Muera el Rey, ¡Viva la Reina!

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A la mañana siguiente Hermione se levantó mas cansada de lo normal, sintió que no había dormido bien puesto que sus parpados estaban más pesados que nunca, se levantó a tientas para disponerse a sacar su uniforme, notó entonces que algo no andaba bien, ya que prácticamente no recordaba ninguna acción realizada despues de salir del despacho de Dumbledore. Observaba que las demás chicas aún se encontraban dormidas, probablemente ellas tendrían una hora más de sueño que ella, cosa que detestaba.

Se dirigió depronto al tocador notando algo que la hizo que abriera sus ojos cada vez más en señal de terror, en aquel instante soltó un grito desesperado puesto que por fin se había visto en el espejo. Las chicas inmediatamente se levantaron para ver la razón de aquel grito sorprendiendose ellas aún más por el aspecto tan diferente de la ahora ex-castaña.

-Herm.. Hermione, tu cabello, ¿Te lo teñiste ayer?- Preguntaba Ginny observando que su amiga se encontraba ahora más temblorosa de lo normal.

-No... no recuerdo nada Ginny, no se como hice esto, ¿Que rayos está ocurriendome?- Se preguntaba a si misma desesperada tocando su cabello que ahora se encontraba negro y lacio, cosa que no se le veía nada mal pero para estar acostumbrada a sus rizos castaños, aquel era para ella un cambio demasiado drástico y brusco.

-No me digas que no recuerdas nada, tampoco el hecho de que me empujaste?- Ginny preguntaba también extrañada de aquella confesión, ya que a decir verdad notó muchos cambios en la chica que había presenciado el día anterior.

-Que hice que cosa?- Hermione miraba furtivamente a su amiga mientras que ésta volvía a observar que sus ojos volvían a ser de color miel.

-Tus ojos Hermione, tus ojos- Indicaba seriamente la pelirroja.

-Pero que hay con mis ojos Ginny dimelo- Preguntaba con ansia la ahora pelioscura.

-Tus ojos eran de color violeta, y ahora son de tu color natural- En ese instante que la pelirroja le recordaba algo relacionado con el cambio, el dolor de cabeza de Hermione volvía a hacerse presente, en ese instante todas las demás se asustaron arrinconandose lo más que podían.

-Hermione que te ocurre?- Ginny estaba desesperada y preocupada por su amiga tomandola de los hombros para que no cayera, y al cabo de unos minutos la ahora pelinegra dejó mostrar sus ojos color violeta que contrastados con el cabello de la chica la hacían lucir hermosamente exótica.

-Hazte a un lado niña, no quiero lastimaros, ustedes sois mujeres- Lilith comenzó a hablar dejando a las demás chicas petrificadas del susto, en ese instante se separó de las manos de la pelirroja y se dispuso a salir realizando un encantamiento que la hizo vestirse rápidamente.

Todas en el dormitorio de las chicas Gryffindor se quedaron pasmadas y asustadas con el cambio tan radical de la chica, se miraban unas a otras contrariadas, pues no les apetecía la idea de compartir cuarto con Hermione después de lo que habían presenciado, Ginny en cambio cayó a la cuenta de que la que estaba hacía unos minutos frente a ella no se trataba de su amiga, era alguien más en su cuerpo, cosa que tenía que descubrir a como diera lugar.

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Harry se encontraba de vuelta por fin esa mañana, no había pasado esa noche en su dormitorio ya que se había trasladado temprano de Grimmund Place acompañado de un sinumero de aurores para su protección. Al llegar al colegio se dió cuenta que las cosas se habían puesto un poco más estrictas, pues al entrar por el porton principal observó la hilera de carpas con letreros alusivos a Hogsmade, por lo que supuso que las salidas a ese lugar estaban totalmente restringidas.

Si me amas... No se lo digas a nadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora