Viejos Camaradas

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Voldemort se encontraba tranquilamente en la mansión de los Riddle, lugar que había servido como cuartel general de los mortifagos desde que volvieron al acecho, y a pesar de que todos sus planes estaba yendo a la perfección continuaba algo preocupado por la misión que uno de los nuevos reclutas tenía en aquel momento. Su aspecto se veía mas triunfante que de costumbre debido a que estaba ganando bastante terreno en la conquista de ambos mundos, solo faltaba un asunto pendiente que tenía, conocer al otro villano que le estaba haciendo competencia.

Uno de los mortifagos llegaba tranquilamente al aposento de su señor tenebroso, tocó por educación la puerta fabricada de ébano y se dispuso a entrar una vez de que su señor le permitiese entrar. Aquel encapuchado tenía el semblante demasiado pálido pues lo que estaba a punto de decirle a su amo ameritaba aquella rara expresión.

-Bulldog, habla ya y no te quedes parado como idiota- Mencionaba algo exasperado Voldemort al observar que el rostro del Mortifago. En ese instante Bulldog decidió hablar.

-Son ellas otra vez mi señor, pero esta vez no vienen solas, alguien con capa azul viene con ellas, creo que es el jefe de las Mágica Marionetts- Al escuchar esta ultima palabra el señor tenebroso cambio su semblante inmediatamente, al parecer ya las estaba esperando para lograr las negociaciones.

-Que estas haciendo aquí entonces imbécil, hazlos pasar en este momento, no querrás que vuelvan a patearte el trasero verdad?- Comentaba riéndose el señor tenebroso que esperaba que el encapuchado se apresurara a recibir a las invitadas.

-Como usted ordene mi Lord- Con una reverencia pronunciada el encapuchado se dirigió a dejar entrar a las uniformadas ahora con su titiritero.

Inmediatamente el mortifago bajo las escaleras para indicarle a los invitados que debían pasar al despacho donde Tom Riddle los vería en unos momentos, iba con cierto temor ya que desde la ultima vez que había enfrentado a las chicas se había llevado una paliza, incluso se imaginó que eran una especie de maquinas asesinas que con tan solo una orden de su amo aniquilarían todo a su paso.

-Vengan por aquí, Lord Voldemort los verá en unos instantes- Comentaba algo nervioso el encapuchado.

-Muy bien, esperaremos- Indicaba aquel hombre de la caperuza azul turquesa, mientras que las uniformadas no respondían.

En ese instante Bulldog les acompañaba al despacho de Voldemort, mientras que aquel grupo estaba siendo encabezado por el hombre de la caperuza, el encapuchado se encontraba temeroso ya que en ese momento estaban seis de sus uniformadas e intuía que en cualquier momento lo atacarían. Al fin llegaron al despacho y Bulldog les indicaba que esperaran.

El mortifago se retiró a pasos agigantados para alejarse lo mas posible de aquel sitio mientras que los invitados continuaban en espera, las uniformadas hicieron dos filas para acomodarse en los extremos mientras que el hombre de la caperuza admiraba las figuras y los cuadros que ahí se encontraban, decía reconocer que Tom Riddle era un hombre de exquisito gusto en cuanto a decoración se refería. Al paso de unos minutos por fin hizo su entrada Voldemort sin compañía en señal de que iba en son de paz.

-Bienvenidos sean mis queridos amigos, o debo decir, mi querido amigo- Indicaba con cortesía el mago tenebroso haciendo que el hombre de la capucha se girara aún hacia el.

-Tienes buen gusto mi querido Tom, no cabe duda que has hecho de este lugar un palacio, a pesar de que tu querido padre no este aquí para apreciarlo.- Comentaba tranquilamente aquel hombre haciendo que Voldemort se quedara absorto, pues no se imaginaba que conociera tan bien su pasado.

-Muchas gracias por el cumplido, pero lo que no entiendo es como sabes tanto acerca de mí, no me lo tomes a mal pero como verás no me enorgullece mi padre muggle- Mencionaba el mago tenebroso mientras se dirigía a su escritorio para apreciar bien a su invitado.

Si me amas... No se lo digas a nadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora