No se lo digas a nadie

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Habían pasado algunos días y la fiesta del profesor Slughorn estaba a la vuelta de la esquina, la mayoría de los alumnos de Hogwarts se encontraban hablando sobre lo grandioso que sería ya que les habían llegado rumores de que sería de etiqueta. Algunos estudiantes se ofrecieron incluso a servir en la reunión solo para enterarse de los pormenores de aquel evento, pero sobre todo por que también estarían invitadas las brujas de Macbeth para dar un concierto privado. Los miembros del Club de las eminencias simplemente se regodeaban ante sus demás compañeros al considerarse "los honorarios", Hermione por su parte no le daba importancia a aquella reunión ya que significaría para ella ver a Krum y a Harry, no deseaba por nada del mundo volver a tener algún otro altercado con su amiga pelirroja. Deseo fervientemente que Draco no estuviera presente como invitado y a decir verdad no le apetecía ir debido al sinnúmero de problemas que estaba teniendo en aquellos días.

Draco se encontraba demasiado presionado con la misión que tenía encomendada, su padre definitivamente no era un hombre paciente y mucho menos Lord Voldemort, también se imaginaba a la castaña en los brazos de McLaggen disfrutando de aquella velada, cosa que lo irritaba aún más, vaya que el proteger a la mujer que amaba se le había vuelto de lo mas complicado y doloroso. Esos días se había saltado seis clases por día, consideraba que ya no necesitaría de su formación académica después de completar la misión por lo que no le importaba ir a tomar las respectivas lecciones diarias que el colegio impartía, debía concentrarse en la misión, había fallado con lo de la joya encantada, si no fuese por que Katie Bell abrió el paquete tal vez el plan no hubiera estado arruinado.

Hermione estaba muy desanimaba con lo de la fiesta, incluso no le importó el atuendo que usaría para aquella ocasión, lo mismo le deba llevar un vestido de gala que llevar un disfraz de perro, tenía cosas mas importantes en que pensar y en que preocuparse, aunque su novio estaba muy entusiasmado ella solo fingía algo de interés para no aguarle los ánimos al chico. Al llegar el gran día de la fiesta de navidad la castaña tomó un largo baño para relajarse un rato, parecía que iba a cumplir con algún compromiso forzoso o asistir a un funeral, después del baño se dispuso a secar y a moldear su cabello, decidió no llevarlo suelto por lo que lo recogió haciendo un peinado mas o menos elaborado, esto con la intención de hacer tiempo y no tener que llegar temprano a la fiesta. Al terminar de arreglar su cabello decidió quitarse la toalla para colocarse un vestido escotado color durazno que se untaba a su ahora escultural figura, estaba viéndose realmente hermosa pero cada que se miraba en el espejo solo reflejaba tristeza y preocupación pero no decidió derramar una sola lágrima por el hecho de no correr su ligero maquillaje. En ese momento observó que algo no combinaba con su vestuario, se trataba de aquel anillo de esmeraldas que no se había quitado, lo observó por un rato y recordó el día en que Draco se lo había regalado, en ese momento decidió respirar hondo para evitar llorar tratando de quitarse aquella sortija, pero le era imposible, simplemente la joya no abandonaba su dedo.

 

-Maldito anillo del demonio!- Hermione indicaba bastante enojada, cuando en ese momento entró Ginny quien se había arreglado en el cuarto de baño.

-Que pasa Hermione, por que estas histérica- Preguntaba la pelirroja con curiosidad.

-No nada Ginny, es solo que no me siento con ánimos de ir a la fiesta, de verdad que preferiría quedarme en el dormitorio- Respondía la castaña desistiendo de quitarse aquella sortija, al parecer esta no saldría a menos que se arrancara el dedo.

-Creo que McLaggen te esta esperando, ya se que es bueno hacer esperar a tu novio pero no es educado dejarlo por mucho tiempo- Indicaba Ginny poniéndole su mano en el hombro, al parecer intuía que su amiga no era feliz.

-Lo se, soy de lo peor no crees?- Respondió la castaña con tono de nostalgia y odio hacia si misma.

Ginny decidió que sería momento perfecto para que su amiga le contase lo que realmente estaba pasando con ella, no resistía seguir viendo a su amiga sufrir en silencio de aquella manera brutal, ella pasaba por lo mismo al respecto del desamor de Harry.

Si me amas... No se lo digas a nadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora