Las dos reinas y la heredera de Gryffindor

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El comedor del colegio Hogwarts, mismo que cada año era el lugar donde alumnos nuevos llegaban por primera vez al colegio estaba envuelto ahora en una batalla desiciva, mientras que en el patio principal se encontraban luchando los sirvientes de Lilith contra Draco y los demas muchachos, mismos que ahora lo harían con todo lo que les quedaba con tal de no fallarle a Hermione.

El escencario lucia bastante hermoso y tetrico a la vez, aquellas rosas azules que habían adornado el lugar ahora estaban marchitas debido a que usaron lo que les restaba de energia para hacer aparecer a Hermione a travez de aquella laguna azul con ayuda del broche del valle de los muertos. Las hojas marchitas estaban en el suelo adornando perfectamente el piso de piedra asi como tambien lo hacian las enredaderas secas en los muros. Ahora que estaban las brujas frente a frente era el momento de luchar, de saber quien era la mas fuerte pero sobre todo era el momento de que Lilith se enfrentara al destino del que venía huyendo desde miles de años.

-Ahora solo somos tu y yo Lilith- Se adelantaba un poco Hermione dando algunos pasos al frente para incorporarse.- Solo que hay algo que tienes que saber antes de nuestra esperada pelea -Finalizó.

-Pues dime querida, aunque de sobra se quien sera la ganadora-Se limitaba a decir la pelinegra que aun tenía el aspecto de Hermione a pesar de ya no poseer su cuerpo completamente. - No crea que me intimida el hecho que Luzbel se encuentre aqui.- Indicó.

Luzbel que esta observando a las dos brujas a punto de enfrentarse se levantó un poco de su asiento hecho de humo y comenzó a levitar al rededor de ellas, ya que su costumbre era siempre admirar el panorama antes de poder decidir los terminos y condiciones en cuanto a los humanos se refería, simplemente estaba admirando con detalle la belleza de las dos brujas, por un lado estaba Lilith a quien siempre había distinguido por tener aquel cabello de fuego, y ahora con el color obscuro se veía exquisitamente hermosa, sus ojos color violeta y sus labios rojos carnosos podían hacer estallar la masculinidad de cualquier hombre, su piel blanca y su atuendo de mujer fatal hacían perfecto juego con aquel calificativo. Por otro lado estaba Hermione, aquella mirada dulce y penetrante color miel, ese cabello castaño achocolatado que caía ahora lacio por sus pechos desnudos, su boca exquisita parecia un boton de rosa fresco era un arma mortal para que cualquier hombre matara por un beso de esos labios.

-Les pondre bien en claro las condiciones de esta pelea mis queridas hermosuras, no tienen que usar varitas, y segundo no deben utilizar ninguna maldicion asesina, eso es de muy mal gusto- El hombre apuesto de ojos verdes hacía una pausa. -Solo les esta permitido utilizar su propia magia, asi como tambien les diré que la que pierda tendrá que acompañarme al sendero de los muertos para toda una eternidad- Indicaba señalando a ambas chicas. -En el caso de Hermione estara como mi reina, y en el caso de Lilith pagara todo los favores que le he hecho al permitirle una larga vida.- Finalizaba el principe de las tinieblas.

-Por mi no hay ningun inconveniente- Aseguraba Hermione quien no dejaba de ver a los ojos a Lilith.

-Por mi tampoco, creo que esto sera divertido, hace mucho que no luchaba de esta manera y a decir verdad comienzo a emocionarme- Lilith daba unos cuantos pasos al frente para poder estar a una distancia relativa de la castaña. -Te verás muy bien en corona querida, ademas siempre dije que una descendiente mia algun dia sería reina- Se reía con evidente burla la pelinegra.

-Nadie dijo que yo fuera tu descendiente Lilith, solo tengo tu sangre, misma que me servirá para acabarte-Finalizaba Hermione.

-Bla, bla, bla, solo es lo que estoy escuchando, mejor ya date por vencida- Lilith comenzaba a lanzar rayos de fuego como primer ataque mismos que Hermione no pudo esquivar del todo pues al momento que aquellos comenzaban a llegar a ella uno le alcazó a rozar la pierna derecha dejando brotar un hilo de sangre. -Ja, ja , ja, creo que te tome desprevenida querida- Finalizaba la pelinegra realizando de nueva cuenta el ataque con mas intensidad, dejando ver unos ojos violeta mas encendidos que nunca pues era obvio que se estaba divirtiendo.

Si me amas... No se lo digas a nadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora