Obligar al alma

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Pocos días antes de regresar al colegio todos acudieron al callejón Diagon para comprar lo que necesitarían al comenzar las clases, Ron, Harry, Ginny y Hermione salieron acompañados de Tonks y Sirius para su seguridad, era una mañana calurosa por lo que decidieron solo llevar ropa ligera, utilizaron la red flu para poder viajar hasta allá.

Hermione decidio ir a comprar los libros que necesitarían para su nuevo curso, aunque estaba acompañada de sus amigos se sentía aislada por lo que estaba sucediendo en su interior, ese dia no se encontró con ninguna marionett lo que la hizo respirar un poco tranquila. Se detuvo en la librería para ir escogiendo los ejemplares que necesitaria para su sexto curso en Hogwarts, en ese momento apareció el profesor Dumbledore.

-Señorita Granger, se encuentra Harry con usted?- Preguntaba el longevo profesor al mismo tiempo que observaba algunos ejemplares de libros en la tienda.

-No profesor, se encuentra arriba con Ron, creo que decidieron buscar los ejemplares de Adivinación y Pociones- Indicaba la castaña sonriedo al director.

-Muchas Gracias, por cierto, Rebecca se encuentra mejor, la están atendiendo en San Mungo, y bolita de nieve esta con ella- Indicaba el profesor dándole a entender que la chica de cabello rosa chicle se encontraba en recuperación junto al pegaso bebe que le hacia compañía.

-Me alegra escucharlo profesor, y de ser posible desearia hablar con usted pero no es el momento- Comentaba la castaña ansiando decirle muchas cosas, pero sabia que el director de Hogwarts tenia el don de ver a las personas e intuir lo que pasaba sin decir una sola palabra.

-Cuando estés preparada Hermione, estaré ahí para escucharte- Indicaba el profesor apaciblemente lo que la chica interpreto como algo espectacular.

El profesor se despidió de la castaña y se dirigió a la parte de arriba donde también varios de los alumnos se encontraban comprando sus libros, se estaba comenzando a enfadar por lo que aparto lo que iba a necesitar para salir un momento e ir por un caldero ya que el que tenia se habia despostillado. Camino por el callejón no importando que los aurores se molestaran por hacerlo sola, reconoció por lo lejos a Luna quien estaba dando pequeños saltitos a la tienda de ingredientes para pociones, de repente algo la detuvo, aquel aroma inconfundible que tanto le agradaba, el olor de el amor de su vida se encontraba cerca, era increíble como le había cambiado el rostro en aquel momento, su sonrisa era pronunciada ya que sabia que su Draco se encontraba bien, sintió ganas de perseguir aquel aroma a encino dulce por lo que corrió presurosamente hasta encontrarlo.

De repente lo encontró, ahí estaba Draco apunto de entrar a una tienda que tenia artilugios bastante extraños, lo vio desesperado, su rostro estaba mas pálido que de costumbre y sus facciones se habían endurecido desde la última vez que lo había visto, a decir verdad encontró a su novio mas demacrado de lo normal, por lo que se preocupó y decidio caminar hasta el. No le importaba si la verían, lo único que deseaba en ese momento era verlo, sentirlo una vez mas, no importaría el precio.

En ese momento el rubio distinguió aquel aroma a fresas, volteo rapidamente hacia el y encontró a una desesperada Hermione que corría hacia él, sintió el deseo de volverla a abrazar, de besarla, de nunca apartarse de ella, pero había hecho un juramento inquebrantable le era imposible decirle lo que había hecho, así que cambió su expresión por una de odio y asco que no sentia, pero no tenía mas remedio que hacerlo, la vida del amor de su vida dependía de eso.

-Draco, mi amor me alegro que te encuentres bien, ¿Por qué no me contestabas?, estaba desesperada, te extrañe tanto- la castaña corrió para abrazar a Draco pero observo que éste la aparto bruscamente de su lado y la miraba con desprecio.

-Que te sucede Draco?, por que me apartas de esa forma?- Preguntaba un poco desesperada la castaña.

-Asquerosa sangre sucia, como te atreves a siquiera tocarme- Draco mostraba lo mas posible asco y odio, pero se hería a si mismo con cada palabra que pronunciaba.

Si me amas... No se lo digas a nadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora