Ajenjo y Clorofila

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Hermione y los otros muchachos habían aparecido por fin en un bosque desconocido, ella miraba con dificultad a sus amigos quienes todavía estaban inconcientes por lo que la preocupación llegó a ella una vez más, pudo observar entonces que su salvador era nada más y nada menos que Draco quien se encontraba levantando una tienda y realizando encantamientos de protección y camuflaje para que no fuesen encontrados. La castaña se levantó algo débil todavía aturdida por aquel hechizo que la hizo tirarse al piso de mármol de aquella habitación, se sacudía un poco y miró al rubio que continuaba realizando el hechizo protector.

-Draco... que haces aquí- Hermione se acercaba un poco más pero en ese instante el platinado se lanzaba a sus brazos besándola y apretándola fuerte.

-Que rayos estabas pensando Hermione Granger!, no vuelvas a hacerme esto nunca me entiendes ¡Nunca!- El platinado estaba preocupado y feliz por volver a verla, mientras que Hermione se sentía fatal por haber hecho aquella acción.

-Era necesario Huroncito, de lo contrario ella no los dejaría en paz, perdóname por favor- La castaña estaba llorando en ese momento mientras abrazaba a su novio, aspiraba con fuerza el aroma a encino dulce pues no sabía si alguna vez volvería a hacerlo. En ese momento Draco se extraño al escuchar que la chica hablaba de una mujer no de Murdock Hannover.

-A que te refieres con "ella"?- Preguntaba el platinado mientras la Gryffindor le tomaba la mano para que la ayudara a levantar a sus amigos y meterlos a la tienda pues necesitaría ver lo que les había ocurrido al momento de ser capturados.

Hermione esperaba contestar aquella pregunta una vez de que sus amigos estuvieran en cama, por lo que el platinado la ayudó a mover a los chicos mismos que acomodó en unos catres que había hecho aparecer al momento de crear dicha tienda. Al terminar de acomodarlos la castaña estaba más seria que de costumbre pues todo lo que había descubierto ese día simplemente le robaba el pensamiento, mientras que en ese instante el platinado caminó lentamente hacia ella para tomarla de ambas manos y obligarla a mirarlo.

-A que te refieres con eso de que "ella" te busca?- Draco se sentaba en una de la mesita mientras que la chica hacía lo mismo para comenzar a explicarle todo lo ocurrido pues ni ella misma lo había asimilado tan pronto. En ese momento mientras que tanto Harry como Casey continuaban inconcientes comenzó a decirle todo lo que había descubierto.

-La verdad es que Hannover no me esta buscando para ser un mago completo- Respondía Hermione mientras que Draco fruncía el ceño como muestra de desconocimiento, mientras que la chica continuaba su explicación.

-Hannover tan solo es un sirviente de ella, la que en realidad está detrás de todo esto, las Marionetts y todos los ataques- Hizo una pausa mientras el platinado se levantaba para preparar algo de té para que la chica se calmara y continuara con la explicación pues era señal de que iba a tardar un buen rato todo aquello. Cuando por fin las tazas humeantes se encontraban en la mesa el rubio la miró fijamente mientras sostenía sus manos en señal de que se tranquilizara.

-La que me quiere en realidad es Lilith, de hecho cuando entraste a la habitación que sirve como su aposento me estaba explicando toda su historia a través de una visión, al terminar me dijo algo que me dejó helada que de solo volverlo a recordar me produce pavor- Hermione comenzaba a derramar de nuevo unas lágrimas silenciosas mientras que en ese momento el rubio se acercaba para abrazarla y consolarla pues necesitaba en ese instante de apoyo.

-No quiero tener su maldita sangre Draco, ella busca vengarse, volvió solo para hacer pagar a los que la desterraron de este mundo y para eso me necesita a mi- Hermione continuaba llorando mientras que el platinado se encontraba desconcertado pues aquello resultaba ahora nuevo, nunca pensó que Lilith se encontraría todavía con vida.

Si me amas... No se lo digas a nadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora