos y cuello por unos gruesos grilletes de acero. Un tubo largo que salía de una máquina especial de oxígeno estaba conectado a su boca, lo cual lo hacía parecer un paciente en una sala de operaciones.

Y también era un niño. De hecho, muy similar al recuerdo infantil que tenía de Ax: una maraña de cabello oscuro, piel pálida, cuerpo flaco. Los mismos labios, nariz y mandíbula.

Un detalle que me pareció muy curioso: no llevaba camisa. Solo vestía un pantalón de tela. Así podía decirse que era casi una copia de él.

Aunque... La escena era perturbadora no solo por el hecho de que estaba entubado e inmovilizado de una forma estricta, casi como un ser crucificado, sino porque su delgado brazo derecho, extendido, estaba manchado de unos gruesos hilos de sangre.

Y porque se le veían unas notables quemaduras frescas y rojas alrededor de su boca y mejillas.

—Él ha estado algo agresivo —aclaró Godric al darse cuenta de que la niña entendía lo que había pasado: que mi padre había recurrido a la sangre de ese otro individuo—. Cuando intenté extraerle una muestra, hizo algo que nunca había hecho: produjo fuego con el oxígeno de sus propios pulmones y me atacó. En todo ese caos él se quemó y toda la sangre se derramó, pero logré salir y activar el sistema de sedación. Aun así, sabes que no los dormiría si no fuera estrictamente necesario, ¿no? Y que yo jamás los lastimaría, por lo que eso no fue mi culpa.

Ella permaneció quieta, inexpresiva.

Mi padre, por el contrario, seguía muy nervioso. Pero tenía claro que ella no le respondería, por lo que siguió a lo importante:

—Ahora escúchame, esto estaba en la cueva donde ustedes nacieron. —Volvió a mostrarle la caja. De nuevo su voz sonó trémula—. Así que es indispensable que en este momento me digas si tienes algún recuerdo relacionado a ello.

Otra vez, algo intentó jalarme del interior del recuerdo, y esa vez con más fuerza porque el cuerpo de mi padre se distorsionó como un glitch durante unos segundos.

Pero de alguna forma seguí en el lugar.

La niña miró la caja. Después volvió a mirar a Godric.

—No recuerdo nada —dijo ella.

—Esto les pertenece a ustedes —insistió mi padre, demostrando que era grave.

—No lo sé...

—No es una pregunta, es una afirmación. —Su tono se escuchó un poco alterado—. Fue hecho para ustedes con un propósito, ¿sabes cuál?

Otra vez, ella alternó la vista entre él y la caja. Sus cejas se arquearon un poco.

—No... no lo sé.

—Piensa a fondo —Pareció impaciente.

—No hay nada... —Negó ella con la cabeza.

Mi padre perdió los nervios.

—¡Pues debería, porque no es para nadie más, así que por favor no me mientas!

—¡Que no lo sé! —soltó ella ante el grito, desconcertada y algo horrorizada—. ¡No lo recuerdo! ¡¿Qué significa?!

Godric notó cómo ella retrocedió con temor y desconfianza, y gracias a eso entendió la innecesaria brusquedad de su alteración.

La estaba asustando. A una niña.

Tenía que controlarse.

Se puso en pie, poniéndose un límite en su actitud. La frustración lo atacaba, así que se pasó la mano por la cara, caminando de un lado a otro. Arqueó las cejas, también entre arrepentido y desestabilizado.

—Dios, ¿en verdad es posible que no lo sepas? —murmuró, aunque más para sí mismo.

La niña en verdad lucía perdida.

—No entiendo —dijo, siguiendo cada paso de ese Godric al que percibía muy sudoroso y nervioso.

Él trató de recuperar la compostura.

Solo que ella igual se mantuvo alerta por su propia defensa, porque las señales físicas de la alteración de Godric la desconcertaban.

—De acuerdo, no servirá de nada si me altero —habló, apelando al control de sus actos y su inteligencia—. Debo pensar con calma, atender una cosa y luego otra... —Se apresuró a observar a la niña—. Te he explicado muchas veces cómo funcionan tus poderes, ¿no?

—Sí —asintió ella, algo cautelosa.

—También te he explicado que, a pesar de que MANTIS limita lo que puedes hacer con ellos, tus capacidades en realidad no tienen un límite, ¿no?

—Sí.

Godric entonces se acercó a la celda de nuevo, dando la impresión de que lo que iba a decir era muy confidencial.

Hasta pareció que estaba a punto de soltar la idea de un loco.

—Bueno, a partir de ahora dejaremos de cumplir esos límites impuestos por MANTIS —sentenció—, porque debemos trabajar en secreto tú y yo.

—¿En secreto? —Ella quedó muy sorprendida—. Pero, ¿en qué?

—En tus poderes —le respondió, un poco bajo—. Eres muy pequeña todavía para controlarlos por completo. Aún hay inestabilidad y dificultades cuando intentas hacer ciertas cosas, pero podemos cambiarlo. Puedes aprender a controlarte y a superarte, y yo te ayudaré. Empezaré por parar de suministrarte los sedantes que MANTIS indica y que mantienen tu actividad cerebral baja. Al detenerlos, tu mente y tus habilidades estarán despiertas al cien por ciento.

—P-pero... eso no está permitido porque...

—Consideran que eres un peligro si estás totalmente consciente, lo sé —completó él en un asentimiento rápido—. Y es cierto. Eres capaz de matar a cualquiera en un segundo. Tú puedes entrar hasta en el cerebro de un animal. Pero no me harás nada de eso a mí, ¿cierto? No me lastimarás.

—No...

—Entonces puedo encontrar la forma de despistar los sensores y de manipular los reportes para que nadie se entere...

Fue obvio que él pensaba decir algo más tras esas palabras, pero de repente lo que fuera que había estado tratando de sacarme del recuerdo, lo paralizó.

Mi padre y la niña se congelaron en sus sitios, la conversación no prosiguió, y luego todo el escenario se sacudió con una fuerte energía de rabia y violencia.

Me tambaleé sin saber si me podría mantener en pie. Al mismo tiempo, las luces del laboratorio empezaron a parpadear de forma inestable.

Y entre esa súbita oscuridad, de manera aterradora, la figura de la niña número dos que solía servir de bloqueo para el recuerdo de la cocina, se manifestó frente a mí.

—¡¡¡Fuera!!! —me gritó al aparecer, llena de ira por el hecho de que me encontraba ahí viendo recuerdos que no me pertenecían.

Me tomó por sorpresa que pudiera manifestarse como bloqueo en otro recuerdo que no era el de la cocina.

Pero quedó claro que no quería que yo supiera lo que seguía. Quería sacarme de allí cuanto antes, y por eso trató de lanzarse sobre mí como una niña salvaje capaz de usar las uñas contra mi cara.

Solo que, antes de que pudiera llegar a mí, otra vez las ramificaciones negras salieron con agresividad desde el suelo, la envolvieron de pie a cabeza como un virus, incluso se le incrustaron por el interior de los ojos y de la boca, y ella desapareció.

Yo estaba tan aterrada que sentí que mi pecho iba a colapsar.

¿Por qué sentía que era Ax quien estaba luchando contra el bloqueo detrás del escenario para que yo pudiera verlo todo?

Pero más importante, ¿qué era lo que ella no quería que yo viera?

Pensé que no lo sabría, pero inesperadamente, el escenario del recuerdo volvió a reproducirse. Recuperó su curso aún con el suelo sacudiéndose y las luces parpadeando.

Mi padre se lo dijo a la niña en la celda como una peligrosa promesa:

—... y me saltaré todas las reglas, contra todo riesgo, porque tengo que convertirte en la número uno de STRANGE.

******

Wooo. ¡El Alexverso es real! Esta idea que tuve desde hace años, por fin pude hacerla realidad. Me alegra estar viva para que ustedes puedan leerlo, de verdad.

Strange y Damián suceden en el mismo universo, aunque claro, en tiempos diferentes. Pero por supuesto que cosas tan raras solo podían pasar en un mundo así de loco, ¿no?

Por si fue un poco confuso (aunque traté de hacerlo muy entendible) lo que Mack estuvo viendo son pedazos de recuerdos reales, cosas que sí pasaron en el pasado de Godric y la chica número dos. No es que su padre revivió jajaja. 

Bueno, nos seguimos viendo en próximos capítulos. Estaré actualizando más y más. Estén pendientes a mis redes que ahí aviso. :) 

Besos de recuerdos sin contexto,

Alex.

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