Pedido de nanadidel (Anotado el 20 de Abril del 2021)
—Buenos días, ___. Hice el desayuno. —Sonrió alegremente el hombre-galleta al ver a su esposa entrando a la cocina.
—Cracker... No era necesario... —Susurró avergonzada y acercándose lentamente a la gran mesa, utilizando unas escaleras de galleta que su esposo había creado para que ella pudiera subir a la silla.
—Claro que sí. Eres mi esposa, ¿no? —La miró con cariño, apagando el fuego de la cocina para luego sacar dos platos.
Desde el incidente del frasco con gotas para dormir, Cracker había cambiado mucho. Llevaba casi todo un año tratando bien a su esposa; al principio lo hizo por lástima y el sentimiento de culpa que había nacido en su corazón al darse cuenta que ella lo había estado cuidando durante la semana que estuvo inconsciente, pero con el paso de los meses aquel pesar fue desplazado por una nueva y cálida sensación que poco a poco crecía en su corazón... Aquello que él había intentado ignorar las primeras semanas tras despertar.
—(Cuando hago algo bueno por ella, puedo volver a ver eso...) —Pensó mientras se acercaba y depositaba el plato de ___ con su desayuno para luego el sentarse frente a ella y esperar a que tomase el primer bocado. —Hice panqués de ___ (fruta favorita) con un poco de crema. Espero que te guste.
Sonrió amablemente, cosa que no era precisamente normal para él, pero con ella las cosas cambiaban. Se había permitido bajar la guardia al tenerla cerca; se tomaba su tiempo al momento de levantarse para poder observar con tranquilidad su rostro al momento de dormir; preparaba el desayuno casi a diario, sólo para mirarla comer lo que él preparaba con cariño. La vio tomar el servicio y probar un bocado de aquella comida, provocando que cerrase sus ojos y sus mejillas se tiñeran de rojo por el sabor.
—¡Delicioso! —Exclamó alegremente. Al abrir los ojos, enfocó su mirada ___ (c/o) en su esposo. —Eres un gran cocinero, Cracker.
—(Ahí está... Esa mirada suave y cálida...) —Sintió su corazón bombeando con fuerza al encontrarse con aquel brillo que, desde aquella vez, había estado buscando desesperadamente volver a sentir bajo cualquier situación.
Cracker comenzó a comer, pero no apartaba la mirada de su joven esposa. Aquel matrimonio ya no le parecía un infierno, sino una verdadera bendición... Se había enamorado de aquella mujer que tanto había despreciado. Al inicio buscaba formas de hacerla feliz siempre que pudiera; cuando debía salir en misiones a otras islas buscaba flores para poder llevarle un ramo... No le gustaba buscar las de Whole Cake, ya que éstas cantaban y, si él las asustaba demasiado, terminaba por matarlas y provocar que se marchitasen.
—___... ¿Puedo hacerte una pregunta? —La joven levantó la mirada ante las palabras de su esposo. —Yo... ¿Yo te gusto?
La chica se quedó en silencio durante unos segundos, procesando aquellas palabras. Si él le hubiera hecho aquella pregunta hace un año, ella se habría negado rotundamente al pensamiento que él pudiera gustarle siquiera un poco... Pero el tiempo había transcurrido y las acciones de su esposo habían cambiado casi de golpe, provocando que fuera más cariñoso, atento, preocupado y cercano... Suspiró nerviosa para finalmente responder.
—Al principio no me gustabas... Yo intentaba acercarme a ti para darle una oportunidad al matrimonio... Y me dolía cuando me apartabas de ti por algo que no era mi culpa... —Dijo, provocando que a Cracker se le rompiera el corazón. —Pero has sido tan maravilloso este último año... Tan atento y me has mostrado cómo eres en realidad... Que me terminé enamorando de ti...
Aquellas palabras sorprendieron mucho al ministro. Lentamente se acercó a ella y la tomó del mentón para elevar su rostro, provocando que depositara un dulce beso en sus labios. Al principio ella no supo cómo reaccionar, pero con el paso de los segundos cerró sus ojos y decidió disfrutar de aquella sensación... Se sentía feliz y su corazón palpitaba más fuerte que nunca.
Con el paso de los días, ellos se hicieron aún más cercanos, compartiendo cada ocasión que tuvieran. Comenzaron a dormir en la misma cama, decidieron salir en citas por la ciudad, cocinar juntos conocerse mejor y besarse a menudo. Incluso los hermanos del ministro de la galleta pudieron notar que él estaba de mejor humor que nunca, lo cual les parecía un tanto extraño.
—___... Quiero hacerte el amor esta noche... —Susurró Cracker mientras acariciaba la mejilla de ___ con amor mientras la observaba, ambos acostados en la cama. —¿Me dejarías hacerlo?
Ella no hizo más que asentir, sus pómulos estaban rojos por aquella pregunta que había hecho el ministro de la galleta. Sonriendo alegremente ante aquella respuesta, tomó la mano derecha de la joven y besó su dorso con cariño.
—Te amo... Te amo, ___...
Cracker se sentó en la cama y apoyó su espalda en el respaldo, abrazando aún a ___ por la cintura y la hizo apoyar su espalda en el pecho de él, quedando ambos recostados en el camastro. Con su mano izquierda tomó cuidadosamente el mentón de su amada y le hizo girar el rostro hasta que finalmente pudo besarla. Su extremidad derecha lentamente fue ascendiendo por su abdomen hasta llegar a uno de sus pechos, el cual amasó suavemente por sobre la ropa.
Las falanges de ella se apoyaban en una de las piernas del ministro, apretando ligeramente de vez en cuando por las sensaciones que poco a poco viajaban por su cuerpo.
—(Tan linda...) —Pensó Cracker mientras la besaba.
Sus besos eran lentos y suaves pero también apasionados; quería disfrutar del momento y llevar las cosas lentamente hasta la siguiente fase de su relación. Finalmente se unirían como esposos, pero no guiados por la obligación de la monarca, sino por amor. Poco a poco Cracker se separó de su boca y comenzó a besar la mejilla de su amada para luego bajar hasta su cuello, creando un camino con sus labios.
Mientras se dedicaba a llenar de besos la mejilla y cuello de la joven, su mano derecha bajó por su torso hasta llegar a su muslo, el cual acarició suavemente para luego subir ligeramente, pasando por sobre su entrepierna y frotar la piel de su otra pierna con cariño hasta volver a repetir los mismos movimientos. Podía oír que la respiración de su esposa era más acelerada y sus caderas temblaban ligeramente al pasar sus falanges por ciertos puntos de su pelvis que eran cercanos a su intimidad.
—(Tan suave...) —Sonrió con amor mientras apoyaba su mejilla en la de ___, permitiéndose oír mejor su respiración acelerada.
Nuevamente sus manos ascendieron, comenzando a apretar y masajear con suavidad sus senos por sobre el camisón. Cracker se sorprendió bastante al sentir que su joven esposa intentaba iniciar un beso, el cual él aceptó encantado. Su mano derecha subió hasta su mejilla, la cual acarició suavemente mientras adentraba lentamente su lengua en la boca de su amada; su extremidad izquierda descendió otra vez hasta su muslo, el cual frotó lentamente desde la unión de la pelvis hasta su rodilla, de vez en cuando apretujando ligeramente cuando se encontraba cerca de la entrepierna de ___.
—(Parece que le gusta...) —Sonrió aún más al ver de reojo que ella lentamente comenzaba a abrir sus piernas ante las caricias que le proporcionaba.
Lentamente se apartó de sus labios y comenzó a besar su mejilla una y otra vez mientras que su mano izquierda subía pausadamente por su torso, apartando el camisón de la joven hasta dejar expuestos sus pechos, los cuales comenzó a apretar con suavidad, asegurándose de no hacerle daño. Las caderas de la chica se movían ligeramente ante las caricias de su mano derecha, las cuales bajaron hasta los labios mayores de su esposa, frotándolos por sobre sus bragas.
Ella suspiraba de placer ante las caricias, su cabeza se apoyó en el pecho de su esposo mientras que sus ojos ___ (c/o) se cerraron para intensificar aquellas sensaciones de satisfacción. Cracker observaba enamorado a su mujer con una sonrisa tierna en su rostro; sus falanges viajaron hasta los senos de su amada, los cuales amasó lentamente en círculos, apretándolos ligeramente y acariciando sus botones con los pulgares.
Durante algunos minutos siguió apretando los pechos de su amada hasta que decidió consentirla de otra forma, por lo que bajó pausadamente su mano izquierda por su abdomen hasta llegar hasta sus bragas ligeramente humedecidas por la excitación. Suavemente empezó a frotar con sus dedos los labios mayores de su esposa, de vez en cuando pasando a llevar su sensible clítoris. Las caderas de ___ se movían solas de adelante hacia atrás, buscando mayor contacto.
—(Quiere más...) —Besó su mejilla amorosamente.
Lentamente introdujo sus dedos en las bragas de ___, acariciando esta vez sus labios inferiores de arriba a abajo, acercando sus yemas a la entrada y alejándolas en un erótico vaivén. Para que ella sintiera aún más placer, comenzó a presionar el dedo corazón y el anular contra aquella abertura, provocando ligeros gemidos por parte de su esposa. La mano derecha de ella subió hasta la cabeza de Cracker, empezando a acariciar y desordenar ligeramente sus cabellos lila.
El placer que sentía era cada vez mayor, sus caderas se movían en círculo, sus pechos parecían arder deliciosamente ante los apretones suaves de su esposo, su mano apretaba ligeramente las hebras sueltas de su amado, sus labios volvieron a presionarse contra los de él, iniciando un beso lento y apasionado. Finalmente las falanges de Cracker viajaron hasta las bragas de ___ y poco a poco las hizo descender, dejando su intimidad expuesta ante su lujuriosa mirada.
Tras sacarlas, volvió a acariciar y apretar ligeramente sus labios mayores con el índice y su dedo corazón. No pudo evitar sorprenderse ligeramente al notar que ella apoyaba su mano izquierda por sobre la de él con cariño, como si lo estuviera guiando o pidiéndole que siguiera con aquel mimo. Las yemas de Cracker empezaron a moverse en círculos en cierto lugar, provocando que el clítoris de ___ poco a poco se endureciera y sus gemidos se hicieran más audibles. La otra extremidad de la joven se aferraba al brazo del ministro. Sus labios volvieron a juntarse con los de él, iniciando un apasionado y lento beso que acalló ligeramente aquellos sonidos de placer.
—(Está bastante húmeda...) —Sonrió aún más al notar sus dedos ligeramente pegajosos por los jugos de su esposa.
Su miembro era apretado por la tela de su pantalón, por lo que dejó de acariciar su intimidad durante unos segundos para poder bajarlo y finalmente quitárselo. Tras ello volvió a frotar sus falanges contra la intimidad de su esposa, esta vez presionando el dedo corazón y el índice contra la entrada, adentrando apenas las yemas para empujar ligeramente contra sus carnes. Siguieron así durante unos segundos más hasta que él sintió que la había preparado lo suficiente como para poder unirse finalmente a ella.
—Seré cuidadoso... Lo prometo... —Susurró en su oído, besando su mejilla tiernamente.
Con cuidado la apoyó en la cama y abrió lentamente sus piernas, dejando su erección apoyada en la entrepierna de su esposa. Ella lo miraba tímidamente, mientras que él la observaba con un brillo de amor y pasión que no era capaz de contener. Con su mano derecha sostuvo su virilidad y la dirigió hasta la entrada de su amada, presionando contra ella hasta finalmente adentrar el glande. ___ arqueó ligeramente su espalda y su cuerpo se tensó ante aquel intruso que amenazaba con entrar aún más, le dolía ligeramente, pero estaba tan abrumada por el placer de las caricias que Cracker le había proporcionado que apenas hizo caso a aquella punzada.
—Dime si te duele y me detendré. —Besó su frente.
Poco a poco fue adentrando su virilidad, de vez en cuando haciéndola retroceder para que ella sintiera placer. La joven se quejó ligeramente al principio, pero aquellos sonidos comenzaron a convertirse en gemidos suaves, los cuales le indicaron al ministro que podía seguir penetrándola con cuidado. Su cadera empezó a moverse de adelante hacia atrás, hundiendo su virilidad cada vez más profundo en su intimidad. Sus labios se apegaron a la frente de ___, besándola dulcemente mientras embestía con dulzura.
—Te amo... Realmente te amo... —Susurró con amor.
Los gemidos de ___ comenzaron a hacerse más fuertes a medida que su virilidad llegaba más profundo en su interior. Él aún no debía hundir su miembro completamente en ella o podría dañarla, pero sabía que si ella disfrutaba de aquella noche, entonces más adelante podría llevar aquello al límite y hacerla sentir como nunca. Sus jadeos se hicieron más pesados con el paso de los segundos, su mano derecha subió hasta su seno para apretarlo pausadamente mientras que sus otras falanges se aferraban suavemente a las caderas de la joven.
—Te ves tan hermosa... —Susurró enamorado.
Sus embestidas comenzaron a hacerse un poco más rápidas pero siguieron siendo suaves; él se tomaba el tiempo de ver las expresiones de su amada, disfrutando de aquel rostro que reflejaba el placer que sentía en ese momento. Poco a poco ___ empezó a arquear su espalda y llevó su mano derecha a su boca, intentando cubrirla para acallar sus gemidos. Al notar aquello, Cracker tomó su muñeca con cuidado y la apartó de sus labios, acercando su rostro a ellos para comenzar a besarlos apasionadamente.
—Déjame oírte... Déjame oír tu dulce voz... Quiero escucharte cuando te corras conmigo... —Dijo, avisando que estaba por alcanzar el orgasmo.
Sus embestidas se hicieron un poco más duras y rápidas, al igual que irregulares. El interior de ___ apretaba y succionaba con más fuerza a medida que pasaban los segundos; la virilidad de Cracker entraba con algo de brusquedad y salía lentamente para luego repetirse una y otra vez el movimiento. Finalmente el ministro apegó su rostro en el cuello de la joven y gruñó con fuerza a la vez que expulsaba su semilla en el interior de su amada al mismo tiempo que ella se tensaba y gemía fuertemente, dando a entender que acababa de mojarse.
Tras alcanzar el clímax, ambos quedaron jadeando fuertemente durante varios minutos. Sus manos seguían entrelazadas, no se habían separado en ningún momento desde que fueron tomadas. Cracker no pudo evitar carcajear ligeramente, sintiéndose más feliz que nunca. Su risa se volvió contagiosa para la joven y ella también comenzó a reír por la alegría que sentía... Por primera vez en su vida supo lo que era el amor... Ser amada y ella devolver aquel sentimiento con la misma pasión.
—Te amo, ___... Realmente te amo... —Susurró besando su frente.
Los días transcurrieron rápidamente... Finalmente ambos se sentían completos y felices tras aquel primer encuentro apasionado. A partir de aquella noche, ambos compartieron noches casi completas en las cuales volvían a unirse con desesperación, deseándose y poseyéndose una y otra vez para terminar agotados y dormidos abrazados en la misma cama.
—¿...Dónde...? —Preguntó débilmente Cracker, abriendo lentamente sus ojos para encontrarse con manchas blancas delante de sus ojos.
—¡Cracker! ¡Despertaste! —Exclamó ___ derramando lágrimas que ya no era capaz de contener.
—¡Cracker nii-san! —Gritó llorando otra voz que conocía muy bien.
—Bruleé... —Susurró. Su vista poco a poco se fue aclarando.
—Bienvenido de vuelta, Cracker... Me alegra ver que estás vivo. —Identificó aquella voz como la de Katakuri.
Tras unos segundos, su vista dejó de ser borrosa y pudo ver todo a su alrededor. Se sorprendió bastante al notar que estaba en el baño, específicamente tendido en la tina de su hogar... Por alguna razón estaba dentro de ésta, completamente empapado de agua tibia hasta el punto de sólo tener su cabeza fuera. Tras un momento, cayó en cuenta que dos pequeñas manos lo sostenían suavemente por la barbilla y que su nuca estaba apoyada en algo muy suave.
—¿Qué...? —Preguntó pero no completó la oración al no saber qué decir.
—No te fuerces, Cracker... —Susurró la voz de ___ cerca de su oído.
Al levantar un poco la mirada, se sorprendió al notar que su esposa estaba detrás de él... Específicamente, ella estaba abrazando su cabeza con cuidado para mantenerla fuera del agua... Se le veía empapada y por el tacto de sus brazos podía asegurar que ella estaba vestida. No entendía nada de lo que estaba sucediendo en ese momento...
—¿Por qué... Están aquí...? ¿Qué pasó? —Preguntó aún mirando a su esposa.
—Aokiji. —Respondió Katakuri con frialdad. —Atacó la isla y se llevó a Pudding mientras yo estaba haciendo mi ronda en el castillo.
—Entonces... —Susurró triste.
—Kurohige tiene a Pudding ahora... —Dijo Bruleé llorando aún.
—No la protegí... —Cracker sintió su corazón hundirse en su pecho al saber que había fallado en proteger a su hermana. —¡___! —Reaccionó de golpe, levantándose ligeramente a pesar del dolor de su cuerpo. —¡¿Estás bien?! ¡¿Te hizo algo ese bastardo?!
—No... Estoy bien... —Susurró entre lágrimas, acercando su mano al rostro de su esposo para acariciarlo con cuidado. —Pero estaba asustada...
Él y ___ habían estado paseando por las calles de la isla cuando se enteraron de la presencia de Aokiji... Nadie había dado la alerta, él se había infiltrado de alguna forma en la isla, provocando que su encuentro fuera completamente sorpresivo. Al principio la batalla entre Cracker y el ex-marine había sido desventajosa para el Charlotte; cada vez que creaba a uno de sus soldados-galleta, éstos eran congelados.
—Recuerdo que... Comenzó a congelar todo cuando ya no podía levantarme... —Susurró.
—Cubrió todo de hielo, incluyéndote. —Dijo Katakuri. —___ corrió para dar la voz de aviso sobre el ataque. Para cuando te encontré, Bruleé estaba llorando a tu lado y tu esposa estaba a punto de tener un ataque de pánico.
—Te trajimos hasta aquí a través de los espejos y llenamos la bañera con agua tibia para descongelarte... —El llanto de Bruleé volvió a intensificarse. —Creí que te habíamos perdido...
—Tienes suerte de tener una esposa tan devota, Cracker. —Katakuri acarició con cuidado la cabeza de su hermano menor. —Ella se negaba a aceptar que hubieras muerto... Se quedó todo este tiempo abrazándote dentro de la tina.
—Tienes razón... Tengo suerte... —Susurró apoyando nuevamente su cabeza en el pecho de su amada, cerrando los ojos lentamente al sentir los latidos su corazón. —Siempre tuve suerte de tenerla a mi lado...
—Y siempre me tendrás a tu lado, Cracker... —Susurró ella abrazándolo con cariño.
Tras unos segundos, Cracker volvió a quedarse dormido entre los brazos de la joven. El mayor de los hermanos suspiró aliviado al ver que el menor ya estaba bien y sólo necesitaba descansar un poco, aún manteniendo su cuerpo en agua tibia para asegurarse de calentarse hasta alcanzar su temperatura normal. Bruleé pudo calmar su llanto a los pocos minutos y finalmente el de la bufanda comenzó a retirarse del baño junto a ella. Al abrir la puerta, miró por última vez al hombre-galleta dormitando con una sonrisa tranquila en su rostro mientras era abrazado por su amada.
—(Parece que finalmente han encontrado la felicidad...) —Sonrió Katakuri al observar a la pareja, cerrando la puerta tras de sí.
FIN
Próximo Shot: Marco x Reader +18 (Giselle743)
Cracker: ¡Toma esa! ¡Me pidieron a mí y a ti no te piden hace meses!
Katakuri: Sabes que tengo algunos shots después de éste en el que me piden a mí por la forma en la que esto está ordenado, ¿cierto?
Cracker: ¡Igual me pidieron a mí ahora y uno +18! ¡A ti no te han pedido hace mucho! ¡Toma esa!
Katakuri: Que no se te olvide que yo tengo mi propio fanfic, además que me han pedido más veces a mí con ___ haciendo un +18 que a ti... Y de paso, una de las pocas veces que te han pedido han sido con yaoi.
Cracker: ¡Vete al demonio!
Katakuri: ¿No querías burlarte de mí? Intenta burlarte ahora.
Cracker: ¡Que te jodas!
Lu: ¡Hey, ya paren con la pelea los dos tarados!
Katakuri: Cracker empezó.
Lu: ¡No me importa si él empezó o no! ¡Y tú, Cracker... Deja de tomar cloro!