Obliviate

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Habia transcurrido tres dias desde que el bulgaro estuvo en casa de Hermione, se sentía mucho mas aliviada al saber que aquel compromiso había roto y a cambio había dejado una hermosa amistad que sería duradera, ya que aunque Victor Krum estaba enamorado de alguien de su mismo sexo a ella no le importaba, valoraba demasiado aquel baile de navidad en la copa de los tres magos cuando al ser tan popular la había elegido precisamente a ella. Por otro lado seguía preocupada por la desición que estaba a punto de tomar puesto que no sería fácil escapar de con sus padres para dirigirse con los Weasley.

Constantemente pensaba en las millones de razones por las que debería hacerlo, en unos instantes deseo no ser la amiga de Harry Potter, pero su deber era mucho mas fuerte que sus propios deseos, ahora solo le restaba seguir con esa linea y ayudar a su amigo a enfrentar lo que se le había forjado como un destino cruel y obligatorio. El segundo dia que se encotnraba en su casa se dedicó a hacer sus maletas para poder ir a casa de su amigo pelirrojo, no sin antes bajar a "despedirse" de dos seres importantes para ella, sus padres.

Ese mismo dia convivió demasiado con ellos, acompañó a sus padres al trabajo y estuvo auxiliandolos en las consultas del dia, ya que como era bien sabido conocía de odontología gracias a su enseñanza y practica constante en el consultorio. Katherine la recepcionista y secretaria de la señora Granger veía a Hermione como una niña pequeña ya que desde corta edad la conocía, parecía que había sido ayer cuando la castañita se ponía una pequeña bata y jugaba con sus osos de peluches a la dentista, sus accesorios de juguete eran sus favoritos y le encantaba siempre dar de alta a sus felpudos pacientes. Hermione definitivamente extrañaria todo eso, tenia unos padres maravillosos que gracias a ellos le habían dado una educación magica asi como las herramientas básicas para enfrentarse al mundo muggle. Si alguien era la combinación perfecta entre el mundo magico y el otro, definitivamente era Hermione Granger.

Despues de estar con sus padres casi día y medio, por fin había llegado el momento de la verdad, tenía que actuar rápido y sin sospechas para poder desprenderse de ellos, ya que no deseaba que se enteraran y mantenerlos preocupados por su partida por lo que decidió abrir su libro de encantamientos, mismo que le mostraba el hechizo correcto a realizar, lo estudió un poco practicando con una varita sin magia para posteriormente hacerlo por si sola. Al cabo de unas horas la señora Granger la llamo para que fuera a comer, y en ese momento tomó su varita para poder estar del todo preparada. Al bajar se dió cuenta de que sus padres actuaban de manera normal por lo que no se preocupó por decirles nada, asi que disfruto el ultimo momento con ellos y posteriormente degustaron de la mesa.

Al cabo de unas horas los señores Granger tenían la costumbre de ver las noticias vespertinas, pues les encantaba ponerse a tanto de todo lo que acontecia en el mundo, se sentaron en el sofá que quedaba frente al televisor y en ese momento la castaña entro detras de ellos, para esto no llevaba ninguna maleta, solo una pequeña bolsa donde tenía la costumbre de guardar todo lo que creía necesario para emprender su viaje. Los padres de la castaña no se dieron cuenta de su presencia debido a las noticias interesantes que se televisaban, así que la castaña se acercó y con una muestra enorme de entereza conjuró aquel hechizo que había estado practicando.

"Obliviate".

Hermione extendió su varita y automáticamente los señores Granger comenzaron a olvidar todo lo relacionado con ella, su nacimiento, su educación, todo. Las fotografías comenzaban de la misma manera a hacer lo mismo puesto que cada imagen de Hermione Granger se comenzaba a esfumar como si se tratara de una ilusión.

Al finalizar el hechizo Hermione solo derramó una lagrima no sin antes de decir la palabra "los amo", seguido a esto abrió la puerta y la dejó entreabierta para no causar ninguna sorpresa a los padres de la chica. Mientras caminaba por la calle muchos recuerdos se le vinieron a la cabeza, desde su quinto cumpleaños hasta ahora que era toda una señorita, eso definitivamente le entristecía. Ahora lo único que faltaba eran sus amigas, a las cuales también tenía que quitarles la memoria, pues no soportarian buscar a su amiga a sabiendas de que sus padres no la reconocían, por lo que tenía que hacer el hechizo demasiado rapido.

Si me amas... No se lo digas a nadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora