Seduccion, Peligrosa Poción

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La enfermería se encontraba un poco mas vacia que la primera vez, pues muchos estudiantes se podían ir a sus dormitorios sin problema, la situación ahora era demasiado complicada con la seguridad ya que incluso se clausuraron las visitas a Hogsmade debido a los ataques y al secuestro de Harry. Dumbledore que ya había regresado de uno de sus misteriosos viajes se encontraba ahora reforzando mas las entradas al colegio, despreocupandose por la desaparicion del chico de la cicatriz y de la castaña siendo que el mismo había mandado a Snape a buscarlos.

Hermione y Draco entraron de nuevo a la enfermería sorprendiendo demasiado a la señora Pomfrey, pues ella estaba asombrada que la castaña hubiése aparecido, la castaña no le tomó importancia a aquel gesto y dirigió al rubio a una camilla que ahí se encontraba cerca para recostarlo mientras que el platinado estaba quejandose al incorporarse, pues aún seguía demasiado lastimado por lo sucedido en la entrada del colegio.

-Señorita Granger, ¿Pero donde andaba usted?, tenía a mas de medio colegio preocupado por usted y por el joven Potter- Reprendía seriamente la señora Pomfrey mientras que la castaña terminaba de incorporar a Draco para que descansara.

-Fui a buscar a Harry, se que cometí una imprudencia- Indicaba con voz baja la castaña en lo que la enfermera preparaba unos tónicos para aplicarlos al chico platinado.

-Ya creo que fué imprudencia señorita Granger, ahora debe ir a la oficina del profesor Dumbledore, tiene que saber que por lo menos usted se encuentra bien, yo me quedaré aqui a atender al señor Malfoy, que parece ser que la enfermería se ha convertido en su lugar predilecto- Mencionaba la enfermera haciendo que el rubio arqueara una ceja y la castaña riera ligeramente, pues aquello era cierto, de alguna y otra forma el chico terminaba siempre en ese lugar.

-No tardaré- Le indicaba la castaña al platinado acariciandole un poco la mejilla mientras el la miraba con aprobación. Seguido a esto la castaña se despidió tambien de la enfermera para dirigirse a la oficina del director, tenía que aprovechar para hacerle varias preguntas referente a su linea mágica, pero lo que ella no sabía que era tarde puesto que Lilith había logrado entrar.

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Cuando se dirigía a la oficina del director pudo encontrarse a algunos alumnos que estaban afuera de sus dormitorios, muchos pasaban y se le quedaban mirando como si hubieran visto a un fantasma, pero aquellas criticas no la detendrían puesto que su prioridad ahora era encontrarse con el longevo profesor para que le aclarase varias de sus dudas, continuó caminando y bajando las escaleras para poder accesar más rápido a la oficina del profesor, cuando al fin llegó a la puerta con el aguila de piedra en el centro observó que se abría sola, al parecer el estaba anticipando su llegada. Cuando por fin se detuvo en uno de los escalones, el aguila comenzó a girar para descubrir las escaleras en forma de caracol que desembocaban en la puerta de la oficina, al llegar ahí abrió la puerta de madera y observó al director que se encontraba mirando através de una de sus ventanas los límites del colegio.

-Profesor Dumbledore- Iniciaba Hermione mientras que el longevo profesor no se movía, esto hizo que sintiera ganas de que la reprendiera pues aquellos silencios del profesor eran peor que cualquier castigo. El director dejó de mirar por la ventana y se dirigía a paso lento hacia su escritorio para observar inquisitivamente a la castaña bajo sus lentes de media luna.

-Lo siento profesor, se que hice mal y que viole mas de mil reglas, pero debía buscar a Harry y a Casey- Mencionaba Hermione desesperandose un poco pues el profesor solo la observaba demasiado intrigado, había algo en la chica que le parecía extraño.

-Harry y tu amiga se encuentran bien, estan en el cuartel sanos y salvos, aunque eso no es lo preocupante Hermione- El profesor hizo una pausa.

-Me preocupa es lo que viste o lo que fuiste a hacer con aquella imprudencia, creo que no sabes los riesgos que pudiste correr, aunque no lo se- El profresor entre cruzaba sus manos con los codos en el escritorio en señal de duda, pues por alguna razon encontraba cambios en la castaña. Ella lo miró extrañado pues al parecer él contaba con mas informacion que tal vez ignoraba.

Si me amas... No se lo digas a nadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora